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Capítulo Siete

⚠️Aviso Importante⚠️
Debido a que esta semana me haré una operación no podré actualizar ninguno de mis libros aproximadamente dos meses que sería el período de recuperación. Por ello, solo pude preparar cuatro capítulos adelantados de este libro los cuales publicaré todos hoy para que puedan disfrutar.









Con el reloj estando cerca de marcar la media noche, Jeonghan aún sigue sentado en frente de su computadora escribiendo y elaborando. Aquel día tuvo que escribir diversos informes, cambiar mil y un veces párrafos, oraciones y hasta una simple mísera palabra, todo porque no le gustaba a su jefe.

Tristemente vio a todos irse uno a uno, siendo el único que se quedó. ¡Hasta su puto jefe se fue sin piedad!

—Maldito Joshua... —murmuró rabioso. —Siempre me haces trabajar doble.

Para su suerte, por fin pudo dar el punto y final.

Soltó un suspiro mientras estira sus brazos hacia arriba. Cantaría victoria, si no fuera por el hecho de que al día siguiente debe mostrarle la propuesta y ver si le ordena cambiarlo, otra vez.

Se palmea sus mejillas intentando relajar su expresión.


«Tranquilo, Hannie. Olvídalo ya, vamos a dormir»



Con aquel pensamiento en su mente deseando descansar en su cómoda cama, apagó la computadora y se levantó tomando su bolso. Cuando llegó al ascensor, presionó el botón del estacionamiento ya que ahí se encuentra su auto.

Al bajar, salió de éste y se encaminó sin perder el tiempo.

Vacío, solitario y oscuro.

Sin ningún alma vagando por ahí. Ni siquiera un auto. Todos se fueron.

Jeonghan no es de los que le teme a la oscuridad o soledad, ya que vive solo en un departamento. Es amante a tardes solitarias en un silencio profundo mientras lee una novela romántica o ve una telenovela melodramática de la televisión junto a una taza de té, todo en calma sin la especie humana molestando a su alrededor.

Pero esta vez, por alguna razón, sintió escuchar pasos ajenos hacer eco junto a los suyos, como si hubiera más de una persona en aquel espacio.

Se giró sobre sus talones y no vio nada más que el pasillo largo y oscuro.

Frunció el ceño y siguió caminando. Pensó que era su imaginación pero a los segundos volvió a escucharlo, se giró rápidamente y no notó nada raro.

Con su corazón latiendo rápido un extraño presentimiento cubre sus pensamientos. Aunque intentó alejarlo y creer que en realidad estaba solo, sentía que no era así, que había alguien más en ese espacio.


Se abrazó a si mismo sintiendo un aire frío pasar por sobre su cuerpo.













Sosteniendo un pequeño ramo de flores mas una cajita de dulces, Wonwoo sale de la oficina despidiéndose brevemente de sus compañeros. Al llegar al ascensor y presionar el botón, éste no tardó mucho en abrir sus puertas. Dentro pudo encontrar justo frente a sus ojos al Director Operativo Kim.

—Buenos días —saludó con una reverencia. Ve en el contrario una bolsa de regalo de un tono frío.

—Buenos días, ¿Vas a ver al Pasante?

El menor asintió mientras se adentra al ascensor. Una vez se posicionó justo al lado de su mayor, se mantiene tieso debido a los repentinos nervios. Entre todas las personas de la empresa, Mingyu es el único que está cerca de la verdad y aquello lo mantiene a la defensiva.

—Vamos juntos en mi auto.

—Oh, no es necesario. Muchas gracias —esbozó una falsa sonrisa más una corta reverencia.

—¿Irás a algún lado después de visitarlo?

—No, volveré aquí inmediatamente por lo que podría ser una molestia para usted.

—¿Molestia? Yo también vuelvo para acá, ven conmigo —en eso las puertas del ascensor se abrieron dando la vista del estacionamiento. Mingyu salió incitándole que le siguiera.

Wonwoo no tuvo más opción que acceder, sería aún más raro seguir rechazando la oferta.

Entraron a la lujosa camioneta del mayor, un 4x4 moderno de último modelo de un tono negro brillante dándole una apariencia lujosa, es tan llamativo y bonito que llama la atención de cualquiera. Mientras, Wonwoo prefiere pasar desapercibido con un simple auto gris. Cree que puede hacer muchas cosas más con su dinero en vez de gastarlo todo en un auto, aunque de por sí tienen dos vehículos en casa, el grisáceo es suyo mientras a Minji le compró un lujoso Toyota Corolla de último modelo.

Aún recuerda lo feliz que se puso. Eso fue hace tres años ya. Si tuviera ahorros, definitivamente le compraría otro o aunque sea empezaría a guardar un poco de su paga, pero está endeudado con el Director justo a su lado.

Soltó un suspiro desalentador.

—¿Sucede algo? —cuestionó el mayor mientras mantiene su mirada en la autopista.

—Nada, solo estoy un poco cansado.

—¿Del trabajo? Te puedo dar un día libre.

—No es necesario —apresuró a decir aterrado. Un día libre equivale a menos paga, menos dinero. —Aun puedo trabajar mucho, Director Kim.

—Ya veo —soltó una gélida risa ante aquella reacción genuina del menor. Aquel sonido que brotó de sus labios alborotó el corazón de Jeon, quien sintió escuchar una bella armonía que le contagio calidez.

Sintió sus mejillas arder y presionó una palma contra ella. Avergonzado baja la vista.

No se entiende a si mismo «¿Qué me está pasando?»


Quería obligarse a que la presencia de Kim le causa incomodidad, cuando en realidad, por dentro siente algo más que un simple agrado.

Mingyu es el único que ha aparecido en sus momentos más bajos. Lo cuidó, le curó, le regaló un techo en una noche fría, le prestó ropa, le dió dinero e incluso, le da tanta importancia a sus palabras creyendo cada cosa que dice.

Nunca se había sentido tan importante, nunca había sentido que se merecía atención. Su relación siempre se trata de Minji, solo de tratarla y cuidarla a ella como si él no importase, pero con Mingyu, se a sentido de alguna manera importante y querido.

Aquellos sentimientos revuelven y confunden su corazón. Esa es la verdadera razón por la que no desea estar mucho tiempo a su alrededor.

Estar tan cerca de él en ese momento lo abruma al punto de marearlo e incluso, está empezando a sentir una punzada de culpabilidad.

No puede preferir la compañía de un hombre por sobre su esposa, está mal. «Esto está mal»

Y sin evitarlo, las lágrimas cayeron por si solas.

Justo Mingyu aparcó el auto y se giró para mirar a su acompañante, una sonrisa estaba formada en sus labios hasta que vió los llorosos ojos del menor.

Cualquier felicidad se esfumó por completo. —Wonwoo, ¿Estás bien? ¿Qué te pasa? —extendió su brazo y lo dejó caer en el hombro ajeno.

En el instante en que sintió aquella palma tocarlo, una corriente eléctrica arrasó por todo su cuerpo y de la sorpresa, lo empujó bruscamente. Al segundo se dió cuenta de su acción y miró con susto al mayor, sigue siendo su superior, su jefe.

Sus ojitos cristalinos llenos de arrepentimiento.

—L-Lo siento... —murmuró culpable. Dejó los regalos en el regazo del mayor y con torpeza se va deshaciendo del cinturón de seguridad que rodea su cuerpo. —Y-Yo... Y-ya vuelvo... —una vez libre, abrió la puerta y escapó dejando perplejo al mayor.

Quiso perseguirlo, pero no es lo suficientemente cercano como para hacerlo. Podría asustarlo o incomodarlo. Por lo que, tragándose el nudo de impotencia, lo dejó ir pero en su interior, esperaba su regreso con desespero.

Y algo que lo dejó aún más pasmado, fue entrar a la habitación del Pasante Lee Chan y encontrarlo en los brazos del Supervisor Kim, Kim Seokmin, aquel que parece odiar el solo contacto con la raza humana. Un hombre serio y lejano a todos, incluso para él.

El Supervisor al verlo, quedó igual o hasta más sorprendido, rápidamente recostó al menor en la cama.

Chan tiene sus ojos entreabiertos, medio consciente medio inconsciente. —Gracias... —balbuceo en un hilo de voz.

—Buenos días, Director —Kim hace una media reverencia a su superior.

Chan al escucharlo, se gira en dirección a la entrada, al principio creyó que debido al mareo estaba alucinando, si, ilusamente pensó eso hasta que cayó en cuenta que en efecto, Kim Mingyu, el hijo del Presidente de la empresa a la que trabaja como pasante está en frente de si con regalos.

Abre los ojos perplejo y se levantó bruscamente. —D-Director, y-yo...

—¿Por qué te paras? —Seokmin lo detuvo —Acuéstate otra vez.

—P-Pero...

—No podías ni ir al baño solo ¿y ahora pretendes fingir que puedes levantarte?

—Esta bien, tranquilo —aseguró Gyu. —Olvida las formalidades, estás herido —al mencionar lo último, le dió un vistazo al vendaje que rodea la cabeza del menor. Se sintió culpable de que alguien saliera herido del que se supone que es el techo de su familia, ellos como sus mayores no solo le dan órdenes a sus trabajadores también le prometen un sueldo estable, ambiente cómodo para trabajar y seguridad, falló en lo último. —Ya pague toda la tarifa del hospital.

—N-No, no es necesario, yo...

—Eres un pasante aún, cualquier cosa que te suceda bajo la firma de la familia Kim es nuestra responsabilidad. Me disculpo sinceramente por este accidente y tómate todo el tiempo necesario hasta que te sientas recuperado —dicho esto, se reverencia por completo, los noventa grados alarmando al menor.

—Director, realmente no es necesario. Muchas gracias por todo... —esboza una pequeña sonrisa. El trabajo podrá ser nuevo y difícil para un joven como él, pero está al tanto que tiene dignos ejemplos a seguir. Sus jefes son buenos hombres a pesar de lo estrictos que pueden llegar a ser.

La puerta es abierta y se adentró Wonwoo, pudo respirar en paz cuando vio los ojitos del menor brillar al verlo.

—¡Hyung, vino! —sin evitarlo se emocionó.

Wonwoo ríe levemente terminando de acercarse hacia él. Inspecciona la herida sintiéndose mal «Ojalá hubiese estado ahí, no habría dejado que esto te pasara»


—¿Cómo te sientes, Dino? ¿Te duele mucho?

—Mucho mejor desde que vino, Hyung —sonríe irradiando inocencia.

Wonwoo alzó su palma y con delicadeza acaricia la cabellera del menor con cariño. Le recuerda tanto a él en su tiempo de aprendiz. Tan pequeño, dulce y genuino, cuando creía ciegamente en los cuentos de hadas y finales felices. Creyó que su final sería al encontrar un trabajo estable, pero no fue así, mantenerse en su posición ha sido una tarea muy difícil y peor cuando busca escalar. Todo se vuelve en una carrera rutinaria, algo de todos los días sin descanso.

Chan está iniciando sus veinte y él los está terminando.

—Prometo cuidarte mejor a partir de ahora.

—Oh, muchas gracias —agradeció mientras busca más caricias en su cabeza de parte del mayor, como un tierno cachorrito. Sus brazos rodean la cintura del mayor pegándose a él.

Mingyu se sintió celoso.

SeokMin se sintió abrumado ante lo radiante que se ve la sonrisa del pasante.


















Luego de un ajetreado día de trabajo, Jeonghan pudo llegar a su hogar.

Vive solo en un departamento alquilado. Cómodo y hogareño, lleno de tonos blancos y fríos, dándole un aire de elegancia y delicadeza.

Aspiró el aroma de la fragancia que impregna la casa mientras se arroja en el sofá.

Sus padres y la mayor parte de su familia viven en el pueblo. Desde la universidad se acostumbró a vivir solo valiéndose de si mismo, aquello le ha traído tanto buenas como malas experiencias. Aún así, está agradecido ya que ha crecido como persona lo suficiente como para valerse por si mismo sin la ayuda de nadie más.

Trabaja en una empresa reconocida y tiene un sueldo que supera al promedio, vive con todas las comodidades y les envía dinero a sus padres. En festividades, días libres y no laborables, los visita.

Tiene una vida normal.

El único problema, es que sus progenitores no descansarán hasta ver sus nietos antes de morir. Acostumbran a regañarlo cada cierto tiempo por su desinterés en las relaciones cuando en realidad, no es desinterés pero... ¿Cómo podría explicarle a sus padres que es gay?

Teme matarlos de un paro cardíaco.

Se bañó y vistió una pillama para luego aparecer llevando su té caliente en mano en la sala, toma el control remoto y prende el televisor de en frente. Chilla de emoción cuando empezó la novela.

Bussines Proporsal.

Al ver al bello secretario del protagonista, vuelve a gritar de la emoción.

¡Oh My god! ¿De dónde salió este hombre? —chilla y se avanica el rostro delicadamente. —Que bello, que bello. Bellísimo, mi amor.

En el transcurso de la serie todo estuvo normal y al terminar se quedó dormido en el sofá por varios minutos. Su cabeza hacia atrás con sus párpados cerrados y rizadas pestañas femeninas dándole una belleza fina a su suave rostro.

Su cabeza termina delizándose y abre los ojos al instante.

Palmea sus mejillas y mira desorientado su alrededor.

Un silencio profundo hunde en un pesado ambiente su hogar, el sonido bajo del televisor suena lejano.

Una mala vibra lo atacó, sintiéndose como si estuviese siendo visto por alguien ajeno. Pasea su vista hacia todos lados un tanto abrumado, no encontrando nada.

Apagó el televisor y se levantó.

Revisó su casa entera, de arriba hacia abajo y la mala espina nunca se esfumó, aún cuando quiso relajarse a si mismo luego de no haber encontrado nada.


«Estoy exagerando.

No es nada.

Deja de ser tan paranoico.»



Aquella noche, durmió con extrañas pesadillas de sujetos extraños.






¿Jeonghan de verdad solo está paranoico o alguien lo está acechando?
¿Wonwoo por fin está empezando a darse cuenta?
¿Podrá acercarse a Mingyu sin culpa?
¿Merece sentir culpabilidad?




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