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Cap. 9 - Te amamos, hermanita bebé

Lamento la demora de 4 días. No hay excusa, solo estoy enamorado 💖
Si les gusta la historia hasta ahora, ¿me regalarían una estrellita bonita? o.o

—Plan A, B, incluso el C fueron un completo fiasco —refunfuñó Emira, derritiéndose sin fuerzas en el sofá de la sala.

—Ahora Mittens está alerta a cualquier actividad sospechosa de ambos —añadió su gemelo a su lado, tomándose el mentón.

—Es tu culpa —reprochó con lo primero que siempre dice en esos casos—. Tú y tu cabeza hueca.

— ¡Pero si tú quisiste leer su diario a la fuerza! —increpó el gemelo.

La misión de espiar a Amity mediante un muñeco de Azura se fue al tacho solo a los cinco primeras horas de ejecutarse; ya sea porque la menor se percató que tenía un intruso entre sus filas y por la poca eticidad del acto que carcomía la cabeza de los gemelos.

— ¡Es tu culpa por no detenerme! —regañó la gemela, dándole pequeños golpecitos en la cabeza—. ¡Tarado!

— ¡Tú, tarada! —atacó. Al contrario de ella, Edric jaló de sus coletas con suma fuerza.

— ¡Silencio! —exclamó Amelia de fondo, sentada en la mesa principal del comedor mientras terminaba de ordenar un gran desastre de papeles, recibos y los tornillos de una calculadora que destrozó de un golpe—. Ahora sean buenos y denme algo de jugo...

—Ams, creo que se acabó lo último —indicó Emira—. Podemos ir al centro comercial si...

—No, ustedes nos saldrán—detuvo Amelia, retirándose pesadamente los lentes para acariciarse la sien—. Ya no más gastos innecesarios. He estado haciendo cuentas y nuestros ahorros, si los medimos a lo más mínimo para subsistir hasta que consiga trabajo y me paguen, alcanzarán un aproximado... de un mes. Así que nada de comidas extras al día. Cero salidas al cine con amigos y... menos consola —sostuvo Amelia, remarcando lo último viendo a su hermano.

— ¡La consola ya está pagada! —exclamó el hermano, defendiendo su pasatiempo favorito.

—Díselo al recibo de la luz del mes pasado —reprendió Amelia, enseñándole el recibo de energía más elevado del último semestre—. Tú eres el único que juega con esa cosa. Y si sigues forzando tu vista, te obligaré a usar lentes.

— ¡LOS LENTES SON MIERDA! —gritó Edric tan alto, por estar concentrado en las caricaturas, que al instante cubrió sus labios—. Oh, oh...

—Mira, chiquillo gritón y maleducado... —mascullando, a paso firme, Amelia se acercó al sofá dónde sus temerosos hermanos descansaban, dispuesta a jalar la oreja de Edric en un acto de reprensión por contestar groseramente—. Los lentes son importantes, de lo contrario tus bonitos ojos... color...

Sin embargo, una vez tocó los brazos del sofá con sus manos, su visión comenzó a apagarse. Los colores perdieron vida y la sensación de cómo sus cabeza daba vueltas fue suficiente como para que también le entraran inusuales náuseas.

— ¡AMELIA! —exclamaron los gemelos al unísono, tomando a la mayor de ambos brazos hasta reposarla cautelosamente en el sofá. Usando cojines, balancearon lo más rápido posible para darle aire y pueda reincorporarse.

— ¿Qué sucede?

Rauda, Amity apareció asomándose por las escaleras, preocupada por el bullicio que interrumpió toda la música de las coreografías que practicaba en su espaciosa habitación.

—Nada, nada... —balbuceó, restándole importancia al asunto a pesar de que aún necesitaba a sus hermanos para mantenerse sin tambalear—. Fue un pequeño mareo. Estaré bien...

—Mareo... —murmuró Amity, sintiendo claramente una estocada en el pecho, parecida a la que percibió dolorosamente cuando sufrió lo mismo en la escuela.

Amelia se ve tan desgastada, ojerosa y de desaliñado aspecto de cabello hecho una maraña de coletas.

Amity a este punto se cuestiona si Luz la vio de ese modo cuando la socorrió en los baños. Preguntarle no es una opción, la Noceda tiene suficientes problemas en su vida como para que vaya a ocasionar otros por el simple acto de ser su amiga.

—Iré a la... c-cama —tartamudeó Amelia entre bostezos, moviendo ambos brazos para que sus hermanos la dejen avanzar sin ayuda—. Mañana seguiré buscando trabajo —concluyó, subiendo pesadamente, haciendo que Amity se haga un lado en las escaleras.

—Y yo seguiré en mi habitación... —comentó la menor dando la vuelta, queriendo seguirla, pero siendo interrumpida por una voz.

—Espera, Amity —habló Emira, yendo tras su hermanita—. Amelia nos dijo que nada de chucherías para ahorrar, sin embargo... Edric tiene una gran dotación de dulces escondidos en sus cajones. ¿Quieres robarlos y comerlos en su cara?

—Nop —chilló, subiendo sin mucho escándalo y sin voltear a verla.

—Son dulces de mora, tus favoritos —agregó Emira, dispuesta a que la oferta suene más tentadora y Amity acceda a comer algo más que una tostada desde el desayuno—. Tienen muchas semillas nutritivas. Leí que niñas como tú, que se ejercitan mucho, necesitan de...

—Em, gracias, pero debo seguir practicando —interrumpió de un pistón en la última grada, por fin girando para verla de frente—. No hagan escándalo mientras Amelia descansa.

—Sin escándalo... claro. —Emira dibujó una coqueta sonrisa una vez Amity salió de su vista. Su mente concibió un plan perfecto para por fin develar el secreto de su hermanita—. Hermano, tengo una idea.

—Lo cual seguramente será malo para mí —bufó el gemelo, que desde el sofá la escuchó decir que pretendía robar los dulces guardados en un lugar aparentemente ya no tan secreto.

— ¿Qué es lo que más distrae a Amity, aparte de la gimnasia? —preguntó, expectante de lo que respondería su hermano.

—Luz —sentenció alzando los hombros.

—Sí, pero Luz visita a su madre con Lucía —respondió la gemela, dándole otra oportunidad—. Me refiero a algo dónde nosotros estemos involucrados.

—Uh... —El cerebro de Edric fundía ideas, pero simplemente solo llegaba a una conclusión—. ¿Luz haciendo ejercicio? ¿Luz jugando con nosotros?

—No sé porque lo intento —resopló, dando golpecitos en su frente por no ser más directa—. Un buen chisme. Sobre todo los que tengan que ver con temas de amor, son sus favoritos.

— ¡Cierto! —exclamó contento de hallar la respuesta a la pregunta de Emira; sin embargo, no era algo que de verdad a Amity le gustara—. Espera, esos son TUS favoritos.

—Somos hermanas, funcionará —comentó segura—. El plan es el siguiente. Sacaremos a Mittens de su habitación, me colaré y buscaré algo relacionado de porque se salta las comidas. Con suerte encontraré algo sobre porque se ve tan delgada. Si nos atrapa, le diremos que estábamos buscando algo por encargo de Amelia.

—Y si Amity le pregunta a Amelia sobre eso, moriremos —añadió Edric con temor, viendo el lado negativo del plan nada ortodoxo que realizarán.

Todo sería mejor si de plano se lo dicen a Amelia; ella no tendría que hacer tanto circo para pedirle "amablemente" a Amity que hable sobre sus cosas. Pero internamente tampoco quiere eso, usar a su hermana mayor para intimidar no es ni jamás será su estilo.

—Sígueme... —Emira hizo unos ademanes, ordenándole que sigilosamente la siga.

Lugar de destino: El cuarto dónde todo mundo está prohibido con rara excepción de Lucía.

—No quiero entrar...

— ¿Le tienes miedo a Mittens, también a Amelia? Falta que me tengas miedo a mí —burló Emira; su hermano simplemente se limitó a tragar saliva—. Ejem... Toc, toc.

Tocó suevamente la puerta, la cual al estar semiabierta reveló un pequeño y muy pulcro espacio dónde Amelia reposaba sobre una cama de dos plazas de lindo acabado de madera. Exótico, justo como a la Blight mayor le gusta.

— ¡Amelia; Edric está enamorado de...!

— ¡NO, NO ES CIERTO! —exclamó el gemelo casi al instante, no regulando adecuadamente su tono, lo ocasionó que se tire pecho a tierra a modo de supervivencia para que Amelia solo ahorque a Emira.

—Sí, sí... vuelve pronto... —balbuceó la mayor hecha una bolita en su cama. Teniendo una venda en los ojos para descansar y audífonos con música relajante, sumado a que es sonámbula, no despertará en un buen rato.

— ¿Ves? Ams está demasiado dormida cómo para responder coherentemente o si quiera acordarse de lo que supuestamente nos mandó a hacer.

—Me das miedo, Em. —concluyó Edric, algo más convencido del raro plan que su hermana sacó de la manga—. No tenemos nada que perder. Me preocupa que Amity se vea tan... delgada. Tal vez no tengamos que tomarnos esto tan a la ligera. Si averiguas algo grave...

—Obtendremos pruebas e iremos rápidamente con Amelia —añadió.

Decididos, el par abandonó el cuarto... no sin antes regalarle un besito en la mejilla a su valiente hermana mayor que pese la carga que le puso la vida, los ama y vela a cada segundo por su bienestar emocional.

— ¿Y qué quieres que le diga a Amity? —cuestionó Edric, entrecerrando ambos ojos en busca de un tema interesante con el que su hermanita y él sean compatibles.

—Sobre el chico narizón que te...

— ¡No me gusta! —adelantó el gemelo, tirándole un cojín para interrumpirla. Nadie los escuchará, pero la simple mención lo pone nervioso y balbuceante, prueba suficiente por la que no puede decírselo a nadie—. Y... su nariz no es fea —susurró.

—Miéntete luego, solo distrae a Amity —mofó Emira.

— ¿Y por qué no lo haces tú? —regañó el gemelo de mejillas coloradas—. Son chicas, tienen más en común con esas cosas... de chicas. Será más fácil para ti distraerla.

—Bien... —accedió pesadamente—, pero me debes un dulce de los que escondes.

En el fondo quería que su gemelo le suelta la sopa a Amity para que después se lo cuenten a ella, y por último contárselo a Amelia. Todas ayudarían a que Edric sea sincero con lo que siente y no se cierre tanto en no aceptar algo que evidentemente es mutuo. Se nota en los rojizos ojos de ese rubio.

— ¡AMITYYY! —llamó Emira, resonando a todo volumen para que su hermanita hermetizada en su habitación la escuche.

— ¡QUÉÉÉ! —contestó Mittens con la misma intensidad.

— ¡BAJA UN MOMENTO!

— ¡PARA QUÉ!

— ¡SOLO HAZME CASO!

— ¡ESTOY OCUPADA!

— ¡ES ALGO IMPORTANTE DE CHICAS!

— ¡QUÉ ESTOY OCUPADA! ¡Y NO GRITES O DESPERTARÁS A AMELIAAA!

—Ugh... Lo tengo. —La linterna que puso Edric sobre la cabeza de su hermana funcionó—. ¡ES ALGO EN LO QUE LUZ ESTÁ INVOLUCRADA!

Amity ya no respondió a lo último. Los gemelos se miraron confundidos, y pensaron que necesitarían otra excusa para sacar a Amity de su habitación, pero al escuchar una avalancha de pisotones bajando por las escaleras, se percataron que Luz siempre será una buena razón para que su hermanita les ponga atención.

—Fuf... Espero que no sea algo malo —pronunció la menor entre pesadas exhalaciones, que demostraban la exigente rutina casera que sigue para mantenerse como de las mejores gimnastas de su escuela.

—Ustedes hablen, yo iré... a ver televisión —indicó Edric, dejando a su hermanas en la sala mientras se escabulle en la habitación de Amity.

— ¡Y entonces atajé ese remate en el último minuto! —exclamó Luz a todo pulmón, dando saltitos alegres mientras terminaba de narrarle a su madre sobre el reciente partido que tuvo antes de hacerle su visita semanal a la nueva clínica dónde momentáneamente es residente.

—Cariño, no es por ser mala, pero creo que lo mejor hubiera sido... que te anoten. —Edalyn, a pesar de alegrarse por las ganas y pasión que su niña pone en el campo, quisiera que baje alguito a sus masivas líneas de hiperactividad... y que sea menos temeraria de paso.

—No digas eso en mi guardia. Sí, me faltará un diente, pero jamás las ganas de defender a mi equipo. —Volvió a exclamar Luz, esta vez haciendo más énfasis en el diente que trae en su mano.

Le quedó un raro hueco en la parte baja de su fila de dientes que distorsiona su linda sonrisa. Hunter ya se hizo burla de eso; Lucía y Amity quisieron ahorcarla por ser tan imprudente, ya que ahora no puede consumir algo helado o todos los nervios estallan en miles de dolorosas agujas dentro de sus encías.

—Ugh... la ortodoncia saldrá muy cara —bufó Lucía, que si bien está feliz por el gran desempeño de su hermanita, no pueden darse el lujo de derrochar dinero.

Luz tendrá que mantenerse chimuela unas semanas más.

—Tranquila, puedo vivir sin un diente —sostuvo la menor, segundos antes de retorcerse de dolor por dar un sorbo a su bebida helada—. Viendo el lado bueno, siempre quise uno de oro como el de mamá —murmuró, tratando de verle el lado bueno a la vida.

— ¡El oro sale aún más caro! —bramó Lucía, hecha un lío por cómo su hermanita se toma la situación a la ligera—. Lo siento, Eda. Prometí vigilar que no se meta en problemas, pero con lo del nuevo trabajo y Amelia...

—Te estás sobreexplotando —expresó Edalyn suavemente—. Lucía, cambia de trabajo. Nunca te gustó ser mesera después de todo... aparte que no tienes paciencia para ello.

—Estoy... en eso. Me cambiaré a algo más... tranquilo —respondió Lucía cruzada de brazos, fingiendo serenidad cuando ella misma sabe que les miente acerca de la línea que está a punto de cruzar.

— ¿Y ya tienes algo en mente? —preguntó Luz, muy expectante de lo que diría su hermana—. Ayer te escuché decir que querías ser niñera

—De personas adultas —aclaró Lucía. Eda cruzó los brazos, esperando una explicación con detalles—. No lo tengo del todo claro. Pfff... no me presiones tanto. Todo esto es difícil, ¿sabes? Vigilar a Luz, trabajar, ver las cuentas, ayudar a Amelia... sin mencionar lo que pasó con el entrenador de Luz y...

—Ya ves que es difícil ser madre —interrumpió Eda entre risitas, lo que le hizo enfocarse en lo último dicho por Lucía—. Espera, Luz, ¿pasó algo con su entrenador?

—Nooo... —respondieron las Nocedas, tratando de que su madre de ceja levantada les creyera.

—Creo que Lucía, fungiendo como mi tutora momentánea y excelente hermana mayor, es la responsable de notificar que... Ya se fue, ¿verdad? —preguntó la menor sin voltear, recibiendo un asentir de su madre porque Lucía salió de la habitación para ponerse a una distancia segura.

—Desembucha —ordenó Eda serenamente.

—Mamá... hoy llegó un ojeador de otra ciudad y vio mi rendimiento —notificó Luz, jugueteando con sus deditos vendados por precaución luego de recibir una fuerte pisotón—. El entrenador dijo que a partir de ahora evaluarán más mi progreso y...

—Otra ciudad... —resaltó Edalyn, dibujando una sonrisita por el gran avance que suscitará un cambio de esa magnitud—. Cariño, eso es lo que siempre deseaste. Puede ser la oportunidad antes de dar el gran salto.

— ¡Lo sé!, pero... —Luz exclamó, queriendo tomarlo con alegrías, pero sin importar que lo intente, el nudo en su corazón le impedía disfrutar del momento—. N-No me quiero ir... no quiero estar sola. No quiero dejarte a ti, a Lucía o...

—Tampoco a Amity —murmuró Edalyn, enternecida de que la Blight sea una parte importante en la vida de su hija.

Desde que su entrenador se lo explicó, Luz no ha podido conciliar correctamente o siquiera unir pensamientos coherentes con respecto a separarse tantos miles de kilómetros de sus seres queridos. Antes de Lucía, se lo comentó a Amity, que, como ya se esperaba, la animó a perseguir sus sueños, porque eso hace una gran amiga: apoyarte para que llegues a lograr tus metas. No obstante, Luz en ese momento notó algo que quebró su pequeño corazón.

Ni bien dio la vuelta, vio en Amity una mirada desconsolada, cabizbaja y que reprimía con dolor las ganas de imaginarse la idea de Luz yéndose. Por su parte, la morena tampoco, aunque no sabía por qué, soportaba la idea de irse y que Amity conociera otras chicas en el proceso. Aún más importante, dejar a su madre enferma y a hermana, que actualmente necesita todo el apoyo moral posible.

—En unos meses será el campeonato estatal. No sé si participar con la filial de mi equipo o con la secundaria Hexside. —Desde el principio de año Luz tuvo esa duda. Existían muchos pros y contras, que con la súbita enfermedad de su madre han tenido que verse modificados hasta cierto punto, siempre velando tener el suficiente tiempo para apoyarla e ir a visitarla.

—Si participas con tu filial, tienes la chance de llegar más lejos y mostrarte frente a mejores equipos —animó Eda. Jamás dejaría que su condición sea un impedimento en términos de horarios para que su hija no destaque como debe ser.

—Pero si participo con Hexside... podré asegurarme un puesto y más adelante jugar contra otra universidades, además de estar más cerca de casa y la clínica —concluyó Luz con una timorata sonrisilla decaída, que no reflejaba su actual estado de ánimo frente esa idea que mantenía tranquila su estabilidad emocional.

—Pero cariño, los encuentros entre universidades... son amateur. —Eda esperaba que con esa realidad Luz cambie de opinión—. Siempre soñaste con ser jugadora profesional

—Sí, lo sé —respondió cortante, tomando una gran bocanada de aire antes de soltar todo lo que la inquieta y lo que la llevó a tomar momentáneamente esa decisión—, pero esos años antes de ser profesional no me tendrán tranquila si... me llevan a otra ciudad. Lo ideal en casos similares es que un padre o tutor vaya a vivir con la deportista, pero no podemos darnos ese lujo. Mami, tú necesitas hasta el último centavo. Por ahora mi futuro es algo secundario hasta que... hasta que no te...

Sin Lucía cerca para calmarla al poner las manos en su hombros; Amity para brindarle un abrazo o Amelia palabras de aliento, Luz nuevamente cruzó miradas con las de su pálida madre de acabado rostro, producto de los medicamentos, falta de sueño y poco apetito que sufre por culpa de un cáncer que atenta cada minuto con arrebatarle sus últimos alientos de vida.

Es mucho para que la menor pueda procesar, pese ya haber pasado casi un mes, Luz simplemente no soporta la idea de perder a otra madre y que Lucía vea nuevamente como es que su existencia va en caída libre.

—Oh, rayos... —chilló Luz, enterrando el rostro lleno de rezagos de cristales de agua en el pecho de su madre, preocupada a más no poder por la salud emocional de su sensible niña.

Es su futuro, por supuesto. Faltan seis meses para el campeonato que tal vez decida los próximos años de su vida. Y Luz, en estos momentos, solo desearía hacerse bolita en su cama mientras come helado y observa por milésima vez su película favorita.

Necesita consejos de una persona madura. Su madre es una opción, pero por obviedad solo le dirá que la deje pudriéndose en una camilla de hospital mientras logra sus metas. Requiere de un punto de vista imparcial.

El primer segundo en que Edric pisó la habitación de Amity, percibió un pesado ambiente, cargado notablemente por el bullicio de la laptop y un calor insoportable. El aire acondicionado no sirve, los empolvados ventiladores comunes serían una buena opción para ventilar el aire, pero ningún miembro de la familia Blight lo hace por ser alérgicos justamente a las partículas de polvo.

Sin distraerse, el gemelo fue directo a hurgar entre cajones de útiles y el estante de cuadernos, buscando algo mínimamente significativo que pueda esclarecer el misterio del porqué Amity ha dejado de lado los alimentos, saltándolos reiterada y sigilosamente, tanto que Amelia no se ha percatado de ello. No obstante, la hermana mayor de la familia actualmente, por todo el lío legal e integral de Eda, también comenzó a saltarse algunas comidas en el día.

La casa está de cabeza, y junto con su hermana gemela tienen razón en algo: Un buen comienzo para sanar la estabilidad hogareña, es ayudando a la hermana con el problema más antiguo.

Diez minutos de búsqueda después, Edric ya se visualizaba siendo neutralizado en una llave mortal por su hermanita. Agradece que Emira y sus cosas raras sean un distractor perfecto, pero a ese paso, jamás encontrará algo relevante.

—Piensa, Edric, piensa... —murmuró, dando pequeños golpecitos en su cabeza, que indirectamente enfocaron su atención en la laptop de su hermana. Amity no es de borrar historiales, tal vez encuentre algo—. Veamos...

"Rutina de ejercicios para gimnastas jóvenes", leyó cómo la búsqueda más reciente. No le sorprende en absoluto.

"Las nutrias más lindas del mundo". Seguramente tiene relación con la carpeta llena de imágenes de estos adorables animales.

"Olimpiadas: Odalia Blight", una sensación rara surgió en sus entrañas. Está al tanto de que su hermanita suele analizar rutinas que su madre realizaba en sus mejores años, pero otra cosa es observar la cantidad absurda de videos que Amity busca sobre el tema.

Espabiló cambiando de pestaña, luego podrá preguntarle nuevamente a Amelia para que le cuente anécdotas de su madre... así tal vez, pueda tener una idea más concreta de cómo se siente respecto a ella.

"Frutas y verduras: Dietas para bajar de peso". Dio click en el enlace, encontrándose solamente con algunos pasos, poco saludables a su parecer, de cómo una deportista debe alimentarse.

—Esto me da una mala espina...

"Restricción de alimentos". Acarició el click del mouse por unos segundos, temeroso de lo que se encontraría al otro lado de la pantalla. Sin valor, por ahora, prosiguió a buscar más enlaces con títulos parecidos.

"¿Por qué me da asco la comida?"

"¿Es saludable saltarse el desayuno?"

"Causas y consecuencias de la anorexia nerviosa"

—Emira, ya te dije que son las cigüeñas quienes traen a los bebés —reprochó Amity por décima vez, esperando sacarse de encima a su molesta hermana.

— ¿Entonces quién trae a los bebés cigüeñas? —cuestionó Emira con ahínco, haciendo todo lo posible para ganar tiempo y no dejar que Edric sea atrapado rebuscando en la habitación.

Muy tarde.

— ¡Ya, cállate y ve a jugar con...! —Uno, dos; contó con sus dedos. Solo habían dos personas en el pasillo cuando eran tres miembros despiertos en la casa—. ¿Por qué presiento que Edric está en mi habitación?

Dicho y hecho cómo su sexto sentido se lo auguraba, ni bien abrió la puerta se encontró con su hermano, tontamente "escondido'' tras una pila de peluches.

—Lo sabía. Ugh. —resopló la menor, masajeando su sien, entendiendo que fue engañada para abandonar su sesión de ejercicios por una tonta burla—. ¿Qué haces espiando mi historial de internet? Si esto es una broma...

—Pero si no es una broma, se lo diré a Amelia inmediatamente —comentó el gemelo, ignorándola, atrayendo a Emira para que también se fije en las últimas búsquedas que su hermana realizó y que tienen estrecha relación con su bajo peso.

— ¡NO! —interrumpió Amity, viéndose presa de la verdad e ingeniosa treta de sus hermanos. Cerró la puerta con seguro para que nadie se atreva a escapar sin antes explicarse... o mentir al respecto—. ¡No es lo que creen!

— ¿Es por eso que te quedaste callada tanto tiempo? —cuestionó, poniéndose del lado de su hermano—. Entonces... ese es el secreto que le contaste a Luz. ¿Por qué se lo revelaste a ella y no a nosotros, tus hermanos?

Emira curvó sus palabras, más a modo de reproche que de pregunta.

—E-Es que Luz siempre se preocupa y...

— ¡Nosotros también nos preocupamos! —increpó Edric, tomando captura a la pantalla para que las pruebas no se borren.

— ¡Por qué rayos atentas contigo! —exclamó Emira, insistiendo, casi suplicando que sea sincero con ellos—. Por favor... queremos ayudarte.

— ¡SOLO DÉJENME! ¡LARGO, LARGO DE MI HABITACIÓN!

—Mittens... —murmuraron los gemelos, al borde máximo de la preocupación.

—No se lo dirán a Amelia, ¡ella nunca tiene que saberlo porque...! —Estancó en seco sus reclamos. Amity tiene presente que si suelta la verdad sobre su actual condición en la que se restringe alimentos, sus hermanos jamás sacarán un ojo de ella, y Amelia... tendrá que pagar por su culpa. No quiere ser una carga para su familia—. P-Porque no son mis cosas, ese tema de la anorexia es algo que casi le pasa a una compañera, ¿okey? Lo busqué por curiosidad, solo eso. Y lo admito, me preocupé por mí misma... pero les juro que estoy bien.

En calmado tono, Amity se expresó, tomando a sus hermanos de las manos, acto que dispersó cualquier tensión entre ellos, ya que confían en que realmente lo dijo desde el rincón más sincero de su corazón. Después de todo, su Mittens no sería capaz de mentirles con algo tan grave, nunca lo ha hecho.

— ¿Qué opinas, Em? —preguntó el hermano, cerrando el ordenador, estirándose hasta reclinarse un poco en el respaldar de la silla.

—Literalmente estoy en shock —suspiró, dejándose caer de espaldas en la cama—. Dame un segundo para procesar todo esto.

—No necesito ayuda... literalmente no me pasa nada —repitió Amity, sacando el seguro de la puerta—. Si me permiten... quisiera darme una ducha y descansar. Circulen.

—Pero estás... tan delgada que nos asustamos por un momento —comentó Emira.

—Exageran —resopló Amity, moviendo ansiosamente su pierna derecha en un tic, ansiosa porque ambos gemelos se vayan—. Estoy tanto o un poco más delgada que la contextura de mamá a mi edad.

—Dices que es genética. —Emira curvó una ceja escéptica.

—Y la pubertad. Ya sabes, dolores de estómago... Cosas de chicas, Ed —aclaró Amity por la anormal expresión de ojos entrecerrados de su hermano.

—No me convence nada de lo que dices —refunfuñó el gemelo, inseguro de dejar pasar por alto esta "prueba" de la mala alimentación que lleva su hermanita.

—No es mi culpa que seas un desconfiado —respondió Amity, ladeando su cabeza y rodando los ojos, visiblemente molesta, actitud que hartó a su hermano.

—Y... solo por eso te acusaré con Amelia —contraatacó el gemelo, dirigiéndose hacia la puerta a paso firme—. Ella sabrá qué hacer.

— ¿Seguro? —Amity lo tomó del brazo, jaloneándolo bruscamente para que detenga su andar—. Usa tu cerebro de ave. Sabes toda la mierda en la que nuestro mundo se está viendo sumergido. Viste cómo Amelia casi se desmaya hoy, ¿quieres ser el responsable por que le dé un derrame al decirle tus absurdas conclusiones? Pues adelante, hazlo y que cargue en tu conciencia el daño que le harás a la hermana que te crió cómo un hijo.

—Guau... —murmuró Emira tapándose los labios con ambas manos, sorprendida por las crueles palabras de Amity que colaron negativamente en el espíritu de Edric.

—N-No quiero darle más problemas a mi hermana...

Siendo el único hombre de la casa, siente que su trabajo es velar por todas, sobre todo de la hermana menor, pero si eso conlleva a que su hermana mayor tenga más problemas en la cabeza.

Además, confía en la palabra de Mittens. Si dice que tiene todo bajo control y no le pasa nada, es porque seguramente así son las cosas, y él junto con Emira se han estado haciendo un mundo por algunos comportamientos raros que le vieron.

—Bien... porque yo tampoco quiero que le hablen con puras conjeturas. Estoy bien, lo juro —recalcó Mittens, posando sus manos en los hombros de Edric, regalándole una tierna sonrisilla forzada que él se creyó.

—Perdón por rebuscar en tu historial. Todo fue idea de Em —disculpó, señalando a su hermana en la orilla de la cama.

—Es cierto, soy culpable —admitió, reincorporándose con los brazos extendidos hacia Amity y Edric—. ¿Un abracito de hermanos para hacer las paces?

—Bien... —masculló Amity, coloreando sus mejillas y también estirando sus brazos. Edric no tardó en unírseles—. Uno rápido porque estoy suda...

—Te amamos, nuestra pequeña hermanita bebé —interrumpieron los gemelos al unísono, apachurrando mucho más a una Amity que simplemente se puso blandita y hundió el rostro entre ellos.

Curiosidades:

—Luz es muy apegada a su familia, al punto que uno de sus mayores retos será separarse de ellos eventualmente, ya sea porque algún día se deberá mudar o tendrá partidos que la lleven a otras ciudades. Esto se debe a que Luz no recuerda a su madre, Camila, y recibió afecto materno consciente recién a una edad de 7-8 años, lo que le hizo tener un apego emocional muy fuerte en Eda... sin mencionar que considera a Lucía como una mamá 1.5

—Amelia usa lentes de contacto, casualmente los reemplaza por unos de descanso. Lo hace desde los dieciocho años, pero no solo ella. Por herencia, todos los chicos Blight deberán usar lentes en algún punto de su vida. Edric es el segundo en presentar síntomas.

—Los gemelos recién empezarán a tomarse las cosas con más seriedad en vez de verlas como un simple jueguito.

Lamento la demoraaaaaaaaaa. No hay excusa, solo estoy enamorado y me distraigo al pensar mucho en ella TT

Mamá Búho es lo que sigue, pero... mañana me iré de viaje y llegaré el próximo lunes, lo que retrasará el capítulo unos días ;-;

En el viaje trataré de avanzar algo; sin embargo, más que fijo el capítulo se pase para la próxima semana u.u El punto bueno es que ya tengo en mente todo el desarrollo del capítulo, así que creo no me debería demorar mucho en escribirlo c:

Por cierto, si tienen alguna duda de la historia, no sean tímidos y déjenla que yo estaré más que feliz de responderlas owo

Por cierto, ya tengo listo 3 especiales listos para esta historia 💜

¡Gracias por ver! Dale estrellita si te está gustando, también sería genial si pueden compartir la historia para llegar a más personas.

¡Nos vemos! <33

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