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five, pt.2

Some eyes can touch you more than hands ever could

...

5 de junio. 20:37 horas. San Francisco, California

Afrodita y Camus pasaron horas y más horas hablando, tan amena fue la conversación que, ninguno se percató de la cifra que yacía marcada por una de las tres manecillas de sus relojes, y mucho menos de que la más delgada de ellas, avanzaba, lenta, pero a a la vez rápidamente, anunciando así, que la oscura, fresca y añorada noche a cada instante se haría mucho más profunda, sin embargo, ninguno de los dos jóvenes le dio importancia, al contrario, parecían despreocupados, o incluso, ajenos al respecto; pasaron algunos minutos esquematizando hasta el más mínimo detalle de su infalible plan, y otros más, simplemente hablando, de muchas cosas, entre ellas, de sus distintos puntos de vista sobre su deplorable círculo social, y al darse cuenta de que eran más similares de lo que alguna vez llegaron a creer, casi sin darse cuenta, el pelirrojo por primera vez en mucho tiempo estaba sonriendo sinceramente, y, claro, no es ningún secreto que el sueco también estaba disfrutando esa conversación, estaba feliz, se sentía cómodo, y, al parecer, de esa inesperada plática, podía surgir una linda amistad, lo cual hacía sentir bien a ambos, a decir verdad, necesitaban un cómplice, un confidente en sus  vidas

Dos hombres observaban dicha escena al pie del gran ventanal que tenía la oficina del señor Lindberg, ambos, extrañados de aquello que veían sus ojos. Desde un par de minutos antes, habían hablado, discutido, o bien, debatido acerca de la escena que tuvo "la adorada hija" del pelirrojo con aquel desaliñado joven, ambos estaban molestos, en especial el progenitor de aquella delicada criatura, y Mystoria, ni se diga, porque, ¡Oh cielos!, si de por sí, ya era algo irritante con su personalidad "normal", ahora que estaba realmente enfadado e indignado, era un verdadero dolor de cabeza

— Ángelo, supongo que ese era su nombre, si no mal recuerdo, su amigo lo mencionó en algún momento — Dijo el francés con un tono que claramente decía su estado de ánimo

— Oh vamos Mystoria, no tienes de qué preocuparte, simplemente es un pobre y andrajoso chico que, por unas cuantas miradas cautivadoras por parte de mi hija, se esperanzó demasiado, además, no es como que, con una pequeña cantidad de dinero o quizá algún tipo de amenaza, sea un problema apartarlo del lado de Afrodita — Las palabras del pelirrojo tenían una pizca de cierta malicia, y, al estar acompañadas de una retorcida sonrisa, nada de eso parecía apuntar a algo bueno

El señor Fluorite no dijo nada, y mucho menos dejó su vacía expresión de lado

Écarlete sonrió audazmente — Y después, tu querido Camus tendrá el camino libre para llegar hasta Afrodita

Ahora fue el francés quien sonrió amplia y maliciosamente — Entonces, solo será cuestión de tiempo para que nuestro perfecto plan sea llevado a cabo, tarde o temprano, los sentimientos de esos dos empezarán a cambiar les guste o no — Decía mientras miraba fijamente a los ojos del pelirrojo

Probablemente en otras circunstancias aquellos hombres podrían llegar a tener razón, y su plan quizá, solo quizá llegase a funcionar, pero, por mucho, estaban subestimando a sus herederos, y lo que eran capaces de hacer o hasta maldecir, a fin de cuentas, lo único que conocían de ellos eran sus nombres y uno que otro pasatiempo, no es como que se hubieran dado el tiempo para conocerlos y entenderlos mejor; volviendo al tema inicial, tal vez, aparentemente subestimaban al destino mismo, después de todo, nadie se hubiera imaginado las increíbles o hasta locas historias que estaban a punto de ocurrir, y no eran los únicos de los que el destino se podía reír en sus caras o quizá a sus espaldas, nunca se sabe...

Ambos hombres ya habían "hablado sobre asuntos importantes" durante mucho tiempo, además, la noche se iba haciendo cada vez más fría y oscura, y, como si de 'infantes' se tratase, fueron a decirles "indirectamente" a sus herederos eso mismo

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— Oh, supongo que nos vienen a buscar — Dijo Afrodita

El pelirrojo volteó su vista hacia detrás de él, y los vio, ahí estaban, parados a la lejanía, viéndolos incómoda y fijamente — Ah, ya veo, al parecer, aquí nos despedimos — Afrodita no dijo nada — Bueno, descansa niña — Dijo con su típica indiferencia que ya había notado el peli celeste a lo largo de la noche

"Nunca he aparentado mi edad, pero tampoco es como para que me llame así", se dijo a si mismo Afrodita, sin embargo, sonrió — Descanse, joven Fluorite — La sonrisa plasmada en el rostro del mayor se había vuelto mucho más grande al decir el último comentario, para luego, darse media vuelta y caminar en dirección a.... algún lugar

— Ja ja ja, muy graciosa — Soltó una risa sarcástica, sin embargo, esa fue la respuesta que el peli celeste obtuvo por parte del menor

Afrodita detuvo sus apenas dos pasos y simplemente alzó la mano al aire para así mover un poco la muñeca, dando a entender un "Adiós", o quizá un "Hasta luego", como sea, Camus rodó levemente los ojos, y se dio la vuelta, para emprender su camino.

Al poco rato, su progenitor fue "en busca de ella", aunque Afrodita sospechaba que simplemente había ido ahí para amargarle un poco la noche

— ¿No piensas entrar hija? — No era ningún secreto que el peli celeste detestara que se usaran ese tipo de pronombres para referirse a él, y eso, eso lo sabía bien Écarlete

Sin embargo, trató de contener un poco su enojo, y, ya que no había "moros en la costa", decidió contestarle de la mejor forma posible, después de todo,  no podía dejar las cosas como estaban, no después de los eventos de esa tarde, mientras aquel chico, Ángelo, estaba presente — Tengo que abrir las compuertas de los acueductos, por si no lo sabes, las plantas se riegan de noche o en la madrugada, si se hace cuando hay rayos de sol presentes, es más que obvio que poco más de la mitad de esa agua terminará evaporándose y formando parte de alguna nube, o, no me digas, ¿Eso también te lo tengo que explicar? — Decía el peli celeste con una gran sonrisa dibujada en su rostro, y una pizca de algo parecido a la furia o, quizá, hasta a la venganza

El pelirrojo simplemente lo miró ofendido e indignado, y, así como llegó, sin previo aviso, se fue, sin decir nada, absolutamente nada 

Afrodita suspiró aliviado e intentó sonreír un poco

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Estaban por ser las nueve de la noche, el turno de Shura ya tenía tiempo de haber terminado, pero se había quedado un poco más a hacer algunas cosas, o bueno, mejor dicho, una cosa, según dijo, el señor Lindberg por alguna razón quería hablar con él un rato, por lo que le dijo a Ángelo que saliera sin él. Así que eso hizo Ángelo, solo había llevado su teléfono celular, algo de dinero, y unas llaves que le entregó Shura, por lo que no se tardó mucho en salir. Mientras iba caminando en dirección a la puerta de empleados, quiso pasar por el jardín, escuchó que, a su dulce serendipia*, le gustaban las flores, y pasaba mucho tiempo en los jardines, así que, no vio problema alguno en simplemente pasar, y si de casualidad lo llegaba a encontrar, al menos quería presentarse, ya sabía su nombre, y probablemente él también el suyo, pero quería una escena más "formal" y hasta especial

 "Son las nueve de la noche, ¿Quién está en un jardín a estas horas?", se decía a si mismo el italiano, y quizá tenía razón, pero él chico al que buscaba no era como cualquier persona, o, al menos, no era precisamente "normal", ni parecido a los demás. Supuso eso desde un principio, y eso, eso le encantó

20:47

Su atuendo era hermoso, al haber caído la noche sobre la ciudad, tuvo que dejar su ligera chaqueta de mezclilla de lado, para poder ponerse una hermosa gabardina que le cubriera gran parte del cuerpo, le llegaba hasta poco más allá de los muslos, casi llegando a las rodillas, dejando a la vista los olanes de su hermoso vestido color del atardecer; volviendo a la gabardina, esta era blanca, blanca como las rosas invernales, blanca como la leche que yacía derramada sobre el cielo nocturno, blanca como el marfil de los templos griegos, blanco, ese color comúnmente es relacionado con la pureza, la gentileza y la inocencia, cualidades que aquel delicado joven poseía en su totalidad. Estaba debajo de una de las frondosas jacarandas del jardín, observando la luna, el hermoso astro que, desde tiempos inmemorables había sido fuente de inspiración para artistas de todo tipo, desde la más romántica y poética de las escritoras, hasta la más soñadora y sensible chica, quizá pintora, quizá amante de la caligrafía, o quizá hasta intérprete musical, como fuera el caso, la luna siempre estaba ahí, inspirando el trabajo de cada artista con su belleza y utópica misticidad, así sería por y para siempre. En ámbitos más comunes podía consolar las lágrimas que derramaba sobre alguna almohada un pequeño corazón roto, podía incluso ser el somnífero perfecto de algunas personas para poder dormir acogedoramente, así como podía llegar a ser la adictiva cafeína de algunos otros

El sonido del agua corriendo a ritmo lento por los pequeños acueductos era tan relajante, el delicioso rocío nocturno lo embriagaba a cada inhalo, la brisa era tan delicada, dulce y fresca, tal pareciese que, al mecer las hojas de los árboles, y los pétalos de unas cuantas flores, decía a susurros una frase que no pudo distinguir, pero, que aseguraba, le hacía sentir cómodo, tranquilo, relajado, como si no quisiera irse de ahí nunca, su joven e inexperto corazón secretamente quería compartir ese momento con alguien más, a murmullos sus brazos le pedían rodear a alguien más, ver los hermosos ojos de alguien especial, acariciar a alguien único en su clase, tomar la mano de ese alguien a quien por tanto tiempo estuvo buscando, alguien que lo hiciera "Olvidar todas las estrellas fugaces, y todas las lunas plateadas"

De repente, apareció ese 'misterioso alguien', y como si fuera un príncipe, fue en busca de su princesa, de su doncella, de su dama, o quizá podía ser uno de esos caballeros que, cegado por la belleza de un hada, iba hacia ella, o hasta, un marinero que, extraviado y sin rumbo en el basto océano de la soledad, encontró a una hermosa sirena que con su melodiosa voz lo hipnotizó. Solo que, ninguno de esos casos, concordaba a la perfección con ellos, entre ellos, no existía un "masculino y femenino"

Afrodita se encontraba de espaldas admirando la belleza de la noche, con el brazo extendido y la mano como si intentase agarrar algo, quizá una estrella, quizá uno de los distantes puntos de colores que representaban alguna de las luces de la inmensa ciudad que tenía frente suyo, nunca lo sabremos; al parecer su deseo se había cumplido, en ese momento, pudo sentir que alguien había sostenido delicada y gentilmente su mano, para así después, sentir una mirada sobre él. Al voltear, vio a quien secretamente necesitaba, a su hermosa limerencia*, ante dicho acto, cierto italiano se sonrojó, aunque, eso no fue nada comparado con el sonrojo del sueco 

— Es hermoso, ¿No? — Dijo el italiano mientras dirigía su vista hacia el inefable* cielo estrellado

El peli celeste sonrío levemente — Por supuesto, eso nadie lo duda 

Ambos jóvenes terminaron viéndose a directamente los ojos, aunque, de vez en cuando rompían el contacto visual, solo para poder explorar cada una de las facciones del rostro del contrario, uno perdiéndose en su bronceada piel, y el otro, en los melifluos labios que tanto le habían gustado desde la primera vez — Las estrellas se ven tus ojos — Habló el italiano — Oh, entonces, ¿Tú eres una estrella? — El sueco entreabrió sus lindos labios y dejó salir unas cuantas palabras de ellos 

El canceriano estaba más que sonrojado, su corazón desde ya hacía rato, había empezado a palpitar aceleradamente — Quizá — Solo pudo decir eso —En ese caso, soy afortunado, ¿No lo crees? — Dijo en un casi inaudible susurro el pisciano. El italiano no dijo nada, solamente le regaló una linda y juguetona sonrisa al joven de cabellos celestes, y, el sueco, hizo lo mismo, algunos dicen que una imagen vale más que mil palabras, yo, como amante del arte y la belleza, puedo decirte que sí, y la imagen de la preciosa sonrisa de esa linda serendipia, era el mejor regalo que podía pedir, lo mejor de lo mejor

— Afrodita Lindberg, es un placer joven... — El sueco no pudo terminar su frase, y eso, más que molesto, fue lindo, hermoso, encantador  

—  Ceccarelli, Ángelo Ceccarelli, el placer es todo mío, Afrodita — Dijo el canceriano mientras se acercaba cada vez más, para así, tomar su mano derecha, y lenta y suavemente depositar un, aunque efímero, apasionado beso, al volver su vista hacia su serendipia, ahí estaba, con su tierna y linda carita sonrojada, sus ojos brillaban más que luceros, incluso tuvo el privilegio de ver como sus labios inferiores pasaron de estar separados a los superiores, a juntarse ambos en forma de luna menguante, provocando así un leve sonrojo en él  

Y así pasaron unos cuantos minutos, contemplando la hermosa vía láctea posada sobre la inmensa ciudad de San Francisco, una ciudad muy hermosa, y turística, debido a la existencia de muchas joyas, como lo son, el Parque Nacional Muir Woods (Muir Woods National Park), el hermoso puente Golden Gate, el Jardín Botánico de San Francisco (San Francisco Botanical Garden at Strybing Arboretum), el Buena Vista Park, entre muchos otros más

— ¡Mira, se ve el Golden Gate! — Dijo entusiasmado el peli celeste

 — Cierto, es hermoso — Ángelo estaba feliz, si su precioso tesoro lo estaba, él también

El puente Golden Gate en las noches era iluminado por unas preciosas y deslumbrantes luces, que, tal pareciera que fuesen estrellas, estrellas fugaces que cayeron del cielo en una de las ciudades más románticas de la Tierra, tal pareciera que, fuesen un regalo de los dioses quizá, aunque, originalmente tuvieron que ser enviadas de los confines del universo, para poder llegar hasta allá

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21:01

La plática del señor Lindberg con Shura había terminado unos pocos minutos antes, y ya era demasiado tarde, la noche ya estaba entrada, era cada vez más oscura, teniendo así, solamente a los astros celestes con una que otra de las luces artificiales de la ciudad, como guía para la vista. Pensó en llamar al teléfono del italiano, aunque, rodó levemente sus ojos, por alguna razón Ángelo nunca contestaba, por lo que, solo pudo seguir su camino para poder llegar a su casa

Al salir a uno de los jardines, se detuvo a observar una de las hermosas Magnolias* que yacía plantada ahí, al lado de otras más, no eran muchas de ellas, pero tampoco eran pocas, si pudiéramos contarlas, estaríamos hablando de aproximadamente dos docenas, y quizá alguna de más

Y ahí, pudo ver a ambos jóvenes, era una escena bastante linda la verdad, pero, por más que quisiera que continuara, no podía dejarlo así, no después de la plática que acababa de tener con aquel hombre pelirrojo, lo bueno fue que él los había visto juntos, y no alguien más, de haber sido así, eso, eso definitivamente hubiera sido algo malo, por lo que, tuvo que intervenir de la manera más sutil posible, tratando no incomodar a nadie con su presencia

Subió la pequeña loma en cuya cima estaban esos chicos; subía a paso lento, y casi sin hacer el más mínimo ruido, sin embargo, Afrodita lo pudo ver, simplemente le sonrió, mientras asentía levemente con su cabeza

— Ángelo — Dijo suavemente el peli negro — Ah, Shura, ¿Ya terminó tu reunión con el señor Lindberg? — Exclamó con una expresión algo nerviosa el italiano — Sí, ya acabó, pero resulta que todavía sigues aquí — Dijo algo serio el español

Nadie habló

— A todo esto, ¿Qué hacen juntos? — Shura pretendía parecer sorprendido o algo parecido, pero tú y yo sabemos que ese no era el caso

— Ah, eso, nos estábamos — Habló el italiano

— Presentado— Interrumpió el peli celeste — Por cierto, Afrodita Lindberg, un gusto — Dijo el joven con una inmensa sonrisa mientras extendía su mano frente a aquel español  

El peli negro se sorprendió ante aquel acto por parte del sueco, pero no podía ser grosero, además, llevaba unos cuantos meses trabajando en esa gran mansión, supuso que al menos estaría bien que, ese joven supiera su nombre — Shura Sorní, el gusto es todo mío — Dijo con una pequeña sonrisa, a la par que su mano se estrechaba con la del menor 

Ante esto, Ángelo se puso celoso, aunque quizá nadie lo notó, pudo haber pasado desapercibido fácilmente, pff, ¿A quién quiero engañar?, todos sabemos que los dos chicos ahí presentes lo notaron, a Afrodita le dio mucha ternura, se veía tan lindo que quería pellizcarle las mejillas a su hermosa limerencia, Shura por otro lado, soltó una risita elocuente. — Tú tienes muchas cosas que explicarme a mí Ángelo — Exclamó el español, a lo cual el italiano no pudo responder más que con una "sonrisa"

— ¿Vienes, Romeo? —Dijo Shura con una expresión algo divertida — Ja ja ja, solo eres gracioso cuando quieres —Ahora el que habló irónicamente fue el italiano — Si claro, lo que tú digas Ángelo, con su permiso señorita Lindberg — Decía Shura mientras intentaba no reírse

— Ah, claro, nos vemos... pronto — Afrodita sonreía mientras agitaba delicadamente su muñeca, no quería que su linda limerencia se fuera de su lado, pero ya habían sido muchas emociones en un solo día, lo mejor para ambos era descansar, ya habría otra oportunidad para estar junto a él, una eternidad prácticamente, pero, me estoy adelantando mucho a la historia, tú todavía no deberías saber eso, aunque supongo que ya lo intuiste, pero shhh...

El italiano no pudo decir ni una sola palabra, no quería apartarse del lado de su hermosa serendipia, pero ya era algo noche, y su querido peli celeste, ya tenía unos ojos un tanto cansados, además, probablemente tenía que hacer muchas más cosas que estar con él, su vida no parecía fácil a sus ojos, bueno, a los ojos de cualquiera

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Unos ojos escarlatas estaban posados en un hombre alto de cabello azul platinado, desde yacía rato, simplemente lo miraba, atenta e indiferentemente, mientras tomaba de vez en cuando un sorbo de la taza de café entre sus manos 

— No pienso estar en una especie de "relación" con esa chica — Por fin habló aquel pelirrojo — Lo que vi hace unos minutos dice totalmente lo contrario, ambos parecían disfrutar la plática que tenían — Aquel hombre entre abrió los labios y dejó salir unas cuantas palabras

— No era una plática específicamente — Exclamó Camus tratando de contener la paciencia, aunque, eso no salió precisamente bien, siguió intentando hablar con su padre, pero, sin embargo, unos minutos más tarde y el pelirrojo había abandonado la habitación, hecho un manojo de furia debido a la típica actitud de su padre

Mystoria se había quedado solo, pensando en varias cosas, hasta que se le ocurrió una idea 

— Si uno no quiere y lo creo capaz de hacer de todo con tal de no hacer lo conducente, hay otro que no se atrevería a ir en contra mío — Decía el señor Fluorite con una retorcida sonrisa dibujada en su rostro — Solo que, no soy tan cruel, lo dejaré dormir un par de horas más, después de todo, allá apenas son las 6 de mañana si no me equivoco — Habló

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23:06

Y ahí estaba aquel deplorable hombre marcando el número de su amado primogénito

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Serendipia*: Una serendipia es un descubrimiento o un hallazgo afortunado, valioso e inesperado que se produce de manera accidental, casual, o cuando se está buscando una cosa distinta. También puede referirse a la habilidad de un sujeto para reconocer que ha hecho un descubrimiento importante, aunque no tenga relación con lo que busca

Inefable*: Inefable es aquello que no se puede describir ni expresar. Inefable es algo tan fuera de lo normal que las palabras no logran explicarlo.

Limerencia*: (Anglicismo derivado del inglés limerence) es un estado mental involuntario resultado de una atracción romántica por parte de una persona hacia otra. Es combinada con una necesidad imperante y obsesiva de ser correspondido de la misma forma

Magnolia*: Magnolia grandiflora, es una especie arbórea perteneciente a la familia Magnoliaceae, nativa del sureste de los Estados Unidos. Es muy frecuente verla cultivada como planta ornamental. Es un árbol perennifolio.​ Forma una densa copa ligeramente piramidal. Tronco gris o marrón claro con corteza lisa de joven, tornándose estriada al envejecer. Las fragantes flores son hermafroditas, solitarias, de 15 a 30 cm de diámetro con 3 sépalos petaloides y 6 pétalos —pueden ser hasta 12— ovalados, de textura cerúlea; con numerosos estambres. (Las flores de la imagen son magnolias)

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¿No odian a Écarlete y a Mystoria?, aunque bueno, Cardinale también tiene sus cosas, solo que eso todavía no es dado a conocer

No me esperaban tan temprano, ¿cierto? . La verdad es que yo tampoco, pero, tenía que escribir esto, porque los próximos capítulos me emociona mucho poder escribirlos, este salió corto, demasiado corto para mi gusto, y probablemente también para el tuyo, como sea, este fue la parte dos del capítulo cinco, tenía que dejar concluido el hermoso y caótico 5 de junio

Tuve que escuchar mi playlist sentimental completa como tres veces para poder intentar crear un ambiente 'romántico'

Ya se acerca el capítulo seis, debo confesar que es de mis favoritos, espérenlo pronto, ¿Sí?

Ah, hablo mucho, en fin, gracias por seguir aquí hasta este punto, espero te esté gustando la historia tanto como a mí, i reed u soon sweetie, thanks for the votes, visits and comments, you make me so happy, i love you all💕✨

Y por si lo necesitas, te mando un abrazo

13. 04. 2021 




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