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Capítulo Dieciséis







Wonwoo escapó.


Cuando el sol apenas se asomaba por la ventana, se levantó, tomó sus cosas y se fue en un taxi a la ciudad dejando atrás al cuerpo que dormía plácidamente en la cama.

Los recuerdos de anoche atacan su mente una y otra vez, rememorando el momento en que sus bocas fueron unidas en un beso que no sabía que tanto necesitaba hasta ahora. Sus manos tocan sus belfos, recordando la calidez y el amor que le hizo sentir Mingyu. Por primera vez en mucho tiempo se sintió amado y valorado.

No se comparan nada a los frívolos y bruscos besos de su esposa. De los cuales buscaba desesperadamente sentir un amor que no existe.

Su relación estaba destinada a fracasar desde hace mucho tiempo y él como un inútil no quiso verlo. Se cegó tanto y se obligó a creer que debía perseverar en su matrimonio pero todo se fue a la borda ayer cuando se montó encima de su jefe, quien le hizo sentirse en las mismísimas nubes con su solo tacto.

Lo peor de todo, es que en medio de su insaciable culpa se encuentra el lamento, se lamenta no haber llegado a más. Kim luego de besarlo como si fuese si mundo entero, lo abrazó y durmieron. Ambos cansados y borrachos, con múltiples emociones abrazando sus corazones perdidos que, por primera vez encontraron su hogar.

Nunca pensó que se merecía ser amado pero con Mingyu, todo lo que no cree se hace realidad.

Al llegar a casa, dejó la maleta a un lado, esperando que su esposa aún estuviera dormida hizo el silencio que pudo. Entró a la cocina para desayunar un simple emparedado y mientras lo come, ella entró. No le saludo y ni siquiera le envió la más mínima mirada de interés. Tres días, tres putos días sin ver a su esposa y ni siquiera le dice un simple saludo por cortesía, ni por eso.

Sus ojos se acumulan de lágrimas de impotencia. Ella no lo ama. ¿Por qué sigue con él? ¿Entonces es mejor verle la cara de estúpido mientras se acuesta con otros?

Aún así, a pesar de todo, la culpa carcome su ser. Si bien, Minji no ha respetado su matrimonio considera que cayó muy bajo al no hacerlo también. Es verdad lo que dicen, es un poco hombre que no hace bien su papel en casa.

De pronto, los ojos de su esposa captaron algo en su cuello y bruscamente se acercó para tomarlo del cuello de su camisa y halarlo sin cuidado.

Un chupetón. Es claramente un chupetón.

-¿Q-Qué haces? -cuestiona confundido, intentando alejar su tacto. Ya no lo desea, quiere que se aleje de él.

-¿Qué es esto en tu cuello?

-¿De qué hablas? -la mira confuso.

Ella ríe sarcástica -Con tanta cara de santo, quién diría que serías capaz de hacer algo así.

El mayor no lo entiende y sacando su celular, mira a través de la cámara de enfrente. Vio aquella herida, entre roja y morada en su piel. En ese instante recordó exactamente cómo fueron creados por los salvajes labios de su jefe. Pero todo se cae cuando ve la fulminante mirada de su mujer.

-Eso... Eso... -no sabe mentir, no puede hacerlo

-¿Con quién estuviste anoche? ¿Me estás engañando? ¡Al final todos los hombres son unos putos, lo sabía! -ella lo empuja de manera rústica. Furiosa con los hechos.

-Espera, yo...

-¡No quiero escuchar tus excusas! ¡Lo sabía! ¡Siempre andabas buscando una oportunidad para traicionarme!

En ese momento, Wonwoo no pudo evitar enojarse por sus palabras.

-Pero tú fuiste primero quien...

-¿Me estás culpando? ¿A mi? ¿¡A la mujer que soportó nueve meses en su vientre a tu hijo!? -en ese momento, sus ojos se llenan de lágrimas de cocodrilo. -¡No me eches la culpa a mí! Me has destrozado el corazón.

Wonwoo siempre cae ante su actuación, menos esa vez. Ella fue quien lo traicionó primero. Obviamente él no se siente un santo pero considera que ambos fueron los culpables.

-Lo siento, fue un error. Estaba borracho -reveló un poco arrepentido.

-¡Eso es lo que siempre dicen! -lo empujó -¡Claro, siempre es "un error" cuando te atrapan! ¡No puedo creer que haya confiado en ti todos estos años! -lo vuelve a empujar y golpear sucesivamente. -¡Poco hombre, eso eres! ¡Un maldito cobarde! ¡No sabes hacer nada! ¡Nadie te quiere por estúpido! ¡No tienes ni un maldito centavo para mí! ¡Hasta tus padres te abandonaron! ¡Eres una mierda incompetente que no sabe hacer su trabajo! ¡Ni siquiera para ser leal sirves!

Es golpeado y atacado sucesivamente. Una y otra vez como de costumbre, pero está vez, sus palabras le hirieron por completo. Siempre lo hacen, ella siempre suelta frases que son como dagas a su herido corazón. Pero Wonwoo está cansado de las constantes acusaciones, abusos e insultos. Finalmente se harta y, por primera vez en su vida, la empuja. En el forcejeo, su esposa choca con algo y se hace un raspón en el brazo. Hasta él se sorprendió.

-Me empujaste -ella lo mira petrificada -¡Me has empujado!

-Y-Yo... N-No fue mi intención, lo lamento -se arrepintió de inmediato por su tonta acción instintiva al ver la sangre caer de aquella herida ocasionada por su culpa.

Nunca lastimó a nadie físicamente. Nunca ha sido capaz de hacerlo hasta ahora.

- ¡Maldito hijo de puta! -su mano voló por los aires y le propicio una sonora bofetada a su esposo, dejando la clara marca de sus manos impregnada en su piel -¡Hasta aquí llegamos! ¡Voy a demandarte, arruinar tu vida y llevarme todo lo que tienes! ¡No me verás a mí ni a tu puto hijo jamás en tu miserable vida, abusador!


Y el infierno, solo había iniciado.


















-Muchas gracias -agradeció el lindo pasante una vez salió del lujoso vehículo dando una reverencia de noventa grados.

-¿Seguro que no quieres que te deje en casa? Te repito que no me importa -Seungcheol se ve que siente que no hizo mucho por el menor.

-Esta a dos cuadras solamente, quiero caminar un poco -respondió apresuradamente al mayor.

-Como quieras, nos vemos mañana.

-Hasta mañana, Director Choi.

Y así mismo, aquel azabache arrancó siendo el menor la última persona a la que llevó.

Con la luz de la luna brillando entre el oscuro cielo, hace sólo unas pocas horas volvieron a Seúl luego de disfrutar más tiempo junto a la belleza que le brinda la naturaleza. En la mañana cuando despertaron se dieron cuenta de la desaparicion de Wonwoo pero rápidamente Jeonghan les dijo que le dejó un mensaje el cual decía "Tengo un asunto urgente que atender. Siendo no haberme quedado con ustedes al final".

Si es importante, lo entiende. Dino tiene curiosidad y preocupación por saber qué le sucedió.

Ahora es Domingo por la noche, toca descansar para volver mañana al trabajo.

El tiempo pasó tan rápido, fue tan feliz y se sintió tan relajado en los últimos tres días que había olvidado por completo el sentimiento de volver a casa. Aquel sentimiento que no desea.

Caminó a casa con lentitud, disfrutando de la noche cálida y tranquila. Recordando aquellos divertidos momentos junto a sus superiores, los cuales le cuidaron como ningún otro. Le gusta su trabajo, le gusta estar donde esta. Si pudiera vivir en la oficina estaría muy feliz, todo con tal de no volver a casa.

Pero como siempre, al final del día, pase lo que pase, llegó a casa.

Tragando duro el nudo en su garganta mientras siente su afligido corazón latiendo apresuradamente sabe que solo debe soportarlo todo.

Su hora de salida es a las seis, ellos lo saben. Pero en este momento son las nueve por lo que está seguro de que no será recibido con una sonrisa, en realidad nunca es recibido tan alegremente más que el día en donde recibió el pago el cual se los dio todo quedándose con pocos wones, lo justo para ir en autobús durante todo el mes y ya.

Abrió la puerta y se adentró de la manera más silenciosa posible. Se quita sus zapatos en la entrada mientras escucha sonidos en la sala. El televisor parece encendido dando un programa de variedades divertido, oye sus palabras y sancarronas sonrisas borrachas, el olor a alcohol impregna el aire. Agarra sus zapatos y verifica tener la llave de su habitación en su bolsillo del pantalón. Listo, de puntitas camina por el pasillo, deseando no ser visto por la puerta que lleva a la sala.



«Solo, solo un poco más»

Todo para no ser visto.

Mientras escucha sus carcajadas y las botellas de soju chocando entre ellas en un brindis, su corazón late apresuradamente como si estuviese corriendo un maratón. Tan asustado y alterado, al punto del colapso pero soportando todo junto a su respiración.

-¿Chan? -la voz de su abuela saliendo de la cocina mientras sostiene una olla con ramen recién hecho, ocasiona que el alardeo de la sala pare por completo.

-¿Chan llegó? -es la voz de su tía Minjee.

-Ni siquiera saluda ese irrespetuoso -mascullo su abuelo, enojado.

-¿¡Dónde estas!? ¿¡Qué son esas horas de llegar!? -la temible voz de su padre estremece su corazón. Lo oye levantarse más el sonido feroz de una botella de vidrio rompiéndose contra el suelo.



«¡Corre!»


Girándose sobre sus talones sin ver atrás, corre con todas sus fuerzas para llegar a su habitación. Escucha el sonido de sus pesados pasos perseguirle por atrás, ya imagina su rostro furioso soltando humos cual demonio.

En el proceso terminó resbalandose por culpa de sus zapatos cayendo duramente en el proceso.

-¡Detente, estúpido! ¿¡Acaso no escuchas a tu padre, ah!? ¡Maldito seas! -grita tan alto que aturde sus oídos, cada palabra clavándose en su mente atormentada. Y de pronto, aquel hombre tomó la olla de su madre y lo arrojó con fuerza en dirección del menor quien del susto, se tapó el rostro con miedo.

Por suerte, está lo suficientemente lejos como para no le haya caído encima pero escuchó perfectamente el sonido del metal chocar contra el suelo una y otra vez, rodando mientras se esparce la comida.

Una conmoción total se formó. Múltiples gritos de susto o furia, pero hay algo de lo que todos tenían en común y era mencionar el nombre del menor de la familia.

-¡Maldito sea ese tonto, siempre hace todo mal!

-¡Viene tarde, claro está que hizo algo raro a tus espaldas!

-¡Yo quería comer! -lloriqueo su tía.

-¡Debiste de haberte detenido cuando tú padre te lo dijo! -esa fue su abuela.

-¿¡No ven!? ¡Es igual a su puta madre, no sé porque te liaste con esa mujer problemática!




Pero Dino no se había salvado por completo, puesto a que un poco del caliente zumo hirviendo cayó justo por encima de los tobillos de sus pies logrando que suelte un agudo quejido de dolor, sintiendo perfectamente como su piel se quema lentamente.

Aún así, se levantó adolorido, escuchando los furiosos reclamos de su padre mezclandose con los reclamos de sus familiares en la sala haciéndole difícil entender. El hombre mayor lo persigue rápidamente sabiendo lo que quiera hacer el menor. Pero Dino por suerte, llegó a su habitación y cerró la puerta con rapidez. Tomando la llave, la mete temblorosamente en la cerradura y la gira justo a tiempo.

-¡Abre la maldita puerta! -esto junto a fuertes golpes lo sobresaltan haciendo que caiga hacia atrás.




«Esta bien, todo está bien. Te salvaste, hoy te salvaste»


Intenta tranquilizarse a si mismo aún cuando es difícil. Su cuerpo sudoroso debido a los nervios, sintiendose al borde de la taquicardia, hiperventila.

Por esa razón no quiere volver a casa. Tiene miedo de hacerlo.

















No sabe con qué cara fue capaz de ir al trabajo pero lo hizo. Por más problemas personales que tenga, no puede interrumpir su hora laboral. Trabajar para hacer dinero y así cuidar de su hijo.

La discusión con su esposa el día anterior aún queda grabada en su mente una y otra vez, sintiéndose culpable por lo que hizo.

Mientras espera el elevador bajar, mira su mano, la mano con la cual empujó y lastimó a su esposa, a quien prometió nunca en su vida dañar. Pero lo hizo, la lastimó.

¿Qué pasará en el futuro?

No lo sabe.

¿Lo perdonará?

No está seguro.

¿Estará bien?

Cree que no. Y vaya que no.

-Buenos días -le saludó amable Vernon a su lado pero no fue escuchado. -¿Logró resolver su problema ayer? -en ese momento se dio cuenta que no era oído -¿Wonwoo-hyung? ¿Me escucha?

Gracias a que sintió como le codearon el brazo fue que espabiló. -¿Ah? -mira a su compañero con sorpresa y tensión, al ver su sonriente rostro amigable, se relajó o al menos un poco -B-Buenos días.

-¿Sucede algo? -se nota preocupado.

Justo en ese momento el ascensor abrió sus puertas -No -contestó simple para entrar al cubículo sin esperar.

Vernon no le creyó.



Sentado en la oficina, Wonwoo se dispone a hacer su trabajo, solamente su trabajo. Enfocando su vista a la computadora arreglando planos, ideas y presupuesto, uno tras otro sin descanso. Y cuando llegó el tiempo del descanso para comer, no fue. Se quedó pegado a la computadora mintiendoles a todos que bajaría después cuando nunca lo hizo.

No es capaz de entablar conversación con alguien. No es capaz de ver a Mingyu sin romperse.

Se siente mal, atormentado como si estuviese cayendo en un abismo sin final, dando vuelvas y vueltas y vueltas...

Cerró los ojos y agitó su cabeza al sentirse extrañamente cansado. No durmió nada en la noche y las notorias ojeras son prueba de ello.

-Wonwoo-Hyung, le llegó una carta -Dino se acercó al mayor trayendole un sobre, el cual le mandaron a subir.

-Gracias por traerlo -lo tomó con confusión. El menor le sonrió y se fue.

Miró confundido la carpeta, intrigado por su contenido. Con temblor en las manos, abrió la parte superior y sacó unos papeles. Sus ojos se abrieron de par en par al leer el contenido.

Es un edicto oficial, una demanda en su contra por "Abuso Doméstico" y "Maltrato Psicológico". La confusión y el shock se apoderaron de él, su mente lucha por comprender cómo había llegado a esta situación. Su rostro palideció y sus manos comenzaron a temblar violentamente.

El mundo parece derrumbarse a su alrededor mientras el aire comienza a hacerse más denso. Se levantó bruscamente de su silla, sintiéndose mareado y asfixiado. La acusación le roba el aliento y su corazón late desbocado en su pecho sintiendo que saldría de su cuerpo. Las lágrimas se acumulan de su rostro y caen violentamente por sus mejillas. Arruga el papel entre sus manos y lo deja caer.

Sin poder mantenerse de pie, apoya sus manos encima de su escritorio con torpeza, logrando tumbar algunos papeles y lapiceros contra el suelo llamando la atención de algunos compañeros.

En ese momento, la puerta de la oficina se abrió, es Mingyu quien entró. Sin embargo, eso no lo hizo sentir mejor. Una ola de pánico lo envolvió y su mente se nubló por completo al ver aquellos ojos mirarle como si hubiera estado buscándole. Su corazón comenzó a latir con aún más fuerza y se sentía cada vez más débil.

Las palabras de Mingyu sonaron lejanas, apenas audibles entre el ruido ensordecedor de la angustia que invadía a Wonwoo, su rostro cada vez más cerca se le hace borroso. Intentó hablar, abrió los labios pero nada logró salir de su cuerdas vocales como si hubiera perdido el don de hablar. Su cuerpo, incapaz de soportar la abrumadora presión, finalmente cedió.

Wonwoo se desmayó.

Cayó al suelo con un ruido sordo causando una conmoción total en todos los presentes.

-¡Wonwoo! -el grito abrumado de Mingyu resonó entre aquella sala.

Lleno de preocupación, se apresuró hacia él, arrodillándose a su lado para tomarle el rostro y agitarlo con desesperación. El rostro pálido y demacrado del menor entre sus brazos, sintiendo claramente su tembloroso cuerpo abatido. El aire en la habitación se espesó, cargando angustia abrumadora que parecía imposible de disipar.

Wonwoo está sufriendo. Wonwoo la está pasando mal.

Mingyu llevó en brazos al menor de manera protectora y corrió hacia su oficina, ordenándole a su asistente que llame a su doctor de confianza de inmediato.

-¿Qué fue lo que pasó? -Seungcheol desordena sus cabellos con frustración sin entender qué le sucedido a Wonwoo.

-No se veía bien desde esta mañana -afirmó Vernon preocupado, mirando la puerta de salida en donde el moreno desapareció cargando al azabache en brazos.

La escena de la oficina es desoladora, los informes de trabajo esparcidos por el suelo mientras todos los presentes se hunden la confusión debido a la conmoción. Dino sentado en su posición vio todo el suceso intranquilo.

Siendo el Junior de la oficina, se levantó y empezó a ordenar las cosas caídas y esparcidas debajo del escritorio de Jeon hasta que sus manos dieron con ese papel.

Y el título de ello fue tan llamativo como impactante.

De inmediato, lo guardó dentro de la carpeta y corrió hacia la oficina del Director Operativo.










Wonwoo despertó.

Sintiendo los párpados pesados y cansados, quiso seguir durmiendo. Se acomodó hacia el otro lado dándose cuenta del pequeño espacio reducido. Parece un sofá, pensó.

De pronto abrió los ojos y miró un techo de un color desconocido para su persona. Alarmado se sentó dándose cuenta que había sido cubierto por una manta.

Está en la oficina del Director Kim.

No sabe cómo llego hasta ahí, hasta que recordó lo último que vio antes de caer en la inconsciencia fue el rostro preocupado de Mingyu.

-¿Te sientes mejor? -la grave voz de mayor lo sobresaltó.

Se giró y lo vio sentado enfrente de su escritorio. Vistiendo como típicamente un traje que ajusta su figura alta y atlética.


-S-Si... Si... -asiente aún un tanto abatido y confundido. Juega con la tela de la manta en su regazo con nerviosismo.

Su vida se arruinó por completo. Su esposa descubrió rápidamente su infidelidad y al día siguiente lo demandó por haberla empujado. Sinceramente, si se merece la demanda. Un hombre tiene prohibido levantarle la mano a una mujer, sea lo que sea que haya hecho.

Mingyu se levantó y caminó hasta llegar enfrente del menor mientras sostiene una carpeta con una mano. La otra palma, libre, se alzó y se posó en la cálida mejilla del azabache para pasar sus dedos de manera delicada con el fin de limpiarle las lágrimas.

En ese momento, se dio cuenta que había empezado a llorar. Se alejó del tacto de su jefe y él mismo pasó sus manos por su rostro para limpiarse la humedad.

-L-Lo siento... L-Lo siento m-mucho... -no pudo evitar sollozar de manera lamentable y triste. -L-Lamento s-ser u-un e-estorbo, l-lamento h-hacer t-todo mal... L-Lo sé, s-soy un inútil q-que no m-merece nada p-pero aún l-lo intenté, i-intente t-tenerlo...

-Esta bien, todo estará bien -la voz suave y grave del mayor, en un tono tan gélido como una caricia hizo latir su herido corazón.

-L-Lo h-hice m-mal... Y-Yo... Me e-equivoque -se cubrió el rostro con sus temblorosas manos empezando a llorar.

Mingyu miró en su posición al menor cubrirse a si mismo como un animal indefenso y pequeño, sufriendo espamos mientras llora desconsoladamente delante de el. Su corazón dolió, dolió de frustración y odio -¿Te equivocaste de verdad o eso es lo que te quieren hacer creer?

Sus palabras, dejaron consternado al menor quien levantó la vista confundido. -Y-Yo... Y-Yo...

Kim levantó la carpeta entre sus manos, Jeon al verlo lo reconoció al instante avergonzandose de que se haya enterado. Pero su Jefe no es como cree que sería, no lo denigro, no lo insulto ni lo maldijo. En cambio, le miró con tanta dulzura y apoyo que nunca recibió de una persona.

-Te creo, te creo cualquier cosa. Aunque te culpes mil veces y todos te den la espalda, yo siempre te creeré a ti y a nadie más.

Sólo bastaron aquellas dulces palabras para romperlo por completo.

Mingyu le cree.

Aunque todos decidan darle la espalda, aunque sea difícil demostrar su inocencia, aunque se quede sin nada, Mingyu creerá en él.

Ni siquiera sus propios padres me creyeron.














Pero que una persona de cientos le crea no significa que arreglara todo. Ni siquiera que estará bien.

Una vez llegó a casa, vio desde su vehículo todas sus ropas y cosas tiradas crudamente en el paso enfrente de la puerta junto a una maleta.

La noche es fría y cruel.

Con su corazón herido y cansado. Estacionó y caminó hasta sus prendas para recogerlas y doblarlas con calma. Dejando una en una dentro de la maleta en orden, luego la cerró y lo llevo hasta su auto. Se montó de copiloto y se fue, sin entrar a la casa y sin quejarse.

Sólo aceptó ser echado sin más.

Vago por las calles de Seúl sin saber a dónde ir. Sin camino fijo simplemente condujo hacia donde le llevaron sus manos.

Pero quien diría que sus manos le llevarían hacia lo que alguna vez fue su hogar.

Estacionó a unos metros lejos y lo miró. Miró aquella grande y lujosa mansión. Unas grandes rejas lo rodean y protegen con cámaras en todos lados. Un hermoso jardín en el frente lleno de las flores que su madre tanto ama y cuida con el corazón. Una constitución que consta de tres espaciosos pisos, modernidad y lujos extravagantes.

Si, aquella fue su casa. Ahí vive lo que fue su familia.

Duro largo rato mirando el complejo con tristeza y añoranza. Si hubiera sido un mejor hermano, si hubiera sido un mejor hijo, si simplemente hubiera sido mejor... Le habrían creído.

Pero nadie le cree.
Nadie le ama por ser un tonto. Lo hace todo mal, desde el comienzo de su vida lo ha hecho todo mal.

En ese momento un lujoso vehículo paso por su lado para entrar entre las rejas que se abrieron en dos de manera automática. El auto entra y vuelven a cerrarse.

Cuando se detuvo enfrente de los escalones de la entrada, el chófer se baja y abre la puerta de los pasajeros.

Un hombre de tercera edad es el primero que baja, alto y de porte prominente y tenaz. Una hermosa mujer cerca de su edad baja detrás de él, vistiendo un vestido modesto y lujoso largo con una chaqueta de plumas majestuosamente blancas. Y detrás de ellos un joven, su hijo mayor, el orgullo de la familia sonriendo con su típica vanidad.

Era una familia de cuatro.

Pero se volvió en una de tres, olvidando por completo la existencia de que tuvieron alguna vez un hijo menor.

Ellos son la familia Jeon, los dueños del Conglomerado de Pledis Pharmacy y todo lo que conlleva la marca. Haciéndose cada vez más y más ricos, disfrutando de la vida, de los lujos y del dinero como una familia de tres.

Desde su vehículo los ve felizmente hablando como si nunca nada hubiera pasado, como si él nunca hubiera existido alguna vez en sus vidas.

Luego pasa su vista en aquel heredero, el único heredero de todo sintiendo una especie de rencor profundo y oscuro en su corazón.

Luchó. Luchó como pudo y no fue visto por nadie. No lo valoraron ni creyeron absolutamente nada de su palabras.

Todo por su hermano mayor, Jeon Jungkook.








¿Mingyu lo ayudará a superar esa difícil situación?
¿Será declarado inocente?
¿Qué fue lo que pasó para que se alejara de su familia?
¿Dino podrá cumplir sus sueños de irse de casa?



De aquí en más, será puro drama 😈




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