KUMON MIRABA DE REOJO A MAYRA MIENTRAS CONDUCÍA BAJO LA LLUVIA QUE PARECÍA SER MUCHO MÁS VIOLENTA CON EL PASAR DE LOS SEGUNDOS.

—¿Estás mejor?

—Si—mintió.

—¿Por qué mientes?

—No estoy mintiendo...

—Mayra...—suspiró, deteniendo el auto en un semáforo— quítate de la cabeza que decir como te sientes te hace ver débil, por favor... se honesta, se honesta contigo por alguna vez en tu vida—habló harto.

Kim odiaba profundamente a la familia de Mayra, había sido espectador de todo lo que sucedía cuando eran pequeños debido a que su madre y la señora eran vecinas hace años... que obviamente, esa amistad no terminó muy bien.

—No me hables así—la chica enfocó la vista a la ventana— me haces sentir mucho peor de lo que me siento

—Dios me ha escuchado—exclamó, volviendo a avanzar— hagamos una cosa, voy a ayudarte en este proceso de amor propio y confianza en ti misma

—No tengo problemas de seguridad ni amor propio... se lo que valgo y todo eso

—¿Y por qué no te has preocupado de ti, entonces?

—Soy complaciente...—jadeó sus palabras.

—No deberías hacerlo, aveces también debemos poner nuestros propios límites, también necesitamos decirnos "no" a nosotros.

—Decirnos no...

—Si, ponte límites... si hacer algo solo complace a otra persona y solo te pasa a llevar, es un rotundo no para ti y para el otro

—¿Y...

—Sanar es un proceso largo—comentó, interrumpiéndola— hazte las uñas, corta o pinta tu cabello, aprende nuevas recetas, sale a ver películas sola o incluso, puedes repintar tu habitación... hay tantas maneras de complacerse y ayudarse, el amor propio y la armonía con nuestro niño interno es tan hermoso cuando nos conectamos y lo sanamos... —y sonrió, estacionando fuera de su casa— eres bonita May, muy muy bonita y me has gustado... pero se que cuando puedas sanar, vas a serlo aún más... —le miró.

—Kumon...

—Lo sé, quizás en el pasado no fui muy... quiero decir, si, fui molesto—admitió— respete tus límites y bueno... he madurado de cierta manera, lo que quiero decir, es que dejaré mis sentimientos a un lado y seré tu amigo, tu confidente y compañero... te acompañaré en el proceso de sanar y logras enamorarte de mi en el proceso, yo voy a ser feliz y sino, también lo seré—le tomó las manos— ahora, entra a casa.... es tarde

Y ella asintió, besándole la mejilla.

—Gracias Kumon

—No me des las gracias, dátelas a ti misma y llora todo lo que quieras, grita o rompe un plato... lo que sea con sacar esos sentimientos negativos que acumulas y no sabes como sacarlos, nos vemos en unos días en la escuela.

La chica bajó, corriendo hasta la reja para buscar las llaves en sus bolsillos y abrirla, pasar y cerrarla. Le agitó su mano y fue directo a la puerta y entró, y el chico, aceleró yéndose a su casa.

SOMCHAI ESTABA EN LA COCINA, COCINANDO UN PAQUETE DE FIDEOS INSTANTÁNEOS CON UN NUDO EN LA GARGANTA, si, había sido un pésimo hermano y la culpa recaía cada vez sobre sus hombros.

—¿Mayra, ya llegaste?—preguntó, asomándose por la puerta de la cocina.

Se miraron. Nunca en su vida Somchai se había dado cuenta de los ojos tristes de su hermana ni lo deprimida que era bajo esa aura de amor y felicidad... se sintió un imbécil porque era el favorito de todos, dejándola de lado de todo.

—Tú...—jadeó ella, apuntándole con una mano temblorosa— ¿qué haces aquí?

—Yo vengo a disculparme y a... —se quedó callado, sintiendo unas ganas de llorar e incluso, le costó respirar por el nudo que crecía en su garganta.

Y se acercó, envolviéndola en un gran abrazo y sintiéndola removerse para salir de ellos, pero el la aferró más, sintiéndola luego de unos segundos quedarse quieta y quebrar en llanto por tercera vez en la noche.

—Lo siento tanto, Mayra... te debo unas grandes disculpas por todo, incluso, por no haber evitado lo que sucedió con...

La menor le apretó la mano para que se callará, sin detener su llanto.

—Mayra mírame por favor...—pidió— háblame, dime que sientes...

—Duele mucho...—la vio alejarse, notando como se ahogaba y le costaba respirar— me duele demasiado... Somchai

—¿Qué duele?

—Aquí—colocó una mano sobre su corazón.

Y Somchai también rompió en llanto.

AMBOS ESTABAN EN SILENCIO MIENTRAS QUE LA CASTAÑA COMÍA DE LOS NOODLES Y EL PELINEGRO TOMABA UNA LECHE CON FRUTILLA. Ninguno había hablado luego de aquella escena hace unos minutos

—¿Podrías perdonarme?, ¿no me odias?

—Eres mi hermano... no podría odiarte—respondió, colocándose la bolsita de gel helada sobre los ojos para bajar la hinchazón— y... debo hacerlo, a fin de cuentas, solo te tengo a ti como familia

—En serio lo siento... yo... debo admitir que estaba celoso, siempre fuiste mejor que yo y...

—Tranquilo, no tengo rencor... de todas maneras, nunca me quejé

—Debiste hacerlo—suspiró— siempre aceptabas los castigos por mi y recibías la peor parte, incluso, me defendías... nunca podré olvidar cuando volviste golpeada a casa—sollozó— mentiste sobre haberte golpeado con una pelota de básquetbol, cuando se que no fue así...

—Bueno, volvería a hacerlo...

—No, no vas a hacer nada... es mi turno protegerte ahora y tomar el rol que me corresponde—aclaró, secando sus lágrimas— por favor, no hagas nada... déjamelo a mí

Y ambos se miraron, sabiendo que en cierta parte, finalmente los papeles se invirtieron... y que, podían darse una segunda oportunidad como hermanos.

Nota: hoy estando con fiebre xd, fui con mi mamá al super en la mañana y pensé en el final —que aun falta, no se asusten— y quiero llorar xq va a ser muy limdo *llora brillos*