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LAS COSAS ESTABAN TENSAS y más entre los amigos, MJ y Kavin, los cuales desde el acontecimiento de esa mañana no se hablaban ni se dirigían palabras, quizás porque ambos pensaban que haberse mentido y relacionado con ella era traición.
Y el de gafas miraba ansioso la hora en su teléfono, por primera vez él era quién se sentía contra las cuerdas, ansioso, temeroso y sobre todo, todo un imbécil.
—¿Cómo conociste a Mayra?—la voz de MJ reemplazó el silencio, dándole una mirada que brillaba de la curiosidad.
Carraspeó, recordando el momento exacto en donde la castaña había caído del bus y horas más tarde, él se había dedicado a ponerle curitas... curitas de balones y no de corazones como quería, de todas maneras, ahora que se acordaba, presentaría una queja sobre aquella estafa.
—Se cayó del autobús y le compre curitas—admitió— ¿y tú?
—Dónde fue expuesta Gorya—se encogió de hombros— estaba siendo acosada y la defendí
Y nuevamente silencio. Miradas que transmitían una guerra de masculinidad, como si usar curitas fuera mejor que "ayudarla" en un club nocturno y viceversa.
—¿Si sabes que ahora con lo de la mañana Thyme va a empeorar las cosas?
—Como si eso realmente fuera a pasar...
AQUEL BAÑO DE LOS TANTOS QUE HAY DE HOMBRES DE LA ESCUELA KÖCHER usualmente pasaba vacío y sobre todo en clases, aunque ese momento era la excepción.
Somchai soltaba jadeos buscando aire para llenar sus pulmones mientras su puños arrugaban con fuerza la camisa de algún estampado felino de Thyme, el cuál, no dejaba de devorarle la boca mientras que se restregaba sin pudor contra su cadera, nada sexual pero si caliente, simplemente buscando sumisión por parte del otro chico.
Era realmente curioso saber el cómo habían terminado ahí, y lo era mucho más porque Thyme había decidido entrar y no precisamente para mojarse la cara, sino, para encarar a Somchai, pero al verlo bajo las luminosas luces blanquecinas y su labio roto brillando por la saliva que le proporcionaba para hidratarlos, le habían hecho cometer una locura, a la cual, Srisawat no se había negado en lo absoluto.
Y así estaban, besándose y haciéndose chocar contra lo que sea, jadeando en busca de aire y marcando piel a sus antojos, como viles animales.
—Si sigues fregándote de esa manera, voy a golpearte—el pelinegro soltó aquellas palabras con la respiración agitada.
—¿Vas a golpearme?, deberías estar agradecido de que puedo hacerlo, tu hermana casi me los deja en el cuello—exclamó con el tono arrogante que usualmente usaba.
—Te lo merecías, eres un imbécil
Y cuando Thyme iba a defenderse, nuevamente los labios ajenos chocaron contra los suyos, haciéndole perder la cordura.
SI ALGO DE LO QUE MAYRA ESTABA SEGURA, ERA QUE definitivamente debía cambiar su teléfono, no porque fuera "menos moderno", sino, porque realmente ya no vivía en la primera década de los 2000 y nadie más que su hermano tenían su número.
Sacó cuentas en una esquina del libro de química, ignorando lo que sea que el maestro hablara sobre los electrones, llegando a una respuesta que no le había gustado para nada, ¿cómo iba a gastar -1.000.000?, era imposible.
—¿Qué sucede?—escuchó a su lado, notando a Kumon mirándola con curiosidad.
—Necesito un teléfono nuevo y saque mal las cuentas
—Será mejor que vayas a un centro comercial y veas ahí, no sacas nada con sacar cuentas innecesarias si no sabes que vas a comprar.
Y era cierto, tantos modelos y tantas cosas por las cuales podría distraerse de la tontería de la mañana y gastar en ella, tenía dinero de sobra para darse gustos no excesivos... quizás hoy se daría un cambio de look.
KAVIN ESTABA EN EL CENTRO COMERCIAL, RECORRIENDO tiendas de joyería carísimas, buscando algo para disculparse con Mayra y también dejarle en claro a MJ que Srisawat le había aceptado en su vida.
Pero luego, al ver el uniforme de la menor junto a su cabello característico caminar como un cachorrito asustado hacía una tienda de cosas electrónicas le hizo suspirar.
—¿No tiene algo más... único y bonito?
—Bueno, me temo decir que todo es bonito y único—el vendedor justificó.
—Sabe que no me refiero a eso
—¿Va a llevar algo o no?
Y observó un colgante, un hermoso destello de luz y lo apuntó, para luego elegir unos aretes a juego...
MAYRA PARECÍA ESTAR DEMASIADO PERDIDA MIENTRAS MIRABA EL SINFIN DE modelos de teléfono, para ella todo era igual, todos tenían más de dos cámaras y un espacio descomunal, pero pareciera que la vendedora estuviera batallando para que llevara lo "mejor" y lo "más nuevo".
—Señorita, vuelvo a repetirle porque parece que no me entendió—sacó de su bolsillo su teléfono— vivo con esta piedra desde que tengo memoria, no estoy buscando estar a la moda, solo quiero algo fácil a lo que puedo adaptarme y ser como la juventud que hace tik toks y así
La miró incrédula, suspirando y rascando su cabeza para buscar con la vista algo "fácil".
—Bueno, los abuelitos suelen irse por teléfonos android, son fáciles y... olvídalo, mejor sígueme
Y la siguió, llegando a los modelos de Samsung y optando por uno bonito, de color morado que se dobla por la mitad.
—¿Segura que quieres ese?, se que es lindo, pero luego de un tiempo eso se estropea
—¿Tienes otro mejor?
—Bueno, está el que el mundo le llama "cámara increíble", es bastante moderno y tiene unos lentes buenísimos, incluso, si le posas te toma una foto...
—Bien, ese quiero
—Bien
Y se fueron a realizar el pago, donde Mayra sintió que iba a llorar porque era una cifra muy grande y que ella no desperdiciaría en algo tan banal como un teléfono, pero luego de que la caja llegó a sus manos, le hizo suspirar.
—Gracias por la compra, niña de las diez décadas—sonrió la vendedora, con unos ojos gatunos bien llamativos.
Y decidió abandonar la tienda, sintiendo ganas de llorar por segunda vez, arrastrando sus pies hacía otras tiendas, con un pucherito, hasta que rompió a llorar.
Kavin estaba siguiéndola con una cajita de terciopelo en su bolsillo, guardando el regalo que había comprado hasta que la escucho llorar, corriendo hacía ella, voltearla como si fuera una bailarina y abrazarla.
—Tranquila, estoy aquí...
—Kavin...—la escuchó jadear de pena, rompiéndole el corazón.
Se alejó un poco, limpiándole las lágrimas que seguían saliendo, demasiado preocupado .
—¿Qué paso?, ¿alguien te hizo daño?—y negó— ¿alguien te tocó?, ¿te gritó?
—Y-yo entre a la ti-tienda—habló hipando— y to-tome teléfonos y no entendía nada—y el asintió, dejándola explicarle— y y-yo no sabia, juro que no sabía y compre algo al azar, gaste un tercio de mis ahorros en algo que no se ni prender—y volvió a quebrar en llanto, con voz temblorosa, haciéndolo rodar los ojos por lo absurda que era la situación.
Habían sido rodeados por personas que hablaban de que Kavin le había roto el corazón a una chica y todo ese tipo de cosas, haciéndolo ponerse nervioso.
—Mayra, preciosa... deja de llorar, nos están viendo...
—No puedo parar... me siento devastada—le costó pronunciar aquellas palabras, debido a que se ahogaba con su llanto.
Y si no fuera porque él la refugio en su pecho y ella fuera casi el Océano Pacífico por las lágrimas que derramaba, Srisawat le golpearía por lo de esa mañana.
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