Capítulo Veinte
No sabe cómo pudo tomarse el descaro de dejarse quedar en la casa de su jefe. Se siente un aprovechado. No quiere meter en problemas y dificultades a nadie, suficiente hizo con la situación de los juicios.
Soltó un suspiro cansador mientras se encuentra arrodillado delante de su maleta abierta, la cual tiene todas sus pertenencias.
—Papi, vamo a jugar... —pide su pequeño dando saltitos hasta su progenitor para colgarse de su cuello ahora que está a su altura.
—Papá está ordenando sus cosas, dame unos minutos, ¿Si? —le pidió con dulzura al pequeño, acariciando su cabellera azabache.
Coloca sus ropas de forma ordenada en el armario vacío, los zapatos justo en la gaveta de al lado y algunas de sus cremas y colonias en el tocador. Cuando culminó salió de la habitación con el pequeñín persiguiendole.
—¿Tienes hambre? ¿Quieres que papi te compre algo?
—¿Tienen hambre? —la voz de Mingyu les interrumpió. Wonwoo alza la vista y lo ve sentado en la sala con una ropa casual, es un conjunto de color negro holgado a juego. —Llamaré al chef, vendrá en diez minutos y les hará...
—Oh, no, no, no —apresuro en negar el menor al darse cuenta que el contrario sacó su celular con el fin de hacer lo dicho. Aquello lo escandalizó —Puedo comprar algo fácilmente de aquí cerca.
—Tengo todo en casa, no es necesario comprar afuera.
—Entonces, entonces... Yo cocinare para todos, ¿Esta bien así?
Mingyu niega mientras se levanta y se acerca —No te dejaré ensuciarte las manos en mi casa. Sientente cómodo, yo me encargaré de todo.
—Es solo una comida, Mingyu-hyung —le insistió —¿O tal vez no quiere probar cómo cocino? Si es así, yo...
—¡No, no, no digas eso! Me encantaría, claro pero no quiero molestarte.
—¿Cómo usted podría molestarme si lo único que ha hecho es ayudarme? —cuestiona con una bonita sonrisa que hizo latir el corazón del más alto. —Cocinare, es lo mínimo que puedo hacer por usted, gracias.
Dicho esto, el azabache se dirigió a la cocina para empezar a revisar todo lo que hay.
Mingyu toca su pecho el cual se encuentra latiendo de manera alborotada debido a aquella hermosa sonrisa que esbozo el menor solo para el. No puede evitar sonreír también. Camina a la cocina y se queda al borde de la puerta apoyándose a ella mientras lo ve.
Wonwoo se encuentra sacando algunos ingredientes mientras su pequeño lo sigue como un cachorro de un lado a otro queriendo atención de su progenitor. Se ríe enternecido. Se acercó y cargó en brazos a Sooyoung.
—Oh, oh... ¡Es más ato! —exclama el menor con emoción sintiendo que podría alcanzar las nubes en ese momento.
Jeon lo mira perplejo. —¿Me está diciendo enano?
Min acorta la distancia de ambos acercando más de lo debido sus cuerpos —A mi lado lo eres —ladea una sonrisa un tanto orgullosa.
Wonwoo se ruboriza y le da un golpecito en el hombro al mayor un tanto penoso.
—¿Y qué harás? —lo mira con curiosidad al verlo iniciar lavando verduras.
—Haré algo rápido, un simple ramen pero le colocaré verduras. Será delicioso.
—Apuesto a que si.
Tal vez miró más de lo debido al menor, tal vez debía ser más discreto, tal vez fue molesto pero no podía evitarlo. Tener a Wonwoo en su casa cocinandole algo es como de ensueño. Aún cree que podría estar soñando, comerá la comida del hombre que más ama.
Tuvo que espabilar y decidió salir a la sala para jugar con el pequeño, el cual ahora se encuentra como pegoste, no quiere salir de sus brazos y cuando planea soltarlo empieza a chillar. Desde la sala pudo oler el rico olor a ramen cociendose.
No sabe cocinar y nunca lo ha intentado. Bueno, en realidad si pero quema todo. No es suficientemente paciente con la cocina como lo es con el trabajo. Simplemente no es lo suyo. Hay una señora de limpieza que viene dos veces a la semana y un chef personal que viene cada vez que le llama.
—Esta listo, vengan a comer —llamó el menor desde la puerta.
Unos platos decorados con un rico ramen con verduras y huevo cocido encima. El humo aún saliendo exparciendo aquel rico olor a sus fosas nasales.
Los tres se sentaron e iniciaron con la comida, no sin antes, con Wonwoo recordándole a su pequeño agradecer a Dios por el plato.
—Gracias a Dios por esta comida y que nos siga acompañando en cada una, Amén.
—Amén —el pequeño le siguió.
Min los miró perplejo en su sitio teniendo la boca llena ya empezando a atragantarse con la comida. Un poco penoso traga todo fuertemente. —Yo... Uhm... Gracias a Dios. —masculla un tanto cohibido.
Wonwoo quien inició lo mira con confusión. —Es algo que estamos acostumbrados a hacer, no es necesario que usted cambie sus hábitos por nosotros.
—Puedo hacerlo, no es nada de verdad —le restó importancia.
Si lo de anoche ya fue suficientemente perfecto que lo hizo dormir con una sonrisa y soñar con estrellitas, lo de la mañana fue aún mejor.
Despertando debido a la alarma de su celular. Mingyu estuvo por soltar maldiciones y mandar el mundo al diablo hasta que se dio cuenta que no debía hacerlo. Wonwoo está en su casa, no puede ser tan grosero.
Se levantó y antes de salir se miró en el espejo, arregló y alisó su pijama arrugada. Su cabello que parecía haber salido de una guerra, lo peino un poco y echo agua para bajar los pelos rebeldes de manera cuidadosa. Sin parecer que puso esfuerzo pero tampoco quiere parecer un lunático, algo casual y simple pero atractivo.
Ya preparado, tomando una bocanada de aire salió de la habitación. Una vez lo hizo el olor de huevos revueltos lo confundió. Caminó hasta la cocina y lo ve.
Wonwoo vistiendo una linda pijama de franjas azules y blancas. Le da la espalda ya que se encuentra terminando de freír los huevos. El pequeño Sooyoung sostiene un juguete de SuperMan entre sus manos, jugando a que está volando por los aires mientras está sentado en la mesa esperando el desayuno.
Una jarra de jugo natural con vasos vacíos a su lado esperando por ser servidos. Sandwiches de queso y jamón cortados de forma triangular para ser ordenados perfectamente. Y por último, el huevo frito que el azabache divide en tres panes, culminando por fin con los últimos sándwiches.
Tomando el plato entre sus manos se gira para dejarlo en la mesa encontrándose con Mingyu.
—Buenos días, Hyung. Hice el desayuno para todos.
—Oh... No tenías que hacerlo —sin duda, se encuentra sin palabras.
—¡Papi, papi, yo quelo! —exclama el pequeño derritiéndose por el emparedado de huevo.
—Deja de jugar y siéntate bien para comer, ¿Si? —ayuda al menor a sentarse y deja el juguete a un lado. Le coloca el sándwich en frente, el cual empieza a devorar entre sus pequeñas manitas y pequeña boquita.
—¿No vienes? —cuestiona Jeon al darse cuenta que el mayor aún se quedo estático en la entrada.
—Si, si, voy...
Se sentó y empezó a comer junto al padre e hijo. Es demasiado... Hogareño para él pero bonito. Despertar con la sensación de tener a alguien más en casa es realmente un bonito sentimiento. Se acostumbró a estar solo y a comer comida preparada por profesionales o empaquetadas pero, luego de años puede decir que está comiendo comida casera.
—¡Esto está jodidamente delicioso! —exclamó con emoción luego de darle un mordisco.
—Es solo pan con huevo frito —Wonwoo se ruboriza apenado.
—¿Solo pan con huevo? ¿Qué le pusiste? Algo más debiste de haberles puesto.
—Papi cocina lico —asegura Sooyoung con la boca llena.
—No se cómo tu esposa no pudo atesorarte antes, realmente lo mereces.
Sus palabras llegaron en lo profundo del corazón del menor. Con sus ojos brillosos le mira —¿Lo crees?
Se sintió mal por ver aquella triste mirada llena de dolor y sufrimiento del menor. —Mereces ser amado y cuidado, Wonwoo —arrojó con una honestidad abrumadora. —Eres precioso —extendió su mano en el aire con el fin de tocar la mejilla ajena, queriendo acariciarle y brindarle cariño pero...
—¡Papi, se calo el keso! —interrumpió el pequeño luego de haber intentado agarrar un sándwich de queso y que se cayera al suelo.
Con un notorio rubor en sus mejillas se aleja del casi contacto y se dirige a su hijo —Ya lo recojo, amor.
Mingyu carraspea un tanto incómodo. «Hay un niño presente, no puedo hacer nada indebido»
Terminaron de comer en silencio, el menor se levantó rápidamente y apiló los platos para dejarlos en el fregadero con Mingyu teniendo las manos alzadas quedando estático por la su rapidez. Se iba a levantar a ayudarlo pero no le dio tiempo. Decidió por tomar los vasos y solo alcanzó a agarrar uno.
—Yo me encargo, Hyung. Vaya a bañarse y cambiarse —le sonríe amable el azabache tomando todos los utensilios que quedan en la mesa incluido el que sostiene el mayor.
—Hiciste el desayuno, déjame limpiar —se levantó y se acercó.
Wonwoo le dio la espalda ya iniciando, enjabona los platos. Mingyu se posicionó a su lado e inició —Yo lavaré.
—Oh, no, no es necesario. Es muy temprano, descanse y...
—Te dije que te ayudaré —habló un poco más fuerte y decidido.
—E-Está bien —asiente cabizbajo.
Hacía años que no lavaba ni un plato. Sus músculos tensos y movimientos torpes lo hace notorio. Hizo lo que pudo aunque tardó un milenio y el menor tuvo que ayudarle a terminar.
Es la primera vez en su vida que se sintió un completo inútil. Wonwoo es perfecto, es tan hábil en la cocina y limpieza, además de ser un experto con el cálculo, inteligente y rápido en su trabajo, dulce, amable, atractivo, lindo, precioso... ¿Hay algo que no pueda hacer? ¡Es perfecto! ¿Cómo esa perra no pudo aprovechar aquel ser tan puro y bueno a su lado? Es una completa arpía malagradecida.
Tal vez no debió de haber esperado tantos años, no debió de haber ocultado su enamoramiento. Tenía que haber sido descarado y robarselo. Ella no merece ni la mugre de la uña de Wonwoo. No dejará que ella ni nadie más lo tome, ahora que está soltero, es su oportunidad.
Aunque debería empezar por aprender a lavar un plato sin romperlo en el intento.
Rato después...
—Lo llevaré a la guardería, nos vemos en la empresa —con una reverencia, el azabache se retiró velozmente dejándole la palabra en la boca.
¿Estaba mal si quería pedirle llevarlos? Sabe que Wonwoo tiene su propio vehículo pero... ¿No podría intentar buscar más interacciones entre ellos?
Desde el beso de hace un mes en el viaje de vacaciones no ha sucedido nada más. A veces siente que por más pasos que dé hacia el menor, éste retrocede miles más. ¿Será que no siente lo mismo por él? ¿Sentirá asco y no lo dice por ser agradecido y amable?
Sin querer, Mingyu se sumergió en un mar de dudas.
—Enronces, ¿Estás viviendo con el Director Operativo? —la pregunta de Han más sus cejas subiendo y bajando con picardía lo hizo sentirse avergonzado.
—E-Él... Solo me está ayudando —se maldijo a si mismo por dentro, tan inestable y penoso. Apuesta a que su rostro arde de mil maneras y eso no ayuda nada.
—Es extraño, no ha dejado de ayudarte en todo este mes —Minghao asume desconfiado.
—No sé, pero tiene una cara boba cada vez que te ve. ¿El Director Kim de verdad le van los hombres? Había escuchado rumores pero pensé que solo era eso —comentó Jun con confusión para luego meterse un gran bocado de arroz en la boca.
Sentados en la cafetería de la empresa en su hora de almuerzo, se encuentran debatiendo sobre aquello.
—¿Entonces no es un rumor? —una quinta voz interviene dejándolos sorprendidos, es Vernon junto a Dino quienes sostienen sus bandejas de comida y se sientan junto a ellos.
—Como siempre tan bocón —rodó los ojos el pelirrojo refiriéndose a su pareja.
—De por si, el Director Kim siempre ha tenido un trato especial con Wonwoo-hyung —aseguro el menor de todos con simpleza, sin darse cuenta que había soltado algo que ocasionó que todos soltaran un "Ohh" mientras miran al azabache quien se encogió sobre si mismo.
—Él es amable —arrojó en un hilo de voz intentando excusar la situación.
—O amable solo contigo, ¿No crees? —Jun lo pellizca con sus palillos en la mejilla.
—La amabilidad y la compresión es la base de todas las relaciones, no creo que debamos hacer un escándalo con eso —se intentó defender.
Los demás solo ríen. —Esta bien, está bien, dejaremos de molestarte, amor —Hannie le da palmaditas en el hombro.
Las palabras de Jeon sumergieron a un miembro específico de la mesa en sus pensamientos. —¿Y si... Una relación no lo tiene? —se atrevió a cuestionar Vernon.
—Es lo más básico —el rubio le contesto obvio.
—Si, ¿Verdad? —se ríe sin humor.
—¿Sucede algo? —cuestionó preocupado.
—¿Tienes problemas con tu novio? —es Minghao.
—El tatuador, ¿No? ¿Estás bien? —ahora es Jun.
Todas las preguntas, una tras otra articuladas con preocupación de manera apresurada. Luego de lo de Wonwoo, sus sensores de alerta son más delicados.
Vernon los mira con confusión y sorpresa. Niega —Solo debo ser yo el exagerado.
—¡No eres exagerado! —Han exclama —Cuéntanos, podemos ayudarte.
—Solo es que... Somos diferentes —inicia un tanto cohibido. En su situación realmente no sabe qué hacer ni qué es lo correcto. —No nos parecemos en absolutamente nada pero aún así me gusta...
—Y eso está bien, es normal —afirma el rubio.
—Creo que... siempre hago las cosas a su manera y no sé, bueno, tal vez si es cierto, soy muy recto y tenso como él dice e intento aflojarme pero me es incómodo, me siento incómodo —relata cabizbajo.
—Les falta comunicación —asegura Han —Para que una relación funcione, no importa si las diferencias entre ustedes son grandes o pequeñas, sin comunicación todo se va al fracaso. Debes hablar con él y encontrar un equilibrio, así como tú debes acoplarte a tu pareja él también debe hacerlo contigo. Todo conlleva sacrificios y es algo de dos personas no una, Vernon.
—Tiene razón —asiente el chino pelirrojo —Si él no te valora, déjalo. No deberías estar en un lugar donde te sientas incómodo.
El castaño asiente ante las palabras de sus mayores agradecido. No sabe lo que está sucediendo con Wonwoo, nadie más que aquellos cuatro saben la verdad sobre la demanda. Aunque el pequeño Chan ya tiene una idea pero se ha quedado callado. Y Mingyu se las ha arreglado para cubrir las faltas en el trabajo de Jeon con cualquier cosa.
Tomar aquella decisión realmente no fue fácil, tomarse la molestia y el descaro de volver a casa aún cuando sabe perfectamente que no es bienvenido tal vez no fue su decisión más sensata.
Pero es que... ¿Realmente no lo extrañan? ¿No confían en su palabra aunque las pruebas digan lo contrario?
Wonwoo siempre ha sido un niño honesto y bien portado. Nunca ha hecho mal y siempre ha seguido las reglas de su padre.
Obteniendo notas sobresalientes desde joven, era claro que sería el orgullo de su familia, mucho más que su hermano mayor. Aún así, Wonwoo nunca fue orgulloso ni avaricioso, su linda familia de cuatro siempre había sido suficiente para él, ni más ni menos. El negocio familiar que su padre heredó de su abuelo crecía y crecía destacándose en el ojo público, pero para él, era lo de menos. Siempre ha sido feliz con solo ver a su familia siendo feliz.
Su corazón siempre ha sido tan puro como la nieve, tal vez demasiado puro y por ello terminó cayendo cruelmente.
Y ahí está, caminando por el jardín de aquella gran y lujosa mansión, mirando el parque con añoranza y aquel lugar al cual no pudo llamar su hogar por mucho tiempo. Ellos se mudaron hace seis años y solo dos meses después, Wonwoo se halló haciendo sus maletas y yéndose de casa como si realmente fuese el culpable de un delito que no hizo.
Cuando tocó el timbre del porten y le dijo quién es al guardia, pensó por algunos momentos que tal vez no le dejarían entrar pero para su sorpresa no fue así.
Sosteniendo una bolsa con bizcochos que compró de regalo, se sintió pequeño y cohibido. La gran puerta fue abierta por un mayordomo que lo hizo sentirse extraño.
La lujosidad y extravagancia creció. Realmente le ha ido bastante bien a su familia en su ausencia.
Entró tímidamente y fue guiado a una oficina.
Sus ojos se acumulan de lágrimas al ver al prominente hombre sentado en un gran escritorio en todo el centro de la habitación. Ha envejecido, las arrugas se han marcado más y su cabello blanco le hace recordar que alguna vez era brillante y azabache igual al suyo. Su expresión seria llena de frialdad y tal vez, un deje toque de decepción y tristeza.
A su lado, levantado se encuentra su hermano mayor, el cual le mira con el ceño fruncido. Es claro que no es bienvenido a ese lugar y ambos lo demuestran en su rostro.
—¿Qué haces aquí? —la voz dura de Jungkook fue lo primero que resonó entre aquellas cuatro paredes en el silencio que se había formado.
—T-Traje dulces —alzo con timidez la bolsa entre sus manos. Intentó acercarse y dejarlo en el escritorio pero el mayor se acercó a él y tomó rápidamente el objeto para lanzarlo contra el suelo arruinando el postre por dentro.
Lo enfrentó cara a cara con una rabia notoria y latente —¿Realmente crees que comeríamos algo de tus manos?
Es cierto, no lo harán. Aunque se lo hayan aceptado por cortesía, muy posiblemente lo hubieran tirado a la basura sin probar bocado. Ellos creen fielmente que es el culpable de aquel día.
—Solo quise ser respetuoso —dio un paso atrás y habló amable aunque estuviese muerto de los nervios. Une las palmas de sus manos y empieza a frotarlas encima de la otra ansioso.
—¿Te arrepentiste luego de ver nuestro reconocimiento? —la pregunta de su padre lo descolocó, se refiere al reconocimiento que ganaron del Ministerio de Salud. ¿Por qué dice eso? ¿Por qué piensa eso de él?
—No, no, no. Solo... —no supo cómo explicarse, de todas formas no le creerán por más verdad que diga.
De pronto, la puerta es abierta y su madre es quien se adentró. Aquella hermosa mujer cuyo atractivo ambos hijos sacaron de ella. Luciendo un cabello corto recién hecho y unos labios de un tono suave, mira con perplejidad al hombre que tiene frente a si a unos metros de distancia. Le dijeron que un tal Wonwoo había llegado a casa como invitado, pensó que estaban jugando con ella, que tal vez solo estaba alucinando.
Sus ojos se acumulan de lágrimas de forma inmediata mientras su corazón se aprieta de sobremanera. Es su hijo, el cual llevó nueve meses en su vientre y lo acunó en sus brazos de bebé. Le crió devotamente como su pequeño consentido, es el menor de la casa a quien nunca le faltó amor. Entonces... ¿Por qué?
Todo sigue doliendo aunque hayan pasado seis años ya. Sigue añorando y extrañando aquel joven que se convirtió en un adulto, se casó y tuvo un hijo, perdiéndose de aquellas etapas de su vida. A veces quiere creer que es falso, a veces, muy mínimamente dentro de ella quiere perdonarlo a pesar de saber del delito que hizo.
—M-Mamá... —su voz tembló inestable. No está mejor que ella, claro que no.
—¿Qué haces aquí? —la autoritaria voz de su progenitor lo sobresaltó y erizó los pelos de su piel. Su padre es más duro, siempre ha sido así.
—Me estoy divorciando —reveló luego de respirar profundo —y-y no sé lo que vaya a suceder en el juzgado, si algo me sucede me gustaría que tomen en cuenta que Sooyoung es su nieto.
—¡Tonterías! —bramó Jungkook de inmediato golpeando el escritorio furiosamente con una palma. Se aproximó al menor y lo toma bruscamente del cuello de su camisa —Solo vienes a ver si somos unos tontos que caen por tu inocencia falsa, ¡Deja de mentir! Quieres que tu hijo tome parte de nuestra herencia, solo has visto eso, nuestro dinero.
—Jungkook, no le hagas eso a tu hermano menor —la voz temblorosa de su madre habló.
—¿¡Lo estás defendiendo!? —exclamó furioso mientras agita bruscamente al menor entre sus manos.
Su madre angustiada corrió a ellos e intentó separar su hijo mayor del menor. —Sigue siendo tu hermano.
—¿¡Después de todo lo que hizo!? —y sin evitarlo, debido a la ira empujó a su madre logrando que perdiera el equilibrio y cayera contra el suelo. Ante su acción quedó perplejo.
Wonwoo sintió el agarre aflojar y antes de que su hermano hiciera algún movimiento, se zafo de sus manos y se arrodilló ante su progenitora. Sus ojitos brillantes y su corazón chiquito, él nunca sería capaz de lastimar de esta forma a sus padres —¿Estás bien? ¿Te lastimaste? ¿Te duele mucho?
—¡Jeon Jungkook! —la voz autoritaria de su padre generó tensión y miedo con solo decir su nombre. Se levantó y soltó un suspiro —Sé que estás preocupado y no puedes perdonar, te lo agradezco, sé que es por mi. Pero ten cuidado con tu madre.
—Lo sé —asiente de inmediato cabizbajo, notandose arrepentido.
—Vete.
—Pero...
—¡Sal ahora!
—Si, padre —con una reverencia, el heredero se retiró, no sin antes enviarle una mirada de advertencia al menor quien se encarga de ayudar a su madre a levantarse del suelo.
Wonwoo luego de ver que ella está bien, se separó de inmediato, teniendo miedo de que le repele por tocarla. Sus manos no merecen hacerlo, según ellos.
—Haz crecido mucho —murmuró la señora de la casa con un brillo en sus ojos, lamentable y triste. Aunque desee abrazarlo y tocarle el rostro, sentir que su hijo menor está ahí frente a ella pero no pudo hacerlo, no puede hacerlo. Solo retrocedió con una opresión en el pecho al borde de las lágrimas.
—Lo he hecho... —asintió en un murmuro.
—No me importa qué clase de problemas matrimoniales tengas, debiste de haberlo pensando mejor antes de lastimar a esta familia —inició su padre con seriedad sin vacilar —Me lastimaste.
—Yo no... —su voz se quebró. No lo hizo, él no lo hizo.
—¿Sigues negandolo aún ahora? —se ríe sin humor mientras vuelve a sentarse. —Han pasado ya años de ello y sigues sin querer admitirlo, los cargos en tu contra los saqué, no te preocupes por eso.
—No es eso —negó de inmediato con un nudo en su garganta tan doloroso como agobiante. —A-Aunque nunca me crean, yo realmente no lo hice.
—¿Y las pruebas?
—S-Sé que apuntan a mi p-pero... —no pudo continuar. ¿Qué puede decir? Todo encaja perfectamente para culparlo a él del envenenamiento.
—¿Entonces Jungkook es un mentiroso?
—E-Él pudo haberse confundido...
—Eres su hermano menor, no sabes lo difícil que fue para él tener que testificar en tu contra por mi. ¿Y solo lo acusas de esta forma? —bufa con clara molestia. —Siempre fuiste un hijo filial, lo hacías todo bien. Pero desde que repentinamente te negaste a estudiar para ser un Farmacéutico como yo cambiaste, fuiste por esa estúpida administración y lo entendí, seguí apoyándote. Jungkook es el único que se preocupó por el legado de la familia, aunque repitió varias veces y no es naturalmente inteligente como tú, trabajó y se esforzó hasta enfermar. Desperdiciaste tus talentos e inteligencia, no debimos mimarte tanto, solo te arruinamos. Todos creían en ti, yo también lo hacía. Creía en ti más que a tu hermano mayor ¿¡Y qué fue lo que trajiste para esta familia!? ¡Absolutamente nada!
Un torbellino de emociones azotan su corazón haciéndole sentir asfixiado. Recuerdos tras recuerdos de su vida e infancia, las cuales eran perfectas hasta que todo sucedió hace seis años. Él realmente no hizo nada, nunca quiso hacer nada. Incluso, iba a estudiar Farmacia como su padre y hermano mayor. Su sueño era ser como su progenitor, quien era su ejemplo a seguir pero... Pero...
Quiere decirlo, decir la verdad, siente las palabras atascadas en su garganta a punto de querer salir pero las traga duramente ahogándose en agonías.
—I-Intenté dar todo por esa familia —y sin evitarlo, rompió en llanto mientras cae de rodillas ante sus progenitores —L-Lo hice todo... Trabaje duro p-por nosotros y-yo... Realmente no lo hice, lo juro... P-Por favor, c-cree en mi. Créeme, s-soy su hijo, su querido hijo... Y-Yo nunca s-sería capaz de dañarlos, de verdad n-no fui yo... C-Cree en m-mi —inclinó su cuerpo hacia adelante dando una completa reverencia en el suelo, dejando su frente caer en el suelo mientras sufre espasmos debido al llanto.
Quema, duele muchísimo ser visto como el culpable de algo que no hizo.
Lo peor, es que nuevamente esta pasando.
Jungkook lo señaló como culpable y todos creyeron en él. Le dieron un poco de dinero y lo lanzaron a la calle a su suerte en un mundo cruel y duro.
Y ahora, Minji lo señaló como culpable y las miradas despectivas de las personas no se hicieron esperar, fue denigrado toda su vida dejándose al merced de todos.
¿Por qué?
¿Por qué no pueden amarlo?
¿Por qué tienen que seguir lastimándolo?
—Vete y no vuelvas —ordenó su padre con frialdad.
—M-Mi hijo n-no tiene la culpa... —dice mientras se vuelve a sentar, sin despegar sus ojos del suelo.
—Es igual a sus padres, llenos de avaricia por el dinero. La naturaleza de tu esposa era obvia, debes estar tan acostumbrado a hacerte la víctima que se te da tan bien.
—Papá...
—Vete.
—¿P-Por qué no me crees?
—¡Lárgate! —golpeo la mesa con rudeza.
Se sobresaltó del susto. Arruga su nariz mientras seca las lágrimas de sus mejillas con sus manos temblorosas. Asiente y se levanta.
—Pensé que podríamos volver a ser los de antes...
—No puedo perdonarte y menos si no lo admites —un deje de dolor y decepción es notado en sus ojos oscuros y adoloridos. Wonwoo era el pequeño de la familia, su mimado y tierno consentido. Le tenía tanta esperanza a su futuro debido a su gentileza e inteligencia. Todos decían que era mejor que Jungkook, por un momento también lo creyó y se equivocó. Nunca debió poner al hermano menor encima del mayor, fue su mayor error y terminó lastimando a uno creyendo que el otro realmente sobresaldría. Sobreestimó demasiado y se equivocó, se arrepiente.
Sería más fácil si en su tiempo lo hubiera admitido, tal vez para este momento lo hubiera perdonado. Es su hijo, el hijo que le envenenó e intentó matar para llevarse su fortuna completa justamente después de haber dicho que pensaba en darle la Corporación. Fue su error decirlo, dio de comer a su avaricia de sobremanera lastimándolo.
Con la mirada vacía y perdida en un punto lejano y desconocido, Wonwoo se encuentra sentado en la barra de un bar. El sonido de la música le es lejano al igual que el murmullo de las personas. Es todo tan desconcertante que siente que no está en sinfonía con la realidad. Perdido en otro mundo, en su propio mundo de tristeza, desolación y abandono.
No sabe cuánto ha bebido, pero ha sido suficiente para llevarlo a la somnolencia. Sus ojos enrojecidos y húmedos de lágrimas. Ha sido nuevamente expulsado de su hogar por sus padres, quienes lo rechazaron cruelmente y duele tanto como la primera vez. Recordar a su madre, quien lo crío con cariño, amor y respeto, el como de pequeño buscaba siempre fundirse en sus brazos en todo momento y como la figura imponente de su padre lo llenaba de orgullo, incluso su hermano mayor, lo amaba, lo adoraba tanto y lo quería, lo sigue queriendo aunque no es recíproco.
En toda la velada, su celular ha sonado una y otra vez, pero él lo ha ignora hasta que finalmente después de horas, decide contestar. De manera incómoda y lenta saca su celular del bolsillo. Recuesta su cabeza en la barra justo al lado del celular y desliza sus dedos en la pantalla una y otra vez de forma desordenada hasta que logró responder.
—¿Si...? —su voz somnolienta y ronca con el sonido de la música y el bullicio de fondo.
—¿Wonwoo, dónde estás? Te he estado llamando desde hace horas, dijiste que solo saldrías un rato. Sooyoung no quería dormir y tuve que usar trucos para que vaya a la cama sin ti —es Mingyu, quien preocupado le relata. Al notar el silencio de parte del menor del otro lado de la línea y que además hay música se confunde —¿Estás en un bar? Wonwoo, ¿Estás tomando o algo así? ¿Te sucede algo? Dime dónde estás, iré a buscarte.
Wonwoo se levanta confundido, mira a su alrededor para verificar y luego vuelve a dejar caer su cabeza sobre la mesa. Quedó adolorido y sé sobo su frente con un puchero adorable mientras suelta quejidos —E-Estoy en... GudBoy... —pronuncia de manera atropellada.
—¿Dices el bar GoodBoys?
—Seee... Ven por ¡Hip! Mi...
—Voy, voy. Espérame, no vayas con ningún extraño y si te fastidian diles que alguien vendrá pronto y les romperá el rostro, ¿Entiendes?
—Mhm... —asiente con su cabeza como si de verdad fuera visto.
Minutos después, Mingyu llega al bar y busca de manera desesperada al joven. Camina por el bar evitando a las personas hasta que reconoció aquella cabellera azabache. Ve a Wonwoo sentado en la mesa, llorando desconsoladamente. Al verlo en ese estado tan vulnerable, su corazón se oprime de dolor.
Sus impulsos actuaron mucho más rápido que su mente, moviendo sus pies para acercarse rápidamente y estampo sus cuerpos en un abrazo. Wonwoo en cambio, al oler el perfume varonil característico del mayor lo reconoció de inmediato aferrándose a su pecho para llorar.
—Wonwoo, estoy aquí contigo. Todo está bien, todo irá bien —le habla con dulzura mientras le propicia caricias. Duele, le duele mucho que este mal. Quema su corazón y le lastima de sobremanera. Si tuviera la oportunidad de sanar su corazón lo haría de inmediato, pero toda la situación sobre sale de sus manos haciéndolo sentir impotente, un completo inútil.
Wonwoo entre sollozos, apenas capaz de articular sus pensamientos. Borracho de tanto haber bebido, la barrera de su corazón cae ante Mingyu. Deseaba tanto un abrazo pero no cualquier abrazo, cada día de su vida se sentía un infierno haciéndolo sentir necesitado del calor y cariño que solo sabe darle el moreno. Teme que se separe de él, que se aleje y lo deje. Teme confiar y brindarle toda su seguridad para luego se abandonado cruelmente. Es cierto, no merece ser amado.
—L-Lo intente... Y-Yo quería verlos... P-Pero e-ellos n-no me quieren... —habla atropelladamente en el pecho del mayor, escuchando sus latidos del corazón calmados a comparación del suyo. —N-No me c-creen, n-nadie m-me cree...
¿Por qué es tan difícil creerle? ¿Por qué?
—Yo te creo, siempre he creído en ti, Wonwoo —arrojó sin pensar. No dudó ni por un segundo en Jeon aún cuando vio por primera vez el sobre con los cargos legales en su contra. Lo conoce a la perfección, sabe quién es. —Ignora a los demás, no los veas, solo mírame a mí y estarás bien. Lo primero.
Wonwoo se aferra a Mingyu, dejando que las lágrimas fluyan libremente mientras se siente consolado por su Jefe. Levanta ligeramente la cabeza para mirar el contrario más alto. Una suave sonrisa de tristeza es dibujada en el rostro de Kim y un brillo especial tan único que causó un sentimiento alborotado en su corazón, llenándolo de una ilusión que teme que lo lleve a la perdidion. Pero es inevitable, Mingyu le está mirando como si fuese su todo, como si lo amara en ese instante de su vida.
Su pálido rostro con sus mejillas de porcelana sonrojadas, sus ojitos brillosos, hinchados y llorosos. Una imagen lamentable y adorable para el mayor, quien con sus grandes manos ásperas acaricia con suavidad los cabellos rebeldes del azabache, haciéndolos a un lado.
—Así es, solo mírame a mi —le susurro bajo y ronco, tan cerca de su rostro que su aliento caliente chocó con el más pequeño.
Asiente ligeramente hipnotizado, tal vez se dejó llevar mucho. Tal vez cayó demasiado rápido pero es inevitable. Quiere y desea aferrarse a él tanto como pueda hasta quedarse sin vida. Esta mal, está malditamente mal esto que están haciendo, esto que se está formando en su pecho pero no desea parar. Wonwoo quiere ser amado, quiere sentirse especial para alguien.
Jeon se aferra a él, permitiéndose el consuelo que tanto necesita en ese momento. En el silencio de la noche, entre sollozos y abrazos, dos almas heridas encuentran un resquicio de esperanza en el calor mutuo de su compañía.
¿Qué exactamente pasó hace 6 años?
¿Tienen teorías?
¿Mingyu empezará su plan de conquista con Wonwoo o se acobardará?
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