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twelve

The best people in life are free

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8 de junio. 10:47 horas. San Francisco, California

Minutos atrás, había tenido de acompañante al hijo menor de Mystoria, pero este había tenido que partir en busca, según él, de su hermano mayor, antes de irse, Camus le dijo su destino, y estaba por ir a sus aposentos por algo de dinero para el transporte que tomaría, cuando de pronto, el peli celeste dijo —Pero, ¿A dónde vas?, los muchos empleados que hay en esta casa no son solo para dar una apariencia, no te preocupes, que ya tienes transporte garantizado

Pasaron unos minutos y Ángelo había llegado al paradero de aquel par de jóvenes, su linda serendipia lo había hecho llamar, más feliz y emocionado no podía estar, llegó y vio a aquel pelirrojo al lado de "la" peli celeste, los miro extrañado, pero, vamos, no es como que estuviese en posición de decir algo al respecto, Afrodita se acercó a él primero

—Ammmmm... Hola — Decía el peli celeste mientras mordía sus labios inferiores —Señorita Lindberg — El italiano hizo una pequeña reverencia — Ya te dije que no te dirigeras a mí de esa forma, me haces sentir mayor y sólo eres un par de meses menor que yo — Hacía un puchero de niño pequeño mientras sus ojitos brillaban cada vez más, apretaba sus labios y sus mejillas enrojecían, pareciese que en cualquier momento explotarían, y esto claramente hizo sentir..... ¿Cómo decirlo?..., nervioso al de cabellos nocturnos azulados

El menor no dijo nada, de hecho, en esos microsegundos el ambiente había tomado un rumbo un tanto incómodo, pero no en el mal sentido, sino, en el sentido de, nervios, sentimientos, emociones, ¡Ah!, un revoltijo de cosas, el peli celeste también estaba nervioso, optó por cambiar rápidamente el tema de conversación

—Ah...... en fin..... esto...., ¿Recuerdas el pequeño viaje de ayer? — El menor asintió, y es que claro que recordaba eso, ya que cuando fueron a dicha oficina de correos habían sucedido tantas pequeñas cosas que lo hicieron decir para sus adentros un "Es increíble", que no era como que pudiese olvidar dicha salida de aquella hermosa, pero molesta mansión tan fácilmente

— Pues bien....., supongo... y sé que no estás haciendo nada de provecho ¿O me equivoco? — El italiano soltó una estruendosa carcajada, misma que hizo que, -al menos para ellos- medio mundo volteara a ver a su dirección, todos miraban a Ángelo con burla y desaprobación, y a Afrodita  con  extrañesa, hasta Shura que había salido a los jardines para recolectar unas cuantas hojas de menta fresca para una bebida helada que apaciguara el calor del día, al escuchar dicha risa, dio una ligera palmada en su frente, "Ay Ángelo", se decía a sí mismo

Camus, -que estaba a pocos metros de aquel par de jóvenes-, río por lo bajo, pero no en sentido de desaprobación o burla, sino que simplemente le dio risa que una inocente carcajada le pusiera los 'pelos de punta' a todo el mundo ahí reunido -que solo eran empleados, cabe mencionar-

Ambos voltearon a verse divertidos —¿En esta casa no se ríe? — Susurraba el menor a uno de los oídos del joven Lindberg, acto que, provocó una risita en ambos — Y eso que estamos en el jardín... imagínate en la sala de estar o en el comedor, te ejecutan con la mirada más veces que el número de granos de arena en el Sáhara

—En fin... toma — El peli celeste sacó las llaves de una camioneta de su bolsillo, y ni siquiera le dio tiempo alguno para acer comentario alguno al italiano, pues siguió hablando — Necesito que condujas hacia el destino de aquel joven pelirrojo — Afrodita vio a Camus cerca de ellos así que, con un ademán, llamó al joven para que este fuese donde ellos

El pelirrojo acató el deseo del sueco, y al llegar donde estaba ese par de jóvenes mayores que él, dio a resaltar su presencia con una leve sonrisa a ambos, seguida de un movimiento de cabeza, mismo que hizo que sus cabellos danzaran en el aire por un instante — Lo llevarás a la estación Scarlett noir, a unos pocos minutos de aquí

Los tres intercambiaron sonrisas entre sí —  Bien, supongo que deben irse, no creo que al joven Degel le agrade del todo su retraso — Dijo el peli celeste con una amplia sonrisa

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11:18 horas

Caminaron en silencio por un par de segundos, pues el mayor aún no reaccionaba del todo, aquel chico de larga cabellera orcelea había logrado la hazaña de captar por completo su atención, quizás fue por ese toque de independencia, drama, y sensibilidad que pudo ver en él, aunque claro, no mencionemos su apariencia, porque, ¡madre mía!, era simplemente increíble, todo de aquel muchacho había cautivado al de cabellera color olivo y vaya que esto pudo notarlo con facilidad el que iba caminando al lado suyo, ya que, de algún modo creía saber cuál era la razón por la cuál su querido hermano mayor tenía plasmada una pequeña sonrisa en sus delgados labios, y los hermosos ojos levemente iluminados por destellos como si de estrellas se tratasen, el pelirrojo sonrió complacido, pensaba preguntarle sobre aquel muchacho a su hermano, pero no lo hizo porque los amores que se callan, casi siempre terminan siendo los más lindos, además se le hizo algo demasiado tierno como para ser cuestionado, entonces sí, prefirió guardar silencio

Dio un casi imperceptible suspiro y se decidió a hablar — Entonces, como siempre, tuve razón.... te obligaron a venir a esta extraña ciudad para forzar un tipo de relación con esa niña, ¿O no? —Dijo el mayor volteando a su mirada directo a los hermosos orbes rojizos del ahí presente, este se colocó algunos mechones detrás de su oreja derecha y rio levemente — Yo también te extrañé — Degel sonrió

— Como sea, se podría decir que... sí — Su hermano vio ligeramente dudoso al pelirrojo, aunque prefirió no decir nada, sabía que si ocurría algo grave, este se lo diría sin más, pasaron pocos segundos de silencio hasta que de nuevo una pequeña sonrisa se dibujó en el rostro del mayor — Tienes razón, hace rato creo que estaba pensando en otra cosa... no importa, ¿Has estado bien? — Las palabras de su hermano provocaron una pequeña, pero agradable expresión de sorpresa en el menor, pues al joven pocas veces se le veía preocupado por alguien

— Oh, bien, esta es una ciudad realmente hermosa... cierto, ahora que lo recuerdo, espera a ver las fotografías que tomé, seguramente te encantarán Deg — Dijo entusiasmado, la sonrisa del de orbes rojizos era tan grande y sincera, que al mayor le recordó a cuando su pequeño hermano tan solo tenía 4 años y él 8, también sonrió, algo cruzó su mente, inmediatamente sacó unas de las muchas fotografías instantáneas que había tomado para su hermano — Toma, no es mucho, pero supuse que te gustarían

— Oh, ¡Degel!... son hermosas, no debiste haberte molestado, tienes muchas más cosas que hacer como para tomar fotografías para mi —Al mencionado le molestó ligeramente el último comentario — Camus, ¿De qué hablas?, tu eres mi única familia, y ahora... se podría decir que la única persona que me importa — El de cabellos oliva bajó un poco su mirada, su hermano lo miró preocupado — ¿Pasó algo? — Dijo afligido, el mayor solo volvió a sonreír, nunca había sido de su agrado causar molestias a los demás — No, para nada Cam... vamos, seguramente padre me debe estar esperando, además, tu sabes que no es algo precisamente conveniente no ser puntuales con él

El menor río un poco — Tienes razón — Recibió una sonrisa como respuesta, siguieron caminando, pronto llegarían a la salida de aquella estación de trenes — Oh, ¿Gustas? — Dijo el mayor mientras sacaba una pequeña cajita de metal llena de deliciosas pastillas sabor menta — Ya me extrañaba que no llevases mentas contigo — Ambos rieron irónicamente, unos cuántos pasos más tarde y ya habían dejado atrás dicha estación — ¿Tomaremos un taxi o algo parecido? — El pelirrojo sonrió — Es una familia de ricos y nosotros sus invitados, por más que tratara no nos dejarían viajar en transportes públicos —

— Hmh, ¿Estás diciendo que alguien te trajo en auto?— Las palabras del de cabellos oliva estaban un tanto tintadas con matices risueños, el de orbes rojizos río por lo bajo — Se podría decir que sí — Su hermano volvió a reír levemente— Pensé que ese tipo de cosas solo estaban escritas en relatos de la época victoriana

Ambos rieron mientras seguían caminando a paso lento, el menor divisó entre tanta gente al chico que los esperaba fuera de aquel lujoso auto blanco como la más fina porcelana — Y hablando de... — Dijo Camus —¿Es él?— Contestó su hermano — Sí, hablé con él mientras veníamos aquí... Su nombre es Ángelo
El de cabellos oliva lo miró disimuladamente — Ángelo ¿eh? — El pelirrojo frunció levemente el ceño— Exacto, y... Se podría decir que es una pieza escencial en este tablero de ajedrez —  Degel lo vio desconcertado — ¿A qué te refieres? — El menor sonrió un poco — Ya lo verás Deg

Al estar lo suficientemente cerca del vehículo, se detuvieron, Camus miró a los ojos al muchacho que se encontraba a escasos metros de ellos dos, este los recibió con una agradable sonrisa, el menor arqueó una ceja ligeramente seguida de una fina sonrisa — ¡Joven Fluorite!, me presento, mi nombre es Ángelo Ceccarelli Ilia, trabajo para la familia Lindberg, un placer y un honor conocerlo — El italiano abrió la puerta  para que ambos hermanos pudieran entrar al vehículo, el de orbes orquídea lo miró amable — Así que tú eres Ángelo, mi nombre es Degel, Degel Fluorite Dubois, el primogénito de mi familia, el placer es todo mío, joven Ceccarelli — La fina voz de Degel era tan agradable y serena que Ángelo casi no pudo creer que fuese el hijo mayor de aquel hombre, Mystoria

El mayor entró al auto, y segundos después, este fue seguido del menor, mismo que le había regalado una pequeña sonrisa al italiano. Ángelo cerró la puerta y entró al vehículo, para así dirigirse a la mansión Lindberg que se ubicaba relativamente cerca del lugar en el que estaban, y, para su suerte, la distancia que tendrían que recorrer era tal que podrían observar el puente Golden Gate a todo detalle, lo cual era algo realmente bueno, una construcción tan hermosa y emblemática como esa era merecedora de muchas miradas sobre sí

El italiano iba conduciendo tranquilamente, Degel veía a través de su ventana la hermosa ciudad que se alzaba a sus pies, Camus leía un pequeño libro que llevaba en una de las bolsas de su chaqueta, Ángelo pensó en sintonizar una estación musical de radio, pues, "El jazz no le hace daño a nadie", según las palabras que resonaban en su mente, y sí, exactamente terminó haciendo

Supuso que era una buena idea al menos tener una leve charla con el mayor, la amabilidad y hospitalidad siempre sientan bien...

No tenía ni la más mínima idea de cómo dar comienzo a alguna especie de conversación, pero, lo terminó haciendo, no sin antes tragar un poco de saliva — Disculpe la pregunta, pero, ¿estuvo bien su viaje desde París hasta esta humilde ciudad?

— ¿Disculpar de qué?, no es como si fuese alguien precisamente importante como para ameritar que los demás se disculpasen por siquiera dirigirme la palabra — Guardó silencio por un breve instante, sonrió — En fin, gracias por preguntar, Ángelo, hablando del viaje..., se podría decir que estuvo bien a pesar de lo agotador que fue

— Me alegro por eso joven Fluorite — Dijo el contrario con una sonrisa, misma que fue respondida con un gesto igual a aquel por parte del mayor

Nuestro querido Camus estaba, por mucho, inmerso en el extenso texto de aquellas páginas impresas, solo de vez en cuándo se distraía un poco y terminaba poniendo sus bellos orbes escarlata sobre aquella hermosa ciudad, pudo ver el Golden Gate, ante esto sonrió entusiasmado — Supongo que ya es hora que te lo diga, pues estás frente a frente con la obra arquitectónica más icónica de esta ciudad — Su hermano lo miró — Bienvenido a San Francisco, Deg — La euforia había coloreado por completo las preciosas gemas orquídeas que el mencionado llevaba por ojos y, a Camus le hizo feliz esto

El italiano solo escuchaba y miraba de reojo dicha escena, la programación musical siguió como de costumbre, el frío de aquella mañana parecía haberse esfumado del todo y, ahora quien reinaba era la impresionante estrella a la que hemos dado el nombre de 'Sol'. Los hermanos franceses hablaban y, cuando
reían, lo hacían al unisono, pasó poco tiempo y habían llegado a la hermosamente extraña Mansión Lindberg

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11:32 horas. Residencia Lindberg

Y ahí estaba sentado un joven de ondulada cabellera color cielo, un té helado tenía de bebida,  mientras recordaba una de las primeras conversaciones que había tenido con un pelirrojo de nacionalidad francesa

"—Entonces, ¿Qué sugiere para lograr eso? — Decía el peli celeste con un semblante extrañado

El pelirrojo sonrió, luego de haber conversado un poco con  'aquella joven' ya tenía algo en mente  —Finjamos tenernos s....simpatía...

Hizo una pequeña pausa y volteó a ver al peli celeste, mismo que había abierto los ojos casi tan ampliamente como el mismísimo radio de la hermosa luna, Camus sentía que tenía un nudo en la garganta..., no de tristeza, claro, sino de, llamemosle 'vergüenza', o al menos algo parecido, tomó una bocanada de aire mientras se preparaba mentalmente para el próximo comentario que pronunciaría — Ro...romántica

Al sueco casi le da un ataque de todas las enfermedades habidas y por haber, esa conversación, a su parecer, no tenía ni pies ni cabeza, no entendía nada, es más, tardó un par de microsegundos en hacer un pequeño 'recuento' de todo aquello y dio unos parpadeos rápidos —¡¡¡¿S...simpatía romántica?!!!

El francés contuvo su risa al ver la reacción de 'la dama' que tenía frente suyo, mordió las comisuras de sus labios, estaba más que apenado, dicha idea, para él, sonaba mejor en su cabeza, y ya que la había mencionado, hasta él mismo pensó que aquello era algo realmente descabellado, un 'trágame tierra' resonaba en su mente — ¡¿D...de qué hablas?!........, y, se puede saber ¿Qué ganaríamos con eso?

  El mayor claro que estaba sonrojado... pero de la vergüenza, un montón de pensamientos extraños recorrieron de extremo a extremo su mente, y eso simplemente le parecía algo, algo...¡agh, no!

— Nuestras familias están sobre nosotros esperando a que tengamos alguna relación romántica con alguien para así poder favorecerlas económica y socialmente, por lo que, en dado caso de que hiciéramos lo ya dicho... todo cesaría, pues pensarían lo obvio al ver a dos jóvenes tomados de la mano al atardecer — Esa última frase fue dicha por el de cabellos escarlata casi entre dientes debido a la pena que esto le causaba

Él, bueno 'la', mayor, se sorprendió nuevamente al oír las razones que tuvo el menor para hablar de aquello, pasaron unos segundos, pues analizó todo, porque, como había dicho el francés, la situación de ambos era exactamente como había sido descrita por él mismo, es más, se podría decir que los progenitores de ambos usaban a sus hijos como una especie de 'moneda de cambio' para favorecerse a sí mismos o a su familia, pues, la reputación en lo que es llamada la 'Alta sociedad', es algo realmente importante; y digo 'moneda de cambio' porque no es como si las acciones de los engendros de las cabezas de las familias fuesen con el consentimiento de ellos mismos, tristemente, estos tenían que hacer lo que fuera para mantener el 'prestigio y el linaje' de su tan odioso apellido

La familia Fluorite Dubois no había adquirido algún tipo de fama y prestigio de la noche a la mañana, y el padre del pelirrojo, no era precisamente un 'don nadie', por lo que pensó que sus padres al ver a su delicada florecilla silvestre al lado del hijo menor de aquel hombre, podrían entender su cercanía en un sentido romántico, por lo que pensó que eso de alguna forma u otra le convenía tanto a él como a Camus, ya que estos, por su parte, podrían despreocuparse del asunto de tener a sus padres tranquilos y, al menos algo amables con ellos durante lo que prometían ser un par de semanas—  Interesante.... — Terminó por decir Afrodita"

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Esa conversación estaba circulando su mente desde lo que parecían ser unos pocos minutos hasta el ahora mismo, el joven peli celeste yacía sentado en una de las muchas mesas al aire libre que tenía dicho hermoso jardín que él, desde su más tierna infancia había cuidado con arduo trabajo y cariñoso esmero, tomaba una taza de té de lavanda, ya que el delicado y a la vez delicioso sabor de dichas hierbas, eran perfectos para esa ocasión que, aunque no fuese especial -pues se encontraba solo-, era traquilizante y armoniosa, el ambiente era espléndido, en definitiva, tenía que ser acompañado con una buena taza de té helado para variar

Luego recordó la pequeña conversación que tuvo con su inusual empleado italiano, Ángelo, hacía mucho que no reía así con alguien, a su parecer, él era un joven bastante... increíble, el día anterior, al ir a la oficina de correos, debido a un "Detén el auto, quiero estar en el asiento del copiloto", pudieron convivir mucho más y mejor, el tiempo que estuvieron juntos, -que no fue más de una hora y media-, la pasaron realmente bien, rieron como nunca, y al llegar a la mansión del sueco, ambos se veían bastante animados, Afrodita tenía una sonrisa hermosamente sincera y sus lindos ojos resplandecían como joyas

Sonrió como joven enamorado, o bueno, algo parecido a eso, pues, aunque él mismo no lo quisiera reconocer, el peli celeste había sentido algo, leve, pero algo por aquel joven italiano, quizá simplemente era la euforia de los momentos que había pasado con él, o quizá era algo más, Ángelo era atractivo, eso no podía negarse, y Afrodita lo sabía, pero creyó imposible que este se llegara a fijar en él, que por cierto, a los ojos del contrario, era "ella"

Pensó que si en dado caso de que el italiano se llegase a fijar en él, bueno, "ella", el menor no pudiese llegar a entender la situación en la que el peli celeste se encontraba

¡Oh!, pero vamos, que este no era el único y más grave problema, pues nuestro Afrodita se sentía atraído a una persona de su mismo sexo, -pues he de decir que el género no es más que una construcción social más, queridx lectorx-

Y esto no le importaba a él, sin embargo, su familia nunca aceptaría nada acerca de una relación romántica entre ellos dos, todo esto lo desanimó, lo cual, a su vez, lo hizo decirse a sí mismo que era inútil o hasta estúpido hacerse alguna ilusión, pues esa relación, en el caso de que tuviera el consentimiento de los dos involucrados, lamentablemente, nunca podría ser posible

Al poco rato vió llegar el vehículo en el que venían el italiano, Camus, y su ahora nuevo invitado, el joven Degel, según lo que había escuchado, terminó de golpe su taza de té, se arregló un poco el cabello y sacudió las pocas migajas que se posaban en su ropa, tenía que verse presentable ante sus invitados, y de paso, ante cierta persona, después de todo, eso no le haría daño a nadie, ¿O no?...

Bajó primero el italiano, pues tenía que abrir la puerta de los dos pasajeros, y así fue, segundos más tarde sobre el pavimento se paraban los dos jóvenes franceses, uno pelirrojo, Camus, y el otro peli oliváceo, alto, de una nivea piel, y dotado de unos hermosos ojos cual orquídeas, que ahora ya no estaban cubiertos por sus clásicos anteojos, pues el muchacho optó por los lentes de contacto, y buena, pero a la vez, mínimamente mala opción, ya que de esta forma, sus lindos ojos se daban a relucir y a hipnotizar a cualquiera que los admirarse, pero eso sí, no hay que negar que los anteojos aumentan considerablemente el atractivo de todos

Los padres del peli celeste y el de los jóvenes franceses, acudieron rápidamente a la escena, pues estos, minutos antes habían estado paseando por los jardines mientras conversaban

Ya estando las dos familia juntas, Écarlete dio la bienvenida al joven primogénito de la familia Fluorite Dubois — Bienvenido sea, tanto a esta ciudad, como a esta casa, joven Degel, espero nuestros humildes aposentos sean de vuestro agrado — Decía con ademanes y un tono elocuente el pelirrojo

El de orbes orquídea respondió con una sonrisa y una leve reverencia — He de decíos, señor Lindberg, que efectivamente, esta es una ciudad hermosa, y qué decir de su casa, joya más preciosa no he visto, verá que me siento honrado de tan cálida bienvenida

Al terminar dicha frase, como todo "buen caballero", -como su padre solía decir desde que el joven Degel era tan solo un chiquillo de 5 años-, se dirigió a la dirección de las damas del lugar y depositó un cordial beso en el dorso de la mano de cada una —Señoritas Lindberg — Decía con amable voz el europeo — Oh Degel, ¡Pero mira cómo has crecido!, aún te sigo viendo de tan solo tres años jugando con el joven Lindberg Evans en la alcoba de la entonces hermosa bebé aquí presente — Habló Cardinale con tono nostálgico y sonrisa notable

Esto hizo que el chico solo pudiera reír un poco  —He de deciros que me encantaría regresar el tiempo hasta esos años, mi señora — Mencionó, a lo cual la rubia respondió sabiamente —El tiempo es pasajero, joven, y por lo mismo, uno tiene que hacer lo que debe en dicho momento, pero, a su vez, disfrutar al máximo cada respiro, si es que no desea luego futuros arrepentimientos

—Sabia respuesta que he de tomar en cuenta futuramente  — Volteó a ver a la joven que recordaba de muy reducida estatura, poco más de un metro, pues esta apenas y podía caminar, y que, a su vez, la recordaba rubia, aunque, siendo sinceros, el celeste no le sentaba nada mal — ¡Oh, cielos!, señorita, ante usted no me he presentado, o bueno, lo que usted más hacía era gatear cuando lo hice... — Afrodita le regaló una pequeña risita

—Mi nombre es Degel Fluorite Dubois, el primogénito de mi familia, y por ende, hermano de Camus, es un placer y un honor volver a verla luego de tantos años — Se referenció nuevamente, y el contrario imitó el acto, seguido de unas cuantas palabras —El placer es todo mío joven Fluorite, una presentación no sería tal si no mencionara mi nombre, aunque ya sea de su conocimiento... Afrodita Lindberg Bloeme, un honor ser su conocida — La linda sonrisa del peli celeste pareciese que fuese contagiosa

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Ay no, disculpen la tardanza, ya ni las vacaciones dejan disfrutar a una, quiero llorar jsjsjsjjs

No saben lo mucho que me reí con lo de "¡¿Simpatía romántica?!"

Pobre Dita, maldita homofobia...

¡Ya van 12 capítulos!, qué rápido, ¿no creen?, y hablando de eso, pregunta rápida, ¿Qué les ha parecido la historia?, ¿Tienen cap fav?, los leo...

En fin, si llegaste hasta aquí, muchas gracias por leer Always bloom, me haces muy feliz, también gracias por tu paciencia, prometo actualizar más seguido, les mando un abrazo fuerte y nos leemos pronto amores

28/07/2021

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