THYME COMO PUDO LA ACOMODÓ EN SU ESPALDA PARA CARGARLA EN UNA ESPECIE DE "PIGGY BACK", AUNQUE la castaña ni siquiera hizo el amago de querer juntar sus manos o hacer algo, seguía inconsciente y eso le aterraba.

Siempre había sido malo, inconsciente y sobre todo, un mocoso caprichoso que aplastaba a su antojo a las personas como si fueran cucarachas, incluso, sabía que al momento en que Srisawat hizo el amago de desafiarlo en la cafetería y había encontrado que tenía una hermanita, el remolino de emociones había llegado de la mano del Karma y la Venganza, haciendo un vaivén mortífero, incluso, agrandando la bola de nieve que era su ego.

—No puedes abandonarme, Mayra—habló.

Tenía frío debido al miedo y el cuerpo húmedo y helado de la contraria en su espalda no le ayudaba para nada, ni siquiera cuando se le resbalaba y los brazos de ella colgaban como dos cintas que se movían por la inercia del movimiento. Tenía dinero, demasiado dinero que podía pagar si rompía algo, pero una vida... era demasiado y sobre todo, porque su madre se encargaría de darle la lección por semejante tontería.

Vio luces moverse entre ramas junto a los comentarios y coqueteos de Ren y Katherina, sintiendo alivio, corrió hacía ellos, aferrando la resbaladiza chica de su espalda para luego ser apuntado y mirado con horror.

—¿Qué pasó?...—Katherina jadeó asustada, la imagen de Srisawat bajo las luces de la pequeña linterna era demasiado tétrica.

—Debemos volver...

REN SE ENCONTRABA INSPECCIONANDO SU PIERNA LUEGO DE QUE KATHERINA LA HAYA CAMBIADO y acomodado sobre el sofá, mientras que Thyme simplemente suspiraba mirando la ventana.

—Esta viva, si es lo que te preocupa—comentó Ren— habían rastros de una especie de hierba venenosa que provoca este tipo de efectos, la mordida seguramente fue porque paso a llevar el nido de una madre serpiente no venenosa

Y asintió.

—El efecto durara por unas horas más....seguirá dormida por un rato, tranquilo, no fue tu culpa—comentó, palmeando su hombro.

Pero Thyme sabía que si lo era, el la había arrastrado con él y la había dejado chocar contra todo lo que podía para no ser afectado.

—Estas cosas pasan—Katerina llegó con un par de tazas de chocolate caliente, dándole una a cada uno— daba igual si hubiéramos ido al lugar mas seguro del mundo, alguien podría haberse accidentado igual

Y la puerta se abrió abruptamente interrumpiendo el momento, mostrando a los últimos amigos conversar animados hasta ver a la chica en el sofá, pálida y con una de sus piernas bastante fea.

—¿Qué mierda le paso a Mayra?—Kavin cambió el tono de voz, caminando como si fuera un león hasta la castaña, tocándola y notando que estaba helada— ¡¿van a dejarla congelarse?!

—Creo que con la fiebre alta no es conveniente taparla—Ren le respondió.

—Deberías calmarte, ¿si?—Katherina quiso intervenir— no nos conviene pelear cuándo claramente hay un accidentado aquí

—¿Me dices qué me relaje cuando claramente Mayra podría morir por eso en su pierna?

—No fue venenosa...—Thyme soltó, excusándose tras su taza humeante— solo fue la hierba venenosa...

—¿Y Ren te dijo eso?, ¿ahora eres experto en serpientes y experto en la botánica , hu?—estaba alterado, tanto que quitó sus lentes.

—Yo también estoy molesto... créeme—MJ trató de calmar a Kavin, evitando mirar a Mayra— pero, deberías calmarte, no solucionaremos nada así...

—Claro, usemos dinero para pagar la mierda que sea y que nada sucedió, ¿verdad?—soltó con rabia— porque así lo solucionamos nosotros, pasamos a llevar personas y hacemos que se vayan junto a fajo de billetes, como lo hiciste con Somchai

—Kavin, es suficiente—reclamó Ren.

Y la tomó entre sus brazos, mirando como su pierna empeoraba con el pasar del rato, las venas marcadas y los tonos violáceos, verdes, rojos y amarillos al rededor de la zona le hacía querer maldecir.

—¿a dónde vas?—Katherina preguntó preocupada— Ren dijo que estaba bien... no hay que...

—Iré al hospital—aclaró, yendo hacía la puerta y sacar de un llavero de la pared sus llaves del auto— porque parece que estar mirando como empeora no resuelve nada

MAYRA ESTABA EN AQUELLA CAMILLA DE EMERGENCIAS CON UN MONTON DE CABLES Y COSAS que ni siquiera quiso preguntar para alarmarse más, incluso, las enfermeras le habían reconocido que había llegado a tiempo sin siquiera saber cuándo había sucedido.

Miraba como ahora si movía el pecho de arriba a abajo con normalidad, incluso, como su piel volvía a su tono natural con el pasar de las horas. No había querido moverse para poder mentalizarse que no podía dañarla ni dejarla sola, principalmente porque todo había sido su culpa de un principio.

—Lasaña...—la escuchó hablar, removiéndose en su lugar.

Se levantó de golpe para poder posarse en la silla a su lado, tomando una de sus manos, ignorando la molestia de la cosa que había en su índice por los signos vitales.

—Buenas, dormilona—saludó cuando ella abrió los ojos, sonriéndole— ¿quieres lasaña?

—¿Por qué estoy en el hospital...?—preguntó, llevando su mano instintivamente al tuvo de oxígeno que estaba en su nariz, siendo detenida por él, quién negó— ¿Qué demonios pasó?

—Te mordió una serpiente venenosa y con ello, el arbusto venenoso también tocó tu herida—habló, haciéndole cariño en el dorso de la mano— por la cantidad de veneno en tu cuerpo perdiste la conciencia...

—Lo siento por arruinar las vacaciones...—la vio hacer una mueca— se que todos estaban emocionados con esto y...

—No digas estupideces—le regañó— es mi culpa por haberlo permitido... ¿recuerdas como paso?

—Solo recuerdo que nos quedamos sin batería en las linternas, por lo que cualquier cosa que tuviera relieve Thyme me empujaba, hasta que recuerdo que choqué con uno y sentí un pinchazo, pero fue tan rápido que no tuve el tiempo para siquiera quejarme porque ya estábamos avanzando de nuevo

Y Kavin suspiró, estaba molesto e impotente, sobre todo porque casi la había perdido por una estupidez. Quería a Thyme, era uno de sus mejores amigos pero Mayra... Mayra era el mundo entero para él, sobre todo al verla esa noche en otro tipo de escenarios.

—¿Sabes qué fue lo más loco de todo?—dijo mientras que le hacía una seña para que el castaño se acercara— viví otra vida, era un hombre con un matrimonio feliz... era feliz, realmente era feliz, vivi lo que nunca pude experimentar, les di amor a mis hijos y a mi esposa como nunca...—confeso, haciéndole suprimir un sollozo de pena al chico.

Porque a pesar de todo, Mayra seguía sonriéndole al mundo, incluso cuando "vivía otras vidas", y esperaba hacer todo lo posible para hacerla feliz.

—¿Qué buscas en un hombre, Mayra?

—Que sean como Ximen

—¿Quién es Ximen?—preguntó confundido.

—Yo, yo era Ximen—confesó.