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—Americano.
—Park Jimin.
—Me alegro.
Vi como se acercaba a la barra y movía sus ágiles y pequeñas manos que me di tiempo de observar al estar cerca mío.
No estaba ni concentrado, pero aún así. Lograba oír las respiraciones calmadas de la pareja a mis espaldas, distinguía las conversaciones unas de otras y escuchaba como la crema salía con un extraño ruido lejano de su envase. Era raro, escuchaba las pisadas frágiles de un perro callejero al estar cerca de la ventana y el sonido del aire frío y caliente colisionar entre sí cada vez que un cliente llegaba muerto de frío.
No era ni triste ni feliz, solamente tenía el presentimiento de encontrarme solo me invadía por completo, y por lo tanto no creía que una nueva letra en la puerta de mi armario sea tan mala idea.
De todos modos ¿para que servía?
Era pálido, eso todo el mundo lo notaba, pero todos parecían mirar mis huesudas manos blancas como si de Gioconda se tratase. Y no es que me agradará sentir las asquerosas pupilas de la gente en mi.
El chico de mejillas abultadas, manos pequeñas, grandes labios y cabello color rosa chicle se acerco de nuevo a mi con mi americano en la bandeja, la dejo frente a mi y se fue dándome una coqueta sonrisa.
Estas triste
¿Necesitas azúcar, chico lindo?
Suspire y mire en su dirección, jugaba con las bombillas de forma ociosa y no dudo en levantar una ceja al sentir como lo miraba de forma insistente, se acercó a mi mesa de nuevo y se sento frente a mi, mientras yo sonreía de lado y daba un sorbo a mi café.
—Te gusta la música clásica— me dijo apoyando su codo en la mesa y posando su mentón en su mano.
—Observador— levante una ceja yo, girando entre mis dedos aquella nota que no había logrado alegrar mi día de sobremanera —Min Yoongi.
—¿Divertido?— sonrió, logrando que sus ojos se vieran como pequeñas líneas.
—Puede ser— me levante, tomando de un sorbo la mitad del contenido y comenzando a juguetear con su cabello —Vendré mañana, quiero que me atiendas de nuevo.
—¿Debo crearte otra nota?
—Prefiero que adivines el sentimiento que tengo en el día, porque haz fallado, Park Jimin.
El chico soltó una risa y asintió, levantándose y contorneando su cadera de forma involuntaria. Se acerco a mi mientras me encargaba de sacar el dinero y jugueteo con el cuello de mi camisa, mientras me encargaba de dejar el dinero en su bolsillo, antes de guiñarle un ojo y salir del lugar.
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