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HABÍAN LLEGADO HACE UNOS MINUTOS Y NUEVAMENTE, MAYRA NO SE SOLTABA, y no era precisamente por el miedo que le causaba la velocidad, sino que se había dormido.

—Mayra...—habló MJ, moviéndose suavemente— llegamos hace un rato, ¿no vas a soltarme?

Y silencio.

—Preciosa, si no me sueltas...—y sintió su espalda algo húmeda— ¿qué demonios, Mayra?—y volteó como pudo, notando los ojos cerrados de la castaña y el hilo de baba cayendo por una comisura de su labio.

Y hizo una mueca de asco. Si, MJ pensaba que Mayra era demasiado adorable para tener 16 años y tenía ganas de guardarla en un frasquito y esconderla del mundo para que ni siquiera el pudiera dañarle, pero viéndola babearle la espalda toda sudada... lo mínimo era querer tenerla lejos.

Tomó los brazos de la fémina para sacarlos de su torso, haciéndola despertar de golpe y pegándole un cabezazo en su columna, provocando un quejido en ambos... quizás, sólo quizás Mayra no era tan inofensiva.

—Lo siento tanto MJ—se disculpo sujetándose la cabeza apenas bajo de la motocicleta.

—Tranquila, no me dolió—sonrió forzado, sintiendo un dolor infernal en la zona.

—Oh bueno... ¿pasas o me esperas aquí?

—Creo que lo menos que puedes hacer es invitarme a pasar, Mayra—su tono no fue el más amable.

—Bien bien... —se acercó a la reja mientras sacaba las llaves de su mochila para abrirla— ¿pasas primero?

Y MJ vaciló, quizás quedarse ahí esperándola no era pésima idea, pero verla ahí con ojitos perdidos y brillantes como las de un corderito por haberla despertado le habían enviado señales a sus neurotransmisores para que movieran sus piernas y entrara, sintiendo como ella cerraba la reja a sus espaldas y luego lo adelantaba para abrir a puerta.

—Adelante—sonrió ella y él se la devolvió.

Entró, notando el primer piso bastante ordenado y limpio, algo demasiado hogareño, lo que le provocó un poco de envidia momentánea. Admiró los cuadros donde Somchai y la pequeña eran protagonistas, incluso vio las medallas y trofeos de competiciones de patinaje.

—¿Patinas?—preguntó apuntando una estantería pequeña.

—Si, pero planeo dejarlo luego de la última competencia—admitió desde la cocina.

—¿Por qué?, la mayoría son de primer lugar o segundo—destacó, sacando su teléfono y tomarle fotos a las fotografías de la castaña de la pared, en donde se le veía en sus rutinas sobre patines.

—Tailandia no es precisamente el mejor lugar para patinar, otras cosas son mucho más importantes...—salió con un plato, chupando uno de sus dedos debido a la crema— te hice sándwiches con crema y fruta, ¿te gustan?

—Si...—tomó el plato, notando las divertidas formas hechas con frutitas.

Desde flores con mandarinas y kiwis, hasta corazones con fresas, y Mayra era definitivamente la dulzura en persona.

—Iré a bañarme, por lo que, si vas a usar el baño aprovecha de ir ahora

—¿Por qué?—alzó una ceja— ¿no tienen otro?

—Realmente no, solo hay uno y dos habitaciones arriba—apuntó hacía arriba.

Y negó, dejándola ir escaleras arriba sin antes entregarle la bolsa donde estaba la ropa que había dejado en el club y la cual, secretamente lavó para quitarle cualquier tipo de bacteria u cosa extraña del lugar.

MAYRA HABÍA BAJADO LAS ESCALERAS VISTIENDO unos jeans de mezclilla gastados junto a una sudadera gris que decía Harvard y unas zapatillas blancas, junto a un paquete de regalo.

—Bueno, ábrelo en casa—comentó extendiéndole la bolsita de cartón, con dibujos y cosas pintadas a mano.

—¿Me compraste algo?—alzó una ceja, sin poder esconder una sonrisa— ¿estás cortejandome?—y lo tomó.

—Ja!—soltó graciosa— realmente no te lo compre porque me gustas, lo compre porque debo compensar la pérdida

—¿Pérdida?, ¿qué perdí?—frunció el ceño, agitando el paquete a su lado, no escuchando nada— ¿alguna pista?

—No, ahora vamos a comer algo, muero de hambre—tocó su estómago.

Y soltó una risita, asegurándose de que Mayra ni siquiera pestañeara sobre su motocicleta.


LUEGO DE HABER SACADO A COMER A MAYRA Y LLEVARLA A SU CASA, MJ decidió que era hora de ir a la suya, ansioso por ver que era el obsequio de Mayra y del porque eso le "compensaba una perdida", no recordaba darle nada que pudiera significarlo.

Condució a casa, sonriendo mientras el viento nocturno chocaba contra el casco, haciéndole sentir vivo y despierto, como amaba los paseos nocturnos y pensó en que quizás, algún día invitaría a Mayra a uno... Mayra le había dicho tantas cosas que a él le habían dolido —como dejar el patinaje o arriesgarse por una "deuda" por su hermano—, le había provocado nuevos sentimientos y una nueva manera de ver la vida, cuestionándose si realmente su estilo de vida era demasiado para él, todo lo que MJ quería podía obtenerlo, pero ella no, ella prefería darle el mundo a quién estuviera frente a ella mientras se quedaba callada, sin esperar nada a cambio... odiaba cuando mujeres preciosas de ojos inocentes como los de Mayra existían, desprotegidas con roles que no les correspondían, sacrificando sus espaldas por las otras y eso hacía a Somchai mucho más detestable.

Llegó a su casa, estacionando y bajando casi de un brinco, llevando su regalo con él mientras quitaba el casco de su cabeza para dejarlo en algún lugar cuando entro a su hogar, sentándose en el sofá y observar con detalle aquella bolsa de cartón, un diseño único y hecho a mano, sonrió enternecido por algunos detalles como tinta corrida o como había disimulado figuras abstractas haciendo estrellas, sin duda, Srisawat era única, MJ nunca en su vida recibiría algo así, siempre sus amantes le daban cosas costosas... era costumbre que se conformará con algo caro y si era único, mejor.

—Bien Mayra, sorpréndeme—y abrió la bolsa, desatando unas cintas en las asas de esta.

Sacó el pequeño bolso de Adidas dentro y con confusión tomó la nota de post-it amarillo pegado con un sticker de carita feliz amarilla y brillante.

"Arruine sin querer tu pantalón y de la sudadera ni se diga, se que no puedo costear tu ropa, pero al menos, déjame darte algo que pueda cubrir.
Mayra Srisawat ^^"

Su corazón se contrajo en su pecho, abriendo el bolso para ver lo que había dentro, había un conjunto deportivo gris junto a calcetines, bandas para las muñecas del mismo tono y stickers junto a la típica carta por la colección.

—Por dios Mayra...—suspiró entrando a internet, buscando el precio para ver cuanto había gastado.

Sabía que hacerlo estaba mal, incluso, el dicho a caballo regalado no se le miran los dientes sonó en su cabeza, pero no podía estar tranquilo si no podía ver el precio, a pesar de que para él no era nada, quizás Mayra lo vio accesible y lo respetaría, aunque realmente se odiaba por hacerla actuar de esa manera, tampoco era que la ropa que le habían prestado era demasiado importante, podía importarla nuevamente y tres conjuntos si así lo que quería, pero aquel conjunto accesible por la gran parte de las personas se había convertido en lo mejor de toda su colección de diseñadores exclusivos y carísimos, porque el valor sentimental la convertiría en algo impagable.

Y de curiosidad, volvió a tomar la nota y la acercó a su nariz, olfateando el dulce aroma de vainilla de Mayra y la tinta de rotulador negro.

—Mayra...—suspiró, perdiendo su mirada en la caligrafía femenina.

Y sin saberlo, había caído rendido a los pies de Srisawat, pero solo le tenía afecto y quería cuidarla, nada más allá que eso... ¿no?


Nota de la autora!

Mientras lloro por Ximen, Xia, MJ y Mayra...

¿Les apetece algo del clásico Boys Over Flowers?, hace tiempo que quiero sumar una nueva heroina y bueno...

Jun Pyo o Ji-hoo.... ustedes deciden <3

Además, les adelanto que en unos días, publicaré uno de MJ por pedido de una persona especial, por lo que, si quieres de alguien en particular, como Thyme, Daoming o quién sea, háganmelo saber por aquí.

Besitos y pañuelitos.

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