Capítulo 20: Bebé Cruciatus
Remus parece sorprendido por mi decisión, al igual que los demás. Sé que he luchado mucho para llegar hasta aquí, pero el ver a Fred así de derrumbado me parte el corazón. Camino hacia Fred y tomo su mano.
—Vámonos
—Espera, ¿Es en serio?—pregunta Fred sorprendido—¿Tu...?
—Si—le corto. Remus sonríe aliviado mientras yo me acerco a Harry y lo abrazo a manera de despedida
Los brazos de Harry se aferran a mi cintura y por un momento siento que él no quiere que me aparte de su lado a pesar de que antes ha deseado lo contrario.
—Suerte—le susurro—Sé que tu podrás. Perdóname por abandonarte en esto, pero yo...
—Está bien, Sky. Yo lo entiendo. Después de todo creo que yo haría lo mismo
Lo aprieto con más fuerza, su pecho incrustándose en el mío.
—Espero que Kreacher atrape a Mundungus. Búscame si necesitas algo.
—Lo haré
Nos separamos, con todo el pesar del mundo al tener que dejarnos. Harry soba mi estómago por última vez antes de que Fred me jale el brazo para caminar hasta el umbral, donde Remus espera por mi. Él asiente, mientras toma mi mano y los tres desaparecemos de ahí.
Al llegar a la puerta de la madriguera mi estómago se revuelve. Fred me sostiene para no caer de lleno al piso.
— ¿Estás bien?
—Si, sólo... creo que el aparecerme en un lugar no me cae del todo bien
—Tenemos que descubrir una manera de transportarte entonces, hija—dice Remus abriendo la puerta de la casa
Aún está como la recuerdo. Y si bien no me ido por mucho tiempo, en mi mente todo parecía arruinado por el allanamiento de los mortífagos. Ellos me dejan entrar primero para inmediatamente cerrar la puerta detrás de sí. Molly sale de la cocina, con un pañuelo contra la nariz.
— ¿Qué ha pasado? ¿Los convencieron de...? ¡Skyler!—El gran cuerpo de Molly me embiste en un abrazo para que después toda la familia se acerque a ver el hecho de que he regresado. Sus brazos me mueven de un lado al otro, con euforia—¡Oh! ¡Qué bueno es tenerte de vuelta!
—Si. Yo... también estoy feliz de volver
Molly hace una mueca pues no se ha tragado mi mentira. Me acaricia los brazos dándoles calor.
—Aquí estarás a salvo. Creí que Fred y Remus no te convencerían de volver, pero me alegro de haberme equivocado
Asiento, sin ánimos de contestar. Detrás de ella están Bill, Fleur, Charlie, Ginny y el señor Weasley junto a George; les sonrío, para no ser descortés.
—Estábamos muy asustados por ti, Sky. Creímos que el bebé...
—No pasó nada—digo, cortando la frase del padre de los Weasley—Me voy a dormir
—Pero Sky, ¿No te gustaría comer algo antes de...?
—No tengo hambre, gracias
Corro hacia las escaleras y me encierro en la alcoba de Percy, me arrastro hacia la cama dejándome caer sobre el suave colchón; me detengo a ver el techo y recuerdo lo que ha pasado con Lucius Malfoy.
¿Por qué podía ver y sentir a través de él? ¿Habría hecho mal en atacarlo como lo hice en la cafetería?
No, definitivamente no. Es Lucius Malfoy, todo lo que le ha pasado se lo tiene más que merecido.
Me acuesto de lado cuando escucho el rechinar de la puerta. Un pequeño haz de luz se cuela a la habitación antes de que la puerta sea cerrada de nuevo. Alguien se acuesta detrás de mi, abrazándome por la cintura. La fragancia de Fred me llena las fosas nasales, y aunque siempre me ha gustado su olor, ahora no lo tolero.
Se acerca a mi oído y besa mi lóbulo muy suavemente.
—Cariño...
—Ahora no, Fred—espeto, al notar sus intenciones pues su erección se agolpa contra mi trasero—Estoy cansada
— ¿Cansada? Más bien pareces molesta. Piensas que te has equivocado al volver, ¿No es así?
—No es eso—digo, girándome hacia él—Yo...temo por Harry. No podría soportar si le pasara algo
—Mi cuñadito estará bien—Afirma, dándome un golpecito en la nariz con su dedo índice—Y tu también lo estarás. Cumpliré mi promesa de cuidarte mucho, y a nuestro bebé
—De acuerdo
—Bien—dice y sonríe—Ahora, hay que dormir. No he tenido una buena noche de sueño en algún tiempo
— ¿Qué?—pregunto extrañada—¿No has dormido?
—No. He tenido insomnio desde que tú te fuiste—Me besa la frente para luego abrazarme por la cintura—No podía dormir sin sentirte a mi lado
Y cuando creo que no puede hacerme sentir más culpable, Fred rompe el estándar.
He pasado casi un mes en la madriguera. Agosto se ha ido agotando conforme mi panza ha ido creciendo. Ahora el bulto se nota un poco más que antes dejando atrás el vientre plano. Bajo las escaleras por algo de comer y veo un ejemplar del Profeta encima de la mesa del comedor. Nadie parece estar por ahí, por lo que me preparo una taza de té y me siento en una de las sillas.
No he tenido noticias de Harry ni los demás, aunque espero que Kreacher haya encontrado a esa rata de Mundungus y que puedan recuperar el relicario.
Suspiro mientras tomo un sorbo de té, cojo el periódico y comienzo a leer el encabezado:
EXTRACTO EXCLUSIVO DE LA PROXIMA
BIOGRAFIA DE ALBUS DUMBLEDORE
Por Rita Skeeter
— ¿Comenzarás a leer esas tonterías de El Profeta?—pregunta Sirius, prendido a su taza de café. Se sienta a mi lado viendo el periódico
—Sólo es curiosidad—lo miro y recuerdo que desde que llegué, no lo he visto hasta ahora—¿Dónde se supone que estabas? Hace tiempo que no te veía
—Pasé una temporada en casa de Tonks. Ya sabes, por lo que pasó después de la boda del hijo mayor de Molly
— ¿Por qué? Supongo que ahora el ministerio ha cambiado, no se tomarán el tiempo de buscarte
Sirius se encoge de hombros.
—Nunca se sabe—Sirius pone una mano sobre mi vientre y lo acaricia con gracia—Dios, ha crecido mucho en tan poco tiempo
—Si—Respondo con una sonrisa—¿Y cómo va el embarazo de Tonks?
—Bien. Remus pasa mas tiempo con ella y se hace cargo de todos los antojos y/o bochornos que pueda tener
—Oh
Juego con mis manos con una sensación de alivio. El volver a la madriguera ha sido la mejor elección, Sirius levanta un dedo y apunta a un miembro de la fotografía de la cual se desprende el encabezado.
— ¿Ves al hombre más grande?
—Si
—Su nombre era Percival. Era el padre de Albus
— ¿De verdad?
—De verdad. Pasó una temporada en Azkaban. Después de que eso pasara, Kendra, su esposa, se fue a vivir al Valle de Godric junto a Ariana, Aberforth y Albus
— ¿Cómo es que sabes todo eso?
—He leído varias cosas
— ¿Qué mas sabes?—Sirius me guiña un ojo
—Es un secreto
—Oh vamos—reniego, ganándome una risotada de su parte mientras él se levanta y camina hacia la alacena, del que saca una tarta de chocolate. Camino hacia él, cruzada de brazos—Dime
—No seas entrometida, Lily
—Sirius...
— ¿Quieres un poco de tarta?
—No—mi estómago gruñe, haciéndome quedar como una mentirosa. Sirius levanta una ceja
—El bebé no piensa lo mismo—Se acerca, levantando un poco mi blusa dejando ver mi ombligo. Acerca una cuchara llena de tarta y la acerca a mi ombligo—¿Qué dices, bebé? ¿Quieres un poco? ¿Si? Aquí tienes
— ¡Sirius!—grito cuando el animago embarra el pastel en mi barriga. Él ríe como un crío—Eres imposible
—Si bueno, tu eres...
La cara de Sirius se ve embarrada por el glaseado que le unto en la cara con mis manos. Su barba se llena de chocolate haciéndolo toser.
—Estamos a mano
—Oh no señorita—alega, limpiándose la cara—Esto no se quedará así
La guerra de comida empieza en la cocina de los Weasley. El pastel de chocolate está por todos lados y cuando Sirius lanza una porción hacia la puerta del Jardín, Molly aparece, cubriéndole la cara de tarta.
—Ou—se queja Sirius. Molly estalla encolerizada
— ¡Sirius Black! ¡¿Qué le has hecho a mi cocina?!
—Fue su culpa—dice apuntando a mi barriga—El bebé comenzó
— ¡Sirius!
—Limpiaremos—digo, aminorando la situación—No se preocupe
Molly me sonríe, pero no hace lo mismo con Sirius. Muevo mi varita y todo se queda como lo está antes de comenzar con las niñerías del padrino de mi hermano.
Nos sentamos en el sofá cuando todos aparecen por la puerta.
Fred me mira y corre para sentarse a mi lado. Sirius hace una mueca de asco cuando Fred me besa y luego besa mi estómago aun cubierto de tarta.
—Los extrañé
— ¿Dónde estabas?
—George y yo estábamos haciendo conteo de mercancía en la tienda. Los productos se los llevan por montones
—Eso es genial
—Lo es, cariño
Molly hace volar un par de cacerolas por la cocina para preparar la comida. Me levanto para ayudarla pero un gran dolor en el estómago me devuelve al sofá.
— ¿Sky?
La voz de Fred se siente distante a pesar de que lo tengo a un lado de mí. Mi vista se torna borrosa y de repente ya no estoy en la madriguera, sino en la mansión Malfoy, frente a Voldemort.
—Mi señor...
—Continúa, Lucius
—Pe-pero no puedo...
— ¿Osas decirle que no a tu señor?—susurra, dándole una bofetada—¡Continúa con tu trabajo!
—Pero señor...
— ¡Si no lo haces tú lo haré yo, Lucius!
La mirada de Lucius baja hasta su estómago al mismo tiempo que la punta de su varita se clava ahí. Cierra los ojos por un momento
—Crucio...
Susurra, mientras yo caigo en el piso de la madriguera, retorciéndome del dolor.
[Editado]
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