05
LAS CÁMARAS DE LA TIENDA ESTABAN APAGADAS Y Mayra estaba sentada en la silla detrás del mostrador, su mirada se encontraba en otro lado de la tienda y sus mejillas sonrojadas de la vergüenza, mientras que Kavin estaba frente a sus piernas limpiando y curando sus heridas de las rodillas y codos, disfrutando secretamente de las reacciones de la menor.
—¿Duele mucho?—preguntó juguetón, soplando las heridas que contenían pomada— ¿quieres un besito?—no pudo evitar coquetear.
La mente de Kavin siempre funcionaba de la misma manera frente a una chica que encontraba hermosa: coquetear. Mayra era demasiado linda realmente y de hecho, le sorprendía que Somchai escondiera semejante belleza entre sus familiares.
—Si ya acabaste, puedes irte, debo cerrar—desvío el tema, escondiendo entre sus cabellos aquel sonrojo adorable en sus mejillas.
Él de gafas simplemente soltó una risa sonora, abriendo la caja de curitas para colocarla sobre las heridas de las rodillas, frunciendo los labios ante tal engaño, dónde se suponía que debían ser curitas de corazones o cosas tiernas, no pelotas de diferentes deportes.
—¿Qué paso?—bajó la vista, notando la mueca del más alto— ¿eran muy feas?
—No, tome simplemente la caja de curitas equivocada—justificó.
—A mi me gustan—respondió palmeando la cabeza del contrario, como si esa fuera su recompensa— gracias por esto...
Y se levantó de la silla, tomando la caja de curitas para simplemente avanzar a la puerta que decía "solo empleados" y antes de girar el pomo de la puerta volteó.
—Puedes irte, apenas salga voy a cerrar.
Y la chica se perdió tras la puerta, dejándolo confundido en el suelo y con el corazón latiendo de una manera extraña.
MAYRA MIRABA CON ADMIRACIÓN la caja de curitas de pelotas, realmente aún su cabeza no había procesado que aquel chico lindo de gafas se había preocupado por ella, es decir, Kumon lo estaba pero realmente no era lo mismo... a pesar de que siempre evitaba salir con otras personas por poner de prioridad a su familia, y quizás aquel chico de gafas podía ser una señal para vivir todo lo que había estado evitando.
Suspiró, negando con la cabeza para quitar cualquier tipo de pensamiento estúpido sobre segundos encuentros, eso había sido casualidad y nada más.
—No debes hacerte falsas expectativas, Mayra, de todas maneras, se veía demasiado mayor—frunció los labios mientras acomodaba su cabello en una coleta alta para dedicarse a hacer sus tareas para el día siguiente.
Por otro lado, Kavin acariciaba el lugar en su cabeza, el mismo en donde había recibido aquellas palmaditas que la más pequeña le había proporcionado, se sentía demasiado diferente a las caricias que otras chicas le habían proporcionado en cualquier momento de su vida, sin embargo, no quiso dejarse atormentar demasiado con el cálido sentimiento que se había instalado en su pecho.
—Pareciera que has ganado la lotería—Ren se había sentado junto a él en aquel sofá vacío, tomando su libreta para dibujar a su compañero.
—Bueno, técnicamente lo hice—respondió, inflando el pecho como si fuera un alfa.
—¿La encontraste?
—Si—asintió con satisfacción— es mucho más pequeña de lo que esperaba
—Mmm... ¿tienes su id o su número de teléfono?
—No—negó con una mueca.
—Bueno, técnicamente no la ganaste—Ren concluyó, haciendo el boceto— después de todo, solo la viste, ¿no es así?
Pero no solo la había visto, la había escuchado y tocado, quizás de la manera más pura en que alguna vez lo había hecho con una mujer y ella se lo había devuelto de una manera bastante extraña. Sus manos volvieron a tocar su cabeza, imitando lo mismo que la fémina había hecho con él.
—¿Qué estás haciendo?—Ren confundido le preguntó, para luego copiarle.
Sin embargo, Kavin no dijo nada, guardando aquello para él.
MAYRA HABÍA COMENZADO EL DÍA CON EMOCIÓN, su ducha había sido corta y había cambiado sus curitas por unas nuevas... sus nuevas y favoritas curitas de pelotas, había desayunado y hecho su rutina con normalidad.
No podía concentrarse en muchas cosas debido al chico extraño de la tarde anterior, ¿acaso había sido real o su mente le había jugado una muy mala pasada?, esperaba fielmente la primera, pero, sabía que era la segunda debido al sueño.
El día había avanzado con una lentitud tortuosa y Kumon tampoco había asistido ese día, lo que de cierta manera había sido agradable y a la vez aburrido, pensando en que realmente aunque el pelinegro no asistiera, sabía como molestarla.
—¡Debido a una fuga de gas en el laboratorio hemos decidido como escuela dejarlos ir a casa antes!—la voz del subdirector sonó por los altavoces, para luego, llenarse de gritos de emoción.
Mayra se había tomado su tiempo para guardar las cosas en su mochila y dejando otras en el locker, abandonando luego la institución y colocarse sus auriculares y colocar algo de música. Tenía toda la tarde libre hasta tener que trabajar, por lo que, sacó su teléfono al subir al bus para enviarle un mensaje a su hermano.
"He salido antes por una fuga de gas, estaré dando vueltas y luego ire a trabajar, xoxo, May"
LA TARDE EN LA CAFETERÍA había sido mucho más agradable que en la escuela, a pesar que adoraba el aroma del café y prepararlo, le permitía distraerse y enfocarse en algo más, algo similar y diferente al mismo tiempo con el patinaje.
Le gustaba que fuera demasiado concurrido porque eso no le daba tiempo a pensar siquiera en lo que iban a cenar o si debía hacer ella las compras esa semana en el supermercado, hasta que lo vió de nuevo, cruzando la puerta haciendo aquella campanilla sonar, anunciándolo como si fuera un ángel caído del cielo. Comenzaba a pensar que ya no era coincidencia y él la estaba siguiendo, o quizás lo era su mente era demasiado infantil para pensarlo.
—Buenas tardes—había saludado tras el mostrador— ¿qué le puedo ofrecer?
—Un caramel macchiato y un trozo de tarta de fresa—apuntó en la vitrina, para luego mirarla con una sonrisa— oh... Mayra, nos volvemos a encontrar
Y en ese momento supo, que a pesar de los dos encuentros que habían tenido, no eran simples coincidencias.
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