Capítulo 10: 'Sirius' no es un nombre estúpido
El gran peso sobre una de mis manos me obliga a despertar por la gran fuerza con la que está presionando. La cabeza me duele a causa de la cicatriz mientras que el dolor del estómago ha desaparecido por completo. Un sollozo se escucha a mi lado y giro el rostro para ver de quien se trata.
Es Fred. Está llorando
Tiene el rostro agachado, por lo que no se ha dado cuenta de que lo estoy mirando hasta que le devuelvo el apretón de la mano; me siento confundida pues hace apenas unos momentos era de mañana y ahora el cuarto estaba sumido en penumbras. Fred me mira, suelta mi mano y se acerca a mi rostro.
—¿Sky? ¿Te sientes bien? ¿Cómo estás? ¿Te duele algo? ¡Oh Sky!
La preocupación de Fred estalla como una granada en lo que analiza mi cara y la toca con sus manos. Le sonrío para que deje de preocuparse.
—Estoy bien
—No sabes cómo me asusté cuando Sirius nos envió ese patronus. Quería morirme de tan sólo pensar que podía perderte. Yo... yo... estaba muy asustado
— ¿Qué pasó?—pregunto, sin saber cómo he llegado hasta mi habitación. Lo único que recuerdo es haber visto a Sirius por unos momentos
—No lo sé. Sirius dijo que saliste de la habitación y cuando te encontró, tú estabas llorando a la mitad de las escaleras, quiso traerte a la habitación, pero estabas sangrando
El hecho de escuchar a Fred tan roto hace que mi pecho duela. Sus densas lágrimas me caen en la cara y él las limpia torpemente. Tomo una de sus manos y la aprieto.
— ¿Qué hay de nuestro bebé?—pregunto en un hilo. Fred me mira y poco después sonríe de lado
—Nuestro pequeño está bien—dice y yo suspiro aliviada—Sirius... te trajo hasta acá y llamó a uno de esos medimagos. Te dio una medicina mágica y ya está todo bien; aun así, recomendó que mantuvieras reposo y que evitaras emociones fuertes, ya sabes. El sangrado fue porque has estado bajo mucho estrés últimamente.
Asiento, abrumada por lo que acabo de escuchar. Casi pierdo a mi bebé por una tontería. La mano de Fred baja hasta mi vientre cubierto por las cobijas y lo acaricia mientras una sonrisa boba se agolpa en su rostro. Baja su cara hasta mi panza y pone su oreja contra mi piel.
—¿Hola? ¿Me escuchas? ¿Hay alguien ahí?—pregunta, como si estuviera tocando a la puerta. Río enternecida
—Dudo mucho que te conteste
—Oye, nunca se sabe. Quizá sea igual de listo que yo
—Bueno, entonces si tiene tu inteligencia, es un hecho que no contestará por ahora
Fred hace puchero aunque poco después me besa cortamente y se separa. Hago una mueca y sus mejillas se encienden.
—¿Cómo es que estás aquí? Tu madre me dijo hace unos días que Remus no te dejaba estar cerca
—Remus sigue lo bastante consternado como para saber que estoy aquí, y aun si lo hiciera, soy capaz de reñirle si intenta separarme de tu lado—Besa una de mis manos y acaricia mi cabello— Él fue de los primeros en llegar cuando recibió la noticia de parte de Sirius. Estaba vuelto loco. No ha dejado de llorar desde entonces
Guardo silencio mientras Fred continúa con el relato.
—Y Harry... Merlín, nunca lo había visto tan desmoronado en su vida. Todos están abajo, esperando a que despertaras
—¿Hace cuánto que he estado dormida?
—Bueno, has dormido todo el día, pero supongo que fue a causa de esa cosa que te dio el medimago
—Yo... no sé qué decir. Ahora le debo la vida a Sirius. Él me ayudó
—Lo sé. Cuando llegamos aquí él estaba muy asustado, hizo lo que pudo y creo que lo hizo muy bien
Su frente se pega a la mía en lo que frota mi estómago con cuidado. Sus ojos brillan a causa de las lágrimas y la preocupación que ha estado viviendo. Acaricio su mejilla haciendo que sus ojos se cierren por un momento.
—Lo siento, Fred. Todo esto es mi culpa
—No tienes por qué disculparte, nena. Está bien, ¿sí? Todo está bien ahora. Te voy a cuidar, a ti y a nuestro bebé. Lo prometo
Me abraza y no puedo evitar sentirme mal por sus palabras porque, ¿Cómo va a cuidar de nosotros mientras esté buscando los Horrocruxes? Sé que es algo egoísta de mi parte, pero no pienso faltar a la promesa que le hice a Dumbledore antes de morir.
Le sonrío apenas, besa mi frente y se levanta.
—Creo que es mejor que baje. Debo decirles a los demás que has despertado para que dejen de llorar y así evitar inundar la madriguera
—Claro—Respondo riendo. Y antes de que se vaya, me besa de nuevo
—Te amo. Gracias por darme esto—dice poniendo una mano en mi barriga—Siempre quise ser papá y que mejor que serlo a tu lado
Asiento, apaciguando mis ganas de echarme a llorar ahí mismo. Besa mi frente y se despide, saliendo de la alcoba dando brinquitos de emoción.
— ¡Skyler ya despertó!—Lo escuché gritar fuera del cuarto— ¡Oh vamos! ¡Dejen de llorar ya!
Sonrío por un momento, acaricio mi estómago y suspiro; he sido una tonta, ¿Qué es lo que pensarían mis padres de todo esto? Sin duda papá estaría furioso y mi madre... bueno, quizá hubiera hecho lo mismo que la señora Weasley hizo.
La puerta se abre y a pesar de que el cuarto está casi a obscuras reconozco la silueta de Remus parada en el umbral, debatiéndose si llegar hasta mi cama o no; al final, y porque yo se lo pido, él se acerca. Toma asiento a mi lado en el colchón y toma mi mano. En su rostro puedo ver el rastro de las lágrimas que ha derramado y que se ha limpiado con descuido antes de venir aquí.
—¿Cómo te sientes, Lilian?—Mi corazón se encoje por como me ha llamado. Remus sigue molesto conmigo
—Bien, creo
Un incómodo silencio se hace en la habitación hasta que Remus me aprieta la mano captando mi atención.
—Lo siento
—No, Remus yo lo siento
—No, no. Es mi culpa. Por mi culpa casi pierdes a tu bebé. Es decir, yo... he estado evitándote estos días y sé que eso te lastimaba—hace una pausa y sorbe la nariz—El medimago dijo que estabas bajo mucho estrés y que... podías haber abortado, perder al pequeño, y yo... yo... es mi culpa, perdóname
Sus lágrimas le resbalan por el puente de la nariz mientras baja la mirada. Pongo una de mis manos en su mejilla y él me mira.
—Está bien, Remus
—No está bien. Se supone que soy tu padrino y te debo cuidar. Haberte ignorado todo este tiempo no es algo que haría un buen padrino o un buen padre; Sirius ha hecho un mejor trabajo que yo. Quizá debería ser tu padrino también, así estarías mejor. Es decir, ¿Qué se puede esperar de un estúpido licántropo?
—No digas eso—le reprendo abrazándolo por el cuello—Tú has hecho un magnífico trabajo, ¿De acuerdo? y Sirius también. Ambos se han convertido en nuestros padres, nada puede cambiar eso, Remus
—Pero yo... no soy apto para ser padre. Ni siquiera pude cuidarte a ti
—Tu ya eres mi padre, Remus—le digo ocasionando un brillo inusual en sus ojos—Porque así lo decidieron James y Lily cuando quisieron que fueras mi padrino. Sabían que estaría en buenas manos, y Harry también
Mis palabras no hicieron más que avivar las lágrimas de Lupin. Él me abraza, escondiendo mi cara en su cuello mientras me mece como si fuera un bebé.
—¡Oh Lilian! Perdóname, por favor
—Descuida, no hay nada que perdonar
Nos quedamos así por mucho tiempo; Remus me abraza con fuerza en lo que me da pequeños besos en la frente. Por un momento me acaricia el vientre con cuidado, casi con miedo de lastimarme. Le sonrío, agradeciéndole su gesto.
Comienzo a sentirme adormilada hasta que la puerta vuelve a abrirse y Lupin se separa. Es Harry.
—Uh... Remus, po- podrías...
—Claro—dice y se despide de mi con un beso en la frente. Harry y yo quedamos solos en la alcoba, él no se acerca y me ve desde el otro lado del cuarto
Bajo la mirada y comienzo a jugar con mis dedos. La presencia de Harry me deja un peso en el centro del estómago al recordar las palabras que antes me gritó. El dolor me vuelve por un segundo haciendo que me encorve. Harry corre hasta la cama y se sienta donde antes ha estado Remus.
— ¿Qué pasa? ¿Te duele? Llamaré al medimago
—No—lo detengo—Estoy bien. Solo...
Quizá el solo hecho de pensar en todo lo que me dijo mi hermano hace que mi vientre duela. Entonces razono que el dolor de mi corazón al recordar la cara de decepción de las personas que más me importan en el mundo ha sido el factor por el cual mi bebé ha querido irse de mi vida, y ahora que lo sé no pienso permitírselo.
Harry titubea sobre tocar mi vientre o no, pero al final lo hace y cierra los ojos.
—Sky, yo...
—No hace falta decir que lo lamentas, Harry. Ya he escuchado mucho de eso por hoy
—Necesito hacerlo—dice enfocando su mirada en mi panza—Después de lo que ha pasado hoy entendí muchas cosas. Lo siento, he sido un imbécil
—Has sido un imbécil siempre—Él me observa y sonríe al notar que yo hago lo mismo. Niega sin dejar de sobar mi estomago
—Sabes a lo que me refiero
—Harry, no es necesario
—Todas esas cosas que te dije... no son ciertas—dice
Tomo su rostro para que me vea. Sus ojos están hinchados y rojos; le doy un besito en la mejilla limpiando el rastro de sus lágrimas.
—No tienes por qué disculparte. Sé que te he decepcionado, a ti y a Remus, porque a pesar de que me diga que todo está bien, sé que no es así. Lo noto por la forma en que me llama y lo noto ahora contigo. Somos hermanos, Harry. Sé todo sobre ti
»Y no hace falta que retires lo que dijiste. Sé que todo es verdad, y también sé que he decepcionado a nuestros padres. Quizá ahora deban estar retorciéndose en su tumba por mi culpa
—No vuelvas a decir eso nunca- me reprende él retomando su llanto y provocando que yo también lo haga—¿Me escuchaste? Nunca
—Harry...
—No he sido un buen hermano, Sky. Debo protegerte y mírate ahora, casi mueres por mis reproches
—No es así
—¡Si lo es! Por dios, Sky. Tengo que sacar mi ego del trasero y comenzarte a cuidar en serio. No puedo permitir que algo igual que esto vuelva a pasarte
—Es casi imposible que lo hagas. Ahora que vayamos por los Horrocruxes no podrás...
—Sky, no irás
—¿Qué?
—Me retracto de lo que dije, pero no de eso. No puedes ir
—Pero Harry...
—No voy a ponerte en peligro, ni a ti ni a mi sobrino
Él se levanta de la cama y me da la espalda, lleva una mano hasta sus labios y suspira.
—Sabes que eso no puede ser, Dumbledore nos encargó esa tarea a los dos. No puedes hacer esto sin mí, me necesitas
—Ahora hay alguien que te necesita aún mas
Arrojo las cobijas al suelo y trato de levantarme. Me detengo el vientre con una mano pues al hacer el esfuerzo, un espasmo me recorre la parte baja del estómago. Harry se da cuenta de ello y corre hasta mi.
—Sky, no debes levantarte
—Harry, escúchame...
—Vamos, vuelve a la cama
—¡No!—grito—¡Escúchame por un maldito segundo, Harry Potter!
El dolor me vuelve haciéndome sudar y tambalearme. Harry me detiene por la cintura y me lleva de vuelta a la cama. Recargo la cabeza en el respaldo y cierro los ojos.
—Iré, Harry. Y ni tu ni nadie podrá convencerme de lo contrario
—Pero Skyler, piensa en ese bebé
—Justamente es por eso que lo hago. No imagino poder criar a mi hijo en un mundo donde estemos amenazados constantemente por Voldemort. Eso es lo que él quiere, ¿Te das cuenta? Desea que nuestros hijos vivan atemorizados como la gente lo está hoy en día. No sé tú, pero yo no estoy dispuesta a aguantar algo como eso
—¿Eres consciente de que la búsqueda puede demorarse meses?
—Lo sé y estoy dispuesta a enfrentarlo
—¿Fred sabe lo que planeas hacer?
—No y no pienso decírselo
—Mira, entiendo tu punto—dice Harry—De verdad que sí, pero entiéndeme a mí, no puedo ni debo dejarte ir. Dumbledore estaría de acuerdo con eso
—Dumbledore ya no está aquí para decidir. Y aun si lo estuviera sé que me daría la razón. Soy fuerte, puedo hacer esto, ¿Por qué no confías en mí?
Harry suspira, debatiendo entre aceptar lo que le digo o de plano rechazar cada palabra que ha salido de mi boca. Se desordena el cabello para después mirarme.
—Confío en ti, pero no en mí
—¿De qué hablas?
—Si nos vamos correremos peligro, Sky. Y no... no confío en que pueda cuidar de ti como debería
Le acaricio la mejilla, acomodando las gafas que se le han torcido.
—No te preocupes por eso. Seré fuerte, nos cuidaremos entre los cinco—digo, haciendo referencia al bebé en mi vientre—Sé que mis padres no nos dejarán solos en esto
Y por obra del mismo Merlín, parece que lo he convencido pues suspira y hace un puchero. Reconozco su cara de rendición desde hace mucho. Levanta una ceja para luego sonreír.
—Está bien, de acuerdo. Siempre y cuando no te apartes mucho de mí y hagas todo lo que Hermione, Ron y yo digamos
No le contesto, a cambio me lanzo a él y le abrazo; ese abrazo que me ha hecho falta desde el primer día en que supe que sería mamá. El calor de su cuerpo me reconforta y sé que ahora ya no hay impedimento para seguir queriéndonos como hasta ahora. Me acaricia el cabello y ve el reloj que está a nuestro lado para después sonreír.
—Son las doce de la noche—Afirma—Ya es treinta y uno
Veo el reloj y sonrío.
—Feliz cumpleaños, Harry
—Feliz cumpleaños, Sky—Toca mi barriga y sonríe—Gracias por este regalo
Durante toda la noche no han parado de llegarme visitas. Otro de los hermanos de Fred ha llegado para la boda y entra a mi habitación para preguntarme como estoy o si necesito algo. Sé que Bill le ha informado de todo y ahora sabe que va a ser tío. Yo niego cortésmente sus ofertas haciéndole ver que no necesito nada por ahora.
Hasta los padres de Fleur se han preocupado por mí, supongo que Fleur les ha dado las noticias ya que después de pisar la madriguera por un segundo, llegan a la alcoba con un par de regalos que no son justamente para mí, sino para el bebé; Fleur parece muy feliz porque estoy bien y porque bueno, mañana es su boda.
El señor y la señora Weasley no se han apartado de mi lado y cuando Molly debe salir por un momento, Arthur se queda conmigo haciéndome compañía relatándome historias sobre esos artefactos muggles y en donde los encontró.
Casi al amanecer Remus y Sirius están conmigo; los dos a cada lado, tienen paquetes en sus manos y me los ofrecen, poniéndolos en mis piernas.
—Feliz cumpleaños, Sky—dicen
—Gracias, en verdad
—Abre tus regalos—Remus me pasa el suyo a lo que Sirius reprocha
—¡Hey! ¿Por qué tiene que abrir el tuyo primero?
—Porque soy su padrino y tú eres feo
— ¿Qué tiene que ver que sea feo?
—Nada, solo quería aclarar ese punto
—Muy gracioso, Remmy—Me carcajeo por su faceta infantil
—Ya, ya. Abriré primero el de Remus y después el tuyo, Sirius
—Si claro, porque te conviene—Se cruza de brazos y Remus le saca la lengua. Abro la cajita y me sorprendo
—Oh, vaya
—¿Te gusta?—pregunta Remus frotándose la nuca mientras ve la ropita de bebé—Lo compré el mismo día que supimos que ibas a tener un bebé. Yo... no pude dártelo entonces porque bueno, ya sabes
—Está bien, Remus. Me encanta—Le beso la mejilla y Sirius se queja
— ¡Hey! ¡Robaste mi idea! ¡Yo también le compré ropa al pequeño Sirius!
— ¿El pequeño Sirius?—pregunta Remus y luego me observa—¿Por qué le vas a poner un nombre tan estúpido a mi nieto- ahijado?
— ¡Oye!—grita Sirius. Los tres reímos y sin previo aviso, ambos me besan las mejillas al mismo tiempo. Mis pómulos se sonrojan—Nos alegramos de que estés bien
—Y eso se debe a ti—le digo—Sin tu ayuda no sé qué habría pasado
Sirius hace un ademan con su mano, restándole importancia.
—Soy genial, pero no es para que me lo estén recordando cada cinco segundos—Remus tuerce los ojos y pasa un brazo por mis hombros
—Tan idiota como siempre
[Editado]
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro