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MAYRA MIRABA ATENTAMENTE LA INVITACIÓN QUE LE HABÍA LLEGADO por parte de Kavin al teléfono, lo cual significa contaba como parte de sus citas, era la tercera y era un día de picnic, donde el clima era agradable según el pronóstico del tiempo.
—¿Vas a salir con él?—preguntó Somchai, asomándose por la puerta de la habitación de su hermana.
—Si, le prometí diez—comentó acomodándose el cabello mientras que se miraba al espejo— ¿te gusta?
—Mayra, hermanita mía...—se ganó una mala mirada a través del reflejo del espejo que había en su habitación— Quiero que sepas que, a pesar que odio a Kavin con toda mi alma, voy a matarlo si rompe tu corazón, porque siendo honestos, yo no hubiera perdonado a nadie si me hubieran hecho lo de la apuesta del auto—comentó, tomando el cepillo pars el cabello y peinarla, aunque minutos antes, ella se hubiera peinado—incluso, diez citas es demasiado, yo la hubiera dejado en cinco.
—Quizás pueda cambiarlo a cinco... no lo sé —comentó, tomando un poco del brillo labial para aplicarlo en sus labios.
—May, te diré un consejo—carraspeó, dejando el cepillo en la mesita luego de acabar con ello— cuando un hombre trata a una chica apenas la conoce o de un momento a otro como su novia, sin serlo, va a dejarte de la misma manera que llegó a tu vida—la castaña volteó y su hermano chasqueo sus dedos— así de rápido, y no quiero volver a verte mal por él.
—No me trata como su novia sin serlo—murmuró, mirando sus zapatos.
—Nadie va a ver a una chica al hospital a pintarle las uñas de hello kitty, ni la invita a cenar y le regala un juego de loza temático de quien sabe cuantos dólares, Mayra—se cruzó de brazos y suspiró— solo digo que... Kavin no te conviene y no es para ti, un hombre como él, no va a amarte ni va a cumplir tus expectativas.
—Creo que Kavin no es tan malo como lo pintas, Somchai—le miró— créeme que él fue el único que estuvo para mi cuando tu, ni siquiera estabas como mi hermano para apoyarme—tomó su bolso y su teléfono del velador— y quizás no cumpla mis expectativas, pero al menos, ha sido el chico que ha sido más hombre que cualquiera en mi vida y si debo andar con el corazón roto porque no logramos ser algo, tendré que asumir las consecuencias pero no vengas a exigirme ni a recriminar sobre sus acciones cuando, a pesar de haberme roto el corazón y haber jugado con mis sentimientos, logro darme más cariño que el que alguna vez recibí incluso por parte de mi propia familia.
Somchai suspiró, notando como su hermana abandonaba la habitación para poder bajar las escaleras con sus zapatillas blancas en la mano.
—Nos vemos a la noche, hay comida para calentar en el refrigerador y fideos instantáneos en la alacena—y lo último que se escuchó, fue la puerta cerrarse.
KAVIN HABÍA LLEVADO A MAYRA A UN PARQUE BASTANTE VERDE Y BONITO, donde alguna que otra pareja estaban teniendo citas, niños jugaban o habían perros corriendo de un lado a otro tras freesbies o pelotas.
—Es bastante lindo—comentó la castaña, mirando como un samoyedo corría con una pelota en si hocico.
—Tu estas linda hoy—Kavin tomó su muñeca para guiarla donde sería el lugar ideal para ambos, lejos de cualquier disturbio o accidente que pudiera ocurrir.
—Tu también te ves bien, el color café te queda muy bien...—sonrío ella, desdoblando el mantel—¿aquí te parece bien?
—Si, está perfecto—sonrió dejando la canasta en el suelo y le ayudó a estirarlo— hay unas cosas que quiero hablar, ¿te parece bien?
—Si, yo también tengo cosas que hablar...—Srisawat se sentó sobre la manta y palmeó a su lado— ven aquí.
Kavin se sentó y acomodó sus gafas, acercando el canasto y sonriendo al ver como el viento suavemente mecía el cabello de la chica frente a él, haciéndola parecer de ensueño.
—Mayra, ¿cómo te ves de aquí a unos años?
—Mmmm... estudiando algo relacionado con los niños, quizás pediatría o educación diferencial—respondió honesta— ¿y tu?
—¿Y el patinaje?
—Te dije que lo iba a dejar, iré a mi última competencia y adiós patines—respondió, ganándose una negación por parte del más alto— no pienso discutirlo.
—¿Cuál es tu sueño?
—Tener una familia feliz—respondió honesta.
—Sabes que no es eso, ¿cuál es tu sueño?
—Es mi sueño.
—No, eso es parte de tus sueños, Mayra—recriminó— cual es el real.
"Ser patinadora artística profesional..." pensó en responder, sin embargo, comentó abriendo la canasta— ¿compraste sandwiches de crema y fresas?
—Mayra, no estés desviando el tema.
—Kavin, ¿cuál es tu sueño?—le miró.
—No tengo sueños.
—Eso es imposible, todos tenemos sueños por muy inalcanzables que sean.
—Los sueños son eso, sueños... irreales, fantasía pura que nos hace movernos, como si fuera nuestro propósito de vida.
—Déjame adivinarlo—comentó acomodándose mejor y mirándolo a los ojos— aunque lo niegues y te hagas el duro, realmente tu sueño es ser feliz, con un romance que llene tu alma y no te consuma.
—¿Y cómo estás tan segura de eso?—preguntó el chico, sacando cajas de leche de la canasta y otras cosas para poder armar de manera armoniosa el picnic.
—Porque ese es mi sueño y sobre todo, porque no somos del todo diferentes en ese aspecto.
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