Capítulo Cinco
Cuando los ojos de Mingyu se encuentran con los de Jeonghan, éste rápidamente lo saludó como cualquier Junior.
—¡Oh, Director Kim!
Ante su exclamo, la charla se detuvo y todos se giraron para saludar al superior.
Mingyu asiente levemente ante los saludos y tratando de aflojar sus extremidades tensas intentó desviarse de su camino. Si, eso intentó.
—Director Kim, me gustaría hablar con usted —pronunció Wonwoo logrando detener sus pasos. —Los veo después, chicos.
Se alejó de sus alborotadores amigos y se aproximó al mayor, quien se queda expectante a lo que dirá.
Tal vez mucho más interesado de lo que le gustaría, pero es inevitable, Wonwoo lo vuelve loco y en este momento lo está de celos. Ojalá pudiera estampar aquel pequeño cuerpo (a comparación del suyo) contra la pared para unir sus labios en un salvaje beso apasionado de oficina y ser él quien se encargue de marcarlo como suyo. Si, solo se quedó como un simple Ojalá.
—¿Qué necesitas? —trató de poner su tono de voz más dura, aunque tal vez fue demasiado. Su ceño fruncido y mirada seria.
Wonwoo notó su mandíbula tensa «Parece enojado» se preocupó de hacerlo molestar aun más, pero no puede dejar pasar la situación de ayer.
—Será que... ¿Podemos ir a su oficina? —se atrevió a preguntar un tanto nervioso.
«¿Mi oficina? ¿Nosotros dos solos?» Sin querer su mente voló en miles escenarios distintos. Se cacheteo mentalmente «¡Contrólate, Kim! ¿Eres estúpido o qué?»
—Vamos.
Juntos caminaron hacia la oficina y al entrar, luego de ver al menor cerrar cuidadosamente la puerta intentó ocultar su nerviosismo cruzando sus brazos y manteniendo una dura expresión.
Es conocido por ser indomable y de aura poderosa, ¿Por qué Wonwoo lo hace sentirse tan débil?
—Disculpe las molestias, era para pedirle su cuenta de banco y transferirle el dinero.
—¿Cuál dinero?
—El que envió sin mi permiso.
—¿Estás molesto?
—No, no, claro que no. Al contrario, me siendo muy agradecido por su gran ayuda pero lo que envió es realmente una suma innecesaria. Ya pagué la deuda y le devolveré cada centavo de a poco, pero por los momentos quiero darle lo que quedó.
—Oh, no es necesario.
—Es mucho, Director.
—Tómalo como un favor.
—¿Y cómo podré devolverle tal favor después? Mejor tómelo, se lo iré pagando.
A Mingyu no le importaría darle todo el dinero del mundo al menor, si fuera suyo lo haría pero no. Debe ser raro para Jeon haber recibido tanto a su cuenta bancaria y para cualquiera lo sería.
Soltó un suspiro y asintió.
Wonwoo le devolvió casi todo el dinero que le envió, solo faltaban unos pocos de miles.
El menor pasó casi todo exceptuando solo unos diez mil dólares, mil porque se los dió a su esposa y los otro nueve mil para disimular un poco. Así puede decir que pagó la deuda e ir devolviéndolo cada vez que le paguen su sueldo.
No le gusta mentir pero si debe hacerlo, lo hará bien por más que lo mortifique el remordimiento.
Ya se considera profesional en ello, ocultar su incompetencia fingiendo ser capaz y talentoso todos los días no es tarea fácil.
—Pasante Lee —llamó Seungcheol saliendo de su oficina mientras sostiene una carpeta.
—¡Si, aquí estoy! —respondió de inmediato el menor levantándose de su asiento y corriendo hacia el mayor con una reverencia.
—Llévale esto al Supervisor Comercial, obtén su firma o si tiene algún desacuerdo que lo haga saber.
Chan toma con las dos manos la carpeta negra asintiendo con ánimo. —Si.
—¿Sabe quién es el Supervisor Comercial?
—No, pero puedo averiguarlo.
—Es Lee Seokmin, lo puedes encontrar en el segundo piso a mano derecha.
—Esta bien, gracias —inmediatamente se giró sobre sus talones y cuando casi sale corriendo, su mayor lo detuvo con sus palabras haciendo que vuelva a su sitio inmediatamente.
—Si tiene algún desacuerdo que envíe el informe a más tardar mañana temprano para resolver el problema.
—Esta bien —asintió eufórico dando una reverencia de noventa grados y vuelve a intentar marcharse pero se detiene abruptamente al escuchar a su superior hablar de nuevo.
—Oh, y suerte —culminó con aquello.
Chan asiente y con una última reverencia hasta abajo se retiró casi corriendo.
—La necesitarás... —murmuró Seungcheol, cruzándose de brazos.
—El Pasante tiene demasiada energía —asumió Vernon justamente cruzando al lado de su mayor mientras sostiene una taza de café, de la cual da un sorbo.
—Me recuerda a Wonwoo en sus tiempos, joyas así no se consiguen todos los días—esbozó una sonrisa, con orgullo.
Actualmente Lee Chan es el único pasante de la compañía en el momento, desde hace dos años no han aceptado inexpertos totales para instruir debido a los trabajos de la empresa y de por sí, no tienen la necesidad de hacerlo. Con Lee Chan fue un poco diferente, Seungcheol recibió la recomendación exhaustiva de su amigo Lee Seungkwan, el cual es profesor de la Universidad de Seul. Mencionó a Chan una y otra vez hasta que terminó dándole una oportunidad.
No sé arrepiente, Lee tenía razón sobre el muchacho. Dos semanas y ha demostrado su amabilidad, respetuosidad, alma trabajadora y una increíble habilidad con los números que si bien aún tiene que pulir, es mucho mejor de lo que Seungcheol fue a su edad.
Channie llegó al segundo piso y se encaminó hacia la derecha, mientras camina revisa las puertas hasta encontrar una que tiene escrito "Supervisor". Supo de inmediato que se trata del mismísimo.
Tocó la puerta y esperó el "Pase" de adentro, algo que escuchó pronto y abrió para sumergirse en aquella oficina desconocida para su persona.
Ve a unos metros justo en frente de él, un escritorio grande y ordenado, con una laptop a un lado. Sentado entre papeles debajo de sus brazos se haya aquel Supervisor Kim Seokmin. Un hombre de treinta y cinco años de aspecto fuerte y rico. Su porte recto y hombros tonificados debajo del saco negro. Su camisa de botones del mismo tono azabache con los primeros tres botones abiertos dejando ver un poco de su atractiva clavícula. Ojos filosos y oscuros acentuada con sus cabellos mieles que agregan dulzura a su bello rostro personificado por los dioses.
Chan al verlo, tragó duro al sentir el aura pesada que emana. Se aclaró la garganta y habló con toda la seguridad inexistente.
—Buenos días, Supervisor Lee. Vengo de parte del Director Choi para entregarle el presupuesto estimado del siguiente proyecto —explica rápido y sin fallos, sin olvidar la reverencia al principio.
—Déjame ver.
El menor hace caso de inmediato a su mandando acercándose al escritorio, se detiene justo en frente y le dejó la carpeta en sus manos.
—¿Pasante Lee?
—Si, señor. Soy el Pasante Lee Chan del Equipo de Administración y Finanzas.
—Está bien —asiente desinteresado para ir leyendo el contenido de la hoja. Distraídamente toma su taza de café y cuando quiere beberla la nota vacía.
—Yo se lo puedo llenar —le dijo el menor, a lo cual el mayor asintió.
—Café negro sin azúcar.
«Oh.. ¿No es muy amargo?»
Sin decir nada asintió para salir corriendo de la oficina.
De regreso, sostiene una bandeja la cual tiene la taza caliente. Realiza de nuevo el procedimiento de tocar y esperar el aviso para entrar.
Una vez dentro camina hacia el mayor del cual nota un ceño fruncido, no parece de acuerdo con todo.
—Si tiene algún desacuerdo, el Director Choi dijo que debe enviar el informe que lo explica a más tardar mañana para solventar las fallas.
SeokMin asintió ante las palabras del menor.
Dino rodea el escritorio posándose justo al lado del superior sentado y cuando sostiene la taza entre sus manos, el mareo volvió a atacarlo y sin querer perdió fuerza en sus extremidades por algunos segundos en que su vista se nubló en una mancha negra. Soltó la taza y rápidamente se apoyó del escritorio.
SeokMin se levantó alarmado casi destellando humo y senteyas de sus orejas debido a la ira.
El café cayó en todo su pecho, no solo mojando su ropa si no también, quemando su piel.
Dino abrió los ojos y al ver tal desastre, se alarmó.
—¡Oh, lo siento tanto! ¡No fue mi intención!
—¿¡Cómo puedes ser tan malditamente tonto!? —exclama furioso mientras desabotona su camisa con brusquedad.
Chan corre en busca de unas servilletas, encontrando en un estante las húmedas dentro de un paquete de plástico. Las tomó y volvió a su superior.
—Tiene que quitarse todo —dice mientras se coloca justo en frente para dejar sus pequeñas manos reposar debajo del cuello ajeno para deslizar hacia atrás el saco, el cual tomó y dejó encima del escritorio. —Permiso —murmuró y empezó a dar suaves toques en el pecho duro al descubierto con las servilletas, deshaciéndose de todo el café. Con su otra mano termina de desabrochar la camisa y la hace a un lado.
SeokMin mira los movimientos delicados y a su vez, expertos del menor. Por primera vez detalló su juvenil rostro angelical, como si nunca hubiese sido expuesto ante la crueldad del mundo. Ingenuo y amable. Hasta podría decirle realmente descarado por tocar su cuerpo sin vergüenza alguna.
Le pareció de alguna manera tierno por su ceño fruncido y el como sus dientes se muerden el labio inferior con nerviosismo. Pomposos y brillantes como si se los hidratara con bálsamo labial.
—Realmente lo siento mucho, no fue mi intención —dijo una vez culminó. Retrocede unos pasos y da una reverencia totalmente apenado para mantener sus ojos pegados en el piso mirando la taza de porcelana hecha trizas a sus pies.
SeokMin suelta un bufido y no responde, se dirige hacia unos gavetines para tomar de las prendas de repuesto que tiene guardado.
Vistió una camisa blanca. Mientras abotona mira el menor inerte. —¿Qué haces? ¿No limpiarás tu desastre?
Dino se sobresalta y asiente —Voy por los utensilios de limpieza.
Mientras sale a buscarlo, el Supervisor tomó la carpeta y se sentó en el sofá al lado del estante para seguir leyendo y haciendo anotaciones encima señalando partes puntuales.
Chan regresó y limpió todo con cuidado y dedicación.
—Una vez más, me disculpo por mi torpeza —vuelve a doblar toda su espalda. —Me llevaré sus ropas para la tintorería por usted.
—Vete ya —pronunció seco sin mirarlo.
Pudo haber sido peor, pensó Dino tratando de mantenerse positivo.
Espera que la próxima vez, pueda reparar su imagen dañada delante del Supervisor Comercial. Debe mantenerse sea como sea en la empresa.
El mayor luego de verlo salir negó para si mismo.
«Es un estúpido.
Un estúpido un poco bonito»
Al llegar a casa, como de costumbre Wonwoo se encargó de arropar a su pequeño y acompañarlo hasta que se quedara dormido. Besó su frente con cariño al verlo con los ojos cerrados de manera pacífica. Su vista se desvía hacia su linda pijama con estampados de tigre. Es nueva, fue Mingyu quien se lo regaló más diversos peluches que se encuentran regados alrededor de la cama del pequeño.
Se sintió cálido.
Dejó la habitación con un bonito sentimiento en su corazón y al entrar a la suya encontró a su esposa terminando de vestirse la pillama.
En cuestión de minutos, fue arrojado contra las sábanas para ser besado de manera posesiva y brusca.
No quería admitir su incomodidad, se obligó a que le guste su contacto, se obligó a seguirle el ritmo y por sobre todo, se obligó a sentirse amado por ella para no caer en el dolor y la soledad.
No estar con ella era mil veces más doloroso que aceptar su trato inhumano que se negaba a admitir por su obsesión a la aceptación.
Quiere creer, al menos es por un instante, que ella lo ama.
¿Nuestro supervisor Comercial habrá caído en los encantos de nuestro ingenuo pasante?
¿Cuándo Wonwoo lo hará por Mingyu?
No olviden comentar y
votar si les gustó ❤️
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro