06
~*~
JungKook
¿Qué voy a hacer con tantas cosas en mente? ¿Qué hago para concentrarme en un plan para mañana? ¿Qué hago para dejar de mirarla?
La princesa permanece con su rostro sereno sobre la piel de oso en la que duerme, la que le protege el cuerpo de las espinas y las ramas además de la suciedad del suelo. Me siento algo débil al tener que proteger a alguien tan importante para nuestro reino, pero siendo el elegido por el rey debo cumplir.
Siento el estómago vacío cuando decido levantarme y buscar algo de comer en el equipaje de la abuela Yong, sintiéndome agradecido con esa gran mujer al encontrar frutas de la cosecha del abuelo. Tomo algunas fresas y plátanos para pasar la noche, pero dejo las manzanas y uvas para la princesa; ella debe estar saludable al llegar.
Mientras muerdo las frutas recuerdo aquel día donde una gran misión se me otorgó, donde mi plan de vida tomó un motivo para seguir en el reino.
(...)
— Jeon JungKook, caballero noble y leal del reino Niza ¿Aceptas solemnemente, con toda la responsabilidad que puedes brindar, cuidar y proteger con tu vida a la princesa Park HyeJin de los peligros que la asechan? — El ministro de defensa del reino habla con firmeza. Y yo de rodillas frente al Rey asiento y tomo aire.
— Acepto cuidar y proteger a Su Alteza con mi vida, siguiendo las órdenes de Su Majestad. — siento el filo de la espada en mi hombro y levanto la mirada cuando las palabras de el maestro Kim resuenan luego del acto de juramento.
— Haz aceptado una gran misión que si cumples serás honrado por toda tu vida. — observo al maestro Kim luego de oír las puertas cerrarse, significando la salida del Rey. Suspiro y me levanto.— Pudo haber sido otro JungKook, pudiste no haber aceptado, aún te falta práctica.
— Estaría faltando a mi honor y dignidad si le niego algo al Rey. Mi responsabilidad al entrar al ejército siempre ha sido proteger al Reino y a sus gobernantes... Proteger a la Princesa será para mí un honor, maestro Kim. — contesto con suavidad y respeto.
Sin embargo la mirada del maestro Kim se suaviza al observarme firme y decidido.
— Eres un gran muchacho. Y me atrevo a confesar que eres el mejor alumno que ha pasado por mis clases JungKook... Conserva siempre ese aura positiva y protectora que siempre has tenido. — asiento suave y el maestro Kim pasa por mi lado para irse. Observo a través del ventanal hacia abajo en el salón y veo a una joven princesa de diecinueve años bailar con el caballero Kim MinGyu.
He jurado protegerla, y eso haré con mi vida si es necesario.
(...)
Suelto un suspiro cuando ya me estoy acabando las frutas, y me siento mucho mejor ahora, mucho más fuerte que hace unos diez minutos. Miro hacia el cielo y pienso una vez más en lo que he hablado con el abuelo antes de partir, me contó muchas cosas que necesitaba saber para venir hacia las afueras del Reino.
Con una vara remuevo la leña del fuego y miro las llamas sin forma, pensando en qué ocurriría al llegar a Vabsavai, pensando en qué pasará mientras estemos en camino. Sin dejar de mirar la piel suave del rostro femenino me pongo a imaginar una serie de cosas de mi juventud...
Unas donde un niño albino corre por el pastizal, huyendo entre lágrimas de los niños que se burlan de él por ser diferente, por ser extraño... Por no ser aceptado.
●●●
Despierto de pronto y me siento como si solo hubiesen pasado unos segundos, aunque en realidad ya ha amanecido. El cielo azul celeste está despejado de nubes, parece ser poco más de las seis y media de la mañana. Me incorporo sentándome en mi puesto y observo a todos lados sin encontrar a la princesa, de inmediato me levanto asustado y comienzo a caminar algo adormilado para encontrar a la única persona de la cual si la pierdo me llevan a la horca.
Mi pecho se alivia al encontrarla haciéndole una trenza a Relámpago, y sonrío viendo al más macho de los equinos del Reino siendo tan doméstico bajo las delicadas manos de la princesa. Me acerco a ellos y cuando ella nota mi presencia se gira a mí y sonríe con timidez mientras sus mejillas toman un color rosa muy hermoso. La hace ver aún más hermosa de lo que es.
— Buenos días Su Alteza... — suspiro haciendo una reverencia y mi corazón se calma un poco más. Ella parpadea rápidamente y me mira a los ojos cuando me incorporo. Y no puedo dejar de ver sus hermosos ojos verdes.— me ha dado un susto enorme, pensé que se la habían llevado.
Su actitud me parece divertida al notarla con ironía reflejada en su mirada verdosa.
— No estaba muy lejos de su posición, caballero... Solo desperté y vine a trenzar el cabello de este hermoso animal. — termina de trenzar y con uno de sus sujetadores de cabello le sostuvo el agarre.— Ahora sí, ha quedado hermosa. — la veo con una suave sonrisa cuando noto su mirada orgullosa de su obra.
— Así es Su Alteza. Sólo que... — acaricio el cabello trenzado del hermoso animal frente a mí.— Relámpago puede pasar desapercibido como una hermosa yegua. — llevo mi mirada a la de ella y la noto tan roja como las manzanas que al buen equino le gusta comer. Sonrío con esa reacción pero luego dejo de mirarla cuando noto que ya ha sido mucho tiempo.
— Ah... — sus delicadas manos van al cabello de Relámpago y busca quitar el sujetador.— supongo que debería quitar... — le impido la acción cuando la sujeto por la muñeca y ambos miramos el agarre antes de soltarla suavemente.
— Relámpago fue honrado al ser trenzado por sus manos Su Alteza, permítale el lucirlo. — digo observando sus ojos fijamente mientras ella ve los míos.
— Está bien caballero. — acepta y sonríe tímidamente, haciéndola ver tan linda con esas pestañas largas y abundantes.
De pronto reacciono de mis pensamientos y pienso en la hora, observo al cielo y ubico la posición del sol.
— Deben ser las siete de la mañana, debe comer algo antes de seguir nuestro camino. — apunto hacia el equipaje sobre el suelo y ella me sigue al caminar hacia las mantas. Al verla sentarse decido seguirle y comienzo a sacar las frutas que le dejé la noche anterior.— tome, coma estás frutas. Debe tener fuerzas para seguir el camino... Es lo único que tenemos, si tenemos suerte llegaremos antes. — suelto un suspiro y observo todo el lugar. Al enfocar la mirada en ella puedo captar cómo me ve fijamente.— ¿Sucede algo Su Alteza? — ella parpadea y hace una mueca de decepción antes de sonreír y negar para comenzar a comer una manzana.
Dejo de observar sus labios morder la manzana y masticar suavemente para concentrarme en el camino que debo seguir al norte. Me levanto un momento y camino hacia Relámpago luego de tomar el equipaje, le coloco la silla y comienzo a atarla cuando escucho la voz de la princesa llamarme.
— JungKook... — me giro y la veo de pie.— ¿Cree que... En algún momento pueda usted tener el honor de llamarme a mi por mi nombre?
La veo boquiabierto sin tener una respuesta coherente a esa pregunta tan difícil. Me niego mil veces a llamarla por su nombre porque sería irrespetuoso de mi parte, y siendo leal a mi Reino jamás le faltaría el respeto. La miro fijamente a sus ojos verdes y suelto la respiración luego de aspirar profundo.
— Para mí es un honor llamarla como merece, es usted la princesa de mi Reino, y siempre la voy a respetar Su Alteza. — respondo de lo más sutil. No quiero verme nervioso aunque lo estoy.
— Me conmueve sus respetos caballero, pero sabe usted que esa no fue la pregunta. — responde siendo inteligente y por segunda vez en mi vida me coloco tan nervioso que siento mis piernas temblar, pero por una muy extraña razón no dejo de mirar el prado verdoso de sus ojos redondos.
— No creo que yo pueda llegar a tener ese gran honor Su Alteza. — confieso con mi voz un poco más ronca. Su mirada intensa e indecifrable me coloca aún más nervioso, sin saber qué puede decir.
— Su respuesta es inteligente para cualquier caballero. — me dice en opinión y me siento ahora decepcionado. ¿Por qué?— sin embargo, yo pienso todo lo contrario.
Sin saber qué decir en respuesta a eso me quedo mudo, nos observamos fijamente sin ambos saber qué comentar para salir de esa tensión; y por alguna razón extraña me siento conectado a sus pensamientos y emociones, sintiendo en ella los mismos sentimientos dentro de mí, sintiendo sus nervios, su respiración entrecortada y el temblor en su cuerpo.
— Es... Es tarde. Debemos seguir el camino Su Alteza. — decido ser yo quien rompa el hielo y ambos nos removemos en nuestros sitios.
Ella asiente y yo me volteo para seguir con mi trabajo, reprochando a mí mismo lo que acabo de sentir al verla a esos ojos intimidantes.
●●●
Ya es de noche nuevamente, hemos llegado a una zona de árboles llenos de flores y hojas caídas. Creo que estamos llegando al valle floral 'Ama Naturals', es un lugar perfecto para pasar la noche, recuerdo que mi abuelo dijo que aquí hay una pequeña laguna mágica llamada 'Rains', donde el agua de la cascada te purifica de las energías negativas. Quizás allí sería el lugar perfecto para tomar un baño.
Miro hacia el caballo y la princesa está igual de asombrada como yo. Ella permanece montada en el equino desde que se sintió cansada a medio camino. Sonrío al verla tan distraída y observadora, la princesa es tan hermosa como siempre lo he pensado, al igual que todos los caballeros que soñamos con ser suficientes para merecer el amor de una dama como ella.
— Aquí pasaremos la noche, Alteza. — le hablo, interrumpiendo así su contemplación. Ella me mira y sonríe suavemente, quizás porque el lugar es más hermoso que lo que dejamos atrás.
— Perfecto. — sonríe y luego se remueve.— ojalá pudiera tomar un baño. — murmura pensativa.
— Más adelante hay una pequeña laguna, de agua limpia, 'Rains'. Si lo prefiere podemos seguir hasta encontrarla, Su Alteza. — le sugiero y ella abre los ojos emocionada.
— Claro, me encantaría, JungKook. — sonríe emocionada y yo le devuelvo una amplia por su actitud juvenil.
— Sólo espere unos segundos, Alteza. — le digo con suavidad. Ella asiente y me ve fijamente cuando me separo del caballo.
Veo un árbol y con la agilidad que tomé desde niño lo escalo hasta llegar a la rama más fuerte que encuentro.
— ¿Qué hace, JungKook? — pregunta nerviosa y sonrío por ello para luego soltar una risita que sólo yo escucho.— Se puede caer. — su tono ahora suena preocupado, y la sonrisa que tengo en mi rostro se desvanece. De pronto me siento sobrecogido, y no se siente tan mal el hecho de que alguien externo a tu familia se preocupe por tí.
— No pasará, Alteza. Créame, soy muy bueno en esto desde que tengo cinco años. — comento viendo desde arriba como parece sorprendida.— me caí demasiadas veces, y muy fuertes. Aprendí a no volverme a caer. — agacho la mirada y le sonrío amplio, viendo en ella sus mejillas ruborizadas aún en plena oscuridad. ¿Acaso se pone nerviosa por mi?
— Está bien, pero ¿Para qué sube allí? — pregunta tras unos segundos en silencio. Tomo el bolso de mi espalda y lo abro, metiendo allí lo que vine a tomar.
— Este es un manzano, Su Alteza. Las necesita para el camino, tanto usted como él. — muestro una manzana, apunto al caballo, y ella asiente entendiendo.
— Y tú... — dice ella y por primera vez en el día me habla de manera informal, haciéndome sentir extraño, pues ella es una princesa. Obviamente no le devolveré el trato.
Nuestros ojos se encuentran y siento en mi cuerpo algo removerse. Si fuese de día podría ver claramente sus ojos verdes, un color intenso que logra calarse en lo más profundo de tu ser.
— Sí, y yo... — afirmo en un murmullo.
Cuando termino de guardar las manzanas y cerciorarme de que son suficientes, bajo del árbol. Llego hasta donde está ella y le tiendo una manzana luego de echarle un poco de agua del envase y limpiarla con un trozo de tela que hay dentro de un bolsillo del bolso sobre el caballo.
— Coma. No ha comido desde esta mañana, debe de tener mucha hambre. — la miro desde abajo y ella me mira a mí fijamente. Con agradecimiento transmitido por una sonrisa, una hermosa sonrisa.
— Gracias, JungKook. — susurra en respuesta y le sonrío de igual forma.
— Estoy a sus órdenes, Alteza. — murmuro y mi voz sale ronca. Verla fijamente me afecta muchísimo, pero tampoco puedo evitar querer verla a cada rato.
Llevo una manzana a la boca del caballo y este la come de inmediato. Seguimos el camino hacia donde prometí, con la esperanza en mi mente de hallar la laguna mágica 'Rains', sino, me decepcionaré y conmigo también lo hará la princesa.
En un largo camino silencioso logramos topar con una especie de valle de rocas, todo el camino estaba lleno de ellas. Diferentes tamaños y texturas por todo alrededor, casi no se ve el suelo y eso nos asombra a ambos.
— Espere aquí un momento, alteza. Comprobaré si el lugar es seguro. — le miro con seriedad y ella asiente dispuesta. Al menos no es tan fastidiosa como las princesas de los otros reinos, es más fácil de calmar y atender. Suelto el caballo y lo dejo a su manejo, confiando en que sepa montar bien.— ¿Sabe cabalgar? — piensa un poco y luego asiente.— Si oye la mínima señal de peligro huya. No importa lo que pase, simplemente huya lejos.
Me mira confundida y de pronto temerosa.
— ¿Pero cómo sabré a dónde ir? — pregunta con su voz delicada y femenina.
— Sólo lejos del peligro. Yo le aseguro que cuando termine la encontraré. — nos miramos fijamente y luego ella asiente.— Bien, ya vuelvo.
Camino lejos de ella y me meto por algunos lugares casi imposibles para el paso humano sin dislocarse un tobillo. Definitivamente el caballo no podría pasar por aquí. A unos cuantos pasos llego a un lugar que me llama la atención por el sonido, lo veo fijamente y la cascada es el centro de atención en todo ese espléndido lugar. Sonrío amplio y me pongo de cuclillas para observar el agua cristalina, veo el reflejo de la luna en el agua y suspiro cerrando los ojos. Me siento un poco más relajado en este lugar y junto a mi guía.
Es impresionante la protección que siento sobre mí.
Me pongo de pie y me giro para caminar de regreso. Al llegar veo a la princesa observar a todos lados con temor, llego rápidamente a ella y se calma de inmediato, cerrando sus ojos con alivio de verme.
— ¿Estás bien? — me pregunta con el tono informal que ya ha adaptado.
— Más que bien, Su Alteza. — afirmo mirándola fijamente a sus ojos, ella sonríe en respuesta. ¿Por qué me da una punzada en el pecho cuando me sonríe?
— Me alegra saberlo. — dice en respuesta y ahora soy yo quien sonríe.
— Encontré la laguna. Está a unos cuantos pasos de aquí, Alteza. — apunto hacia donde está ubicada y ella asiente.
— Bien, vamos. — sonríe ampliamente y yo suspiro al verla.
— Debemos continuar sin Relámpago. — le digo y ella me frunce el ceño.— así se llama este campeón, Su Alteza. — sonrío acariciando el caballo y ella abre la boca con ternura. Se baja de él y lo acaricia igual que yo, colocándose muy cerca de mi, casi chocando nuestros hombros.
— Me sentí protegida con él hace rato. No me gustaría dejarlo. — hace un puchero y mi mirada no puede evitar irse a sus labios. Sus labios abultados son muy lindos, pero quito mi mirada casi de inmediato. No debo hacer eso otra vez.
— Esté segura que lo encontraremos nuevamente. — me mira sorprendida y yo le sonrío.— le sorprendería lo inteligente que es este chico, Alteza. — murmuro por la cercanía en ambos y nos giramos para estar frente a frente.
Paso mi brazo por encima de su hombro y veo como se coloca nerviosa, pero veo su rostro de ¿Decepción? Cuando lo uso para coger el equipaje que está sobre el caballo. Ella se aparta un poco y el equipaje que he tomado lo subo a mi espalda.
— Lo ayudo. — ofrece y yo niego de inmediato.
— No, Alteza. Está lastimada. — miro sus botas y ella hace lo mismo.— además el camino es dificultoso y puede lastimarse aún más. — quito todo lo que trae el caballo además del equipaje y ella me ve confundida.— Pasará desapercibido si no lleva nada, lo prepararé mañana otra vez. — termino de armar todo para que quede como un gran bolso y lo cuelgo a mi espalda. Acaricio el caballo y saco dos manzanas, se las doy y luego doy unas palmaditas en su torso.— Vamos, muchacho. — susurro y de inmediato Relámpago sale disparado, lejos de nosotros.
— ¿Cómo lo recuperaremos? — nuevamente la voz de la princesa me habla, cantando en mi oído como la mejor música.
— ¿Ve esto? — saco de mi cuello un collar con un silbato y ella asiente.— es un silbato especial para ellos, Relámpago está entrenado para entender el llamado, luego lo encontraremos, Su Alteza. — sonrío con suavidad y ella me la devuelve.— Vamos, sé que quiere tomar un baño. — ella asiente risueña y yo le extiendo mi mano, ella extiende la suya esperando quizás que le tome la mano; sin embargo mi mano toma su muñeca y la guío por el camino rocoso.
Al llegar a la laguna puedo disfrutar nuevamente de su pureza y belleza, además de ver la reacción de la princesa; que es mucho mejor. Sonrío estando confundido por cómo mi estómago se revuelve y mi pecho siente un lindo pinchazo.
«¿Qué es esto guía?» Pregunto mirando al cielo, hacia donde la luna sigue brillando con todo su esplendor.
『۰⸼ ۫ ৎ୭ ۫ ⸼۰』
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