capítulo iv - the decision
capítulo iii - la decisión
LA DECISIÓN HABÍA SIDO TOMADA y antes de que se arrepintiese en la siguiente noche, recorrió el mismo camino únicamente con su cinturón de dagas tapado por su atuendo de ese día. Esta vez, subió al apartamento de la antigua Dama de Cristal sin miedo a que le escuchara o viera. De nuevo, la puerta estaba abierta y encontró a la mujer rubia sentada en frente de su mesilla de la sala de estar en frente de un tablero de ajedrez con las piezas blancas y negras colocadas estratégicamente.
Phoebe, que estaba mirando fíjamente el tablero, alzó su vista hacia su vieja amiga y la invitó a pasar.
—Pasa y cierra la puerta, Medelyn.
—Prefiero que por ahora me llames Epione.
La rubia levantó las manos a modo de rendición asintiendo y la Dama de Cristal observó la venda que llevaba alrededor de un brazo y los restos colorados por el rostro que habían quedado tras la pelea que tuvieron el día anterior. Una parte de ella, muy pequeña, se sentía culpable por haber causado esas dolencias. Pero fue eclipsada rápidamente por orgullo al saber que si ella hubiese querido, podría haber finalizado la misión sin problemas y habría ejecutado un trabajo que nadie había logrado hasta ese momento.
—Está bien, Epione. Viví lo mismo hace mucho tiempo y sé de primera mano la gran confusión que tienes ahora. Supongo que si no me mataste ayer y has regresado sin tanto sigilo es porque quieres respuestas.
La pelirrosa dejó su cinturón de dagas en el sofá que tenía a su izquierda sin dejar de analizar los movimientos de la mujer que era la clave de todas sus lagunas mentales.
—No sé quién soy y creo que llevo mucho tiempo sin saberlo. Me vienen estas imágenes y momentos borrosos con personas que no recuerdo. Personas que me llaman Medelyn. Había un hombre joven que me cuidaba, parecía quererme.
Al oir lo último, Phoebe abrió los ojos con sorpresa. No esperaba que las primeras pinceladas de recuerdos fueran sobre Richard Grayson teniendo en cuénta cómo acabaron las cosas entre ellos dos. Pero entendía que su relación fuera lo suficientemente fuerte como para resurgir entre las sombras que habían nublado la mente de Medelyn.
—¿Cuándo comenzaron a aparecer esos recuerdos?
—Hace poco, creo que estos últimos días. Son los únicos que puedo recordar con claridad.
—Entiendo. Mira, la Casa de los Espejos realiza una operación poco legal y segura que esconde las memorias y repite el procedimiento de manera periódica con un implante que tienes en la nuca para que vivas en la ignorancia del mundo exterior y tu pasado. Tengo amigos que pueden ayudarte y puedo reunirte con tu familia, pero necesito que confíes en mí.
—No sé cómo sería antes, pero ahora soy así y no será agradable para mi familia verme así. No confío en ti ni en tus amigos, pero tampoco confío en mis compañeras ni en mis jefes. Ya no confío en nadie.
—Haces bien en desconfiar, pero a veces es necesario dar un voto de confianza. Y yo te doy mi palabra de darte las respuestas que buscas, a cambio... creo que con mantener intacta mi vida es suficiente, la verdad.
Phoebe extendió su brazo ante ella con una sonrisa ladeada y brillo en sus ojos a la espera de una respuesta.
—Trato hecho.
Y con esas palabras y un apretón de manos cerraron el pacto.
—Muy bien, ya que hemos acordado que no me vas a matar tengo que confesar que me he puesto en contacto con mis amigos de Central City y les he puesto al día con tu situación. Un conocido me ha facilitado un jet y podemos reunirnos con ellos en esa ciudad para ayudarte.
La chica se lo pensó durante unos instantes antes de asentir con la cabeza.
—Genial, antes de irnos tengo que quitarte el implante que te pusieron. No devolverá tu memoria pero al menos evitará que puedan seguir controlando tus acciones.
DESPUÉS DE UN TEDIOSO RATO y dejar el lavabo manchado de sangre, el pequeño chip se encontraba fuera. Tras limpiar la zona y dejarla protegida, sin esperar mucho más se dirigieron hacia el aeropuerto para encontrar el jet privado e irse. Ambas iban con prisa sabiendo que para ese entonces la Casa de los Espejos se habría percatado de la situación, y ninguna quería esperar para confirmar la teoría.
A esas horas estaba desierta la pista de aterrizaje y a paso acelerado recorrieron el lugar. Al final de la pista se encontraba un pequeño jet. Siguieron avanzando pero la pelirrosa sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, paralizándola por completo. Vio cómo Phoebe se giraba y paraba en seco para verla y mirar a lo lejos con preocupación. No entendía lo que le intentaba decir, solo sentía un gran dolor recorriendo su cabeza, como si unas garras se aferraran a su cráneo.
Sentía cómo tiraban de ella para que siguiera avanzando, pero su cerebro le pedía otra cosa. Pedía violencia, exigía que Epione terminara su misión y acabara con Phoebe Scarlett. ¿Qué le estaba pasando? ¿No se suponía que ya no podían controlarla? No podía ser posible, a no ser... Pero no, no correrían ese riesgo. No expondrían a ella en una situación así, ¿o puede que sí?
No era capaz de controlar su cuerpo, notaba cómo este se movía y trataba de inmovilizar a su acompañante. La rubia, desesperada por salir de ahí con su amiga, trataba de despertarla. Nunca había visto nada así, se suponía que era libre de manipulación mental. Aún así, ahí estaban otras Damas de Cristal acercándose a una velocidad alarmante. Y por muchas habilidades que tuviera Phoebe, sabía que ella sola no podría.
Y ante una situación así, optó por la primera salida que se le vino a la mente. Noqueó a Medelyn dejándola inconsciente y la cogió entre sus brazos para salir corriendo esquivando dagas y disparos. Entró al jet, cerró y bloqueó la puerta antes de sentarse ante los mandos y despegar. Con algunas dificultades consiguió elevar el jet por los aires y controlar el vehículo para huir de ahí.
Una vez que huyeron de la situación, Phoebe colocó las coordenadas de Laboratorios S.T.A.R. con el piloto automático y modo incógnito para que no fueran vistas por el enemigo que las perseguía.
¿Qué le diría a Bruce cuando le devolviera su jet privado hecho polvo?
Espero que os guste este capítulo, se vienen muchos reencuentros en las próximas publicaciones.
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