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🪶. O1

🪼 : Esta historia no me pertenece, yo solo me encargue de adaptarla, todo los créditos pertenecen para Diamoshi.

🪶

El pasto se movía ligeramente a causa del viento, las hojas de los árboles chocaban entre sí causando sonidos relajantes, algunas mariposas revoloteaban por el lugar hasta posarse en alguna planta para presumir sus preciosas y coloridas alas.

Algunos jóvenes comían o hablaban con sus amigos aprovechando el tiempo libre que tenían entre clases. Grandes y pequeños grupos de personas se reunían para ponerse al día de lo sucedido con ellos o también de lo sucedido con algún otro alumno.

Solamente estaban dos personas ubicadas algo lejos de tales multitudes de jóvenes, ambos sentados debajo de un árbol que les proporcionaba agradable y fresca sombra.

Félix leía el libro favorito de ambos mientras Seungmin se abrazaba a sí mismo escuchando atentamente la lectura del más alto a pesar de casi sabérsela de memoria.

- Lo único que debes hacer después es saltar y confiar que no vas a estrellarte. Porque, aunque la incertidumbre continúe ahí como un lazo apretado al rededor del cuello no puedes hacer otra cosa salvo esperar y ver si haz...

- Elegido bien - Completó Seungmin

- Exacto - Félix dobló una esquina de la página en donde se quedó y cerró el libro para luego meterlo en su mochila, ambos apreciaban mucho esos momentos de calidad que pasaban juntos.

Seungmin y Félix se conocían desde ya hace tres años, Seungmin ingreso a la preparatoria como alguien tímido e inseguro, nadie se acercaba a él, siempre lo tacharon de raro y antisocial. Seungmin odiaba la escuela y la odiaría más si no fuera por cierto chico castaño que ahora le pasaba una cajita de jugo sabor fresa.

A Félix siempre le intrigó Seungmin, comenzó a hablar con él gracias a un proyecto escolar, siempre trataba de sacarle temas de conversación pero el pelirrubio parecía no tener remedio, contestaba cortante o a veces solo emitía soniditos, Félix creyó que tal vez le caía mal y decidió renunciar a su labor de convertirse en un amigo para Kim Seungmin.

Tiempo después, Seungmin se acercó más a Félix, siempre tenía esa actitud cortante, seria y apagada pero no era impedimento para confesar que a él en realidad le gustaba la compañía de Félix. Ambos se hicieron mejores amigos y lo siguen siendo después de tres años.

- Es nueva - Habló Félix viendo la moreteada muñeca de Seungmin que accidentalmente fue descubierta cuando la manga de su suéter se bajó.

- Fue ayer, mamá trató de defenderme cuando accidentalmente derramé un poco de sopa en la mesa, papá me tomó de las muñecas con fuerza y me encerró en la habitación, después escuché como mi mamá lloraba por los golpes - Mantenía su vista fija en la pajita algo masticada, su expresión no cambió, nunca lo hacía de hecho, siempre mantenía esa cara de aburrimiento o de desinterés cada que relataba ese tipo de cosas.

- Algún día acabará y entonces podrás vivir tranquilamente con tu mamá - Félix trató de animar proporcionando palmaditas en la cabeza del menor, prefería darle un abrazo pero sabía que Seungmin detestaba en contacto físico - ¿las curo? -

Seungmin asintió y le tendió su muñeca a Félix. Ambos sabían que esas marcas con el tiempo se quitarían más no el recuerdo de cómo se las había hecho.

Seungmin volvió a beber de su jugo de fresas viendo atentamente los movimientos de Félix, odiaba con su alma cualquier contacto físico pero no en Félix, con él podía rozar sus pieles sin que sienta repugnancia aunque tampoco podía soportar un abrazo. El mayor bajó un poco la manga del suéter del pelirrubio y tocó suavemente las manchas violáceas con la punta de sus dedos.

- Vueltas a la izquierda - Félix hizo un círculo con su dedo encima de la marca morada tratando de no presionar duro - Vueltas a la derecha - Hizo lo mismo pero esta vez guiando el círculo al otro lado - Hacen que el temor se pierda y el dolor en Minnie ya no acecha - Recitaba dándole vuelta a sus dedos por las marcas en su muñeca. Hizo el mismo procedimiento con la otra y Seungmin se sintió más relajado con el toque.

Seungmin siempre llevaba suéteres o ropas de mangas largas, todos creían que estaba loco porque aunque haya un calor infernal el siempre iba con tales ropas, el castaño era el único que sabía el por qué de su peculiar manera de vestir. Félix creó ese pequeño juego para distraer a su menor de los espantosos recuerdos, siempre lograba sacarle una sonrisa y Seungmin aseguraba sentirse mejor.

- Gracias - Dijo el pelirrubio en un tono bajo para después seguir bebiendo de su jugo. Félix sacó unas galletas de su mochila y se las tendió a su mejor amigo, después de curar las heridas físicas seguía curar las heridas internas.

Heridas las cuales ambos sabían que sería difícil de curar pero no imposible, no si se tenían a ellos dos.

-Vamos, tenemos que tomar las clases - El mayor se puso de pie y sacudió su pantalón tratando de limpiarlo de las pequeñas plantas traviesas que se adhirieron a el.

- No quiero - Respondió desanimado. Para Seungmin, mientras menos personas estén cerca de él mejor se sentía, solamente quería la compañía de Félix, solo eso necesitaba.

- Por favor, te prometo que nada pasará, yo estaré contigo - Estiró su brazo con la mano abierta invitando silenciosamente a Seungmin tomar de ella aún sabiendo que el pelirrubio prefería evitar demasiado contacto físico.

- ¿Me lo prometes? - Preguntó inseguro pero con una pizca de ilusión en sus ojos.

- Sabes que si, siempre estoy contigo. -

Eso fue suficiente para que Seungmin se limpiara las mejillas y los labios para retirar las migajas de galletas y después, ponerse de pie por su cuenta.

Los dos caminaron por el césped, solo eran ellos dos, todos los demás estudiantes habían ingresado ya a las instalaciones y para ser sinceros, ambos lo preferían así, un momento solos.

Félix era un chico sociable y alegre, Seungmin un chico antisocial y que se la pasaba triste la mayor parte del tiempo, Félix esperaba poder ayudar a Seungmin con su gran embrollo familiar ya que detestaba ver heridas nuevas en sus brazos, odiaba también verlo sollozar cada vez que le duela sentarse pero en definitiva lo que más odiaba era no poder abrazarlo por culpa de sus traumas, no poder consolarlo con un par de mimos, no poder secar sus lágrimas con sus labios y decirle en secreto que todo estaría bien.

Aunque en realidad no lo esté, ambos sentían el mundo y los problemas desaparecer cuando estaban juntos.

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