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Cap. 5 - Juicio contra los demonios.

Si les va gustando la historia, ¿me dejarían una estrellita? owo

No olviden dejar sus comentarios ꒰⑅ᵕ༚ᵕ꒱˖♡

Paralelamente a la visita en casa de Lilith de las hermanas Noceda.

-Pensé que me tocaba ir al dentista -comentó Amity de brazos cruzados, sentada recta en el copiloto del auto rojo que manejaba su hermana-. ¡Pensé que tenías clases!

-Ugh, cállate un segun... ¡Carajo! -bramó Amelia, tocando efusivamente el claxon luego que un despistado señor de mayor edad se salte la luz verde. Masajeó su sien con pesadez, controló un poco su respirar y calmó su espíritu, más dispuesto a entablar conversación con la menor sin explotar del estrés-. Perdón. Sí, tengo clases ahora mismo... también faltaremos a tu cita mensual con el dentista.

-Yei... -susurró victoriosa de evitar el chirriante sonido del taladro y el feo sabor del flúor, actitud que levantó sospechas en Amelia que pensaba erróneamente que ella disfrutaba de esas citas-. Digo, ¿a dónde me llevas? Si es otra vez a un trabajo social para ver de lejos a Lucía, juro que abriré la puerta y me lanzaré en pleno movimiento.

Amelia se mantenía serena, concentrada raramente en el camino sin verla de reojo o responder sarcásticamente a sus comentarios. A Amity le pareció raro, y si no fuera porqué la mayor frenó en seco, le hubiera preguntado la razón ajena al dentista por la que ella faltó a clases y la raptó de su cómoda cama en pleno domingo de flojera.

-Amity, tú, bueno... -tartamudeó, dejando escapar un último suspiro antes de reanudar su idea-. ¿Tú sabes que te quiero?

La menor curvó una ceja, extrañada que Amelia se ponga sentimental tan de pronto, pero, sin embargo, era consciente que podía significar algo grave. Primero aligerar las malas noticias con palabras bonitas.

-Te dedico más tiempo a ti que a Ed o Em porque eres la bebé de la familia -indicó, visiblemente nerviosa al jugar con sus mechones entre marrones y verdes-. Ellos son gemelos y tienen esa cosa mística que los une telepáticamente. Pero tú, siempre tan callada, tímida y adorable, corriendo de aquí para allá detrás mío preguntado: "Amelia, ¿qué vamos a cenar?" "Amelia, ¿me puedes hacer una colita como la tuya?" "Amelia, ¿cómo sé que me gusta Lu-?"

- ¡EJEM! -raspó su garganta, enfocándola otra vez al tema.

-Lo que quiero decir es que siempre estuve ahí para ti, cuidándote... mimándote. Ugh. Eres como mi hija, slash, clon, slash, hermanita, slash...

-Ve al grano -regañó Amity. Si bien fueron lindas palabras, debía mantener su actitud cool, slash, amargada que creó para no ser etiquetada cómo la pequeña hermanita bebé-. No sé porque siento que me vas a contar algo grave o pedir un favor... de igual forma grave.

-Es Alador. -Amelia frunció el ceño. El amargo sentimiento al mencionarlo se incrementó en su pecho.

Cómo la tocaba, susurraba en su oído mientras la mantenía presa en su regazo. Amelia detesta si quiera pensar en su vida antes de explotar en su contra, pero el pasado siempre la perseguirá, más ahora que leyó al detalle la pila de cartas que se pudrían bajo el tapete de la entrada.

Amelia llamó a la universidad, a buena hora le tocaba con una profesora flexible que le concedió permiso de faltar. Sin pestañear, secuestró a Amity, que se escondida sospechosamente bajo la cama tras decirle que se aliste para ir al dentista. Prendió el auto, y en segundos ambas estaban en la autopista. Destino: Una persona que podría ayudarla.

- ¿Papá? -cuestionó Amity, impresionada de escuchar ese nombre de boca de su hermana después de casi dos años-. Oh... ¿qué sucede con él?

-Temas legales, Amity -respondió cortante, volviendo a presionar el acelerador-. Es mucho para procesar en poco tiempo, pero, en resumen, el dinero del que hemos gozado por tanto tiempo y que debería ser de nosotros por herencia de mamá Odalia... corre peligro.

Amity ató cabos rápidamente. Era muy pequeña para entenderlo, pero supone, y es bastante obvio, que después que escaparan de la mansión Blight, hubo unos meses dónde vivieron de aquí para allá, buscando refugio en lugares alejados a los lujos.

Amelia se hizo cargo de ellos todo ese tiempo, hasta que un faro de esperanza, disfrazado de temitas legales, los ayudó a establecerse en cuatro paredes y un techo fijos.

El dinero no fue un problema desde ese momento, pudiendo entrar en escuelas de alto estatus y comprando ropa nada envidiable; sin embargo, tiene sentido que ese efectivo no provenga de una cajita mágica de infinita capital.

-El muy hijo de... ¡Pensamientos positivos, Amelia! -La mayor contuvo su rabia, apretando su dientes y el volante. Mal momento para explotar o causaría un accidente del que los cinturones no te pueden salvar-. Por ley también es dinero de Alador. Las cartas notariales que me envió... ¡Ugh! Ya no lo soporto. ¡Amity, tápate los oídos!

Amity obedeció al instante, añadiendo que también se cubrió con la capucha de gatito del suéter que nunca le devolvió a Luz. Sintió como su hermana frenó el carro, frente a un hidrante, subió las ventanas y golpeó su cabeza contra el claxon, vociferando a diestra y siniestra mientras con una mano trataba de arrancar la palanca de cambio.

- ¡El muy bastardo nos quiere dejar en la ruina! -Fue lo único que Amity logró escuchar al destapar sus oídos, luego de casi un minuto de rabietas marca Amelia donde casi rompe el parabrisas al tirar su cartera.

-Ams, basta. Terminarás rompiendo el auto -balbuceó la menor, tomándola de la manga de su abrigo para intentar tranquilizarla-. ¿Hay alguna forma de evitar que "papá" logre eso? ¿No existen abogados u órdenes judiciales?

Amity no lo tenía claro. Cívica nunca fue su fuerte en la escuela si no fuera por ayudar a Luz en sus proyectos. Siempre la molestaron de ser una "arrastra botas" de la morena, pero ella sabe lo importante que es que Luz no baje sus notas de un promedio que mantenga intacta su beca por alto rendimiento deportivo; similar a ella.

-Eso, mi hermana, iremos a averiguarlo. -Amelia concretó con éxito las respiraciones necesarios y recomendadas por su terapeuta para guardar la cordura. Nuevamente pisó el acelerador y movió la palanca de cambio para acercarse a su destino-. El bastardo quiere otra guerra, otra guerra tendrá.

No por nada estudiaba derecho; carrera que le permite el paso a un universo amplio de gente con experiencia y que desayuna, literalmente, casos como el de ella cada fin de semana.

- ¡Amelia Blight! -saludó energético un señor de parche, cabello largo y arrugas viendo a la peli verde entrar a su pulcra oficina llena de impresoras, papeles y libros. Muchos libros-, pensé que llegarías más tarde. ¿Amity? Santo cielo, mira lo grandes que estás.

Amity, en un bajo perfil, entró detrás de su hermana a la oficina. Tomó asiento en una silla acolchonada de madera frente al escritorio dónde el señor de tercera edad la mirada con asombro.

-Uhhh... -balbuceó la menor de los Blight, no sabiendo si quiera cómo es que él sabía su nombre o la conexión que traía con Amelia.

- ¿No me recuerdas? -preguntó el señor, recibiendo una mueca desconcertada de una Amity que negó con la cabeza-. Por supuesto que no. Eras muy pequeña cuando tu hermana entraba a mi despacho contigo tomada de la mano. Recuerdo con gracia como tus piecitos inquietos apenas rozaban el suelo cuando te sentabas en las sillas.

Un recuerdo borroso y vago de la reconstrucción de las palabras del señor cruzó de forma flasheante por las memorias de Amity. Mirando con atención por sobre la cabeza del señor, aquel cuadro de una escuela, similar a un castillo de Disney, ya la había visto antes.

Aparte, se reprodujo la sensación que siempre tuvo del refinado candelabro del techo. Cierto tic nervioso de pensar que se le podía caer en la cabeza, como en aquella película sangrienta que los gemelos miraban de niños.

Otro dato, reconoce que ella malogró la impresora del fondo cuando trató de escanear algunas páginas de Azura. Muchos años pasó de ello.

-No creo que te reconozca con tu cambio de look y ese parche -mofó la mayor-. Amity, por si lo olvidaste, él es Bump, ex rector de mi universidad... y abogado de medio tiempo.

-Creo que cambiaré la información -habló el señor, gesticulando cierta vergüenza por hacerle tanto énfasis en su presentación-, un cuarto de tiempo ejerciendo leyes sería lo más apropiado.

Jubilado sería el termino más adecuado.

-Okey... -Amity nuevamente balbuceó. Su mente maquinó un escenario diferente al actual; uno más apegado a las series de abogados arrogantes y estirados que ve junto a Edric-. Amelia, ¿por qué asistimos con un abogado de un cuarto de tiempo? -susurró apegándose a su oído.

-Digamos que... ningún otro abogado tiene su currículum -sentenció, ganándose todo el asombro de la menor, que instantáneamente volteó dónde el exdirector por respuestas más específicas-. Y, por cierto, él fue quien "nos salvó la vida". Lúcete, Bumpkins.

-Si insistes -expresó Bump, agravando su tono para irse al lado más formal de su carrera-. Pequeña Amy, fui yo quien ayudó a tu hermana en la defensa por la primera custodia de ustedes; sin mencionar que también puse parte de mi dinero para contratar los servicios de una terna completa de abogados que entregó la herencia de su madre a tu hermana, en ese entonces de diecisiete años. ¡La más joven del condado en cumplir con tanta responsabilidad monetaria y hogareña! -exclamó.

Siempre orgulloso de lo que logró junto a Amelia después de meses sin dormir correctamente en horarios. Él dedicaba al también apoyo moral, para que los menores hermanos Blight vivieran su día a día alejados de todo problemas.

No habría sido sano que una Amity de menos de diez años se vea tan involucrada; menos que los imprudentes gemelos planean algo loco o fuera de su alcance.

-Usted tiene toda mi gratitud, director -agradeció Amelia, juntando las manos y agachando un poco su cerrada mirada-. Gracias a usted pudimos empezar de cero, lejos de... del averno.

-Lo que sea por la hija de Odalia. Ella fue la mejor estudiante de la universidad Hexside y... como una hija para mí. Lamentablemente no pude protegerla en su debido tiempo. -Falló con ella, lo admite. Pero no permitirá que pase algo remotamente similar-. No quiero decir que ustedes son una especie de redención, simplemente es mi trabajo defender lo correcto. Y ustedes, señoritas, se lo merecen más que nadie.

-Eso creo...

Amity pasó del escepticismo y poca fe que le generaba el señor de largo cabello, a la admiración.

Ser uno de los artífices de que tú y tus hermanos vivan tranquilamente; suponía que a Amelia jamás le alcanzarían las oraciones de agradecimiento.

-Otro día dialogaremos de lo geniales que somos -comentó Amelia, rebuscando en su cartera un sobre son varias cartas notariales dentro que se arrepiente no leerlas en su tiempo-. Director Bump, acá tiene los papeles de los que le hablé ayer por teléfono.

El director recibió el sobre manila de nada envidiable grosor comparado con casos anteriores. Uno a uno, fue pasando de hoja en hoja, clavando su vista en la parte superior izquierda de cada documento cuál águila. Un viejo perro de las leyes no pierde mucho tiempo en buscar los datos e información primordial del caso en manos.

-Oh, vaya -expresó extrañado. La penúltima hoja contenía lo que él buscaba acerca de las exigencias que Alador le hizo a su propia hija-. Pero no tiene mucho sentido, él tiene prohibido acercarse a ustedes y reclamar su paternidad luego que tú declararas y ganaras el primer juicio en su contra.

-Lo sé, pero ahora quiere el dinero alegando algunas cosas. -Amelia entregó otro sobre, que, bajo su consideración, era el más peligroso y repugnante de todos-. Argumenta que cómo nunca se divorció de mi madre, nunca la trató mal o por lo menos no hay pruebas de ello... Uhg. Sé que por herencia el dinero me pertenece y se me fue otorgado excepcionalmente un año antes que cumpliera la mayoría de edad, luego de que se confirmara que siempre seré moralmente más capacitada para criar a mis hermanos sin apoyo de un orfanato gracias a Lilith. Pero ahora de la nada el maldito quiere una tajada, ¡el maldito 80% de nuestro dinero, Amity!

-Calma, Amelia -regañó Bump. Poner a Amity con los pelos de punta era algo que quería evitar-. Mira, estos procesos demoran varios meses en llegar a una corte. Mucho papeleo y acuerdos entre terceros. Durante a ese tiempo, el dinero de Odalia se mantendrá a salvo gracias a la orden judicial que te protege a ti y tus hermanos. Él no puede lastimarlos... no de nuevo. Pero ahora debemos preparar nuestra defensa para un posible juicio futuro, la denuncia indica que... que Edric y Emira deberán declarar bajo juramento y confirmar, por primera vez, los abusos que el maldito tuvo en su contra, para que la balanza se incline a nuestro favor... ¿Amity?

Piecitos inquietos que ya alcanzaban el piso, fue lo que notó Bump de la nerviosa menor incapaz de controlarse.

-Lo siento... -murmuró Amity, por lo bajo tratando de encontrar la mano de su hermana para que le dé fuerzas. Quiere que le brinde un poco de su valor y carácter contra estos temas-. E-Esto es algo de lo que jamás me gustó hablar, mucho menos escuchar.

No después de todo lo que Amelia le contó de ese... monstruo.

-Ams, fueron palabras muy bonitas las que me dijiste de camino acá -admitió la menor, y Amelia dejó caer su mano para tomar la suya-, y creí que era porque lo de padre era un tema fuerte que todos odiamos. Pero ahora que estoy acá, escuchando todo, me hace pensar... que necesitan mi ayuda para algo de lo que no estoy preparada.

.

-Tómense un momento, niñas.

- ¿Agua? -preguntó la mayor, ofreciéndole una botella del líquido.

-Gracias...

Se sentó en los banquitos afuera y aledaños a la oficina de Bump para dialogar con su hermanita. Siempre tan sensible a la mierda que se esfuerza con ocultarle con una sonrisa o una broma sarcástica que desvié su atención. Porque ella, Amelia, no soportaría que Amity, o sus demás hermanos, se encuentren tan inestable y desabrida por dentro... como ella.

-No lo recuerdo muy bien -expresó la menor refiriéndose a "él". Por el tonito de voz constipado, Amelia lo dedujo.

"Es mejor así, créeme", quiso manifestar la mayor, pero Amity continuó.

-Tú lo odias, Ed y Em también lo detestan. Yo también lo odio a pesar de que... no recuerdo nada de él. ¿Eso está bien?

- ¿Qué hay de mamá? -cuestionó Amelia-. Eras una bebé como para que la recuerdes, pero ambas sabemos que la amas con todo tu corazón.

-Es diferente, ustedes me contaron cada detalle de ella -sostuvo, intercalando palabras con lentos sorbos de la botella-. Además, ya sabes. No es muy difícil encontrarla dando asombrosas piruetas por internet.

Búsquedas que hace Amity para basar sus rutinas acrobáticas. De cierta forma, también para conocerla mejor, soñando despierta, más de una vez, como habría sido la vida con ella a su lado.

-Tienes un punto -Amelia no resopló, dándole la razón al ser ella en primer lugar que la animó a buscar videos y entrevistas de su madre-. Ven acá...

Amelia, para el resto del mundo, llega a ser una chica bastante antisocial, tosca y de malsonante vocabulario. Con sus hermanos y conocidos, la situación da un giro total. La atrapó entre sus brazos, Amity no opuso resistencia a sabiendas que lo necesitaba, un poco de cariño fraternal que la haga suspirar pesadamente hasta que su corazón regule revoluciones por segundo.

Un besito en su corto y peliverde cabello con coleta fue el último paso para que Amity esconda el rostro en su pecho, aferrándose tímidamente de su chaqueta, atrayéndole y evitando que el cariño se rompa.

-Estaremos bien... -susurró Amity, en una voz mullida por la densa chaqueta de su hermana-. No deberemos irnos de nuevo, ¿cierto?

-Por supuesto que no -devolvió Amelia en la misma baja entonación-. Te prometo que jamás nos separarán. Ed, Em, tú y yo somos una familia.

- ¿Podemos confirmar que nos expandimos en la marca Noceda? -cuestionó la menor agudizando su voz, en una pequeña mofa que devolvió un poco de su brillo juvenil.

-Habla por ti, no por nada Luz te regaló ese abrigo de gato.

Amelia dio en el blanco, insinuando que la amistad entre las menores haya escalado a un punto del que no se ha enterado... y el cual le parece algo incómodo. Pero ella no es nadie para decirle con quien estar o no. A menos, claro, que lo haga con una vaga sin futuro.

Amity rompió el abrazo y se separó una silla de distancia. A la par, jaló de las tiras del suéter para que la capucha esconda la mayor parte de su atomatado rostro.

-F-Fue un simple gesto amistoso. Se la devolveré próximamente -murmuró la menor.

-Claaaro -chilló Amelia, atacando con sátira-, y a mí no me gusta Lucía.

Ambas compartieron una risilla de complicidad. Más animadas y con la cabeza en alto, Amelia esperó que su hermanita termine la botella de agua para reanudar la visita a Bump. Necesita que esté tranquila, sin presiones o asustada del tema, ya que la requiere completamente estable.

"Amity, tendrás que declarar en un juzgado". Se lo informarán en unos días cuándo los papeles estén en orden.

Patio de la casa de Lilith, lugar ideal y con relajante brisa dónde la morena pudo informarle de la noticia que golpeó súbitamente a todo su círculo social. Sumado a ello, es un lugar más espacioso en el que podrían conversar sin que Hunter se entere gracias a las paredes de papel.

-Qué... -balbuceó tambaleante, apoyando una mano en el hombro de Lucía mientras la otra apretaba su pecho ardiente y punzante, dónde su corazón amenazaba con infartarla-. Mi hermanita... Edalyn tiene...

-Ten, remedio casero para el susto.

Lucía ofreció una botella de agua con algo de alcohol, perfecta para los nervios. Sabía que Lilith era muy fácil de afectar con cosas referentes a su hermana, por eso antes de salir al patio y confesar preparó la mezcla

-Por favor, respira profundo y no armes una escena -regañó Lucía, no tanto en voz de orden, sino en un suave tono calmante por si a Lilith se le daba por gritar-. Lilith, mi hermanita tiene distraído a Hunter, pero tarde o temprano se enterará. Relájate y ayúdame a contárselo.

-Sí, sí. -Terminó media botella de un sorbo, asintiendo a la petición de Lucía.

Su niño y hermana son sumamente unidos, por no decir que él aprendió mañas tramposas en la vida gracias a ella. Una noticia mal informada de esa envergadura le caería fatal. Lilith, como madre, debía mantenerse serena.

-P-Pero primero, Lucía, cariño, debo confesar algo...

-No soy "cariño" -refunfuñó la morena frente a tanta familiaridad-, pero escupe todo lo que tengas que decir; tal vez así te sientas mejor.

-Quiero que sepas que nunca le dije esto a nadie. Tontamente siempre la cubrí porque temía que salga lastimada... y la pierda. -El tiempo era corto, la maldita enfermedad de Edalyn se lo recordó

Un dejavú de su juventud, reflejada en Lucía, cruzó su mente, y le asustó lo que vio. Aprovechando su momento de catarsis lleno de culpa por mantenerse callada, dejó que el sello de sus labios sea abierto.

-Lucía. Mi hermana, antes que ustedes llegaran a su vida, estuvo metida en asuntos...-Asuntos a los acudió para salvar la vida de su padre-... "particulares"

-Define "particulares" -habló Lucía, tomando a Lilith del brazo hasta guiarla pasito a pasito hacia las sillas de playa del fondo.

-Drogas -sentenció, y Lucía tambaleó un poco al casi irse de cara contra el suelo-. Armas, contrabando... extorsiones. Ella usaba algunas cosas del orfanato para, ya sabes, hacer sus...

- ¡Espera! ¡T-Te detengo ahí! -exclamó la morena, golpeando sus mejillas con ahínco para confirmar que no era una loca pesadilla o estaba ebria-. Primero... ¿qué? Segundo, eso explica muchos pasajes de nuestra vida. Tercero, me dijiste lo suficiente. Puedo notar que te incomoda hablar del tema y yo... No se nota por mi tono, porque me enfoqué en mantener la calma por más de una semana, pero literalmente estoy en shock.

- ¿Quieres? -Lilith ofreció la botella.

Ya que Lucía confirmó que estaba sobria, no negaría la oferta.

-Mieeerda... -estiró la palabra haciendo raras muecas. Segundo posterior, dio un largo trago de ardiente agua, levemente alcoholizada-. ¿P-Por qué de la nada me dices esto? Oh. Tú... no insinuarás que yo...

-No -interrumpió Lilith-. No insinúo que estés metida en esas cosas, pero lo que SÍ insinúo es sobre el tema del... dinero. -El mal necesario que te lleva a realizar cosas de las que siempre te arrepentirás-. Las medicinas y quimioterapias son altamente costosos si se tratan con profesionales de primer nivel. Eda y tú trabajaban para llevar pan a la mesa, costear la escuela de Luz y darse algunos lujitos, pero ahora...

Dependía exclusivamente de Lucía.

Hacerse cargo de Luz nunca fue un problema, pero ahora, aunque odiaba admitirlo, tenía de carga a Edalyn; la señora que la trató como una hija a pesar de siempre recibir rechazo de su parte.

-Lo siento. Trataré de aportar en lo que pueda, pero se me complicará ahora que Hunter está próximo en ir a la universidad. -Ya con los latido más regulados, Lilith la tomó de la manos y juntó su mirada cristalizada con la de ella, confundida y ojerosa-. Por favor... no caigas en ese hoyo del que mi hermana casi no logra salir. Luz te necesita.

La lección que quería darle era la de no tomar el camino fácil. A Edalyn le sirvió un tiempo y se salió con la suya, pero distintos contextos no llevan a un mismo camino. Eda no tenía a nadie, podía ir despreocupada por la calle y la vida; la vida entera de Lucía se basa en el bienestar y salud de varias personas que ahora dependen de ella y la estabilidad que pueda ofrecerles.

Luz la necesita sin ningún rasguño.

- ¡No, Lilith! -exclamó Lucía, apretando el agarre que Lilith tenía en sus manos para tranquilizar el leve temblorcito de miedo-. Bien, lo admito. Hace años tuve ciertas "cositas", pero no por ello me uniré a esa "mafia" que pudre tu alma, llena de dinero sucio y bla, bla, bla -balbuceó, ganándose una mirada más aliviada de la mayor; de cierto modo, ya que luego hablaría con Eda, una vez la visite, sobre esas "cositas" que mencionó Lucía-. No te preocupes tanto por los costosos tratamientos de Eda, tenemos a mi esposa.

- ¿Amelia? -Curvó una ceja de adivinadora. Básicamente porque es la única "amiga" con la que Lucía se deja ver y, por ende, única candidata.

-Sí... fue una larga historia. ¡Juro que estaba sobria! -A penas recuerda unos segundos. Sus mejillas se tornaron rojas, Lucía trataba de convencerse que era por la vergüenza de no contarle previamente de su "boda"-. Como sea, sonará muy aprovechado de mi parte, pero ¡vamos! Amelia es de la más interesadas en la recuperación de Eda.

Todo contralado momentáneamente. El dinero y seguro que la Blight les brinda no se irá a ninguna parte.

Casa de los hermanos Blight.

- ¡Llegaron! -exclamó Emira, la hermana mayor de Amity y menor de Amelia, abriendo la puerta y tomando las bolsas de compras que de camino a casa las peliverdes compraron.

-Ven acá, mi nena preciosa. -Amity ignoró a su hermana, yendo directa a cargar abruptamente al animalito mimado que paseaba y dejaba lindos ronroneos entre las piernas de Amelia.

-Owww. Ghost está feliz de verte... creo. -Emira arqueó una ceja de duda post primer gruñido de la mascota-. Amity, deja a la gata o te cortará la oreja.

Ghost no era muy fanática de los abrazos fortísimo si no eran de Amelia. Amity terminó toda llena de pelos blancos y la piel algo rasguñada por la resistencia al cariño de la minina.

-Qué día... -suspiró Amelia, hecha un trapo desechable luego de una muy larga charla con Bump en esas incómodas sillas de clase-. Edric, sírveme un vaso de agua y saca el helado del refrigerador para que se descongele.

- ¡A la orden! -El gemelo se plantó firme al asentir. Directo fue a la cocina por los pedidos de su querida hermana mayor.

- ¿Fuiste al dentista? -preguntó Emira a su hermanita, extrañada de no verla dando vueltas entre pisotones y refunfuños.

Amity pretendió abrir la boca y confesar su verdadero paradero de más de cinco horas, pero un leve codazo de Amelia apagó esa idea. Mantendrán el secreto hasta que Bump tenga listo algunos papeles.

-Si me disculpan, iré a dormir un poco. ¡Adiós!

- ¡Espera, no pregunté si...! -Emira se apresuró, pero la astuta Amity ya se olía la pregunta y echó a correr hacia su habitación en el segundo piso-... desayunaste -susurró.

La hermana del medio se preocupa por ella después de que revisara el historial de búsqueda de la laptop y descubriera ciertos temas delicados relacionados a desórdenes alimenticios. Quisiera acusarla con Amelia, era por su bien, pero tampoco era su intención crear un desorden familiar sin pruebas contundentes.

-Amelia, ¿comieron algo?

O mejor dicho... Emira se preocupó exclusivamente si Amity llegó a ingerir algo de calorías.

-Te iba preguntar lo mismo -respondió Amelia, desplomada en el sofá y ya deshecha de su abrigo y pesadas botas-. Es algo tarde para cocinar y me duele la cabeza. Llama a la pizzería y ordena una familiar con Pepperoni.

-Oh. Hablando de eso, lo intentamos -comentó la gemela, enseñándole su celular a Amelia-. Tratamos de pedir una pizza familiar y... de extra, un combo mini para Amity.

-Pero nos rechazaban el pedido porque la tarjeta marca "fondos insuficientes" -añadió Edric con el vaso de agua en la mano, inocentemente causándole un infarto a su hermana mayor.

Curiosidades:

-Amelia tiene ataques de ira. Los desarrolló hace a penas unos años. En sí, ella es bastante tranquila en situaciones sociales; burlona y sarcástica con sus hermanos; nerviosa y muy celosa cuando se trata de Lucía. Trata a Luz como otra hermanita y a Eda como una gran amiga.

Los arranques de ira siempre estuvieron con ella, en menor medida. Pero cuando sus hermanos crecieron, las responsabilidades también lo hicieron, aparte que ella empezaba la universidad. Su vida era una bomba de estrés constante que, entre varias cosas, provocó que algunos mechones de su cabello se cayeran.

Nunca mostró debilidad frente a su hermanos, prefería encerrarse en su auto para dejar brotar todo en silencio.

Ahí es donde entran Lucía, Luz y Eda. Ellas le sirvieron como un apoyo, del cual está infinitamente agradecida. Fueron cosas pequeñas; sin embargo, muy significativas que aligeraron su carga del día a día.

Invitar a los niños Blight diariamente a la cena o dejar que Luz y Lucía pasen tiempo con Amity y los gemelos.

-Los gemelos Blight admiran a Amelia. Literalmente la tienen en un trono al verla como la imagen perfecta de Odalia, y porque los cuidó por tantos años.

-Emira, que es mucho más perceptiva que Edric, y porque tiene permitido ingresar al cuarto de sus hermanas, sospecha que Amity tiene cierto problema con la comida.

Sí... lamento la demora. Fueron 3 días de retraso, y me siento mal por ello u.u

Tengo excusas, salí de compras el viernes y el sábado tuve fiestita. Pero como ya pasó Hallowen, tengo vía libre para escribir y dar los capítulos en las fechas ya estipuladas c:

La siguiente semana toca mamá búho <33 Por cierto, ya tengo listo 3 especiales listos para esta historia 💜

¡Gracias por ver! Dale estrellita si te está gustando, también sería genial si pueden compartir la historia para llegar a más personas.

¡Nos vemos! <33

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