AMBOS ESTABAN EN SILENCIO EN EL AUTO DEPORTIVO DE KAVIN, estaban sumidos en sus sentimientos y en el nerviosismo, teniendo en cuenta de que el de gafas había apagado su teléfono para no perder la atención de la castaña a su lado.

—Mayra...—la llamó, buscando palabras adecuadas para hablarle— ¿feliz cumpleaños?

—Gracias... nuevamente—la vio relamer sus labios con nerviosismo — am... ¿no es tarde?

—Si, si lo es—comenzó a conducir.

Ambos parecían pequeños cachorritos asustados, por un lado Mayra confundiéndose y él aceptándolo.

—¿Por qué...

—Oh bueno, ya sabes... en otros países se dan besos como una cabala o algo así—inventó algo.

—Oh... realmente iba a preguntar otra cosa, pero está... bien—enfocó su vista en la ventana.

—¿Qué ibas a preguntarme?—tragó saliva, mirando el camino.

—¿Por qué decidiste celebrar mi cumpleaños?

—¿Por qué no?

—No me gusta celebrarlo, si soy honesta—la sintió encogiéndose de hombros.

—Oh bueno, los 17 son una edad importante—comenzó a explicarse— estás a portas de los 18 y la vida adulta y esas cosas...

—Oh bueno... debemos de dejar de decir eso—la escuchó reír— lo siento, estoy un poco...

—Si si, tranquila—él también decidió reír, dejando que el momento se tornara menos incómodo.

HABÍAN LLEGADO Y KAVIN TOMÓ DE LA PARTE TRASERA UNA BOLSA DE REGALO MUY BONITA de color negro, extendiéndosela a la nueva niña de sus ojos.

—Ábrelo, este fue el motivo por el cual demore en llegar esta tarde

—Pensé que la mochila, el punto de luz y la reserva eran los obsequios—se encogió de hombros tomando la bolsa.

La agitó cerca de su oído derecho, soltando luego el cinturón de seguridad y ponerse de lado para quedar frente a él, por lo que, Kavin no dudo en hacer lo mismo.

La vio despegar con cuidado la cinta transparente que mantenía aquella bolsa cerrada, luego metió su mano sacando una bolsa de hello kitty versión limitada.

—¿Es original?—fue lo que salió de sus labios, desenvolviendo el objeto y ver las etiquetas.

—Sanrio no quiso venderme una porque se habían agotado apenas salió la colección—se encogió de hombros— tuve que negociar con cinco chicas esta tarde que habían comprado las colecciones y solo una accedió a venderme solo la bolsa—comentó, haciendo una mueca— te juro que seguí buscando pero me notificaron que habías llegado y si seguía buscando yo...

—Kavin, no me importa si me hubieras regalado una piedra equis de la calle—le tranquilizó colocando una de sus manos en su hombro— esta perfecta, me encanta demasiado

—¿No estás decepcionada por qué no pude conseguirla completa?—y ella negó.

—Kavin, me viste llorar porque gaste dinero en algo que es innecesario

—Un teléfono moderno no lo es Mayra, apenas se veían las fotos en tu nokia

—No me lo tomaré como ataque personal porque realmente era arte abstracto—le apuntó graciosa—pero lo que quiero decir, no me importa si hubieras llegado esta noche con las manos vacías a mi casa, realmente tu compañía es suficiente y las cosas materiales... no son mucho mi estilo, de hecho, cada vez odio más el dinero... ¿por qué nos dejamos gobernar por un trozo de papel que sube y baja a su antojo?, imprimir más billetes no serviría de nada porque habría inflación... y así dicen que somos los animales más inteligentes, tsk...—rodó los ojos.

Y sonrió mirándola, admirándola en silencio y guardando en su memoria lo bonita que era bajo las luces artificiales del auto, lo bien que el negro y el cabello castaño la hacían lucir y sobre todas las cosas, porque ella lo veía como un igual y no un sexy billetera andante.

—Te ves demasiado bonita siendo gruñona por cosas cotidianas como el valor del dólar—admitió, alzando una de sus cejas junto a una sonrisa ladina.

—Y-ya... creo que es tarde, voy a bajarme—y la detuvo, tomando su mano— ¿q-qué?

—¿No vas a darme un besito de buenas noches?—ladeo la cabeza y apuntó su mejilla, mirándola desde esa posición.

La vio ruborizarse y tragar saliva nerviosa, acercando su rostro a su mejilla y depositar un pequeño besito.

—Bien, buenas noches, nos vemos...

—¿Me llamarás?—preguntó curioso.

—Eh... lo pensaré—y bajó con ambos bolsos y la bolsa de regalo, yendo a la reja y abrirla para entrar a su casa.

Kavin reía mientras notaba como Mayra se había tenido que agachar para recoger las llaves que se le habían caído por el nerviosismo y luego la vio entrar, agitando su mano antes de cerrar la puerta tras ella y perderse entre las cuatro paredes de su hogar, dándole la señal para irse a su casa.

SU TELÉFONO APENAS SE HABÍA ENCENDIDO ESTABA ATACANDOLO EN NOTIFICACIONES de Line, Instagram e incluso, llamadas perdidas de un montón de chicas.

Una llamada entró y la contestó sin preocuparse de quién había decidido molestarle a esas horas de la noche, pero al menos, alguien le haría compañía mientras hacía su rutina nocturna.

—¿Por qué mierda hiciste eso?—el tono de MJ había sonado con molestia al otro lado— Si dije que iba a dar pasos atrás, fue precisamente para que hicieras lo mismo, no exponerla como un jodido animal de circo a tus maniáticas seguidoras

—¿De qué estamos hablando?, ¿no te enseñaron a dar las buenas noches primero, Methas Jarustiwa?—soltó juguetón sin perder la pisca de recelo.

—No uses mi nombre completo para hacerte el imbécil, Kavin...

—Si no me dices que fue mi pecado, te pediría que me cortaras, estoy ocupado

—Revisa tu último livestream de instagram y dime que te parece, creo que con es suficiente, pídele el auto a Thyme y despídete de Mayra

Y rodó los ojos, entrando a Instagram y tomando una manzana roja del frutero, dándole una mordida y haciendo lo que su amigo le dijo, mirando con bastante sorpresa lo que había sucedido, sin embargo, no veía nada malo en ello, si, se había equivocado al apretar la opción de livestream y no grabar para subir a close friends, pero no era un delito.

—No veo nada de malo en haber hecho el cumpleaños de Mayra algo masivo—se encogió de hombros— además, beso mujeres todo el tiempo

—Eres realmente despreciable—lo escuchó suspirar— yo también beso chicas cada día y no ando como imbécil tras una chica que se volvió codiciada por nosotros en menos de 24 horas, déjala en paz, no tiene que pagar por las idioteces de su hermano ni por la ira de Thyme

—No voy a retroceder, no es una opción para mi—hizo oídos sordos.

—¿Por qué eres tan... realmente si esa chica llega a derramar una sola lágrima por tu culpa, voy a golpearte

—Deja los celos, ya sabemos que gané y eso te duele

—¿Ganar?, Mayra es un ser sintiente y una linda mujer, no un trofeo con el cual puedes ganar el auto de Thyme... sabes, haz lo que quieras, pero no voy a abstenerme a intervenir, buenas noches Kavin.

Y la llamada se cortó, suspiró comiendo su manzana y revisando los miles de mensajes de manera superficial, sin importarle demasiado los corazones rotos o las quejas que estaba recibiendo, él estaba demasiado feliz para siquiera pensar en consecuencias.

MAYRA ESTABA CON PIJAMA Y DESMAQUILLADA, viendo la bolsa con admiración y sentir su corazón revolotear en su pecho, Kavin había cambiado drásticamente luego del accidente de Thyme y no le molestaba en lo absoluto, es más, por primera vez se había sentido querida, admirada y mimada por alguien que no era su hermano —quién había comenzado a alejarse cada vez más—.

Llevó una de sus manos a sus labios, sintiéndose nerviosa al recordar el momento en que ambos se habían besado, aquellos labios suaves y dulces que bailaban de una manera deliciosa y despacio contra los suyos... su primer beso había llegado como aquel chico, de una manera extraña y fugaz.

Tampoco se esperaba que con ello, su vida cambiara de la noche a la mañana... pero el amor adolescente es especial, los sentimientos de amor se intensifican y sobre todo, duelen.