Capítulo 33: Morir antes de nacer
—Dime Grindelwald—dice, con su voz siseante, visitando al viejo moribundo en su celda en Azkaban— Dime dónde está
—No sé—responde con una risa, mofándose de la desesperación del otro— Sabía que vendrías algún día. Pero debes saber que no tengo lo que quieres
—Dime dónde está. Dime quien la posee
Él ríe, mostrando sus dientes amarillentos.
—La varita de Sauco está en su tumba, claro. Sepultada en la tierra—Hace una pausa en la que su adversario hace una mueca de aberración—Con Dumbledore
Entonces Voldemort desaparece.
Los latidos de mi corazón se intensifican al igual que mis contracciones. No puedo dejar de sentir dolor y el líquido amniótico no para de salir de mí. Harry me aprieta la mano sin saber que más hacer.
—¿Qué le sucede?—pregunta Luna. Harry la mira desesperado
—Va a tener un bebé
— ¡Oh! Es verdad. Lo escuché en la radio
— ¿Qué?
Otra contracción me ataca, aprieto los dientes mientras que la mano de Harry se retuerce contra la mía. Debo de estar destrozándosela. Hermione tampoco para de gritar, sabrá Merlín lo que le están haciendo. Me retuerzo, queriendo que todo termine.
—Ya no a-aguanto. No puedo, Harry
Él chasquea la lengua y de entre su calceta saca el trozo de espejo que le ha dado Sirius. Se pone de pie y ve el espejo.
—Ayúdanos—le susurra—Ayúdanos por favor
Veo alrededor y noto que hay alguien más en la celda además de nosotros. Es el duende que nos ayudó hace años en Gringotts al abrir nuestra bóveda por primera vez. Peter llega a la puerta de la celda y lo llama, ignorando mis gritos de dolor.
Ron se acerca, demasiado pálido como para decir algo.
Aprieto su mano con fuerza; mis lágrimas ya asomándose de mis ojos.
— ¡Mierda!
—Tranquila
— ¡No me digas que me tranquilice!—grito, las paredes de la mazmorra provocando eco—¡Voy a dar a luz a un bebé ahora!
Ron está asustado y no sabe qué hacer más que accionar el Desiluminador trayendo luz a la celda. Entonces, de la nada, aparece Dobby el elfo.
— ¿Dobby?—pregunta Harry—¿Qué haces aquí?
—Dobby vino a rescatar a Harry Potter. Dobby ha venido a salvar a Lilian Potter también. Dobby sabe que Lilian Potter va a tener un bebé—Infla el pecho y aprieta sus pequeñas manos—Dobby siempre ayudará a los hermanos Potter
— ¿Puedes aparecerte dentro y fuera de este lugar?—pregunta Harry. Dobby asiente
—Claro, soy un elfo
— ¿Puedes llevarte a los demás?
— ¡Por supuesto! Dobby hará lo que Harry Potter pida
—Bien—Harry se quita su chaqueta y la amarra alrededor de mi vientre—Llévate a Skyler, Luna y al señor Ollivander. Es urgente. El bebé ya va a nacer
- ¡Oh! - chilla Dobby emocionado. Un espasmo me recorre la espina dorsal provocando que apriete la muñeca de Ron- El pequeño Potter ya va a nacer. Dobby no puede esperar para conocer al bebé Potter
— ¡No lo conocerás si no te apuras!—le grito. Dobby da un respingo
—Dobby no debe hacer enfadar a Lilian Potter. Dobby sabe que las embarazadas no piensan con claridad
— ¡Dobby!
—Hay una cabaña en las afueras de Tinworth. Es El Refugio. Llévalos ahí—dice Ron
—Si, sí. Dobby sabe dónde queda
—Perfecto—dice Harry—Luna, ayuda a Skyler a levantarse, por favor
—Será un placer
Los brazos de Luna se aferran a mi cintura, arrodillándose a mi lado en un abrazo que busca disminuir el dolor de mi cuerpo; Luna parece asustada aunque no hace ningun comentario fuera de lugar o las observaciones que suele hacer . Mira a Dobby y le sonríe.
—Cuando esté listo, señor
— ¿Señor?—pregunta Dobby—¡Ella le ha dicho señor a Dobby! ¡Ella le cae bien a Dobby!
Luna lo toma de su pequeña mano al igual que Ollivander. Veo por última vez a Harry antes de aparecer en medio de un mar de arena.
—Luna, por favor...— Suplico con la voz entre cortada. Sé que si no recibo ayuda pronto moriré
—Iré por ayuda
Me deja acostada en la arena, con el señor Ollivander tomando mi mano y Dobby meneando sus enormes orejas.
— ¡Maldita sea!—grito y Dobby se estremece
—Dobby tiene que regresar a la mazmorra, pero también quiere ver cómo nace el bebé Potter
—Vete Dobby—le digo—Necesitas traer a los demás. Prometo... prometo que lo verás, ¿sí?
Él asiente entusiasmado para luego desaparecer con un chasquido.
— ¡Oh no!
Siento como poco a poco la piel de mi entrepierna se expande y creo que voy a partirme en dos. Ollivander no hace más que secarme el sudor de la frente con el borde de la manga de su camiseta.
Y por obra de Merlín llega Bill derrapando minutos después.
— ¡Skyler!
—Ayúdame, Bill
Él se quita la camiseta pues lo que antes era líquido amniótico se ha convertido en sangre que la chaqueta de Harry no es capaz de contener. Luna sujeta mi cabello con una banda elástica antes de que Bill me cargue entre sus brazos.
El mayor de los Weasley corre hacia la casa abriendo la puerta con una patada. Fleur se sobresalta al vernos llegar.
—Bill, ¿Qué ha pasado?
—No hay tiempo para preguntas, ¡Llama a un medimago! ¡Rápido mujer!
Bill no espera respuesta antes de correr escaleras arriba. Entra a una habitación y me deposita en la cama. Su cabello largo se le agolpa en la cara al momento de ayudarme a entrar en las cobijas. Me quejo, apretando las sábanas que cubren el colchón.
—Tranquila, Skyler. Todo va a salir muy bien
—Necesito... necesito a Fred—pido llorando—Lo necesito ahora
Bill asiente y baja corriendo las escaleras dejándome sola.
Los ojos me pesan y sé que debo ser fuerte, aunque la situación amerite lo contrario. No quiero que nazca, no ahora.
Suelto un grito que resuena en la habitación; el bebé me patea tantas veces que no sé si es porque está a punto de nacer o porque algo malo le está sucediendo.
Tengo miedo.
No sé qué hacer.
— ¡Bill! ¡Bill!
Y a pesar de que lo llamo como una loca, él no aparece por ningún lado. Puedo escuchar la voz de Harry gritar fuera de la casa sin embargo no sé porque lo hace.
Bill llega, y viene acompañado de su madre quien me mira horrorizada.
—Oh cariño
—Señora Weasley—ella se acerca y toma mi mano. Acomoda las sábanas sobre mis rodillas cuando comienzo a tener un par de contracciones más—No puedo, ya no puedo
—Si puedes querida, lo estás haciendo muy bien
— ¿Dónde... dónde está Fred?
—Él estará aquí en un momento, cielo. No te preocupes
Pero ni siquiera tengo tiempo para eso. Mi piel está desgarrándose sin dejarme pensar en otra cosa. Me aferro a la mano de Molly como si con eso pudiera aliviar mi dolor.
—No quiero que nazca, no quiero—lloriqueo—Por favor...
—El bebé ya está listo para nacer, Sky
—Han pasado sólo siete meses, señora Weasley. No puede nacer, no ahora.
En un abrir y cerrar de ojos todos están en El Refugio. Todos menos Fred y Harry.
Remus entra por la puerta junto a Sirius y su amigo el medimago. Una contracción más me provoca un alarido.
—Tranquila hija- susurra Remus—Yo estoy aquí. Todo estará bien
—Remus... Lo lamento—le digo—Lamento todo esto. Lo siento tanto...
La habitación es un lío de gritos y susurros que el medimago detiene una vez que todo se sale de control.
—Necesito que todos salgan de esta habitación—dice, haciendo aparecer un par de toallas limpias—Excepto el padre del bebé, ¿Dónde está él?
—Aquí—La voz de Fred llega desde el umbral. Viene despeinado y más delgado de lo que lo recuerdo; sus ojos están adornados por un par de grandes ojeras y las pecas más apagadas que he visto en mi vida. George viene con él, ambos muy nerviosos
Se me acerca y no hago nada más que pedirle disculpas por lo que le he hecho, por abandonarlo y hacer de su vida una maraña de nervios a cada instante que pasa. Él no hace más que tomarme de la mano y besarme la frente.
—No importa, cariño
—Tienen que salir todos ahora—reclama el medimago
—No—espeto al ver como salen—Quiero que tu madre se quede
La cara de Molly cambia de un segundo a otro; su esposo le hace una seña para que avance hacia nosotros mientras ellos salen y cierran la puerta. El medimago me desnuda de la cintura para abajo y me cubre con las mantas.
—De acuerdo, hagamos esto, Sky. Pujarás cuando yo te lo diga, ¿De acuerdo?
Asiento con los ojos cerrados.
—Muy bien. Puja. Ahora
Hago lo que me ordena, aunque a los pocos segundos me detengo.
Es el peor dolor del mundo entero.
Lloro, recargándome en el hombro de Fred.
— ¡No puedo hacer esto! ¡No quiero hacerlo más!
—Tranquila bebé—me dice al oído—Tu puedes
—Vamos, Sky. ¡Puja!
Retomo mi acción y sigo sin lograr el cometido. La señora Weasley me coge la otra mano, dándome la fuerza que sin duda necesito.
—Sky, tienes que esforzarte más si no quieres que algo le pase al bebé—informa Roger—¡Puja!
No puedo permitir que algo malo suceda. Cojo aire, me prendo a las manos de Fred y la señora Weasley y pujo, pujo con todas mis fuerzas.
Mi mente se llena de imágenes; es mi madre. Está frente a mi sonriendo, como si estuviese alegre al presenciar algo como esto. A su lado está mi padre, tomándola por el hombro derecho. Los dos sonríen y miran atentos todo lo que hago.
Y sé que así será siempre.
Siento al bebé salir de mi.
— ¡Es una niña!
— ¡Oh!—La señora Weasley salta de emoción, pero mi dolor aún no termina
—Esperen, ¡Aquí viene el otro!
— ¡¿QUÉ?!
El medimago le pasa la bebé a la señora Weasley para ayudar a venir al mundo al otro bebé. No deja de llorar a todo pulmón en los brazos de su abuela ¿Dos hijos? Dios santo.
Pujo una vez más. Mi estómago arde por el esfuerzo y siento como mi cara se contrae a causa de los espasmos que me recorren la espalda. Roger gira su mano e inmediatamente el siguiente bebé nace.
—Es otra niña—susurra Roger emocionado
— ¿Por qué no está llorando?—pregunto agotada. El agarre de Fred se hace más flojo— ¡¿Por qué mi hija no llora?!
[Editado]
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro