02
THYME SONREÍA MIENTRAS MIRABA SU ZAPATO CON LA ASQUEROSA MANCHA naranja y que anteriormente había sido lamida por su principal objetivo del momento: Srisawat Somchai, aquel chico becado por buenas notas.
–No le daremos la tarjeta a Somchai esta vez...–soltó el castaño con una sonrisa maliciosa dibujada en el rostro– pero lo que si, necesito que juguemos con el corazón de su hermanita menor–tiró un folio en la mesa con descuido.
Kavin y MJ se pusieron a urgar aquel folio con curiosidad, cuales ratones cayendo en una ratonera con un pedazo de queso demasiado exquisito para no tentarlos en caer en la trampa.
–¿Quieres qué cortejemos a una niña de doce años?–el de coleta habló entre risas– eres realmente un degenerado, Thyme
–Según la fecha de nacimiento, estaría en los 17–respondió obvio– no hay muchas fotos de su rostro y las más actuales realmente no se le ve bien el rostro o están en una muy mala calidad–mostró las otras fotografías.
En las fotos se notaba la chica en aquellos trajes y mallas de patinaje en hielo y artístico en competencias poco más que estatales que nadie realmente les prestaba atención y las fotografías prácticamente no eran muy importantes, debido a la poca seriedad que la gente y el estado no les prestaban demasiada atención.
–Quieres que seduzcamos a la hermana menor de Somchai y luego qué–preguntó MJ indignado– sabes que nosotros no somos de los que jugamos con las mujeres...
–Tómenlo como un juego, de todas maneras, les daré lo que quieran –hizo con su mano un ademán para restarle importancia.
–Tu auto–Kavin se adelantó, dispuesto a aceptar aquello por un sueño bastante codicioso– quiero tu maldito auto y dinero
–Bien....–sonrió el moreno en grande– ahí están los papeles, todo esta permitido
El de chaqueta de cuero negra miró con incredulidad al de gafas, ¿realmente iba a aceptar algo tan estúpido auto de Thyme por cumplirle un capricho,?, estaba bien que aquello de las tarjetas y penitencias fuera entre hombres porque podían pelar y matarse sí quisiesen, pero las mujeres siempre habían estado fuera y era algo que MJ siempre iba a respetar.
–Bien, cuenten conmigo también
EL PATINAJE ERA ALGO QUE REALMENTE Mayra disfrutaba, porque realmente le ayudaba a despejar su mente después de clases y la cancha prácticamente era para ella y un par de estudiantes más.
Había ajustado bien los patines y comenzaba a mover sus pies con delicadeza y lentitud, colocando sus auriculares y dejar que la música hiciera su trabajo. Le gustaban esos momentos en donde podía dejarse ser ella misma, donde todo lo que importaba era Mayra Srisawat y no el mundo... donde realmente su mente se desconectaba con el ambiente y podía estar tranquila.
Ed Sheeran le ayudaba con aquella rutina que estaba creando para la próxima competencia, en la cual esperaba poder llegar a las nacionales y dejar por fin las estatales. Su sueño era ser una gran patinadora y esperaba conseguirlo a toda costa.
Había terminado como de costumbre a la misma hora, guardando los patines en el pequeño bolso en donde permanecían guardados para luego volver a ser utilizados, luego de guardarlos dentro de su mochila se dedicó a hacer su rutina de bañarse y volver a cambiarse, yendo hacía su locker y poder por fin irse de aquella institución para ir a casa, pero se vio impedida por Kumon.
—Mayra... por favor—el chico habló apoyándose en el locker a su lado— solo una salida y dejó de molestar, lo prometo—cruzó sus manos, como si estuviera rogándole.
—No, ya te he dicho que no—gruñó sus palabras, colgando la mochila de su hombro— ahora, debo irme a casa
Y antes de que el pelinegro pudiera si quiera pronunciar algo, Dante, el portero se había aproximado a ella con una mueca que no pudo descifrar.
—Señorita Srisawat, alguien en un Ferrari la esta esperando afuera, ¿qué le digo?
—Que me fui hace unas horas—fue lo primero que su cabeza había buscado como solución— y cualquier cosa, mándelo a la otra esquina de la ciudad y que estoy allá...
—Bien—asintió para irse.
—¿Un ferrari?—Kumon habló por fin— ¿qué demonios?
—Secuestradores—dijo como si fuera la respuesta— soy muy linda y los secuestros realmente son cuando menos te lo esperas, a plena luz del día —justificó obvia, para luego, tomarle la mano al más alto— ahora tú, mi buen amigo Kumon, me darás tu uniforme para irme a casa
—No puedo darte mi ropa, somos diferentes tallas y no soy fan de las faldas—dijo con una mueca— podemos ir a las ropas perdidas y ver algo
Y así fue, usando prendas masculinas un poco grandes junto a un gorro del más alto para tapar su cabello, si iban a irse debía de ser alguna manera donde no estuviera expuesta.
—Falta algo... —dijo rebuscando en su mochila algo, hasta encontrarlo, una mascarilla negra y se la colocó, para luego asentir — bien, ahora dime... —carraspeó, haciendo una voz muy grave— ¿suena masculino?
—Si fuera mujer, pensaría que eres un degenerado en las drogas... —negó con la cabeza— mejor no digas nada hasta que nos hayamos ido
—Bien.
Y así fue, caminaron hasta la entrada para irse, agradecía que la escuela lavara las prendas de la ropa perdida cada semana porque realmente no sería agradable ir con ropa que no es tuya junto a olores asquerosos. Notó de reojo el Ferrari de un color bastante exótico y una moto verde a su lado, con dos chicos sospechosamente guapos, con los cuales conectó miradas y Kumon decidió taparla, abrazándola por los hombros.
—Creo que es mala idea que hagas contacto visual con ellos—dijo bajito en su oído— mejor finge ser mi novio, así dejaran de presentar atención, de cualquier manera, estas vestida como uno
Y eso hizo, cargo su cabeza en el pecho ajeno, dándole una nalgada de manera descarada provocando que el más alto diera un salto de sorpresa, por lo que volteó a ver discretamente como ambos hombres desviaron las miradas incómodos, sabiendo que había logrado escapar con éxito.
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