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04

TOMÓ EL AUTOBUS MIENTRAS que trataba de recordar los vehículos de la tarde anterior, sabía que los prestamistas siempre buscaban la manera de buscarte y cuando evitabas una, los siguientes encuentros serían completamente peligrosos, por lo que, debía tener demasiado cuidado.

Bajó fuera de la escuela y entró tratando de no estar nerviosa, ¿acaso ese era el miedo de Som?, sabía que en casos en donde se involucra el miedo y la ansiedad, debía mantenerlos lejos y ella ser quién dar la pelea, porque no era muy práctico estar los dos asustados y dejar que el pequeño problema se vuelva una bola de nieve.

—Dante, buenos días—sonrió ante el portero— sobre los hombres de ayer... diga cualquier cosa, que me fui de la escuela o que escape a Malasia, pero por favor, no de información real

—Tranquila señorita Mayra, no puedo proporcionar información sobre usted si no es a su tutor legal o su hermano —le trato de tranquilizar con sus palabras.

—¿Y si dicen ser amigos de mi hermano?

—Imposible, su hermano no tiene amigos

—¡Muy bien, Dante!—sonrió agradecida mientras aplaudía, felicitando al hombre mayor.

KAVIN HABÍA DECIDIDO salir un poco antes de la escuela para poder encontrar primero a la fémina, la codiciada hermana de Somchai... o bueno, entre él y MJ.

No le agradaba competir contra su mejor amigo por mujeres y bueno, realmente tenían gustos diferentes y aveces las compartían, pero sinceramente a Kavin no le apetecía compartir. En secreto, siempre había envidiado los carísimos autos de Thyme y la idea de tener uno le producía un picor en sus manos que le desagradaba en lo absoluto, y por primera vez iría contra sus principios... vamos, Mayra era una niña a sus ojos, o al menos, en las fotografías se veía así.

Decidió pasear con lentitud haciendo algún tipo de ronda, observando personas ir y venir, hasta que se sorprendió ver como una chica se caía de un bus en movimiento, teniendo una horrible caída contra el asfalto. La vio reprimir las lágrimas mientras que algo le decía al chofer y se observaba sus heridas.

—Pobrecita—dijo mientras que la veía desde la comodidad de su asiento.

A pesar que su corazón se reprimía al notar a una chica en aquellas condiciones prefería no meterse porque se distraería de su objetivo principal, pero cuando ella se puso de pie y se colocaba su mochila, recordó que ayer el chico misterioso llevaba una similar... y eso era imposible ¿verdad?.

MAYRA NO DEJABA DE SENTIR SUS HERIDAS sangrar y arder, sus manos, codos y rodillas habían tenido que afrontar la estupidez de un conductor ineficiente, a pesar que no era su primera caída de un bus, realmente le había sorprendido que apenas le habían abierto las puertas, avanzara y la hiciera caer contra el cemento... fue una caída fea y realmente ni siquiera se había dedicado a observar como estaban las cosas.

—¿Estás bien?—preguntó con preocupación su compañera estaba yéndose debido a que su turno había terminado— ¿te ayudo con tus heridas?

—No te preocupes Nana, puedes irte—sonrió tratando de disimular cualquier indicio que delatara su dolor.

—Te dejaré dinero para que te compres los apósitos y otras cosas—dijo preocupada la más grande— no las dejes mucho tiempo con tierra o se van a infectar—le advirtió dejando el dinero frente a ella— y hoy puedes cerrar a las ocho, son ordenes de la jefa

—Esta bien, nos vemos Nana—asintió guardando el dinero mientras que se acomodaba bien tras el mostrador de la tienda similar a un 7/11.

Las tardes ahí eran tranquilas y no mucha gente lo concurría, por lo que, se daba esos pequeños momentos de relajo para pensar en cómo solucionar el problema de su hermano... sabía que Nana tenía otro trabajo de medio tiempo que implicaba demasiado dinero y bueno, sabía que solo en casos extremos iba a considerar preguntarle a la mayor sobre aquello y al parecer ese era el momento.

Cerca de la hora de cierre, mientras que la castaña leía la revista que la anterior cajera había dejado en el mostrador una persona había entrado para dirigirse a pasos lentos por los pasillos.

—Estamos por cerrar—notificó ella, sin levantar la vista de aquellos artículos de farándula que no le importaban demasiado, deteniéndose en la página donde cuatro chicos estaban de pie, algo como un grupo de niños ricos mimados que no le presto ni la más mínima atención.

Cuando las cosas se habían presentado frente a ella, comenzó a escanearlas, notando apósitos y cosas para heridas y vaya coincidencia que ella también debía comprarlas.

Levantó la vista para poder anunciar el total de los artículos, un chico de gafas le sonreía de manera encantadora mientras le extendía su tarjeta de crédito.

—¿Puedo pagar ya?—preguntó curioso, mientras ella presionaba algo en la pantalla frente a ella y luego, apuntarle la máquina frente a él para que pudiera pagar.

La música sonaba en el fondo, dando una atmósfera de película romántica adolescente, en donde los dos protagonistas se conocen por casualidad, pero aquella ensoñación duro un par de segundos hasta que la boleta comenzó a ser impresa y ella se la entregó.

—Muchas gracias y vuelva pronto—dijo mientras que lo miraba nuevamente luego de entregarle sus cosas guardadas en una bolsa plástica.

Sin embargo, Kavin soltó una risita mientras que leía la etiqueta en su chaqueta del local para confirmar sus sospechas, "Mayra S.".

—Mayra, ¿verdad?—preguntó él, tratando de entablar una conversación.

—¿Me conoce?—preguntó tratando de tapar su etiqueta— señor, creo haberle dicho que cerrábamos pronto...

—Es lo que dice en tu etiqueta—apuntó— te vi hace un rato caerte del bus y bueno, supuse que no habías tenido tiempo para curar tus heridas...

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