Las clases habían pasado lentas, cada segundo parecía un minuto, o eso creía Chaeyoung mientras miraba su reloj en la hora de Historia.

Chaeyoung no era muy fan de dicha materia, en el momento que su profesora entró y comenzó a hablar sobre la segunda guerra mundial se puso a ver su teléfono mientras rogaba porque pasara algo y tocaran el timbre.

Era su primer día y ya apenas estaba odiando a su profesora, entró hablando y solo paraba de hablar para respirar, y no se tomaba mucho tiempo para eso que digamos.

—Quiero que para la próxima vez que me toque aquí tengan una exposición sobre el tema que hemos hablado hoy  —comenzó a recoger su cartera, pues ya pronto tocarían el timbre.

Apenas llevamos un día ¿y ya quiere que hagamos una exposición?, métase su exposición por el...

Fue interrumpida de sus pensamientos por el timbre, con un suspiro tomó su mochila y seguido se la enganchó al hombro mientras caminaba hacia la puerta a paso lento.

Antes de salir miro a su profesora con una mueca de disgusto para salir del aula y comenzar a caminar hacia la cafetería sabía dónde quedaba gracias a qué apenas entrabas a la escuela al fondo podías ver la gran puerta por dónde entraba el sol fuertemente.

Bajó la escaleras mientras veía a las personas correr o solo caminar rápidamente, pero Chaeyoung solo se mantuvo caminando lentamente.

Era muy despreocupada, no le gustaba apresurarse, lo hacía todo a su manera y a su tiempo, si la apresurabas solo ibas a mal gastar tus palabras, no tiene caso, seguirá siendo igual.

Tan pronto entro a la cafetería comenzó a escuchar las voces de todas las personas ligadas.

¿Cuál es la necesidad de hablar tan alto? Ni que estuvieran a dos metros.

Vió como se formaba una fila de estudiantes así que supuso que ahí entregaban la merienda así que a paso más rápido fue hasta ella.

Si bien para Chaeyoung nada podría apresurarla para todo hay una excepción y en este caso es la comida.

La comida lo es todo para ella, y es que le encantaba tanto que no le importaba cojer calor mientras cocinaba, solo porque después sería recompensada con una buena comida.

Porque si, nuestra Chaeyoung era toda una chef en la cocina, esto lo aprendió de su abuela cuando vivían en Nueva Zelanda, los fines de semana iban a la casa de la madre de su padre y está siempre le enseñaba un platillo nuevo a la pequeña Chaeyoung.

En tan corta edad podía hacer unos exquisitos platillos y se sentía orgullosa de eso, no tendría que depender de nadie para que le haga alguna comida.

Cuando ya tuvo su bandeja con su respectivo alimento en el comenzó a mirar en su lugar a ver si encontraba una mesa vacía.

¿Por qué hay tanta gente en esta escuela?

Cuando se resigno y iba a poner su mirada en su plato vio una mano elevarse mientras se agitaba suavemente.

Miró hacia ese lugar entrecerrando sus ojos, en ese momento se arrepentía de no haberse puesto sus lentes de contacto, tenía miopía y no podía ver muy bien de lejos, una de las razones por las cuales tiene que estar en los asientos del frente en las clases.

Sin tener ningún tipo de éxito para distinguir el rostro de aquella persona, se dió la vuelta para poder caminar lejos de todas las personas, no le gustaba la cercanía de la gente.

Esto gracias a sus malas experiencias, nada importante en este momento.

Cuando emprendió su camino sintió una mano en su hombro, ya iban dos veces que alguien tenía tal confianza de poder tocar su cuerpo y eso lo odiaba, totalmente.

Blanqueó los ojos y se giró para ver a aquella persona de antes, la cual la había ayudado a no saltarse su primera hora.

Kim Jisoo.

—¡Hola! —escuchó tan pronto se dió la vuelta para encararla—. Te estaba llamando con mi mano tratando de captar tu atención —soltó una pequeña risa nerviosa.

—Si, lo noté —su tono de voz había sonado duro y seco, no fue intencional pero ya lo hecho, hecho está.

—Ouh... —rió nerviosa mientras se removió en su lugar incomoda, de alguna manera la más alta de estatura sabía cómo poner el ambiente tenso tan fácil—. Al verte sola quise preguntarte si querías sentarte conmigo —por los gestos, Chaeyoung supo que se había puesto tímida.

Tierno.

—No, gracias —no quería integrarse a las personas, sabía que Jisoo no estaría sola en aquella mesa, algo dentro de ella lo decía.

—Vamos, solo estamos mi amiga y yo —movió el brazo de Chaeyoung mientras la movía un poco.

Lo sabía.

—No me gustan las personas —quitó su mano de su brazo, ¿por qué cogía tanta confianza?

—Ya verás que seremos la excepción —tomó la mano de Chaeyoung para luego llevarla a su mesa.

En otros casos ya habría soltado la mano de Jisoo pero por alguna extraña razón se dejó llevar a la mesa.

Al llegar vio a una chica quien le sonreía, su sonrisa era grande y resaltaba sus cachetes, tenía un aspecto de niña tierna.

—¡Llegamos! —exclamó para luego soltar la mano de Chaeyoung y sentarse en su lugar.

Con un suspiro, Chaeyoung puso su bandeja en la mesa para luego sentarse, no tenía ganas de hablar con nadie así que se dispuso a comer.

—¡Hola! —escuchó a la cachetuda hablar, dejo su comida para luego dirigir su mirada en ella—. Soy Lalisa Manobal, puedes decirme Lisa solamente —se presentó mientras alzaba su mano en forma de saludo.

—Park Chaeyoung —habló para luego seguir comiendo, lentamente Lisa bajo su mano aún sin despegar la sonrisa de su cara.

—Es un poco tímida, no habla mucho —se excusó Jisoo mientras soltaba una risa nerviosa.

—Oh entiendo, no te preocupes Chaeyoung, puedes sentirte en confianza conmigo en todo momento —habló Lisa mientras le regalaba una sonrisa, después recibió un golpe de Jisoo—, con nosotras, puedes sentirte en confianza con nosotras —soltó una risa nerviosa mientras dirigía su mirada a su comida.

Será un largo receso.