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Lamento la demora, pero había avisado que tendría actualizaciones lentas o demasiadas lentas, debido que no estoy acostumbrada a hacer fanfic GL. Así que perdonarme si sale horrible o cosas así, es mi primer fic Yuri y estás dos me han gustado bastante.
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Una semana más tarde, Furina camino hacia la entrada principal, hoy era un día importante, ir a ver a sus padres, en un inicio intento no pensar en eso y simplemente darle ideas a su pareja de buscar otras alternativas, pero la insistencia de su amada pareja fue constante y termino por acceder, ahora, se encuentra ahí, un poco nerviosa, sin embargo siente la calidez en sus hombros, y es que se trata de Arlecchino, sin embargo al ser visto sus nervios, la mayor intenta ayudarla.
— ¿Segura que no quieres que vaya? Tu padre confirmo que haría eso, pero no suelo confiar en tu padre.
— Descuida madam, prometo que todo estará bien, prometo traerle noticias buenas.
— Odio que me digas madam, dime cómo se debe, esposa, cariño, amor...
Arlecchino depósito su mejilla en el hombro, mientras sus brazos pasaban a abrazarla con ternura, siento un toque posesivo, buscando transmitir un poco de su cariño y amor, en cambio, Furina se sentía bien, el aroma peculiar de la alfa era calmante para ella, dejaba de sentir miedo o nervios, incluso el beso en el cuello fue tan satisfactorio, que movió su cabeza para que siguiera depositando más delicados besos, su interior estaba tan relajada con aquellas expresiones, todas esas emociones eran únicas, llenas de emociones únicas que jamás había recibido. Incluso después de tanto cariño se atrevió a girarse y tomar con sus dos manos, ambas mejillas de la alfa.
Arlecchino mostró una sonrisa tranquila, mientras sus manos descansaban sobre las caderas de su pareja, pudo notar el leve rubor de esa chica, incluso su interior, añoraba esa pequeña personita, incluso sintió esos labios pequeños y brillantes por el bálsamo de su pareja, esos labios se unieron a los suyos, disfrutando de una calidez única.
Cuando ambas se separaron, Arlecchino miro con cuidado ese rostro, incluso Furina se sintió tan avergonzada que bajo su vista, cosa que la mujer mostró una sonrisa pequeña, levantó el rostro, solo para darle un pequeño besito en la frente, Furina quedó sorprendida e incluso sintió esa calidez y miro a su pareja una última vez, ambas se despidieron con una sonrisa.
Cuando Furina subió al carruaje y sintió como el vehículo comenzó a andar, ella mostró un rubor, al recordar esos pequeños momentos, incluso se recostó de lado sobre el sofá de la cabina mientras intentaba controlarse, sus emociones estaban inestables, haciendo que su aroma saliera sin problema, suspiro un poco e intento calmar esa necesidad por tener a la alfa.
Furina sabía que si seguía con la alfa pronto adelantaría su celo y eso causaría que fuera descubierta por eso, sus padres habían enviado un poco de medicinas, un tratamiento que ella se había sometido hace un par de semanas antes de tener la boda, incluso su aroma había cambiado un poco en ese entonces, pero sabía que eso jamás sucedería, su aroma era fuerte a menos cuando estaba cerca de esa alfa.
Cuando llegó, antes de bajar, había acomodado su ropa, su rostro volvió a la normalidad y cuando camino hasta la puerta, y antes de que llamara a esta, se abrieron, dejando a la vista un mayordomo y más a fondo estaban los padres de la pequeña omega.
La chica fue atendida de manera cordial, ambos padres mostraban una calidez única, la madre de la chica se fue en dirección a la cocina mientras el padre la llevo hasta la oficina privada, en dónde esa calidez se esfumó, la sonrisa de Furina cambio a una más triste y con una vista baja, no pasó mucho tiempo cuando el hombre tomo asiento de tras del escritorio, finalmente hablando.
— ¿Se puede saber porque le interesa tanto los niños a la madam Arlecchino?
— No... No lo sé... Solo ella...
— Deberías saberlo, eres su esposa, recuerda que nos estás ayudando después de lo que has hecho.
— Pero...
— ¡Cállate! Sabes lo despreciable que eres, ni siquiera logras complacer para que madam Arlecchino se olvide de esos mugroso niños.
El padre mostró un toque de molestia, su aroma mostraba autoridad, haciendo que Furina se sintiera mal, sintiera mareos que la obligaban a temblar, sus piernas flaquearon cayendo arrodillada enfrente de su padre, incluso sus gruesas lágrimas no dejaban de caer, rogaba mentalmente por Arlecchino, quería que ella estuviera ahí, que la cuidara y protegiera.
— Por favor, levantate ni siquiera te he golpeado para que estés llorando.
El padre le miro con desprecio pero al no obtener una respuesta, se levantó solo para caminar hasta la chica y tomarla de la muñeca, incluso su agarre fue fuerte haciendo que la chica gimiera adolorida, iba a quejarse, decirle de su dolor, pero pronto recibió una bofetada, causando que quedará en silencio, sus orbes zafiros, se mantuvieron atento en un punto y lentamente se llenaron de lágrimas, sus lágrimas cayeron silenciosamente por sus mejillas, solo para quedar de pie con una vista baja.
— Eres una decepción para la familia, aún no entiendo porque Focalors decidió irse, debistes a verte ido tu en vez de ella.
Furina fue soltada, haciendo que de nuevo cayera al suelo, su vestido zafiro estaba algo sucio debido a su situación, la puerta se abrió y la mujer omega camino hasta el escritorio dejando un juego de te de porcelana con adornos de flores, encima de una charola de plata, solo para servir una taza.
— Anda, tómalo, es la medicina para detener tu celo.
— Se supone que con esto debería hacerla más un beta.
— Cariño, recuerda que es un proceso muy largo y debes recordar que Furina no vive con nosotros.
El alfa solo afirmó, un poco resignado, mientras la mujer omega le acercó la taza a la chica quien después de unos segundos logro beberlo, causándole un poco de irritación en la garganta y en el estómago debido a la temperatura, sin contar el mal sabor de boca que le había dejado.
— Anda con eso será suficiente, ahora sí me disculpas, deja de actuar como una niña, ya eres una adulta cariño, debes ayudarnos a mantener esta gran casa, imagina que hará Arlecchino si se entera que no eres Focalors, aparte que nos matará a todos, a ti te odiaria tanto.
— ... No...
Furina susurro, incluso se dió cuenta de eso, se imaginaba ver a Arlecchino dándole la espalda, todos esos lindos recuerdos, serían olvidados, destruidos y simplemente tendría reprimendas de parte de ella, eso le dolía tanto, no sabía que eso pudiera suceder, su cuerpo tembló y pronto esas imágenes en dónde Arlecchino le demostraba su cariño solo abría odio, todo eso fue sacado, solo para poder sentir el fuerte agarre de su padre, quien la obligó a levantarla y empujarla a la entrada de aquellas oficina.
Cuando salieron de la oficina, los tres salieron de manera tranquila, a menos los dos padres mostraron una sutil sonrisa fingida, mientras Furina seguía con una triste mirada baja, alguien más noto aquella mirada, sin embargo no entro o menciono nada.
Durante su regreso pensaba en las palabras de sus padres, incluso miro su vestido sucio, pensando que tenían razón, si Arlecchino se daba cuenta, no la iba a amar, no iba a quererla, incluso cerro sus ojos mientras las lágrimas seguían rodando por sus mejillas, su corazon le dolería tanto si algo así pasará.
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Cuando regreso a casa fue solo para caminar con calma, incluso cuando estuvo enfrente Arlecchino, quien intento detenerla y saber acerca de la situación pero en cambio solo vio la mejilla roja y el atuendo sucio de su esposa, esto la molesto tanto que incluso estaba dispuesta ha hablar con el padre de la chica, pero Furina tuvo que inventar, mostró una sonrisa fingida pero capaz de ser creíble.
— No te preocupes, estaba jugando con los niños, la marca de mi rostro es por qué estábamos jugando con la pelota.
Después de esa explicación algo floja, se despidió, subió escalera arriba y se encerró, cuando la alfa subió a ver el estado de su esposa, se dió cuenta que no estaba en su habitación, cosa que la preocupó, incluso comenzó a buscar, le tomo unos minutos más tarde en encontrarla y cuando logro se encontraba en una habitación al fondo, el lugar se veía a oscuras y solo podía verse algunos muebles cubiertos por sábanas, cosa que Arlecchino le fue un poco dificil.
— ¿Cariño? ¿Estás bien?
Furina no respondió, mantenía su vista baja, incluso se sentía tan mal por mentirle a alguien de esta manera.
— Madam, usted seguiría aceptando mi amistad si todo saliera mal, usted tendría un sentimiento por mi, si todo fuera una mentira.
Sus palabras desconcertaron a la mujer, incluso comenzó a dudar de la situación solo para dar un sutil suspiro y acercarse, la abrazo con cuidado, su aroma surgió logrando cubrir el pequeño cuerpo de la omega, Furina de nuevo sintió esa calidez, el amor en ese abrazo fuerte único, incluso suspiro aliviada.
Arlecchino le mostraba todos sus emociones, su amor, su cariño y atención, cosa que en muchas veces le regresaba el gesto preparándole algunas galletas o dándole pequeños besos en las mejillas y boca. Arlecchino es feliz con esos pequeños gestos, son gestos que demuestran los sentimientos reales de su amada esposa, Focalors.
— Focalors, no sabes lo mucho que te adoro, no sabes lo mucho que deseo hacerte feliz.
Cuando escucha ese nombre, Furina siente un hueco en su pecho, es cierto, ella cubre a su hermana, ella no es Focalors, como desea tanto decirle que ella es Furina, como desea tanto decirle a ella lo mucho que la adora, lo mucho que la quiere, pero siendo Furina, no como su hermana.
— Que deliciosos aroma tienes, finalmente conozco el aroma de mi esposa.
Las palabras de Arlecchino asustaron a Furina, tanto que incluso se alejo e intento cubrir su nuca, solo para ver nerviosa a su pareja.
— Recuerda que no podemos... Hay que...
No sabía que decir, en cambio Arlecchino miro curiosa, se acercó de nuevo para besarla, cosa que la pequeña Furina no quería en un inicio, pero el simple sentimiento de tener a una mujer poderosa ahí, le hacía cambiar de parecer y simplemente se dejó llevar, disfrutando de esa calidez y amor que nadie más le había dado jamás.
No sabe cuánto tiempo, pero solo podía sentir su cuerpo, sentir ese placer único al momento de hacerlo y los constantes besos tiernos y llenos de amor, Furina se sentía tan bien, que incluso se aferraba a la alfa.
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Los días posteriores, Furina se había encariñado aún más con Arlecchino, había días en que la alfa le dabas mimos a la pequeña y constantemente las insinuaciones eran más evidentes. Furina le gustaba, era sentirse querida finalmente alguien la amaba tal y como era, pero de nuevo ese nombre, de nuevo esa palabra que le hacía regresar a la realidad, ella no era Focalors, debía tener claro que ella solo cubria a su hermana, todo por su culpa, debido a su cambio de identidad.
Furina estaba tan cómoda sobre las piernas de su esposa, sin embargo su rostro estaba reposando sobre los pechos de su pareja, incluso en un inicio su sonrisa era agradable, pero tras escuchar aquel nombre en casa, le hizo darse cuenta de la realidad y simplemente fingía su alegría. No pasó mucho cuando una criada llegó a avisarle de la visita.
— Madam, han venido los trillizos del orfanato.
— Bien, llevenlo a la oficina, iré enseguida.
La mujer afirmar, Arlecchino bajo a su amada esposa y llevo su mano al mentón, depositando un cálido beso en los labios.
— Espera aquí, sigue comiendo tus postres.
— Está bien~
Le dice de manera encantadora, solo para quedarse sola, la mujer camina hasta la oficina en dónde se encuentra a tres chicos, quien al verla la saludan de manera cordial, la mujer camino hasta quedar detrás del escritorio, detrás de ella había un gran ventanal que daba una hermosa vista al jardín trasero.
— ¿Han descubierto algo?
— Nos hemos enterado, que los señores de la dama Focalors no siguen su trato.
— Incluso... Hay niños muy heridos, posiblemente mueran al terminar la semana...
Para la mujer tener esa noticia es algo que no le gusta, sobre todo porque conocía a cada uno de esos niños, dió un suspiro, incluso tomo asiento, aunque tan pronto la hizo la chica de los trillizos dió un paso enfrente.
— Madam, tengo una duda.
— Dila.
— La familia de la dama Focalors, ¿son cuatro?
— Lynette, ¿sigues con esa tonterías?
El hermano mayor de los tres intento callar a su hermanas, cosa que Arlecchino le causó curiosidad, incluso miro atenta a la chica, solo para pedir más detalles.
— ¿A qué te refieres?
— Madam, no nos hagas mucho caso, pero en la mansión de Focalors, hay un solo cuadro en el ártico, un pequeño niño del orfanato se dió cuenta de esto...
— ... En el cuadro, se muestra a una pareja con dos bebés...
— Muy similares, podrían decirse que son gemelas.
— ¿Gemelas?
Arlecchino quedó en silencio, incluso se puso de pie y camino al ventanal, en dónde miro desde su punto hacía la ubicación en dónde se encontraba Furina, quien de miraba sonriente comiendo los postres, incluso la criada parecía muy sonriente cuando le daba un poco de té.
— Sigan investigando.
Sus palabras sonaron como una especie de orden, los tres chicos afirmaron y tan pronto como llegaron se fueron, incluso la mujer no alejo la vista de esa pequeña escena, incluso ella buscaría un poco de información de parte de su pareja.
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