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THYME LE HABÍA FACILITADO A CADA DUPLA —INCLUYENDO LA SUYA— UN PEQUEÑO KIT QUE CONTENÍA: UN MAPA IMPRESO, un par de linternas y un caramelo ácido de limón.

Kavin y MJ estaban inquietos, no querían dejar a Mayra con el chico porque desconfiaban plenamente de sus intenciones, sabían que buscaba "cumplir con la apuesta", pero no era algo digno de apreciar.

—¿No podemos volver a sortear?—el de gafas preguntó mirando el fuego, disimulando su molestia.

—No, la elección ya se hizo—le respondió el líder, sonriendo amplió— bien, son las nueve, a las once máximo debemos estar aquí.

Y todos asintieron, yéndose por las direcciones que los mapas indicaban, mostrando supuestamente un "premio" que estaba marcado por una estrellita.

Mayra miraba el mapa y trataba de ver bien la imagen mientras que Thyme agitaba su mano para despedirse de los dos castrosos que si fuera un anime, ambos chicos estarían como chibis echando humo con las caras rojas de rabia.

—¿Qué mapa se supone que imprimiste?—preguntó confusa— ¿siquiera es de aquí?

—La verdad, no tengo idea—le quitó la bolsa de las manos y empezó a caminar— ¿vas a moverte o vamos a dejar que ellos nos ganen?, odio perder... —soltó, rabioso.

—Deja de llorar, Taim

—Es Thyme—gruñó.

—Ya ya, es lo mismo a fin de cuentas

Y se adelantó, quitándole la bolsita para sacar el map, golpeándole suavemente con su cadera al más alto para adelantarse, haciéndole suspirar... realmente la detestaba y al mismo tiempo, había algo más que no podía descifrar.

HABÍAN ESTADO CAMINANDO MIENTRAS QUE TRATABAN DE SEGUIR EL MAPA, para Mayra era difícil poder adivinar a donde iban.

—Estamos perdidos, llevamos más de una hora caminando y ni siquiera en línea recta—comentó frustrada— ¿de dónde sacaste este mapa?

—De internet —se excusó.

—¿Siquiera es del bosque?, ¿imprimiste el mismo tres veces?—alzó una ceja— porque si quieres matarnos a todos, que buen plan

Thyme había planeado aquello para simplemente poder entretenerse para vengarse de la más baja sin interrupciones y sin escapes, pero nunca había contado que realmente le iba a salir el tiro por la culata.

—Solo imprimí mapas y ya, no tiene mucha ciencia

Y la castaña se detuvo, dándole una mirada de rabia que provocó que su cara se sonrojara debido a aquello.

—Se nota que cuando tienes dinero, las neuronas faltan—comentó, viendo como la luz de la linterna comenzaba a volverse tenue hasta apagarse— no no no, no te apagues...—y la golpeó contra su mano, pero nada pasaba— ¡dame la tuya!

—No, tu tienes tu linterna y yo la mía—justificó, alumbrándola hasta que sucedió lo mismo— se suponía que esto no debía pasar

Y la escuchó gruñir. Era un imbécil, había fallado y caído en su propia trampa, arrastrando a una chiquilla que no tenía la culpa, o al menos, en su cabeza no del todo.

La sintió temblar y tensarse a su lado, tímidamente tomando su mano, sintiendo la calidez después del frío que comenzaba a sentir. Mayra le aterraba profundamente la oscuridad y ahora confirmaba que los espacios abiertos de ese tipo lo empeoraban. Los ruidos del ambiente no hacían más que agregar cizaña, el viento con el mecer de los árboles, ramas y pisadas junto a otros hacían que la castaña a su lado se hiciera pequeñita y aguantara las ganas de llorar.

—Yo... creo que se como salir—sin embargo, el también estaba aterrado.

Su venganza había llegado lejos, a pesar de ser despiadado y cruel, algo de Srisawat le provocaba culpa, no sabía si se debía a todo lo que pasó con Somchai —incluyendo el beso y el pánico que lo llevó a transferirlo— o, porque realmente se había apiadado un poco de ella.

HABÍAN CAMINADO SIN ENCONTRAR NADA MÁS QUE ÁRBOLES Y MÁS ÁRBOLES, para colmo, ninguno llevaba teléfono encima —Mayra porque no lo necesitaba y Thyme porque lo estaba cargando—, lo cual, a pesar de acostumbrarse a la poca luz lunar que se colaba entre algunas hojas, aún no lograban ver bien.

La chica a su lado tiraba como un chihuahua con rabia a punto de explotar en ladridos, pero no precisamente de enojo, incluso, sentía su mano tibia y húmeda, la mano femenina simplemente sudaba y estaba fría.

—¿Te sientes bien?

—Quiero vomitar, tengo frío, tengo sueño....—comentó, con la voz un poco débil y caminando lento.

—Eres una dramática...—soltó tosco.

Y luego, la sintió tropezar, chocando contra su brazo y tuvo que sujetarla para no dejarla caer, notando que ella estaba completamente helada y húmeda, solo por sudor.

—Siéntate... siéntate por ahí—apuntó a un tronco que milagrosamente le llegaba una muy buena luz.

La ayudo a llegar, mirando como ella se sentaba y se encogía, temblando. El clima no estaba ni muy frío ni muy caluroso, estaba templado, pero pareciera que Mayra estuviera en invierno.

Se quitó la chaqueta abrigadora de animal print y se la puso en la espalda, viéndola como lentamente se envolvía con ella y la escuchó gemir de manera suave y cansada.

Le tocó la frente, ignorando el asco que sintió al impregnar un poco de sudor de la chica en su mano, solamente para mirar su pierna y notar una mordida de serpiente en su pantorrilla, dejando una pequeña marca de sangre en los jeans.

—Ma-Mayra... ¿eres alérgica a las serpientes?—trato de no ponerse inquieto, quería llorar del miedo— ¿cuándo paso?, ¿en bangkok hay venenosas?, ¿fue venenosa?

Sin embargos, la castaña cerró sus ojos unos segundos.

—Cuando pase a llevar uno de los tantos arbustos... cuando me ...empujaste—habló lento, adormilada.

Se había maldecido internamente. Si, había utilizado a Mayra como escudo contra plantas y cosas extrañas para que a él no le pasara nada, pero tampoco esperaba esto... se sentía mal, se repugnaba, como si fuera él quién tuviera su maldita tarjeta roja, sufriendo solo las consecuencias de sus acciones.

—No te duermas o juro que voy a matarte yo mismo...—soltó nervioso, tratando de no entrar en pánico.

—Thyem... hay dos tú —dijo tratando de mantener los ojos abiertos— thyem y taim...

Nuevamente le llamaban de otra manera y ni siquiera rechistó, estaba tan asustado por como la piel cada vez se le ponía pálida y sus ojeras eran muy notorias, o por el hecho de que seguía sudando y encogiéndose en su lugar de frío, rematando con que apenas podía mantenerse despierta.

Y no supo que hacer, entre la desesperación y sus pésimos instintos de protección que nunca había desarrollado más que para y por él, la besó atrayéndola a él. No era un beso romántico ni mucho menos significaría algo —al menos, no para Mayra en quién estaba en el proceso de desmayo—, sino que era como un último aliento, algo que le diera fuerzas para siquiera poder caminar un poco más, pero toda idea se fue cuando el intento débil de la castaña se vió interrumpida por el peso de ella al quedarse dormida, haciéndole a Thyme desesperarse, sobre todo cuando comprendió que nada bueno iba a suceder luego de eso.

Nota: no se me espanten, luego de pasar todo el día redactando un ensayo esto fue lo unción que salió de mi cerebro, pero no de preocupen, Mayra esta bien <3.

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