EL MANTEL A CUADROS ROJO Y BLANCO ADORNABA LA PEQUEÑA MESA FRENTE A LA CAMILLA, platos con sándwiches y otros postres adornaban junto a leches de fresa.

—Se que los picnics son sobre el pasto pero, no creo que sea lo me...

—Kavin no me importa si hubiésemos tenido un picnic en el espacio o en jupiter—le trató de calmar, sonriéndole— además, ya se arreglaron y salgo el domingo de aquí...

Y el de gafas asintió, riéndose suavemente. Estaba nervioso, había estado con Mayra en muchas situaciones donde estaban a solas, desde haber estado en su casa con el despertador del demonio hasta en el lago, pero nada tan intimo como una cita —exceptuando el cumpleaños—.

—¿Por qué estás nervioso?—preguntó, bebiendo de la cajita de leche— ¿mataste a alguien?

—No lo estoy y tampoco—negó— solo que... ¿no estás nerviosa?

—Si, pero si ambos estamos nerviosos esto no funciona—comentó— solo lo reprimo y ya

—¿Eres un robot?—alzó una ceja, comiendo un trozo de una tarta de fresas.

—Aprendí a reprimir un poco en mi infancia... —habló rápido— pero no hablemos de mi infancia, no quiero que te molestes y arrugues tu frente

—No puedo evitarlo, me molesta que te hayan hecho tanto daño, mi pequeña May...—jadeó triste.

—No te pongas sonso, estoy bien...—levantó sus pulgares— si a mi no me afecta, menos debería afectarte... seguramente muchas chicas con las que saliste deben pasarla igual o peor

—No te compares con ellas, por favor...

Mayra definitivamente no era como ellas. Todas ellas eran de familias plásticas donde solo el dinero era importante; donde verte bonita y salir con alguien con más estatus te hace mejor para subir... si, no podía mentir que aquellas mujeres le fascinaban, sobre todo sus pieles y labios, pero Mayra había llegado a botar el estándar, plantando algo real, sentimientos que se podían experimentar desde su columna vertebral hasta la punta de sus pies. Mayra era la definición de "amor verdadero" o "otra mitad", incluso, "hilo rojo"... aquellas definiciones le hacían cosquilleos en su estómago de solo pensarlo.

—¿Alguna vez tuviste novio?

—¿El de kinder cuenta?

—¿Tuviste un ex de kinder?—alzó una ceja curioso— ¿debo sentirme celoso?

—No, nunca lo tuve... el que me gustaba decidió irse con otra porque no le quise dar un auto de lego—rodó los ojos— ¿puedes creerlo?

Y Kavin soltó una risa— ¿por eso?, bueno... técnicamente si yo fuera ese niño, hubiera salido contigo

—Oh vamos, a los 4 apenas te comes los mocos, ¿por qué querría salir con un niño?—se quejó— además, actualmente esta... difícil de mirar...

Y explotó luego en carcajadas, adoraba cuando Mayra cuando hablaba de la gente ni siquiera podía decir las cosas de manera directa porque era demasiado humana... y eso le gustaba.

—¿Difícil de mirar?—alzó una ceja.

—Bueno, en mi defensa, tatuarte en la cara no es muy bonito... sobre todo cuando quieres parecer un robot—se estremeció.

—¿Tu, la robot no le gustan los robots?—alzó una ceja, gracioso.

—No es eso, solo que... da miedo, digo, esta bien incluso si quiere ponerse orejas de gato si lo desea, es su vida... pero me dan miedo los robots—comentó, con una mueca.

—¿Por qué?, ¿piensas que nos van a dominar o algo así?

—Técnicamente...—respondió, comiendo un sándwich de crema y fresas— ¿sabes que google tuvo dos inteligencias artificiales que inventaron su propio idioma para hablarse entre si y las apagaron porque les dio miedo?

—May, aunque hayan zombies, dudo que alguien pueda hacerte algo... tu vas a salvar a la humanidad—dijo obvio, limpiándole con una servilleta una comisura.

—Bien, pero no hablemos de robots que quiero llorar

—Bien, nada de robots...—y comenzó a pensar— ¿dónde te gustaría vivir?

—¿Narnia?

—En el mundo real, May-May—rodó los ojos.

—Oh... Noruega

—¿Por qué?

—No lo se, fue lo primero que pensé

Y ambos rieron, comiendo sincronizadamente sus postres para relamer sus labios y tapar sus bocas para hablar.

—¿Y tú?

—Donde tú quieras vivir

—Que copion—le sacó la lengua.

—¿Copión?, ¿por qué seria copión seguir a mi esposa?

—Entonces tu esposa es una copiona—justificó.

—¿Si sabes que ella...—Mayra le interrumpió.

—¿Si sabes que tenemos 17 y 18, verdad?, ¿por qué piensas siquiera en matrimonio?, ¿qué tal si mañana te encuentras al verdadero amor de tu vida?

—No lo haré, ya la conocí...

—Lo dudo

—¿Por qué cada vez que trato de mostrarte que estoy interesado en ti, me frenas?

—Kavin, no juzgo en serio... pero no puedo evitarlo—se encogió de hombros.

—¿Y de MJ no dudas?—se quejó.

Y explotó en risas, haciéndole molestarse más.

—¿Estás celoso de MJ?, ¿en serio?... solo somos amigos

—El no te ve como una amiga

—Tu tampoco, pero aquí estamos...

—Yo salvé tu vida

—¿Y debo darte una medalla por ello?

—¿Por qué eres tan terca?

—Porque estas siendo dramático

—Cállate, Mayra

—Cállame, Kavin

Y la besó simplemente. Como si fuera un acto automático, sobre todo, cuando Mayra decidió seguirlo, mezclando sus salivas con diferentes gustos de fresas—tanto naturales como artificiales— junto a la crema.

—¿Quieres salir conmigo?—preguntó ya relajado, separándose solo del beso, no de ella/

—No seas castroso, Kavin

—Ugh... ¿qué tal solo 5 citas más?

—¿Qué?

—Vayamos a 5 citas, en la última, puedes aceptarme como tu novio o, puedes rechazarme

—¿Y qué pasa si te rechazo?

—Podemos tener cinco más, no voy a rendirme contigo

—Dios, si me escuchas... sálvame

Y el chico besó su mejilla.

—Estoy siendo demasiado honesto, Mayra

—No lo pareciera

—¿Por qué no me crees?, ¿debo acaso ponerme un collar de perro con placa que diga "pertenezco a Mayra Srisawat" y usar correa?

—Oye, es una gran idea

—Era una broma, May

—Estoy segura que MJ aceptaría —hizo un pucherito juguetona.

—ja, ¿crees que usando eso vas a convencerme de usarlo?...

—No estoy obligando a nadie a nada

—¿Puede ser un brazalete que lo diga?

Y la chica soltó una risa.

—Las personas no tienen dueños—negó con la cabeza— eres un alma libre

Y siguieron la velada, riéndose de tonterías, piropos iban y venían, con besos traviesos y miradas cómplices... y el contador en el corazón de Mayra iba cada vez más alto cuando se trataba de Kavin... sin esperar que aquello caería tan rápido como una gran muralla.