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capítulo i - kill or be killed

capítulo i - matar o ser matada 


UBICACIÓN DESCONOCIDA, 2015


MATAR O SER MATADA, esa era el lema de las Damas de Cristal, o cumplías la misión o eras eliminada. Por eso mismo, cuando Phoebe Scarlett, una famosa Dama, dio la espalda a la organización y ni siquiera Deadstroke accedió a matarla, decidieron emplear otro enfoque. ¿Quién mejor que la que fue su compañera y amiga para terminar con el trabajo?

En una de las tres bases existientes de la Casa de los Espejos, la ahora llamada Epione caminaba a paso firme hacia la salida con una bolsa negra de viaje sobre un hombro y una carpeta en su otra mano con toda la información detallada de su próxima misión. Girando y avanzando por el laberinto de espejos que memorizó en los primeros meses de su estancia, saludó a dos guardias que portaban armas y le abrieron la puerta blindada que daba a una pista de aterrizaje.

Un pequeño jet la esperaba para llevarla a su destino por lo que, con facilidad, subió al vehículo y, tras saludar de manera formal y profesional a la piloto y copiloto, dejó el gran bolso negro en un asiento y se dejó caer en el otro. Una vez que se puso el cinturón de seguridad y despegaron pudo finalmente leer la gran pila de papeles que debía inspeccionar a la perfección antes de decidir cómo actuar.

NOMBRE: PHOEBE SCARLETT

SEXO: MUJER

FECHA DE NACIMIENTO: 4 DICIEMBRE 1992

LUGAR DE NACIMIENTO: COAST CITY


PESO: 53 KG

ESTATURA: 163 CM

COLOR DE OJOS: VERDES

COLOR DE CABELLO: RUBIO


FAMILIA: CLASIFICADO

AFILIACIONES: CASA DE LOS ESPEJOS (PREVIAMENTE)

LIGA DE LA JUSTICIA Y TITANES (ACTUALMENTE)

HABILIDADES: ENTRENAMIENTO FÍSICO Y MENTAL DE DAMA COMPLETADO

SUJETO ALTERADA EXISTOSAMENTE EN EL PROYECTO "RENACER"

Ya había escuchado sobre la panda de justicieros que trataban de proteger el universo dejando estragos por donde pasaban, pero nunca había tenido el acceso a la información que podía obtener ahora. Lo que realmente le llamó la atención fue el Proyecto Renacer, era consciente que tal información era clasificada, pero ¿sus jefes pensaban que era buena idea mandarla sin ver el tablero entero pretendiendo que ganara el juego?

No sería un trabajo sencillo, si tenía habilidades especiales y estaba rodeada de superhéroes sus posibilidades de regresar exitosa se reducían alarmantemente. Pero ella nunca abandonaría sin dar guerra, completaría la misión o caería en la batalla, no había punto medio.

Y con un suspiro casi indetectable comenzó a leer todos los perfiles de los justicieros, analizando los poderes, estilo de pelea, fortalezas y debilidades detectadas por sus predecesoras de cada uno. Hasta que sus ojos pararon en un específico expediente.


ROBIN


Una sola palabra, fue lo único necesario para que algo se removiera en el interior de la mujer de cabellos rosados teñidos. La mayoría de la información personal, como la de los demás era clasificada, pero sus rasgos físicos explicados junto a una foto extrañamente familiar y su manera de luchar detalladamente analizada por expertas de la Casa de los Espejos.

Le daba la impresión de que no era la primera vez que ese tipo de pensamientos recorrían su cabeza, que probablemente ya había vivido esa situación antes. Era como si le fueran dejando pequeñas pistas de su pasado y justo antes de encontrar la verdad, el puzle se desvanecía y su cabeza era llenada con información de una nueva misión.

Sí, a veces podía resultar agotador, y no cualquiera podría vivir con esa gran incógnita, con esa ansia viva que te come por dentro al no saber tu pasado, si tu nombre es real o no, si tuviste una familia. Pero luego Epione recuerda las palabras de sus jefes y deja de darle vueltas al asunto, así era mejor.

"Ayudamos a chicas como tú, os enseñamos a defenderos para que no os vuelvan a herir, eliminamos vuestras debilidades y explotamos vuestros talentos. Os damos una causa por la que luchar, un motivo por el que seguir de pie. A cambio solo pedimos vuestros servicios y lealtad".




STAR CITY, 2015


EL JET PRIVADO había aterrizado a una distancia considerable de la ciudad, un coche de segunda mano la esperaba para conducir media hora hasta llegar a su destino. Una vez que aparcó al lado del hotel donde se hospedaría hasta nuevo aviso, entró en el edificio y en recepción dio un nombre falso junto a un documento de identidad perfectamente falsificado. Había podido meter su equipaje en una maleta con inhibidores anti alarmas de metales que le habían proporciando después de aterrizar. A simple vista parecía una maleta normal, pero dentro contenía los secretos de su misión, incluyendo armas y herramientas que una jovencita que supuestamente viajaba a hacer una entrevista de trabajo no debería de poseer.

Aceptó la tarjeta que abría su habitación con una sonrisa y tras agradecer al recepcionista por su servicio se dirigió al ascensor para estar por fin a solas en su cuarto. Por fin llegó a su destino y tras cerrar a la puerta no pudo evitar dejar la maleta y tumbarse en la gran cama con un sonido de satisfacción, desde luego era mucho más cómoda y mullida que la de la base.

Se tomó el lujo de disfrutar un par de minutos de esa sensación de tranquilidad siendo consciente de que en unas horas estaría de regreso a su rutina o muerta. Y después de hacer un reconocimiento de todo el lugar y cerrar todas las cortinas, se dirigió al baño cerrando la puerta y comenzó a sacar todo su equipamiento. De aparatos digitales solamente portaba una tablet y una memoria USB que podía utilizar con un adaptador; ligero, efectivo y discreto.

Se cambió de ropa y optó por un jersey de cuello alto negro (que tapaba y camuflaba perfectamente el chaleco protector que llevaba debajo de esa prenda), unos pantalones vaqueros de tiro alto y ajustados pero cómodos y elásticos para pelear, y unas botas militares negras. Encima se puso un abrigo gris largo que evitaría miradas indeseadas en su cinturón de dagas y su cartuchera con una pistola cargada. Abrió un bolso negro de vestir donde fue a parar un teléfono desechable con el que llamaría a un número específico cuando terminara la misión, un currículo falso junto a su cartera por si era parada de camino a la localización y un pequeño neceser.

La tablet mostraba que su objetivo había llegado a su apartamento un cuarto de hora atrás y ahora se encontraba haciendo la cena, por lo que no se esperaría una visita sorpresa. Sin esperar más, salío sin problema alguno del hotel y regresando al coche puso en el GPS la localización de la calle de su víctima y condujo hasta allí.

Aparcó al final de la calle para que no la viera llegar y gracias a la escalera de incendios pudo subirse a la parte más alta del edificio de al lado. ¿Por qué no se había subido directamente al edificio donde vivía su misión? Fácil, si ella se estuviera escondiendo de una organización tan peligrosa como la Casa de los Espejos, tendría vigilancia en su casa y la escalera de incendios de su edificio (la mejor salida en situaciones comprometidas), pero no de la de al lado.

El salto de longitud nunca había sido su fuerte en su preparación, pero con duro esfuerzo llegó a conseguir metros metros, por lo que sabía que podría saltar los cinco que separaba ambos edificios sin problemas. Con el abrigo en su asiento de copiloto se sentía mucho más ligera, y la oscuridad de la noche la camuflaba con las sombras.

Cogió carrerilla y sin pensarlo dos veces saltó aterrizando con agilidad en el tejado del otro edificio. Avanzó hasta la entrada que había disponible y comenzó a descender por las escaleras del bloque. Llegó al piso indicado y examinó el pequeño espacio, una puerta marrón oscura con un felpudo a cuadros de ajedrez.

No se escuchaba nada, solamente su inaudible respiración hacía acto de presencia en el pasillo. Empezó a acercarse a la puerta y pensó que la mejor manera de abordar la situación era forzar la puerta, nunca fue de las que las tiraba abajo de una patada, prefería ser discreta. Iba a ponerse manos a la obra pero en cuanto tocó el pomo se dio cuenta de que la puerta podía abrirse desde fuera, como si supiera que iban a ir a por ella (que era de esperarse). Y antes de que pudiera alejarse de allí una voz que provenía del interior del apartamento hizo que se paralizara por unos segundos.

―Pasa y cierra la puerta al entrar, llevo un rato esperándote.




Como dato curioso, en la primera versión de la historia Epione era el segundo nombre de Medelyn, pero esta vez he decidido usarlo como nombre adjudicado a ella por la Casa de los Espejos. 💙

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