Tercera persona.

¡El cupcake había funcionado!

Estaba encantado con la idea de que, al menos, una de sus ideas había funcionado, podría hasta saltar y correr por la mansión gritando que había avanzado un paso, aunque fuese pequeño, pero era un gran avance para el rubio.

Bueno, ahora debía pensar en otra cosa para sorprender a Kurt, y luego de ver a los niños jugar en las tardes, se le había ocurrido una idea fabulosa.

Compraría un animal de felpa y se lo dejaría en su cama junto con una nota suya. No podía salir mal, a todos les gustan... o al menos a la mayoría.

Pero no todo podía ser color rosa ¿O si? Y Warren supo que aquello se hizo realidad apenas escucho un pequeño escándalo en la sala común.

Extrañado por el ruido poco común en el lugar, decidió bajar en busca de respuestas.

Lo que vio, le pareció por decir menos, desagradable y doloroso.

-¡Remy! ¡Basta!- reía Kurt mientras el chico frotaba su mejilla contra la suya para rasparle con la barba.

-no, no parare- reía el chico mientras Kurt se retorcia entre sus brazos con intención de liberarse, mientras los presentes reían.

-Kurt siempre es la víctima de Remy- ríe Peter mientras habla con Scott y Jean.

-¡No es justo!- habla riendo el azul, mientras a lo lejos, nota como el rubio le veía en blanco- oh, Warren- sonríe- ven, tenemos que presentarte a Remy.

El rubio, al verse descubierto, retoma su cara de apatía para acercarse lentamente, sin intenciones de este a su lado.

-Remy LeBeau- habla el castaño, sin soltar a Kurt, estirando su mano al rubio.

-Warren Worthington- habla correspondiendo al saludo, apretando un poco de más su mano.

-wow, niño fuerte- ríe por el apretón- bien, eso es bueno por aquí, supongo que llevas poco, no te vi la última vez que estuve aquí- sonríe, para desgracia de Warren, sin separarse de Kurt.

-si, bueno, llegue hace poco- habla sin cambiar mucho su expresión.

-bien, supongo que conoces a Kurt- sonríe- es mi consentido.

-¡Remy!- habla el chico con un puchero infantil mientras se separa un poco- me tratas como un niño- murmura haciendo muecas.

-eres un niño- sonríe divertido- bien, iré por una cerveza y por un merecido descanso, ustedes niños, pueden salir o jugar algún juego de mesa, yo que se- habla riendo- cuando despierte, les daré sus regalos- sonríe divertido mientras se aleja- un gusto conocerte, Warren.

-un gusto también- susurra viéndole de manera sería mientras los demás comienzan a conversar entre ellos.

Sin más, el castaño se aleja, dejando a un animado grupo de chicos moviéndose de un lado a otro.

Warren iba en dirección a la salida cuando escucha la hermosa voz de Kurt llamandole.

-Warren, con los demás, iremos al centro comercial a pasar el rato...- sonríe mirándole- ¿Quieres ir con nosotros?

¡Si! ¡Si! Gritaba su conciencia, pero si iba con ellos, no podría conseguir el regalo para Kurt.

-lo siento, yo... tengo planes para hoy- susurra apenado y Kurt asiente- lo siento.

-no hay problema, será para la próxima- sonríe alejándose para ir con los chicos, mientras Warren se molesta consigo mismo por perder la oportunidad de oro.

Pero no importaba, porque compraría el mejor regalo en todo el lugar para su chico.

Fue al pueblo cercano nuevamente, con cuidado de que Kurt o los demás chicos no le vieran, porque eso arruinaria todos sus planes.

Comienza a caminar por las tiendas del lugar, evitando por completo el centro comercial, hasta que en una vitrina de una juguetería, en medio de ella, ve el regalo perfecto.

Sin dudarlo, entra y paga la exorbitante suma de dinero por un oso de felpa, pero lo valía. Es que ¡Era perfecto! Era un oso con mirada sería, una chaqueta negra que simulaba ser cuero, tenía pequeños colmillos en los costados de su boca, y traía una guitarra negra de decoración.

Toma el oso y comienza a volar de regreso, con cuidado de que no le vea nadie conocido, además, evitando la plantación de claveles de antes. Sólo por preocupación, no es que tuviese miedo ni nada.

Entra a la habitación de Kurt con cuidado y deja el oso de felpa en su cama, acomoda la chaqueta del osito, y deja una tarjeta a los pies del mismo con la frase escrita ''Para que cuide tu noche'' para luego alejarse con cuidad, a la espera de que el chico regresará y viese su regalo. Esperaba le gustará.

Le llamaron a cenar, y decidió que sólo tomaría algo ligero. Quizás un café y galletas. Mientras estaba en ello, noto que el chico había llegado apenas en ese momento junto a los demás. Por eso, mientras preparaba un café, intentaba verle de manera disimulada, hasta que Kurt subió a su habitación, pero nunca se imagino lo que sucedería luego de eso.

Kurt apareció en la cocina, envuelto en humo azul, donde todos estaban listos para comer, para saltar sobre Remy y abrazarle emocionado.

-¡Eres increíble! ¡Me encanta!- sonríe abrazado a el, con brazos y piernas,  mientras los demás le miraban extrañado, igual que el mismo Remy.

-no se de que hablas, Kurt- habla divertido mientras frota su espalda.

-¡Claro que sabes!- sonríe mirándole- lo amo, en serio, me encanta- sonríe feliz- es el mejor regalo que podrían darme en la vida.

Remy le mira divertido mientras Warren a la distancia, deja caer la taza que sostenía en sus manos, algunos notan eso, pero nadie le da importancia realmente.

-¿De que regalo hablas?- pregunta mirándole divertido.

-El oso de peluche que me diste- sonríe mirándole- gracias ¡Es perfecto!

Warren sale de ahí, molesto, sin importarle que había dejado un desastre en el lugar, para ir a encerrarse en su habitación, pero no pasó desapercibido, no, porque apenas cerró la puerta de su habitación, noto que había un intruso recostado en su cama.

-te gusta Kurt...