Capítulo 29: El horrocrux de las emociones
—¿Para qué crees que esté buscando Quien-tu-sabes a Gregorovitch?
—No lo se. Quizá esté buscando otro objeto para convertirlo en un Horrocrux. Algo que difícilmente podamos destruir
—No—Hermione menea la cabeza, acercando sus rodillas a su pecho—Ha llevado su alma hasta el límite. No puede arrancarse otra parte de su alma sin que se debilite
—Tal vez él aun no lo sabe
Hermione se encoge de hombros, le comparto un poco de la capa que llevo pues ha comenzado a enfriar más que antes. Ella lo agradece y suspira, como si estuviese disfrutando este pequeño espacio que compartimos.
—Entonces... ¿ya no podremos volver a la casa de Sirius?—pregunto, frunciendo los labios. Hermione niega
—Lo más seguro para todos es que no volvamos. Para estas horas el Grimmauld place ya debe de estar repleto de mortífagos
Nos hundimos en un gran silencio, Hermione toma mi mano a través de la tela del manto y la aprieta. Mi estómago gruñe y me levanto de un salto.
— ¿Qué haces?
—Vamos, busquemos comida
—¿Aquí? No vamos a encontrar mas que hojas de pino
—Iremos mas allá. Me muero de hambre—la jalo hacia mí, levantándola. Hermione gruñe y comienza a caminar a mi lado, no sin antes echar un par de hechizos protectores a la tienda.
Esquivamos árboles y bajamos algunas pendientes cuidando no toparnos a nadie. Hermione coge una vara larga con la que aleja algunas ramas caídas para poder pasar
—Es curioso, ¿Sabes?
— ¿El qué?
—El que hayas vuelto—dice—Aunque claro, no por tu propia iniciativa, pero para el caso es lo mismo
—Quizá no debí irme—digo, jugando con una flor marchita—Es decir, si el destino es que estuviera en este lugar, ayudándoles, pasaría cualquier cosa para que sucediera
—Ya, claro—Rodeamos una gran mata de arbustos dejando atrás el campamento—¿Cómo crees que esté Fred?
—Lo único que espero es que no haya cometido ninguna locura
Hermione sonríe y mientras hablamos de cualquier cosa que nos ayude a olvidar la mala pasada que estamos viviendo, nos topamos con una granja aparentemente solitaria. Caminamos hacia ahí, entrando al granero en el cual encontramos una bolsa de pan, media docena de huevos y la mitad de un circulo de queso de cabra. Tomo las cosas hasta que Hermione me detiene.
—¿Esto no es robar?
—Tenemos que alimentarnos de algo, Hermione. Que robemos alimentos es lo que menos debería importarte ahora
Volvemos a la tienda antes de que los chicos despierten. Hermione deshace los hechizos y se encamina a la pequeña cocina de la carpa; Harry y Ron despiertan al mismo tiempo, aunque mi hermano es quien se levanta para ir a ayudarle a Hermione con la comida. Ron se sienta en la mesa junto a mi, quedando de frente a los demás.
—¿Dónde consiguieron eso?
—Por ahí
Miro su cuello, notando que lleva el guardapelo colgando.
—¿Qué haces con eso?
—Ah, es mi turno de llevarlo
—Oh
Juego con mis manos y sin poder evitarlo pienso en Fred. Me siento mal por él y por los demás, pero sé que si vuelvo a la madriguera las cosas se complicarán. Además, estamos un paso mas cerca de destruir a Voldemort.
Las manos de Ron se juntan con las mías, atrayendo mi mirada.
—¿Cómo está tu cuello?
—Bien—respondo—¿Cómo está tu brazo?
—Mejor. Aun duele un poco, pero al menos ya puedo moverlo—Asiento—¿Extrañas a Fred?
— ¿Tu qué crees?
—Ya, claro. Fue una pregunta tonta
Una fuerte carcajada de Harry y Hermione nos sobresalta. Ron mira hacia ahí e inmediatamente bufa.
Sonrío de lado pues a pesar de que ellos no lo digan, sé que entre esos dos hay algo mas que una amistad de años. Le doy un codazo a Ron incitándolo a dejar de mirarlos.
—Eres tan obvio, Ron
—Tu... ¿Crees que ellos dos puedan... tener algo?
Levanto las cejas por su pregunta. Los ojos de Ron se pierden en la madera de la mesa antes de apretar los puños.
— ¿Harry y Hermione? Oh, Ronald...
—Están muy juntos ahora
—Son amigos. No es nada extraño
—Los amigos no siempre están así de juntos
— ¿Qué hay de ti y de mí?—pregunto—Justo ahora nos estamos tomando de las manos
Ron chasquea la lengua, soltándome con brusquedad.
—Es diferente. Tú eres mi cuñada ¡Vas a tener un hijo de mi hermano! Eso no cuenta. En cambio ellos...
—No digas tonterías, Ron
—Oh vamos, Sólo míralos—dice, haciendo una seña en el momento que Harry le ayuda a Hermione a rebanar los panes—Están tan felices juntos que parecen novios. No me extrañaría que eso pasara. Cualquier chica escogería como novio al gran elegido y no a su asistente
Arrugo la frente por sus palabras, ¿Desde cuándo Ron dice tantas estupideces en una sola conversación? Su pecho sube y baja con furia; veo que lleva el relicario puesto y sé que de alguna manera el horrocrux lo afecta demasiado. Estiro la mano a lo que él me ve extrañado.
—Quítatelo
— ¿Qué?
—El guardapelo. Quítatelo
—No
—Dámelo
—No
—¡Que me lo des!
—Bueno ya—dice, sacándose el relicario y tendiéndomelo
—Gracias
—Demonios mujer, jamás creí que soportar a una embarazada sería tan difícil
—Y será aun peor si no te callas ahora mismo
—¡Bueno!
—Bien—Acomodo mi cabello hacia atrás y le sonrío—¿Estás mejor?
—Mucho mejor
Comemos en silencio, con Hermione leyendo Los cuentos de Beeddle el Bardo mientras come y Ron junto con Harry escuchando un radio que Ron a cargado desde la salida del Grimmauld Place. La comida está en mi plato, pero no me apetece comer ahora.
—Skyler
—¿Qué?—pregunto cuando Hermione me echa una de esas miradas que te hacen querer correr
—Aún no has comido nada
—¿Qué con eso?
—Creí que habías dicho que morías de hambre
—Si, pero se me ha ido el apetito
Ella me ira de mala gana, pero continúa con su lectura poco después. Alejo el plato de mí y junto mis manos.
—Bien, ¿A dónde iremos ahora? Se supone que debemos buscar los Horrocruxes en lugares que hayan sido importantes para Tom, según lo que Dumbledore nos dijo. No creo poder encontrar algo por aquí
—¿Y si vamos a Albania?—pregunta Ron—¿No fue ahí donde pasó años en exilio?
—Si, pero no creo que una parte de su alma esté ahí; además, no registraremos un país entero
—Sólo era una idea—responde, mostrándome la lengua
—Vol...
— ¡No digas su nombre!
—¡Bueno!—Hermione bufa, irritada—Quien-tu-sabes no pudo haber escondido nada en Albania. Él ya había hecho cinco de esos Horrocruxes antes de estar en exilio y Dumbledore estaba seguro de que la serpiente es el sexto
—Lo es pues nunca se aparta de ella—digo. Hermione nos ve por encima de la portada del libro
—Debe de haber un horrocrux en Hogwarts
—No es posible, Ron—acota Hermione—Dumbledore se hubiera dado cuenta de eso
—No, no—interrumpo—Dumbledore nos dijo que no estaba seguro de ello. Si hay un lugar en el que Vol...
—¡No lo digas!
—¡Quien-tu- sabes, entonces!—le grito a Ron—¡Si hay un lugar en el que Ya-sabes-quien se sintió como en casa, es Hogwarts!
—Oh vamos, ¿Quién sentiría el colegio como su casa?
—¡Yo!—grito, encolerizada— ¡Yo lo considero así porque jamás tuve un hogar!
Mi pecho palpita con fuerza y al llevar una mano ahí, palpo el relicario. Chasqueo la lengua y me lo saco para ponerlo sobre la mesa.
—Lo lamento. Olvidémonos de Hogwarts entonces
—¿Y si guardó uno de ellos en los cimientos del orfanato?
—¿Por qué lo haría?—pregunta Harry—El orfanato es el último lugar en el que confiaría una parte de su alma
—Entonces no sabemos nada de nada—Ron se levanta de su asiento y se echa el guardapelo al cuello de nuevo para irse a tumbar al camastro. Suspiro, agotada
—Es hora del plan B
— ¿Y cuál es ese plan?—Cuestiona Hermione
—Improvisar
[Editado]
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