I
.
.
.
.
.
.
Se encontraba entrando a su facultad, luego de unas merecidas vacaciones, volvía a pisar la Universidad de Manchester. Iría a su habitación asignada y descansaría del largo viaje. Oh sí, eso haría.
Harry Styles, estudiante en diseño gráfico. Iba en su primer año, a pocos meses de terminar para iniciar otro. Era un chico normal, muy lindo y para muchos, raro. Algunas personas lo veían mal, con desprecio, otros lo ignoraban. Mientras algunos otros, lo miraban con deseo y fantasiosos.
Harry vestía con pequeñas faldas, cortos tops, remeras cortas con dibujos bonitos, medias a la rodilla o completas, colores pastel (no le gustaban los colores oscuros, pensaba que lo hacían ver mal), coronas de flores, usaba labial y rubor. Decir que no se veía bonito era solo envidia.
Llegó a su habitación, compartida, debía recordar, miro al rededor esperando no encontrar a su compañero de habitación. Suspiro de alivio al no verlo. Le había hecho la vida imposible desde que se conocieron, siempre lo molestaba por cualquier cosa, pero a él no le quitaba el sueño, claro que no, le crecía aún más el ego.
No lo entendía, trato de llevarse bien con él o simplemente tratarlo bien desde el primer día. Pero no, Louis tenía otros planes al parecer. Ese primer día, cuando lo vio entrar por la puerta, lo miro extraño, pudo jurar que vio una pequeña sonrisa en sus labios, que al instante desapareció, estaba tan cansado como para recordarlo.
Fue a su cama dejo sus maletas, saco todo y lo acomodó en el pequeño closet de su lado, se dió una ducha rápida, se puso un pijama y se recostó, mañana tendría un día largo y quería descansar antes de comenzar las clases.
🍒
Louis bajo del taxi con maleta en mano, retiro sus gafas de sol y caminó a la entrada del edificio. Le vendría muy bien una ducha, el largo viaje y el clima lo ameritaban.
Era el chico regularmente popular, vestía de negro y cuero la mayoría del tiempo, tiene una personalidad dura, fría, no era muy sociable, sin embargo, tenía amigos. Un tipo narcisista, y algo insoportable e idiota.
Llegó a su piso y se dirigió a su habitación, al sacar la llave, se dió cuenta que la puerta ya estaba abierta. Harry había llegado. Sonrió y entro, lo vio cómodamente dormido en su cama, él dejó sus cosas en la propia, para luego comenzar a guardar todo en su closet, sacó un par de prendas y fue a la ducha.
Salió luego de veinte minutos completamente cambiado y con el cabello húmedo, se puso loción, se arregló un poco más y salió de la habitación. No sin antes despertar accidentalmente al ojiverde.
Bajando por el elevador encontró a un amigo, salieron del edificio y esperaron a otra persona en la puerta.
Harry despertó desorientado, se refregó los ojos y se sentó en la cama, buscó qué lo había despertado pero no encontró nada, solo una maleta grande sobre la cama de enfrente, vacía, y algunas cosas regadas en esta. Gruñó, Tomlinson había llegado. Tomó su celular para ver la hora, había dormido bastante, ya era noche. Se paró y buscó en su pequeña mochila dinero para la cena, salió del edificio y en veinte minutos ya estaba llegando a su habitación. Apenas díez minutos después entró el ojiazul. Lo ignoró por completo.
Louis fue a su armario y buscó su chaqueta de cuero con estampas en su closet, pero... Faltaba algo.
-¿Dónde está mi caja?.- vió al rizado con una mirada fría.
-Yo que voy a saber.- El rizado se encontraba sentado en su cama, recargado en la pared, con su cena en las piernas y celular en mano.
-¿Dónde está mi maldita caja? Ahí estaba cuando llegué.- fue hacia el rizado y le quitó todo de las piernas ignorando las quejas, lo tomó del brazo y lo levantó.- No lo voy a repetir de nuevo, ¿Dónde está mi caja?
-No lo sé, sueltame, me estás lastimando.- trataba de salir del agarre pero con cada esfuerzo el apretón dolía.
-Eres el único que ha estado aquí, ¿O acaso metiste a alguien más?– de solo pensar que Harry pudo haber metido a alguien un sentimiento de enojo y celos crecía en su pecho.
-¿Que? Estás loco Louis, suéltame, no sé dónde está tu maldita caja, siquiera la he visto.- El ojiazul lo soltó, tirándole sobre la cama, fue al closet contrario y movió todo hasta dar con la caja del ojiverde.- Oye esa es mía, ¿Que estas haciendo?– le habló alarmado al ver que la abrió de un jalón.
-¿Que tenemos aquí?– dijo con impresión y un destello de burla.
Louis volteo a verlo con un dildo en sus manos, el rizado se tornó de un rojo vivo.
-E-eso no es mío...
-Vamos, no tienes que fingir que no.– dijo con expresión "seria".
-¡Pero no es mío!
-¿Y entonces por qué lo tienes?- aún con el juguete entre sus manos caminó hacia Harry, que permanecía estático y con las mejillas muy sonrojadas, podía apostar que parecía un tomate en su punto.
-No... no lo sé.- susurró sin pensar y nervioso, retrocedió al verlo demasiado cerca.– aléjate.
Jamás se explicaría el por qué se pone nervioso cuando tiene a Louis cerca, no logra entenderlo. Tal vez era por el exquisito perfume que usaba, la forma que ahora le está sonriendo, el cómo sus ojos azules parecían adaptarse a la luz brillante y al fondo blanco de las paredes. Si, Louis era guapo, MUY guapo.
Para el mayor, ésta era la gran oportunidad que había esperado.
-Sabes Harry, no te lo quería decir, pero me encanta cuando te pones ese pijama.- se iba acercando un poco más y con cada palabra el ojiverde se sonrojaba todavía más... Si es que podía.
-L-louis estás borracho, no sabes lo que...- Choco con la pared, vio al castaño subir de rodillas a la cama y él comenzaba a temblar y sentirse caliente.
-Pero no he tomado ni una sola gota de alcohol.- arrastró sus rodillas hasta estar al frente del rizado, que se mantenía estático, tomó la mano del rizado y la acerco a su entrepierna.- ¿Lo sientes? Tu me pones así Harry.
Eso último fue un susurro, con su aliento chocando en su boca por estar a escasos centímetros, el rizado emitió un pequeño jadeo y por inercia apretó la mano alrededor del miembro del ojiazul sobre el pantalón, quién ahora tenía las pupilas dilatadas, olor fuerte a cigarrillos mentolados y ese perfume que le encantaba a Harry.
-Louis...- Dijo entre un jadeo y voz baja.
-Dime pequeño Hazz.– bajó al cuello del rizado y repartió besos por todo el lugar hasta la mandíbula.
-Q-quiero...
-Quieres...- cuestionó aún centrado en su labor.
-Besame.- Louis sonrió y llevó sus manos a la cintura del menor, lo acercó a él y estampó sus labios a los contrarios.
Acarició un poco su cintura, luego bajó a sus caderas y apretó un poco ahí. Pasó sus manos a las piernas suavecitas del rizado. Se besaban tan profundo, con hambre y lujuria. Los dos tenían ganas de más.
-Lou...- jadeó sobre el beso, cuando el mayor apretó su trasero, las manos de Louis le recorrían el cuerpo, cada extremidad.
Y por Dios que le encantaba.
Esas manos ásperas y grandes, suaves a la vez, que lo tocaban de forma delicada. Las sintió en su espalda, levantandolo, para luego dejarlo caer suavemente, alejar las manos de su cuerpo y consiguiente, alejarse de él.
–¿P-por que te vas?– el castaño lo vió con los labios rojos y húmedos, rizos desechos y mejillas sonrojadas. Sintió una punzada que iba directamente a su entrepierna.
–¿No querías que me alejara?– preguntó con una sonrisa de lado, Harry negó con sus pequeños rizos sacudiéndose con el movimiento, lo que provocó una otra sonrisa de ternura en los labios del mayor.– Bien.
Llevó sus manos a los costados del chico, apoyándolas en la cama. Se acercó de nuevo a los labios regordetes y rojos, solo un roce.
–A mi cama.– murmuró sobre sus labios para luego dejar un pequeño beso. Se aparto de inmediato y se sentó en su cama palmeando sus piernas, indicándole al rizado que se sentara sobre ellas. Harry se levantó con duda y se acercó lentamente, hasta que el castaño lo alcanzó tomando su mano y jalandolo hasta sentarlo sobre el.
Acaricio sus piernas, eran su obsesión pero nunca las había tenido tan cerca, nunca había visto ni tocado unas piernas tan bonitas, blancas y suaves. Se dedicó a dejar besos por su cuello, algunas veces dejando marcas violáceas. Los jadeos del menor se habían convertido en casi una adicción, con su voz medianamente grave y quedita.
Tomó con sus grandes manos las caderas del menor y lo movió en círculos sobre el. Harry jadeaba por la sensación, si por encima del pantalón se sentía así de grande, ¿Cómo sería dentro suyo?. Llevó su boca a la del ojiverde para acallar los gemidos bajos que comenzaba a soltar por la fricción a su propio miembro, metió su lengua y recorrió todo lo que pudo antes de parar de mover sus caderas. Estiró un brazo y alcanzó a abrir el cajón de su escritorio, sacó de este una botellita de lubricante con envoltura chillona y un condón.
–No haremos nada que tú no quieras.– se dirigió a Harry mientras llevaba una mano a la mejilla sonrojada dejando una caricia.
Harry lo vio casi con adoración, era la primera vez que alguien le preguntaba eso. Ninguna de sus antiguas parejas le preguntaba siquiera si le dolía. Se sintió bien, se sintió como lo más importante en el mundo. Solo esperaba que no fuera una fachada. Asintió con un pequeño nudo en la garganta por la emoción.
–Hazlo.– dejó salir en un hilo de voz, por lo que Louis sonrió.
–Quítate esto.– tocó la pijama.
Se puso de pie y retiro su camisa, observando al menor comenzar a desprender la suya. Miró el cuerpo perfecto del menor, y sintió su miembro crecer aún mas. Debajo de los shorts llevaba unas pequeñas bragas color lila, quedaban como un bonito accesorio a juego con su piel blanca, encajaban tan bien en su cadera y no dudaba que se amoldaran perfectamente a su culo rechoncho.
–S-son más cómodas que los boxers.– estaba nervioso, siempre le habían ofendido cuando sabían que usaba ropa interior de mujer, lo llamaban de puta y que solo las usaba para poder tirarse a quien quisiera.
–Está bien, te ves precioso así.
Y justamente era esa sonrisa que Louis le estaba dedicando por la que no quería caer, pero era difícil. Se sintió cálido, además de lo sexual, era un sentimiento de alivio y de sentirse bonito para alguien. Le había gustado a Louis, era precioso para él. Así que sonrió dejando ver sus hermosos hoyuelos.
Se sentó en el regazo de Louis de nuevo, lo beso lento, solo disfrutando mientras lo tuviera, por qué seguramente Louis mañana lo olvidará y lo seguirá tratando mal.
A Louis le latía el corazón a mil, no pensó que podría llegar tan lejos, que a la primera insinuación recibiría un golpe. Ahora lo tenía sobre su regazo, besándolo de forma delicada mientras lo tocaba suavemente, sin ninguna intención de hacer otra cosa.
Pero Harry dió el primer paso, moviendo las caderas sobre el castaño. Gimió bajito cuando su pene rozó el abdomen de Louis. El mayor lo agarró fuerte de las caderas, ayudándolo a moverse. Los dos solo estaban en ropa interior, por lo que la sensación era mucho más placentera.
Louis se levantó, aún con Harry sobre su regazo, lo dejó sobre la cama y lo recorrió con la mirada.
Harry era simplemente perfecto.
Acarició la cintura del menor, amando como sus manos encajaban tan bien en ese lugar. Bajó su mirada a las bonitas panties lila, como se acomodaban a su cadera, llevó sus manos a ese lugar, acariciando por encima del trozo de tela.
–¿Puedes darte la vuelta?– Harry asintió mordiendose el labio y girando sobre la cama para quedar boca abajo.
Louis beso toda su espalda hasta bajar a las bragas, estiró en poco hacía abajo el listón que tenía pegado al elástico. Dejó un pequeño beso en la unión de la espalda baja y los glúteos.
–¿Puedo quitartelas?– Refiriéndose la las panties. Recibiendo un "mhm" por respuesta.
Tomó el borde de la prenda entre sus manos y poco a poco fue bajandolas. Su respiración esfumandose al tener frente a él ese culo redondito y grande. ¿Cuántas veces había fantaseado con tocarlo? Perdió la cuenta, fantaseo con poder abrazarlo fuerte después de tener sexo, con llenarlo se besos al despertar, subirle el desayuno hasta la habitación, consentirlo como merecía. Si, Louis era un maldito cursi.
Lo agarró entre sus manos para así apretarlo, escuchó el jadeo de Harry, para tener más confianza en tocarlo. Se colocó encima del rizado y repartió besos por su espalda y la parte de su cuello que estaba libre. Bajó sus manos a la cintura y apretó.
Harry estaba feliz por el trato que recibía, jamás lo habían tratado con tanta delicadeza, nadie se tomaba el tiempo de hacerlo sentir bien a él, por lo que disfrutaba tanto lo que pudiera de ese momento. Louis le hacía olvidar todas esas veces que sus antiguos novios lo tomaban aún cuando no quería, le hacía olvidar el dolor, lo hacía sentir querido.
Elevó el trasero para sentir algo, estaba un poco ansioso, por su cabeza pasaba la posibilidad de que el castaño solo esté jugando con él, y quería asegurarse que no fuera así, por lo que lo incitaba a tocarlo o a hacer alguna otra cosa.
–Louis... Ya, ya, ya. Por favor.– suplicó, el mayor siguió repartiendo besos.
–¿Que pasa amor? ¿Que quieres que haga?– se levantó rápido y quitó sus boxers. Volvió a quedar encima del chico.
–Tócame.
Louis gruñó cuando Harry volvió a levantar el culo, su miembro chocando contra el pliegue que escondía la entrada del rizado.
Con una mano buscó entre las cobijas hasta que dió con la botellita de lubricante. Separó las piernas de Harry y se posicionó entre ellas, esparció el lubricante por tres de sus dedos.
–Te voy a preparar, así no dolerá mucho.– Harry alcanzó a asentir, para luego dejar salir un pequeño quejido al primer dedo introducido.
Lo movía lento para después de unos minutos, meter el segundo dedo, los movió en tijeras y más rápido, escuchando los gemidos amortiguados por la almohada, viéndolo levantar las caderas para sentir más. Metió el tercero dedo y los movía con rapidez.
–Estoy... E-estoy listo. Lou...– se removió sobre la cama buscando la atención del mayor.
Este seguía con su trabajo, atento a como sus dedos se perdían en ese agujero, en los movimientos desesperados de Harry, en como apretaba las sábanas y los gemidos celestiales que no paraba de soltar.
–¡Louis!– lloriqueo.– por favor, por favor... Voy a terminar...
El castaño sacó sus dedos del interior de Harry inmediatamente, no lo dejaría terminar si no era con su polla dentro.
Alcanzó el condón y con cierta dificultad por sus dedos resbaladizos, lo abrió y se lo colocó, luego tomó el lubricante esparciendo una buena cantidad sobre su polla, siseo por la frialdad en su extremidad caliente. El rizado intentó girarse para quedar boca arriba.
–No.– tocó su espalda impidendole moverse.– Quédate así. Si algo te incómoda o duele solo tienes que decirme, ¿Esta bien?
–Si, si, metemela ya.– le suplicó.
Lo sintió sobre su entrada, sintió la presión que ejerció y después como se deslizaba dentro de él, dolía, pero no quería parar, sabía que no le haría daño y que el dolor era pasajero.
El vaivén comenzó lento, sin ninguna prisa, viendo las expresiones de Harry por si alguna se trataba de dolor, pero ninguna lo fué, al contrario, era placer. Aceleró un poco, cuando Harry comenzó a mover sus caderas.
-Lou...
-Oh Hazz... Mierda, estás tan...- puso sus manos sobre la cintura del chico apretando fuerte.
Comenzó a moverse más rápido, conforme las embestidas aumentaban Harry sentía que ya no podía más, que en cualquier momento se correría, Louis golpeaba su punto una y otra vez y eso lo hacia temblar y gemir más alto por el delicioso placer que le estaban otorgando.
-L-lou... Más, más p-por fav-or.- Louis paso un brazo por debajo del estómago de Harry, lo levantó y el se sentó de rodillas en la cama con el rizado encima, se impulsaba para cada embestida y Harry daba pequeños saltitos.
Ya no podía controlar los sonidos que salían de lo más profundo de su garganta, Louis llevó una de sus manos a su boca y le introdujo dos dedos. Lo cierto era que no deseaba que nadie más escuchara a su chico.
Harry se atragantó un poco al principio pero supo controlarlo, chupaba los dedos mientras no paraba se saltar sobre la polla de Louis, ahora solo sabía que entre más movimiento, mejor se sentía.
Louis sacó sus dedos y lo agarró de la mandíbula, hizo que volteara y lo besó, en un beso dónde los dos competían por quién metía lengua a quien, con acallados jadeos y gemidos desesperados pidiendo más. Una batalla de lenguas por quién sería la primera en explorar la cavidad del otro.
Se separó del beso, soltó a Harry y lo empujó a la cama, para que quedara de rodillas, con el culo alzado y rostro contra el colchón, agarró sus caderas, mientras entraba y salía de él con fuerza. El rizado apretó entre sus manos las cobijas, eso era demasiado para él, era un milagro que aún no se haya corrido. Pero lo sentía cerca. La polla de Louis embistiendo ese lugar tantas veces lo volvería loco, le faltaba poco para su esperado orgasmo.
–Louis... y-ya... Me... ¡Louis!– Harry acabó con un fuerte grito, aún soltaba gemidos por la sensibilidad que le dejó el orgasmo y por Louis que aún lo embestía. Termino sin tocarse una sola vez.
–Falta poco... Hazz... ¡Ah, Harry!
Le bastó unas cuantas embestidas más para correrse dentro del condón. Encontrar eso que con desesperación buscaba.
Salio del menor y se acostó a un lado, atrayendo al chico consigo. Harry se dejó hacer, se abrazó a su pecho con pereza. Se quedaron unos minutos así, callados, oyendo la respiración del otro.
La cabeza de Louis estaba hecha un lío, mantenía un debate entre si preguntarle a Harry o dejar las cosas así, aunque no tenía nada que perder, salvo por una respuesta negativa y una restricción de acercamiento por parte del chico.
Un poco extremista.
Pero si no lo hacía ahora, ¿Cuando? Se armó de valor y decidió preguntarle:
-Harry, ¿Quieres ser mi novio?
Bien, no esperaba eso en absoluto. El rizado se levantó un poco para mirarlo aunque se mantuvo callado por la sorpresa, es que... Dios, que directo, no se esperaba nada así. Tampoco se escuchaba como una broma, la expresión seria de Louis le decía que no era una. Mordió su labio y pensó, igual no le tomó mucho tiempo decidir.
-Si.
Louis sonrió y lo abrazo más fuerte, acercándolo lo más que podía a su cuerpo y consiguiente, lo besó.
–Mierda, he esperado esto desde que te conozco.– Repartió muchos besitos por su rostro, sonriendo ante la dulce risa de Harry, que sin presumir, él provocó.– me gustas desde el primer segundo que te ví.
–¿Y por qué me tratabas tan mal si te gustaba?– quiso saber.
–Forma estúpida de llamar tu atención.– le explicó.
–Creí que me odiabas.– dijo bajito.
–Perdón, en mi mente sonaba lógico.
–Muy mal Lou.– rió bajito.
Y durmieron, abrazando uno al otro, con la felicidad dándoles las buenas noches.
🍒
.
.
.
HOLA BELLEZAS.
Espero les haya gustado ésta nueva versión, aunque no cambié muchas cosas, agregue un poquito más. Lo mejoré un poquis.
Vayan al siguiente y último cap de esta hermosa historia, también habrá nuevas cositas e igual espero les guste.
Gracias por la atención y por seguir aquí ✨.
All the love, Pau. Xx.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro