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08

~*~

HyeJin

Veo su perfil dormido y no puedo creer que sea tan extrañamente hermoso. No entiendo que ha pasado con él, con ambos ayer. Fue tan extraño el momento, el beso, la conversación sobre él, sobre mí, los dos en la piscina semi desnudos. Muy extraño pero muy agradable el momento.

Comienza a despertar y yo me incorporo sentándome. Aún no amanece; así que debemos emprender marcha para llegar antes.

— Alteza. — dice con su voz más ronca, eso hace que sienta dentro de mí algo removerse.

— Hola. — pronuncio suave abrazando mis rodillas.— Ya casi amanece, debemos salir. — sugiero y él se incorpora sentándose igual que yo.

— Lo que ordene, Alteza. — se levanta y yo lo imito.

— JungKook... — llamo tímidamente.

— Dígame, Alteza. — abre bien los ojos, pareciendo recordar algo y reaccionando casi al instante.

— ¿Siente algo diferente? — pregunto jugando con mis dedos.

— No. Estoy bien, Alteza. — niega y comienza a recoger las cosas del suelo para ordenarlas en un bolso que cuelga luego en su espalda.

— Ha vuelto a la normalidad. — pronuncio bajando la mirada de sus ojos grises intensos. Él frunce el ceño.— Su cabello es gris otra vez al igual que sus ojos. — susurro mirando su reacción. Él parpadea rápidamente y lleva un corto mechón de su frente a sus ojos.

— Cierto, que extraño... — asombrado habla informal sin darse cuenta, y yo sonrío un poco.— debemos irnos, Alteza. — me mira fijamente y asiento. Ha vuelto a ser formal y no me gusta.

Entonces recuerdo el beso y me sonrojo. No puedo creer que lo haya besado ¿Por qué lo hice?

— JungKook...

Él me detiene de inmediato y abre los ojos de más, me hace un gesto para que haga silencio y así lo hago, dejándome escuchar el sonido de varios caballos afuera de la cueva. Lo veo asustada y él me toma de la muñeca.

— Venga, por aquí. — susurra muy bajito antes de tirar del agarre y llevarme hacia el pasillo por donde él apareció la noche anterior.

Corrimos por el largo pasillo y llegamos a una especie de laguna pequeña, lo miro asustada.

— ¿Y eso? — pregunto temblorosa y su mano aprieta mi muñeca.

— Es una laguna, es la única salida que tenemos para que no nos vean. — susurra cerca de mi rostro. Yo trago fuerte y bajo la mirada hacia el agua, que está muy oscura.— Alteza, por favor confíe en mí, no dejaré que nada malo le pase.

Me suelto de su agarre y vuelvo a tomarlo esta vez de su mano.

— Confío en tí, JungKook. — susurro y veo como su mirada se queda fija en mi. Asiente y ambos inspiramos profundo.

— Bien, debemos saltar. — apunta la laguna y yo asiento.

Saltamos al agua sin soltar nuestro agarre, conteniendo la respiración bajo el agua. Nadamos a lo profundo al salir por una pequeña salida bajo el agua. No veo nada de superficie y eso me hace ponerme nerviosa, siento que no tengo suficiente aire en los pulmones y se lo hago saber tras un tirón en su mano. Él gira y me atrae a su cuerpo, toma mis mejillas y junta sus labios con los míos para darme un poco de su aire.

Me reconforta de inmediato. Seguimos nadando hasta encontrar los colores del amanecer en la superficie.

— ¿Qué... — intento preguntar pero su mano tapa mi boca mientras nuestras narices rozan.

— Esperemos unos segundos. — susurra sin aliento y lo miro fijamente. Aún sostiene el equipaje en su espalda, y me pregunto cómo ha permanecido allí todo el tiempo.

Escuchamos el ruido de los pasos de los caballos y JungKook me indica que debemos sumergirnos. Lo hacemos, y podemos ver hacia arriba como pasan los equinos a toda velocidad mientras están siendo manejados por los mismos guerreros que invadieron nuestro reino. Salimos a la superficie ya desolada y volvemos a mirarnos, estamos demasiado cerca que podemos sentir chocar nuestras respiraciones. Ambos jadeamos por la falta de aire en nuestros pulmones y observamos detalladamente cada parte de nuestros rostros. Y es inevitable pensar en nuestro beso, recuerdo el tiempo que duró, la textura de los labios finos que él posee, la suavidad de ellos y el dulce sabor que me cautivó. Lo veo a sus ojos y sé que él también lo recuerda, lo recuerda tan bien como yo.

— Es hora. — me dice en un murmullo. Me ayuda a subir hacia la tierra plana y luego lo hace él, siguiéndome el paso cuando comienzo a caminar hacia las rocas.— Alteza, no es por allí. — me dice en un llamado. Me giro y parpadeo nerviosa para caminar en sentido contrario.

— Espero no resfriarme. — digo suavemente y lo escucho detrás de mi. Ambos estamos empapados pero debemos continuar.— Esto es horrible, quiero estar en casa, dormir, descansar...

— Pronto podrá descansar como se debe Alteza. — se coloca a mi lado y toma la delantera para resguardarme.

— ¿Me da una manzana? — pregunto con voz decaída y él toma el bolso para sacar una, me la extiende y yo la tomo, se la extiendo yo a él y me frunce el ceño.— No ha comido nada desde que salimos, por favor coma una.

Él parpadea rápidamente y me mira asombrado.

— Que una princesa te ofrezca comida es algo casi sagrado... Coma esa, yo sacaré otra Alteza. — me da una pequeña sonrisa y por fin siento que nuestra confianza está mejorando.

Él lo hace, saca una manzana y la come mientras seguimos caminando, yo muerdo la mía y también comienzo a comer mientras lo veo de espaldas a mi. Tiene una espalda ancha, muy ancha, su cabello se ve aún más precioso junto a esa pequeña trenza de ramas que tira al suelo por estar inservible, y el movimiento de él sacudiendo su cabello un poco es mucho mejor.

— Debe adorar mucho a su abuela. — digo suave, pero me arrepiento. Quizás no quiera tocar el tema de su orígen o su vida privada.

— Mis abuelos lo son todo para mí junto a mi hermano, Alteza. — responde aún de espaldas mientras da otra mordida a su manzana. Yo sonrío por ello.

— ¿Cuéntame cómo es tu hermano? — pregunto más aliviada y en confianza.

— Mi hermano... Se llama Taehyung, Alteza, tenemos la misma edad, y trabaja en la granja con mis abuelos. — inspira y lo escucho suspirar.— quiere ser guerrero pero yo no lo dejo. Él tiene un alma noble que se va a manchar con todo lo que pasamos los guerreros, él es... Un muchacho dulce. — murmura con una sonrisa que intuyo por su tono, haciéndome sonreír al recordar a mi hermano Jimin.

— Que bueno que se lleven bien. Mi hermano y yo somos muy impulsivos, ambos tenemos el mismo carácter y no soportamos una discusión, ninguno gana. — cuento con una sonrisa y mi mirada perdida.

— Pero es indudable el amor que se tienen, son hermanos a pesar de todo, y él solo quiere protegerla, Alteza. — me aconseja y yo salgo de mi ensoñación, parpadeo varias veces y observo su espalda.

— Así es. — afirmo. Él se detiene y coloca una mano para detener mi paso.

— Espere Alteza. — me dice bajito y yo sólo lo puedo ver a él, su perfil hermoso y su espalda ancha junto a esas largas piernas. Entonces para detener esos pensamientos yo sólo bajo la cabeza y miro el suelo.— Estamos en buen suelo... — menciona mirando a todos lados.

— ¿Llamará a Relámpago con el silbato? — pregunto ansiosa por ver lo que hace el silbato en su cuello. Pero entonces él niega.

— Está mojado, tendré que recurrir a otra alternativa Alteza. — dice suave y yo frunzo el ceño sin entender.

Es allí donde se lleva los dedos a la boca y produce un fuerte y claro silbido que me hace cubrir mis oídos por estar muy cerca de él. Esperamos sólo un poco para que viéramos a lo lejos la figura de un equino desnudo corriendo hacia nosotros, JungKook sonríe y acaricia el caballo para susurrarle algunos cumplidos, saca unas manzanas y se las da como recompensa.

— Guao. Eso sin duda es más impresionante que el silbato. — digo con mi boca abierta por la sorpresa. Allí es donde por primera vez JungKook me da la sonrisa más amplia y brillante que le he visto, parece estar muy emocionado con la inteligencia del caballo, está orgulloso del hermoso animal de color chocolate.

— Yo lo entrené para eso. — Comenta orgulloso.— Lo voy a preparar, espere unos segundos, Alteza. — baja el bolso de su espalda y comienza a sacar las cosas, aún mojadas, del caballo.

— JungKook ¿Podría dejar de decirme ‘Alteza’? Me causa una molestia indescriptible. — no puedo creer que lo haya dicho, pero no aguanto más.

— Usted es mi princesa Alteza. Así debo llamarla. — murmura ya sin su sonrisa.

— ¿Qué te parece si dejas de hacerlo hasta que lleguemos al reino vecino, sí? — le pido con mi mirada de súplica y él frunce el ceño.

— ¿Me lo está ordenando, Alteza? — pregunta con falsa confusión sin dejar de armar el asiento sobre el caballo, terminando de ajustar unos cinturones debajo de la panza del equino mientras me da una pequeña sonrisa ladina.

Entonces reacciono ante el recuerdo de la noche anterior: «No me ha entendido... le estoy ordenando que se quede conmigo, y que también se de un baño.» Oh por dios ¿Cómo pude haber hecho eso?. Me sonrojo, me remuevo en mi puesto y bajo la mirada.

— Es una orden, caballero Jeon. — digo con falsa autosuficiencia, pero por dentro me siento nerviosa, ansiosa y con ganas de jugar el mismo juego que él.

— Esta bien HyeJin. — me sonríe más amplio sin dejar de ver mis ojos. Yo le sonrío emocionada sin mostrar los dientes.

— Gracias JungKook. — le digo igual sin dejar de verlo.

Y por ese instante de miradas la corriente eléctrica entre ambos es palpable, y esa conexión que tenemos es inusualmente placentera.

~*~

JungKook

Las horas han transcurrido cuando noto que el sol se pone sobre el horizonte, transformando el cielo en una hermosa mezcla de colores naranja y azul, haciendo una fusión divina y digna de admirar. Dejando las luces de las lámparas de los hogares reflejadas en las oscuras montañas de Vabsavai.

— Princesa HyeJin. — llamo por su honorífico junto a su nombre y tengo toda su atención, toda la atención de esas orbes verdosas.

— Es Vabsavai ¿No es así, joven Jeon? — me devuelve el trato y se me escapa una sonrisa pequeña al darme cuenta de que no me ve.

— Así es, Su Alteza. — asiento de acuerdo. Observo todo el paisaje y sigo tirando de las riendas del caballo para llevarlos hacia el pueblo.

La noche es fría y algo agotadora para dos nómadas en búsqueda de refugio. Para cuando llegamos al pueblo ya estaban todos yendo a sus casas, a excepción de unos cuantos jóvenes que disfrutan de una buena música mientras danzan a un ritmo sincronizado, parece que lo han practicado por mucho tiempo.

— Que lindo. — comenta la princesa con admiración hacia los jóvenes, mientras yo, sólo capto miradas curiosas sobre ambos... O bueno, sobre mí.

— Ah, sí... Lindo. — digo mirando los ojos curiosos de los niños.— y extraño... — susurro sin que pueda escucharme.

Pero por alguna extraña razón despegan las miradas desinteresados, desinteresados en mi aspecto físico. Algo muy extraño al estar acostumbrado a reacciones de asombro ante mi.

— Joven Jeon. — llama ella y la observo saliendo de mis pensamientos. Su mano apunta al frente y yo llevo mi mirada a ese punto, y puedo notar como cuatro guardias vestidos de color azul llegan a nosotros en sus caballos.

— ¿Quienes son? — pregunta quien creo yo es el que está al mando.

— Saludos General. — hago una reverencia al notar la medalla en su uniforme.— La princesa Park HyeJin del reino Niza hace presencia en su reino, bajo la protección de Su Majestad la Reina KyungSoon. — saco del bolsillo de mi chaleco una medalla otorgada por la Reina KyungSoon cuando la princesa nació. Una medalla que significa protección para ella en el Reino Vabsavai.

— Bienvenida Su Alteza. — alza la voz el General, y observo como todos los pueblerinos hacen una reverencia con la cabeza.— Nuestra Reina espera por usted. — suaviza la voz y la princesa baja la mirada hacia mí. Yo la miro y le asiento a su mirada vidriosa.

— Gracias General. — habla ella con seriedad.

El camino hacia el palacio no es tan largo. Una larga hilera de arbustos acompaña la entrada al castillo, el jardín posee hermosas flores de muchos tonos rosáceos que hacen ver el ambiente delicado y femenino, digno de un reino bajo el mando de una mujer. Y eso es lo que siempre he admirado de la Reina KyungSoon.

Altas paredes construían los muros de contención de los cuales la Reina se refugiaba en su castillo inmenso, unos muros los cuales cruzamos y sentimos un poco de paz interior por el largo y complejo camino que tuvimos que recorrer. Observo hacia arriba a mi derecha y veo a la princesa más tranquila; cosa que me calma de sobremanera.

— Bienvenidos. — nos recibe una mujer mayor que al parecer forma parte de los sirvientes de la reina.— Alteza. — Hace una reverencia respetuosa y mi Alteza baja del caballo para hacer una reverencia con su cabeza.— Su Majestad los espera en el salón.

— Muchísimas gracias. — dice con decencia la princesa, por lo que la miro discretamente de reojo y suelto un suspiro silencioso al recordar el beso en la cueva.

No sé qué me está pasando, qué es lo que ha hecho para dejarme pensando en ello desde que ocurrió, una agonía constante sobre que no puede volver a suceder.

Me convenzo a mí mismo de dejar de pensar en ello cuando procedemos a caminar a la entrada. Voy detrás de la princesa para cuidarla mientras seguimos el paso guía de la mujer. Llegamos al amplio salón y nos vemos atraídos por una figura esbelta y de cabello negro y largo. Es la Reina KyungSoon. Me arrodillo ante ella cuando se levanta y puedo ver que la princesa HyeJin solamente hace una reverencia con su cabeza.

— Bienvenidos a Vabsavai mis amigos de Niza. — habla con un tono sereno y decente. Siento su mirada sobre mí y me siento algo incómodo.— Puedes levantarte fiel caballero. — levanto mi mirada ante su voz suave y la observo a sus ojos aceituna. Me levanto sin apartar la mirada pero siento la de mi princesa sobre mí.— Has sido muy valiente al aceptar y cumplir tu promesa con el Rey Park, pero le aseguro al Rey que su hija estará segura en mi Reino.

— Estamos sumamente agradecidos Su Majestad con la ayuda que nos ha brindado a nuestro Reino. — me paro firme y levanto mi barbilla para mostrar valentía y liderazgo.— Voy a mostrar mis respetos hacia usted siempre.

— No hay de que. — su voz se vuelve más profunda y me mira fijamente a mis ojos grises sin ningún tipo de reacción, como si estuviera adaptada a mi apariencia.— Siempre mi Reino estará a la orden del Rey Park, joven Jeon. — pronuncia mi nombre con lascivia y me deja algo intrigado. Frunzo levemente el ceño y luego acomodo mi reacción. Ella parpadea y observa a la Princesa HyeJin.— Vaya a descansar Alteza, Lu, mi ama de llaves la guiará a su habitación. — la Princesa me observa con duda y yo asiento leve, camina detrás de la mujer que nos recibió y desaparece por el amplio pasillo.— Usted también tiene que descansar, joven, y tiene una habitación lista para ello. — despego mi mirada de mi Alteza y veo nuevamente a la Reina.

— Gracias Su Majestad. — hago una reverencia y suspiro aliviado de por fin descansar un poco, pero mi mirada vuelve al pasillo por dónde se fue mi Princesa, pero ella ya no está.

Y eso de algún modo me hace sentir vacío.

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