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24

KAVIN ESPERABA PACIENTEMENTE EN LA FILA MIENTRAS QUE MAYRA MIRABA CON ATENCIÓN las princesas que venían en la cajita feliz, haciéndole sonreír.

—¿Ese no es Kavin de los F4?—escuchó murmullos de un par de chicas y llevó su mirada a ellas.

—Definitivamente es él...

Ambas chicas arreglaban sus ropas y escotes para llamar la atención del de gafas, de una manera muy común que a él personalmente le divertía, por lo que, decidió acercarse por instinto con aquella postura que imponía respeto y sobre todo masculinidad, haciendo incluso a madres jóvenes suspirar.

—Buenas tardes, señoritas—saludó, guardando sus manos en sus bolsillos su gabardina para mirarlas— por cierto, están muy lindas hoy

Ambas se ruborizaron y se miraron con un movimiento de cejas, diciéndose cosas sin siquiera pronunciar una palabra... códigos femeninos de los cuales Kavin secretamente disfrutaba de presenciar.

Y mientras él se divertía coqueteando con aquellas chicas, Mayra estaba en el mostrador mirando las figuritas de princesas con ilusión.

—¿Estás en la fila, niñita?—una chica habló tras el mostrador y Mayra negó— oh bueno, ahora lo estás, acabo abrir esta caja

—Oh bueno—sonrió mientras que se enderezaba— quiero una cajita feliz con una princesa

—¿Algo más?

—¿Puedes agregarme un combo nugget sin la bebida?

—Am... si, si puedo—tecleó un par de cosas en la pantalla táctil — bebida, princesa y salsas...

—Coca-Cola, Jazmín y bbq

—Bien, serían...

Volteó dejando de escuchar para buscar a Kavin, sintiendo como cuando era pequeña y solía perder a su tía y hermano en todos los lugares posibles por distraída, hasta que lo vio, jugando con el cabello de una hermosa universitaria.

—¿Niña, vas a pagar o no?

—Am si si—sacó de su mochila su billetera, pagando su comida.

—Tienes el número 35, por el lado derecho están saliendo las ordenes, ten buena tarde—le entregó el boleto y Mayra decidió ir a donde le habían indicado.

Sabía que Kavin y ella eran amigos, lo había tenido claro desde el momento en que él decidió ser el "héroe" con curitas de balones, pero de cierta manera, verlo de esa manera le había provocado una sensación extraña, como si fuera invisible... pero tampoco podía decir nada, no le correspondía y Kavin estaba en su derecho de coquetear con quién quisiera y confirmando lo que creía frente a la controversia en la que ambos estaban envueltos: no había más que amistad y no interés romántico.

Su pie se movía impaciente mientras que las órdenes salían y salían, por lo qué su orden no tardaría en salir.

—35–escuchó y caminó con el boleto, dándoselo al joven — bien, ten buena tarde

Y tomó su cajita junto al pequeño vaso de plástico con su bebida y se dirigió a una de las mesas, pasando junto a Kavin quién ni siquiera le había mirado por andar ocupado en otra cosa.

El de gafas por su lado, había logrado adelantarse gracias a un coqueteo "inocente", sin saber siquiera que Mayra había conseguido ya la cajita.

KAVIN MALDIJO INTERNAMENTE CUANDO VIO A MAYRA BOTAR LA CAJA DE CARTÓN a la basura mientras que tomaba del vaso de bebida por el popote.

—Disculpe señor—escuchó a un niño llamarle además de jalarle el pantalón— ¿por qué usted tiene eso?

—¿Señor?—se sintió ofendido— tengo esta cajita para mi novia, mocoso

—Dudo que su novia acepte su caja, señor... es muy feo—le sacó la lengua.

—¿Acaso la quieres tú?

—No, pero esta muy viejo y feo para mentir con eso—el niño sacó su lengua.

—Mira mocoso...—y se quedó en silencio al ver a Mayra salir del local— ojalá tu transformer este agotado

Y el niño comenzó a llorar, haciéndolo salir del local casi tan rápido como un rayo. La vio tomarse fotos frente al ventanal decorado de Mc Donalds y se acercó.

—¿Quieres que la tomé yo?

—Kavin—saludó guardando su teléfono y negó— ¿compraste la cajita?

—Si—asintió— ¿dónde estabas?

—Fui al baño cuando estábamos dentro y como no te vi, decidí venir aquí a esperar—se encogió de hombros.

Mentiras. Lo único que salían de la boca de Mayra para no complicar las cosas.

—¿Estás segura?

—Sip—asintió tomando la cajita y abriéndola, sacando a Bella con una sonrisa pequeña, disimulando su desilusión¡Bella es preciosa, mírala!

EL AUTO ESTABA EN SILENCIO MIENTRAS QUE MAYRA COMÍA LAS PAPAS FRITAS y revisaba cosas en su teléfono y Kavin simplemente conducía a un lugar más tranquilo.

—Mayra, ¿estás bien?

—Mmh...—respondió con la comida en la boca.

—Se que me viste ahí, quería explicar que...

—Kavin, es tu vida—la castaña le interrumpió, tomando de su refresco— si quieres coquetear con un montón de chicas me da igual, mientras me des comida yo me conformo... además, se que me viste comer—se encogió de hombros— pero comida es comida y no se rechaza

Y apretó el volante, sintiendo sus brazos temblar ante la fuerza ejercida y tensó su mandíbula.

—¿Qué es lo que piensas de mi?

—¿Y eso que tiene que ver con lo que hablamos?

—Tiene mucho que ver...—detuvo el auto en plena autopista, sintiendo bocinas.

—Kavin, puedes causar un accidente, la ley del tránsito número...

—No voy a moverme hasta que respondas eso—rodó los ojos— no me interesan las leyes del tránsito que nadie respeta en este país

La vio encogerse en su lugar por el ruido molesto de las bocinas y se maldijo internamente por verla en ese estado.

—Avanza por favor...

—No lo haré

—Entonces voy a bajarme

—Avanzó y respondes

—Bien, te espero

Y tuvo que seder, comenzando a avanzar y recibir insultos de conductores que adelantaban su auto que ignoró olímpicamente.

—Pienso que eres un gran amigo y bueno, bastante amable también—confesó.

—¿Gran amigo?—su tono de voz sonó extraño.

—Si, desde que me curaste mi rodilla —respondió mirando la ventana— aunque también pensé que eras un imbécil entrometido, pero esos son detalles

—Ignoraré eso último—suspiró— ¿y no hay nada más?

—Nada de nada, ¿por qué?

—Oh por nada, yo también pienso que eres una gran amiga...

Por primera vez estaba siendo rechazado y eso le quemaba el alma, dolía como si hubiera sufrido una de las peores traiciones de la vida... se maldijo por haber preferido ir a coquetear con esas chicas para simplemente sacar provecho y poder hacer trampa para adelantarse en la fila, sin ignorar el hecho de la costumbre que era para él comportarse así con el sexo opuesto.

—¿Y no te gusta nadie en estos momentos?

—Mmmm... bueno, a decir verdad...—abrió y cerró la boca— no, nadie... ¿tu?

—Tampoco—mintió, sintiendo su corazón contraerse.

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