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Cazarecompensa

Era una mañana tranquila en habitación de un hotel de una zona cercana al reino, una joven de menos de catorce años estaba escuchando música mientras jugaba con su consola de videojuegos, era una tarde tranquila para ella sin rozar lo extremo. Un joven entraba en la habitación sonriendole a la menor para irse directamente a la cama, descansaban después de una misión bastante difícil para ambos aventureros.

—¿Querei jugar papá? — preguntó la menor al joven que yacía en la cama.

—No, gracias. — respondió calmado aunque cansado. —¿Cómo te sientes después de matar a ese dragón?

—Bien, cansada pero nada que una tarde de estar en la habitación no ayude. — diría la fémina pasando el juego y levantandose para estirarse. —¿Ya te dieron el pago?

El arquero soltó una risa, sacó dos pequeñas bolsas de tela café. Le lanzó una a la fémina, la cuál, sonrió viendo su contenido, por su parte, el arqueo guardaba su bolsa en su morral de flechas.

—Genial, creo que podré comprarme una armadura para mi caballo. — mencionó guardando su bolsa en su mochila de viaje. —¿Qué te comprarás con tu paga?

—No sé, supongo que comida y un refresco... — diría levantándose para buscar su boina.

—¿Saldrás? — preguntó algo triste la fémina. —Pensé que jugarías conmigo hoy...

—Lo siento nene, pero debo ir a darle a Spek nuestro informe, ya sabes como es cuando no se lo das. — habló colocándose la boina y llevándose el amuleto. —Volveré ponto y jugamos ¿va?

Preguntó dándole un beso en la frente.

—Esta bien, cuídate apa'. — mencionó sonriendo regresando al juego.

El arquero llegaba al bar más popular de la legión Bounty, ahí un joven de sombrero de pana y una katana larga bebía tranquilo. Al ver a nuestro arquero el joven de chaqueta de cuero negra saludó y le mostró una sonrisa.

El joven de boina azulina se sentó frente al samurai, lanzó un diente de dragón frente a él y río mientras le traían una soda.

—Vaya, ¿realmente lo hicieron? — preguntó el samurai dando un sorbo a su trago.

—Claro que si, ¿que esperabas?, somos el mejor dúo de cazarecompensas de la zona. — respondió bebiendo de su refresco.

Spek miró a su bebida un tiempo, después bufó tomando el diente de dragón para guardarlo en su bolsillo.

—Oye Alviso, ¿no te gustaría estar en una casa apartada de todo esto? — preguntó terminando su trago y mostrándose optimista. —Una casa donde tú y tu hija puedan vivir tranquilos sin preocupaciones.

El arquero levantó una ceja intrigado, sonriendo de media luna ya que le gustaba lo que oía.

—Me estas embelesado con eso, ¿de que sé trata esta vez? — preguntó cruzándose de brazos y colocando los codos sobre la mesa.

El joven se levantó y le hizo una seña al arqueo para que le siguiese. Llegando a una mesa grande donde varias personas estaban comiendo, algunos conversando y una joven en particular solo afilaba su guadaña. Spek sonrió abrazando del hombro a Alviso los presentó.

—Bien, ellos son el equipo. — mencionó soltando al joven. —Tenemos al hechicero Zanti, al maestro en la espada Axis y a una de las asesinas más fuertes de la legión, Jessica Alejandra.

Los aludidos levantaron las manos saludando, excepto Jessica que sólo siguió dándole los cuidados a su guadaña.

—Muy bonito y todo, pero yo pregunté por la misión. — diría nervioso.

—Es por eso que los presente, ya que ahora todos sabrán la misión. — mencionó sacando un mapa de su bolsillo trasero. —Debemos entrar a una vieja instalación del reino, está abandonada y realmente solo recuperaremos un frasco, lo entregamos y no necesitaremos trabajar nuevamente en nuestras vidas.

Spek se veía positivo, con ese toque fe confianza que lo hacía ser una persona muy importante cuando se trata de recibir misiones a la legión. Si bien, el dúo padre e hija no era parte de la región, se habían ganado la suficiente reputación para poder estar entre ellos y poder aspirar a sus misiones.

Algo no se veía bien en la misión, ¿por qué pagar tanto por tan poco?, bueno, cada quien puede hacer lo que quiera con sus doblones. Alviso se notaba reacio a aceptar la propuesta, seguramente había algo oculto o algo que si o si debía enfrentarse, por algo Spek necesitaba un equipo pensaba.

—¿Qué te parece la idea? — preguntó el samurai al arquero.

El cuestionado se cruzó de brazos y miró al piso, suspiro y se dio media vuelta.

—Dame tiempo de pensarlo, hay algo que no me gusta en esto y mi intuición me dicta que debo preocuparme por la seguridad de Katsu... Si en la mañana no estamos cuando salgan, tómalo como un no. — habló serio, sin titubeo y avanzando a la salida.

En la habitación del hotel yacían dormidos padre e hija cada uno en su respectiva cama, no obstante, una joven llegaba a la cornisa dado a un salto fuerte desde la mirilla de la azotea. Entró por la puerta de cristal, desenvainó su guadaña dispuesta a cortar a la menor, no obstante, la detuvo un flecha la cual logró esquivar.

La muchacha atacó al joven que sólo esquivo el ataque dando un salto cayendo de espaldas duramente, sin ánimos de esperar respuesta, la fémina lanzó un corte que una vez más falló ya que el varón rodó en el piso. Arrinconado desplegó su arco y detuvo el impacto de la guadaña.

—Ehre sei Kartz... — pronunció la fémina mientras le ganaba en fuerza al varón.

Alviso perdía terreno mientras la cuchilla del arma de su agresora pronto se incrustaria en el entrecejo. Aunque Katsu llegaría por la espalda de la fémina golpeándola duramente con su escudo de Celestia, cayendo desmayada la agresora, así salvando a su padre.

—¿Qué le pasa a esta loca? — preguntó la menor viendo el cuerpo de la mujer que yacía en el piso.

El varón suspiro y se levantó, ató con las sábanas a la fémina que empezaba a despertar.

—Hey, Jessica, ¿Qué pasa? — preguntó el varón mientras se cruzaba de brazos.

—Tsk, vaya, capturada por el dúo de idiotas. — mencionó resignada la fémina.

—Un dúo de idiotas que dejó en ridículo a tu gremio de asesinos... — diría divertida la menor volviendo su escudo un dige.

La asesina gruñó levemente y suspiró.

—¿Qué me harán?, ¿cortarán mis dedos, mis piernas?, ¿me van a violar y después me darán de comer a los osos? — preguntó la fémina molesta y enérgica.

—Joder no estamos enfermos. — espetó el varón con cara de extrañeza e incomodidad. —¿Qué quieres?, es raro que uno de tu gremio esté solo por estos lados, más por legión Bounty que controla la zona.

—Vengo por el orbe que me robaron de nuestra guarida, ¡Exijo que se me devuelva! — gritó la fémina forcejeando con las sábanas.

—¿Uh?, ¿hablará del orbe azulino que usamos de llavero? — preguntó la menor rascando su sien.

—Seguramente. — diría el joven. —Bueno, realmente ahora no lo tenemos con nosotros. Pensábamos venderlo pero dado que es importante para ti te lo devolveremos...

—Sabía que sería difícil negociar con ustedes, así que les propongo que si vamos a la misión con Spek yo les daré mi paga para... — la fémina se detuvo y analizó las palabras del varón. —¿Dijiste que me lo darán?

—Nop, ahora aceptamos tu propuesta. — mencionó la menor levantando la ceja mientras su "padre" reía.

La asesina suspiró resignada una vez más.

—Yo y mi gran bocota...

A la mañana siguiente el grupo se preparaba para ir a la misión, cada uno alistando sus caballos a la vez que Spek trazaba una ruta. No obstante, Jessica se veía extrañada, no tenía caballo ya que los asesinos prefieren el sigilo de llegar discretos, sin ruido del galopar de su caballo.

—Hey Jessica, ¿quieres compartir el mio? — preguntó el joven de gafas sonriente.

La fémina se cruzó de brazos y evitó la mirada.

—Bueno, como quieras, diviértete caminado. Aúnque si nosotros llegamos primero no tendrás tu orbe. — diría burlon subiendo al caballo para agarrar su rienda. —Última oportunidad.

No quedaba de otra, la asesina de Kartz se tragó su orgullo y más de a fuerzas que de a ganas se subió al caballo.

—No creas que te debo una. — mencionó como amenaza la fémina.

—Como quieras jaja. — mencionó entre risas por la expresión sonrojada de la fémina.

Así empezó el viaje, Spek como cabecilla no paraba de ver el mapa. El viaje era tranquilo, bastante para ser una suerte de cazarecompensas.

—¿Así viajan siempre? — preguntó la asesina.

—Yep, siempre es bueno tener calma antes de una gran aventura. — respondió el joven siendo positivo. —Escuchar el canto de las aves, cómo nuestros caballos marcan el ritmo de nuestro día con el sonido del galopar. Aún mejor siendo acompañado del rocío de la fresca mañana...

—Si te pones a cantar como musical de Disney me bajo del caballo... — diría la fémina levantando la ceja.

El comentario hizo reír al joven de gafas, sin notarlo, la asesina empezaba a esbozar una sonrisa y pronto acompañó al varón en las carcajadas.

El resto del equipo les veían confundidos, realmente nunca habían oído antes a una miembro del gremio Kartz reír y menos de esa forma. No obstante, Katsu no podía evitar sonreír por la acción de ambos, ¿motivo?, su "padre" siempre había evitado cualquier relación fuera del trabajo, sin embargo, cuando tuvo una relación amorosa terminó en decepción y en su casi muerte, desde entonces el encontrar una "mamá", por así decirlo, no entraba en sus prioridades concentrándose meramente en el trabajo. Tal vez está sea su segunda oportunidad para conocer a alguien... Aunque no le gustaba del todo la idea, eso debido a la historia que los tres tienen.

—No sabía que te gustaba bromear, usualmente los de tu gremio están serios todo el tiempo. — diría el joven de gafas retomando su vista al frente.

—Bueno, no siempre se puede estar serio. — habló la fémina calmandose. —Aúnque no te acostumbres, no significa que estamos creando vínculos.

El joven bufó y asintió, realmente era extraña la forma de actuar de ambos.

Jessica Aljendra tenía historia con el dúo. Ambos siempre han sido una rivalidad que se acrecentaba con forme el gremio se enfrentaba a los cazarecompensas, usando diferentes nombres se han encontrado y peleado casi siempre resultando vencedores el dúo, aunque había que decir que Jessica siempre ha sido su mayor rival. Por eso que la noche anterior el varón se mantuvo esperando su llegada a la habitación.

Teniendo tantos alias que realmente nunca se ha conocido el nombre real de Jessica, aunque su apodo es el que nunca cambia; "La asesina del bosque". Siendo la única constante en cuestión de presentaciónes.

Spek sabía esto, pero realmente tener al dúo y a la posiblemente mejor asesina de su gremio le daba muchas cartas a favor en la misión. Así que mantuvo la calma, si bien, el trío tenía un historial de batalla intenso, también tenían una madurez a la hora de aceptar un trabajo y eso le bastaba para saber que estarían bien.

Faltaba poco para llegar al destino, por lo que algunos ya preparaban sus cosas para bajar y continuar a pie. El cabecilla del grupo se veía nervioso, esperaba que todo saliera bien y que todos estuvieran en las mejores condiciones.

Algo olía mal en todo esto...

Ataron a sus caballos cerca de la entrada de las instalaciones, la escotilla del laboratorio se veía algo descuidada, como si nadie la hubiese usado en posiblemente meses.

Axis y Zanti abrieron la escotilla y dieron un vistazo rápido hacia abajo, era muy oscuro como para ver que realmente había abajo, el grupo se miró entre sí para saber quien sería el valiente que entraría primero. Spek suspiro y se inclinó para comenzar a bajar las escaleras, el resto del equipo le siguió.

Las escaleras daban a un pasillo oscuro, no se veía no lo que tenías enfrente.

—Alviso, Katsu, denos luz. — ordenó el samurai.

Ambos invocaron sus armas espirituales, comenzaron a billar en dorado y blanquecino respectivamente alumbrando el pasillo en una parte considerable. No muy lejos de ellos estaba la puerta de entrada a las instalaciones, el sistema eléctrico no funcionaba por lo que debían forzar la puerta automática para abrirla cosa que hicieron Axis y Alviso.

Entraron sin muchas complicaciones y comenzaron a avanzar entre los pasillos fríos y solitarios, la oscuridad añadido de la falta de electricidad y de personal daba muy mal ambiente al equipo. Lograron llegar al mapa central, las instalaciones eran muy grandes y con apariencia de laberinto, no obstante, debían llegar al área de virus y bacterias para recoger el paquete.

—Bien, tracé la ruta hacia el área de virus y bacterias, hay que movernos. — habló Spek tratando de guardar la calma y sin mostrar preocupación.

—¿Qué hay ahí? — preguntó Axis confuso por el destino trazado.

—Simplemente lo que el cliente pidió, es una cosa insuficiente. — contestaría nervioso el portador del mapa.

Spek se adelantó a caminar siendo seguido por el resto del equipo, sin embargo, al dúo algo no le gustaba del todo, ese aire de misterio que Spek mostraba era algo que daría desconfianza a cualquier persona, cosa que pasó igual con la asesina del bosque que empezaba a desconfiar.

Spek abrió un ducto de ventilación para hacer "más rápido" el recorrido, algo realmente no gustaba y apestaba. Aún así, el equipo entró y avanzó por los doctos hasta llegar a la zona de virus y bacterias, salieron del ducto y Spek empezó a buscar lo que el cliente pedía. Agarró un frasco con un líquido misterioso, de color verdoso, guardando lo en su mochila para ser momento de regresar.

Subieron al ducto y avanzaron, sin embargo, no pasó mucho para que el metal empezada a quebrar y terminar rompiéndose haciendo que todos cayeran en una sala extraña.

—Carajo. — reaccionó dolido el cabecilla del grupo.

—¿Estas bien papá? — preguntó la menor del grupo ya que el aludido había amortiguado su caída.

—Estoy bien. — contestó el varón levantándose.

Alviso le estiró la mano a Jessica para que se levantase, aceptó sin quejarse, la caída había sido dura.

—Mierda, ¿donde estamos? — preguntó el hechicero haciendo luz con su báculo.

—Es el área de virus y bacterias todavía, pero fuera del almacén. — diría Axis viendo el cartel que estaba cerca del ducto roto.

De un momento a otro unas luces verdes se veían entre las sombras, cada vez eran más siendo acompañados de un sonido de gruñidos y quejidos. Spek tenía un rostro de nerviosismo y de preocupación, mientras los demás trataban de averiguar que estaba pasando.

—Debemos salir de aquí... — mencionó speak sacando el mapa de las instalaciones.

El resto del equipo desenvainó su arma o la invocaron, el brillo de las luces se apagó, no obstante, el sonido prevalecía. Zanti trataba de alumbrar más con su báculo, pero al hacerlo vio el rostro demacrado de un científico del lugar, su ojo izquierdo colgaba y su piel lucía que están pudriéndose.

Sin darle tiempo de reacción, el científico se avanzó sobre Zanti seguido de un grupo más, los gritos de Zanti y el crujir de su carne siendo desprendida de él acompañaban ahora el ambiente.

El resto del equipo fue atacado, pero supieron reaccionar a tiempo para no sufrir el mismo destino que Zanti.

—¡Siganme! — gritó Spek abriéndose pasó con su katana.

El resto le siguió como pudo, Spek llegó a una sala de seguridad abriendo la puerta para que todos pudieran entrar, Axis debido a su habilidad con la espada fue el primero en llegar. Katsu con el escudo podía mantener a raya a los infectados invocando su arma en modalidad dos, la cual, hacia que su escudo de Celestia le crecieran filos de cierra al rededor del filo, así siendo la segunda en llegar.

Con el arco y sus flechas el padre de Katsu lograba de apoco ganar camino, sin embargo, no era suficiente para lograr evitar ser rodeado. Jessica también tenía apuros, así que decidió ayudar al varón quedando espalda con espalda.

—Aunque odió trabajar contigo, no tengo opción. — habló la fémina cortando en dos a un científico.

—No es momento para esto, vamos avanzar de apoco. — mencionó el arquero invocando flechas doradas.

La asesina del bosque y el arquero se alternaban posiciones para defender todos los ángulos mientra avanzaban, llegaron a la puerta donde Spek junto a los demás varónes comenzaron a cerrar la dura puerta. Algunas de esas cosas intentaban colarse por la abertura de la puerta, sin embargo, Jessica lanzó un corte tan fuerte que sacó un impacto a distancia de color morado, cosa que despejo la puerta y ayudó a que lograrán cerrarla.

—¡¿Qué carajos fue todo eso?! — gritó Axis totalmente desesperado y agitado.

—¡Spek!, ¡¿en que mierda nos metiste ahora?! — cuestionó está vez el arquero demasiado molesto.

—Tranquilos, guardemos la calma... — habló tranquilo Spek tratando de apaciguar los humos.

—¿Guardar la calma?, carajo Zanti ahora está siendo devorado por esas cosas, hiciste que trajera a mi hija a esto, nunca mencionaste a caníbales no muertos, ¡¿en verdad quieres que me calme?! — gritó el arquero guardando del cuello de la chaqueta al dueño del mapa.

—¡Lo sé y perdón! — gritó está vez Spek. —No puede decir que no, el general Kyo llegó a mi casa con la misión, sabía que era arriesgado y rechacé, pero el no aceptó eso por respuesta... É-él se llevó a Zarina y amenazó con matarla sino le llevaba el virus antes del anochecer.

Habló entre llantos el jefe de misiones de la legión Bounty. Alviso le soltó de la chaqueta y dejo que cayera al suelo a la vez que repetía continuamente "perdón".

—Spek, lo debiste haber dicho... De seguro que traías hasta un grupo más grande. — mencionó Axis un poco más calmado.

—Lo intenté, pero todos rechazaban cuando les decía los detalles, por eso a ustedes no les dije, eran mi última esperanza de recuperar a Zarina... — habló Spek calmandose y tratando de levantarse.

El grupo se mantuvo en silencio un tiempo, Alviso abrazó a su hija mientras que Jessica descansaba recargada en la pared. Axis miraba constantemente su espada y Spek trataba de calmarse.

—Supongo que estar aquí peleando no va a arreglar nada, así que si alguno tiene un plan hable ahora. — habló el arquero tratando de guardar la calma.

El silencio reinó una vez más, no obstante, dado un tiempo la asesina del bosque suspiró y se cruzó de brazos.

—Podemos pedir ayuda con mi orbe, es un hechizo que la princesa Ari me regaló para enviarle una señal a mi padre para indicar que estoy en problemas. — habló la asesina viendo al joven de gafas.

—¿La princesa Ari? — preguntó Axis confundido.

—Digamos que crecí con ella... — respondió resignada y soltando un gran suspiro. —Mi nombre real es Misuo Diaz, hija del comandante Gabriel.

El resto del equipo se sorprendió por la noticia, todo este tiempo estaban con la hija del comandante del ejército del rey Arthur.

—¡Genial!, podrá venir el legendario Luca a partirle su cara a los infectados. — espetó contento Spek.

—No es tan sencillo. — interrumpió Misuo. —El hechizo sólo funciona si estamos en un lugar con acceso a magia pura, usualmente los laboratorios tienen un contra hechizo que evita generar magia aquí.

—Pobre Zanti, igual no tenía oportunidad aquí... — mencionó cabizbaja la menor del grupo.

—Tal vez... La habitación de experimentos tenga magia, así que debemos llegar ahí. — vociferó el cabecilla del grupo checando el mapa.

—La pregunta aquí es, ¿Para qué quiere Kyo el virus? — soltó al aire la hija de Alviso.

—Más bien, ¿de donde salió? — recalcó el joven de gafas.

—Yo sé de donde salió... — habló Misuo viendo al joven.

En aquellos tiempos yo seguía junto a mi padre en las operaciones del ejército de Raynoga. El rey Arthur había dado luz verde al proyecto de las instalaciones del subterráneo, logrando hacer varios descubrimientos que maravillaba al rey.

Entre ellos estaba el poder hacer contacto con un universo paralelo, una corriente de tiempo diferente al nuestro... Ahí conocimos el multiverso de posibilidades en distintos mundos. Sin embargo, la señal que habíamos recibido era una trampa. Un equipo de exploración fue a ese mundo nuevo para tratar de hacer contacto, sin saber que en realidad vivirían algo horrible...

Del equipo de treinta, solo volvieron dos, uno de ellos estaba en estado de shock y otro estaba mal herido. El rey al ver eso ordenó desconectar el portal y no abrirlo hasta nuevo aviso.

El oficial mal herido fue llevado a la enfermería mientras que el otro daba su declaración a duras penas.

Nos contó que en ese mundo llegaron a una Raynoga destruida, había esqueletos por todos lados y manchas de sangre por todas partes. Cuando el equipo intentó hacer contacto una versión infectada de Luca y Ari les atacaron y comenzaron a devorar a los integrantes, ellos mantenían su conciencia, disfrutaban el comerse a los demás.

Al oír eso, el padre de Ari ordenó no volver a abrir el portal, nunca se volvería a hacer contacto con otros universos... Jamás.

—Es todo lo que sé, tiempo después me distancie del reino para unirme a Kantz. — terminó de contar la fémina.

El silencio reinó otra vez, la cara de nerviosismo de algunos miembros no daba confianza del todo. No obstante, debían salir a como diera lugar de las instalaciones, evitando que el virus se esparciera.

—Ésta sala de seguridad debe de tener un pasaje. — mencionó el de gafas tomando ña iniciativa.

—En eso tiene razón. — añadió Axis. —Vamos a buscar por aquí.

Empezaron a buscar algún indicio de algún pasaje, debían llegar a la habitación de experimentos para lanzar el llamado de auxilio y poder esperar la ayuda. Misuo tocó una pared que parecía hueca, cerca de ella había un grabado del símbolo real, después de todo esas habitaciones de seguridad eran hechas para el rey y su familia.

—Atrás. — exclamó el arquero preparando una flecha brillante.

La flecha impactó, Katsu creó una barrera con su escudo para que la explosión fuera controlada en la puerta, así abriendo el camino.

Comenzaron a bajar, no sabían del todo a donde se dirigían, pero era mejor que estar atrás con los infectados.

Se adentraron en el pasaje, esos pasajes no estaban en el mapa siendo lógico ya que es secreto a decir verdad.

—Entonces, todo este tiempo hemos viajado con la hija del comandante. — mencionó el espadachín llendo al frente.

—Vaya, todas las cosas que dije... Perdón. — espetó la hija del arquero apenada.

La joven portadora de una guadaña suspiró, no le agradaba el repentino trato que tenía, pues realmente quería hacerse valer por lo que ella era y no por lo que su padre ha hecho. Llegaron al final del oscuro pasillo, en este momento les recuerdo que la única luz que tienen es la que generan las armas de Katsu y Alviso.

Abrieron la puerta, rápidamente buscaron el cartel de división para identificar la sala. Parecía estar vacía así que no daría mucho problema, buscando el cartel se toparon con varias cosas interesantes, entre ellas una botella con un líquido anaranjado como contenido que decía "Arizonum" en la etiqueta.

—¿Qué es esto? — preguntó Spek levantando el frasco.

—Es una poción que Ari inventó, según te ayuda a potenciar tus habilidades por un corto tiempo. — diría Misuo siguiendo buscando el cartel entre las paredes.

Axis y Alviso se apartaron un poco, Spek encontró una lámpara y con ella comenzó a ver el mapa. Misuo vio una puerta detrás de lo que parecía una zona de recepción, así que junto a Katsu se dirigió a investigar. Entraron llegando a la zona de los archivos donde Misuo empezó a buscar entre los escritorios y archiveros una pista de donde podrían estar.

—Esto no me gusta nada, este lugar me da mala espina. — diría la mejor de ambas tratando de mantener el brillo de su escudo.

—Tranquila, si algo estuviera aquí ya nos habría atacado. — exclamó la hija de Gabriel tratando de calmar a la cazarecompensas.

—Supongo... — habló con un tono tenue.

—Además, tu papá está aquí, no creo que deje que algo te pase. — volvió a hablar la hija de Gabriel cerrando una gaveta y recargandose en un casillero.

—No sé, nunca nos hemos enfrentado a algo igual, nunca lo había visto tan... Serio durante una misión. —  mencionó con voz baja. —Realmente tengo miedo de que algo le pase... No quiero volver a estar sola... Él me ha cuidado desde que tengo nueve años, siempre viendo por los demás y no por él.

Misuo miró comprensiva a la joven, ella entendía el sentir de Katsu. Cuando era niña y jugaba con Ari la pequeña niña albina se había lastimado mucho, no quería perder a su única amiga y en ese momento, la única persona que le entendía y mostraba afecto. También recordó cuando perdió a su madre adoptiva, el dolor que siguió seguido por el distanciamiento que tenía con su padre Gabriel.

—Tranquila, yo cuidare a tu papá. — espetó decidida y alegre. —Después de todo, me debe la revancha de nuestra pelea en la habitación.

Misuo le dedico una sonrisa leve a la menor, la joven sonrió también y se animó un poco.

—Ven, ayúdame a leer esto. — rompió el hielo la asesina del bosque mostrandose más amigable con la menor.

Katsuki asintió y fue a acercar la luz, sin embargo, de uno de los casilleros salió un infectado que derribó a la joven de catorce años. Cuando Misuo iba a ayudar, un infectado salió de debajo del armario de junto agarrando le la pierna para hacer que cayera.

La menor forcejeaba, sin embargo, su escudo empezaría a fallar debido al miedo que sentía perdiendo cada vez más fuerza. Gritando un "papá" a la par que retraía su rostro para evitar ser mordida, estando el infectado más cerca de morderle la mejilla.

—¡No! — gritó la joven pateando al infectado que la tenía agarrada.

Se levantó y tomó su guadaña de manera rápida para ir corriendo a ayudar a Katsu.

—¡Déjala maldito hijo de perra! — gritó cortando la cabeza del infectado.

La cabeza rodó y Misuo instintivamente le golpeó para alejarla, también quitándole el cuerpo de encima a la menor. Alviso llegó corriendo a la habitación, topando se con la escena de Misuo abrazando a la joven buscando calmarla.

Las miradas del arquero y de la hija de Gabriel se cruzaron, quedando en silencio por un tiempo. El silencio se rompió cuando el infectado que Misuo había pateado se levantó y amenazó con morder a las féminas, la mayor solo abrazó de forma rápida a Katsu de manera protectora.

Aúnque el infectado solo recibió un flechazo en el ojo que lo mató al instante. Alviso, quien fue el que lanzó la fecha, se acercó a las féminas y se puso en cuclillas para ver a su hija.

—¿Estas bien? — preguntó preocupado viendo la menor con sangre en el mentón y cuello.

—S-si... — contestó agitada. —Misuo me salvó antes de que me mordieran...

El varón dirigió la mirada a la aludida la cuál sólo sonrió y levantó los hombros.

—No agradezcas, solo hago mi trabajo... — mencionó la fémina recogiendo se el pelo y sonriendo.

—Gracias... — habló ya más calmado y dedicándole una sonrisa de media luna a la joven frente suyo.

Katsu sonrió levemente por cómo intercambiaban miradas ambos, sin embargo, la voz de Axis llamando a los tres rompió el momento, ayudando a levantarse a ambas féminas yendo después con el resto del equipo.

—Me alegra saber que están bien. — habló con una expresión más calmada el portador del mapa.

—Ahora mismo estamos en la zona de archivos. — confirmó Axis las sospechas de Misuo.

—Estamos cerca de nuestro destino, solo debemos cruzar dos pasillos para llegar. — señaló el lugar en el mapa. —Sólo debemos segur cuidadosamente hasta llegar.

—Bien, al menos ésta pesadilla pronto acabará. — habló el arquero tratando de sonar positivo. —En marcha, yo iré al frente.

Abrieron la puerta que los conduciría al primer pasillo que debían cruzar, ahora más preparados para enfrentar a los infectados que podrían llegar a atacar. El trayecto era callado, eso fue hasta llegar al segundo pasillo donde las cosas comenzaron a ponerse, bastantes extrañas.

Había sangre en el piso y huesos, sabían que había infectados cerca y que cualquier ruido los alertaria, aunque de igual forma la luz lo haría, pero más vale que sean unos cuantos que todos por el crujir de un hueso.

Entraron en la habitación de experimentos, cerraron la puerta y comenzaron a buscar la magia pura para lanzar el hechizo. Entre la búsqueda Axis encontró una cámara sellada, ahí parecía haber algo así que se fijó minuciosamente para lograr ver qué o quién estaba dentro. Grata fue su sorpresa cuando un infectado con un brazo gigante golpeó el vidrio.

Axis cayó de espaldas por la sorpresa que era verlo, era un infectado grande con deformaciones en el cuerpo, un brazo pequeño y un tórax inflamado, era anormal verlo así.

—Chicos, tal parece que experimentaban con los infectados. — diría Axis levantándose y retrocediendo de apoco.

—No me sorprende. — espetó Spek siguiendo la búsqueda. —Realmente fue su imprudencia la que esparció el virus.

La búsqueda cesó cuando la menor del grupo encontró una cámara de artilugios mágicos, seguramente había algo de magia ahí. El arquero le dio el orbe que usaba como llavero a la dueña original de este, Misuo pidió espacio y comenzó a frotarlo entre sus manos haciendo que el orbe brillara de apoco, lanzó fuertemente el orbe al piso y salió una humareda azulina. El humo espeso de apoco formaba un circulo donde, aunque tenue, se formaba una pantalla de color blanquecina.

—¿Eso es todo? — preguntó el arquero cruzándose de brazos.

—Ten paciencia, no hay mucha magia pura en este lugar. — contestó la hija de Gabriel viendo el brillo que generaba la humareda.

El brillo se apagaba de apoco mostrando la imagen de la princesa que se botana preocupada.

—¿Misuo? — preguntó la albina.

—Ari, ¿me escuchas?

La aludida asintió.

—Ari, no tengo mucho tiempo, estamos atrapados en las instalaciones subterráneas de Raynoga, estamos encerrados con los infectados del virus que se encontró en el otro universo. — habló de manera rápida y tratando de no trabarse, ya que en cualquier momento se cerraría la comunicación.

—¿Qué caray?, malditasea, aguanta un poco más enviaré a Luca y mi guardia hacia allá, solo trata de no...

Se perdió comunicación con Ari, ante eso el hechizo se volvió inestable por la falta de magia para mantenerlo activo, ante el movimiento brusco el equipo se echó al suelo para que solo momentos después una explosión surgió del hechizo.

La explosión daño la sala de artilugios, haciendo que absolutamente todas las armas de ahí expulsarán su magia recuperando la luz de la habitación de experimentos.

Sonó la alarma de contingencia, cosa que alertó a los infectados que empezaron a llegar a la puerta del lugar. El equipo salió al escuchar el ruido de los infectados goleando la puerta, a su vez, el infectado de la cámara empezó a golpear la puerta provocando le varias grietas.

—Esto no me gusta nada... — habló Axis desenvainando su espada.

—Al menos tenemos luz. — diría el arquero sonando positivo.

Pero la alarma cesó y con ella las luces se volvieron a ir.

—¿Algún otro comentario inteligente? — preguntó sarcástico Spek sacando su katana.

La puerta se rompió y los infectados comenzaron a invadir, la lucha comenzó utilizando el brillo de las armas como guía.

—¡Axis, Spek, ustedes busquen una salida, nosotros contendremos a la horda! — gritó el arquero sin parar de lanzar flechas.

El equipo se dividió, Katsu transformó el escudo en una barrera que permitía a su padre tirar mejor al tener los infectados fijos, algunos que lograba colarse Misuo los mantenía a raya con sus cortes rápidos, protegiendo así a la menor de ellos de las mordeduras.

—Aguanta Katsu. — habló la asesina mientras estaba defendiendola.

La menor asintió mientras el sudor resbalaba por su frente debido al desgaste de energía que estaba realizando.

A la par, Axis y Spek palpaban las paredes buscando un pasaje cosa que encontraron cerca de una esquina de la pared trasera. El espadachín corrió para avisarle a los demás, no obstante, el infectado logró romper la cámara tomando a Axis con su brazo para después darle un mordisco en el cuello.

—¡Axis! — gritó el arquero viendo como morían al nombrado.

El infectado lanzó a Axis a la horda y está comenzó a comerlo mientras se escuchaban sus gritos.

—Carajo, ¡tiempo de irnos! — gritó Spek desde la puerta del pasaje.

Misuo tomó a Katsu del antebrazo para comenzar a correr rumbo al pasaje, mientras el arquero trataba de distraer al infectado mutante lanzando le flechas tratando de hacerle daño, no obstante, su piel era muy gruesa y las flechas doradas no le hacían efecto. Misuo dejó a la menor con Spek lista para irse a ayudar al varón, no sin antes decirle a Spek algo.

—Si le pasa algo a la niña, yo misma te voy a castrar y te cortaré partes que ni sabia que tenias... — amenazó al joven samurai antes de irse a ayudar al varón.

Alviso evitaba los golpes del infectado a la par que esquivaba a los infectados normales. Se deslizó entre las piernas del infectado mutante levantándose para cortarle la cabeza a un infectado que le llegaba por la espalda al arquero.

—¿Qué haces? — preguntó el arquero un tanto molesto lanzandole una flecha aun infectado.

—Salvando te... — contestó de forma seria cortando le las rodillas a un infectado para después clavar le el filo de su guadaña en el hipotálamo. —Además, le prometí a Katsu que te cuidaría.

La conversación se interrumpió ya que aquel mutante intentó golpear a ambos, suerte que ambos esquivaron el golpe.

—Maldita sea, ¿cuántos trabajadores había aquí? — preguntó abrumado el joven.

—Más de treinta mil, entre soldados, científicos y algunos intendentes. — respondió la fémina esquivando a los infectados.

El arquero seguía captando la atención del mutante, necesitaba una acción rápida para irse al pasaje. A la par, Misuo perdía terreno con los infectados así que hizo algo estúpido que podría funcionar.

Esquivó el golpe del mutante y lanzó varias flechas al piso, comenzó a correr hacia Misuo cargandola para irse al pasaje. Cuándo el mutante pisó una flecha, una secuencia de explosiones surgieron haciendo que la habitación empezara a colapsar. El techo apostaba a los infectados, el mutante estaba desubicado y las rocas le caían empezando a sepultar lo.

A duras penas lograron entrar al pasaje antes de que las rocas cubrieran la entrada, él arquero bajo a la fémina y después se quejó de un dolor en el hombro. Tenía una varilla de metal incrustada en la zona afectada, por la adrenalina del momento no había sentido cuando se le encajó el metal, se tiró al suelo sentándose recargado en la pared.

—Papá... — exclamó la fémina menor preocupada tratando de parar el sangrado.

—Me lleva la... — se quejó el arquero. —Mi factor de curación no puede funcionar si tengo esto adentro.

—Yo la sacaré. — mencionó la hija de Gabriel tomando la iniciativa. —Katsu, en cuanto saque la varilla necesito que hagas presión en la herida para evitar más sangrado.

La menor asintió, mientras Spek miraba su mochila en busca de su botiquín médico.

La fémina tomó la varilla con ambas manos suspiró fuertemente y miró al varón dándole una sonrisa nerviosa.

—Esto... Dolerá. — diría riéndose del nerviosismo.

—Hazlo rápido y tal vez no li sienta... — diría el joven echando la cabeza hacia atrás y cerrando fuertemente los ojos.

Misuo tomó valor y comenzó a jalar, ek gruñir del joven y sus respiraciones constantes acompañaban el sonido de la varilla atravesado el hueso y rompiendo tejido del cuerpo del afectado. Misuo sacó la varilla ensangrentada y Katsu con la capucha de su chamarra, la cual rompió con anterioridad, hizo presión en la herida para evitar que la sangre saliera desmesuradamente.

Spek sacó su botiquín y ni corto ni perezoso empezó a atender al arquero. Misuo dejó caer la varilla y se sentó lejos soltando un gran suspiro, veía la sangre en sus manos y cerró los puños, volteo a ver a quien siempre fue su rival, aquel que sin dudar mataría su tuviera la oportunidad. Bueno, hoy la había tenido más de una vez y nunca dejó que morirá, incluso ahora le ayudó para que lo curaran.

La sonrisa estúpida del arquero no estaba, se le veía cansado, su hija trataba de ayudar como fuera posible mientras Spek atendía con los recursos tan escasos que tenía. ¿Qué estaba pasando?, realmente nunca pensó estar tan confundida con respecto a sí, su mirada se quedó en el arquero notando cada facción de dolor, cada rasgo que tenía...

Recordaba aquel momento que lo vio por primera vez, cuando era primeriza en ser asesina. Aquella vez ella necesitaba pasar la prueba de obtener una antigüedad de un santuario, hace dos años cuando todavía tenía quince de edad y ella era muy inexperta. Aún así, ella logró llegar hasta la última cámara solo para observar como el arquero ya reclamaba su premio tras matar al guardián del lugar.

Obviamente peleó contra él y aunque era nivelada, la experiencia de combate de Misuo era muy escasa a comparación del arquero de dieciocho. Frustrada ella gritó que necesitaba la reliquia para pasar la prueba y ser parte del gremio, él simplemente se la aventó y le deseo suerte.

En aquel momento algo cambió en mi, era la primera vez que alguien hacía algo desinteresado hacia mi sin saber que yo era la hija de Gabriel, pues ocultaba mi identidad. Era extraño, pero me sentí muy... ¿Especial?, no dejaba de pensar en su sonrisa boba y los consejos que me dio para intentar sobrevivir en el gremio.

Siempre que había una misión y el se interponía, yo de cierta forma buscaba ser su única oponente. De alguna forma me hacía pensar que no estaba sola después de todo, que allá afuera había alguien que yo le importaba aunque fuera de una forma de rival.

Hasta hoy nunca había hecho equipo con él, no conocía a Katsu y mucho menos su forma de ser fuera del trabajo. Aquella cabalgata me había agradado, además a pesar de todo confía en mi...

Alviso se levantó con dificultad y empezaron a caminar por el pasaje, Misuo se les unió yendo al frente junto a Spek para poder salir de ahí a como diera lugar.

El pasadizo los dejó en un prado, había flores secas y frutos podridos, los infectados ahí eran inexistentes y la fuente del lugar estaba completamente seca, sin agua.

—Estamos en el campo de cultivo, dos pasillos y llegaremos a la sala de recepción, ahí solo debemos cruzar la puerta para el pasillo final. — habló positivo viendo el mapa.

—Oye Spek, ¿no crees que necesitemos descansar? — preguntó el arquero sentándose en el filo de la fuente. —A este paso nos vamos a morir de cansancio.

—Secundo la moción... — diría la fémina menor sentándose a la izquierda del joven.

—Trinas... — habló cansada la hija de Gabriel sentadose también.

—Bueno, pero no nos quedemos tanto tiempo, mientras yo iré a buscar la puerta correcta. — volvió su vista al mapa yéndose a buscar las entradas.

El arquero de su morral de flechas, que realmente usaba para guardar cosas ya que sus flechas son invocadas, sacó dos emparedados algo maltratados, pero comestibles. Le entregó una a su hija para que se alimentara, al segundo emparedado le quitó la envoltura y lo partió a la mitad para ofrecerle a la joven que le había salvado la vida.

—Vamos Lady Misuo, necesita alimentarse.  — mencionó el arquero siendo cortés.

La fémina aceptó ya que después de todo lo acontecido en verdad tenia hambre. Las féminas comenzaron a comer mientras que el joven del mismo lugar que sacó los emparedados sacaba la bebida energética favorita de su hija y su botella de agua.

—Recuerda nene, no la bebas muy rápido. — habló tranquilo.

—Sipi. — contestó la fémina menor contenta.

Misuo veía la relación de ambos, a ella le hubiera gustado que su padre la tratara así, Gabriel Diaz era un excelente comandante pero un mal padre. A su vez, solo cuatro de los seis que habían hecho el viaje habían quedado vivos, aquel hecho parecía no afectarle al dúo de cazarecompensas.

—Oye Alviso... ¿No te afecta que Axis y Zanti estén... Muertos? — preguntó la fémina confusa ante la positiva reacción de ambos.

—Bueno, en este trabajo estas acostumbrado a perder personas, he visto morir a muchas personas y he asesinado a varias solo por la recompensa. — contestó el varón viendo a la fémina a los ojos. —Me siento mal, estoy triste, pero no debes dejar que eso merme tu desempeño en la misión o podrías ser la siguiente...

Misuo asintió al mismo tiempo que bajaba la mirada. Era una realidad cruel y realmente muy difícil de asumir, aunque debía hacerlo ya que esa es la vida del asesino, el cazarecompensas y del soldado.

—Aunque me alegro de que Jaspe muriera en su misión, bien merecido lo tenía. — habló la hija de Alviso indignada tomando un sorbo de su bebida.

—Nene... — reprendió el varón.

—¿Quién era Jaspe? — preguntó la fémina mayor confusa.

—Jaspe fue... Una persona algo... Difícil de tratar. — contestó algo incómodo el joven de ahora gafas extraviadas.

—Jaspe era el nombre clave de un sujeto horrible, maltrató a mi papá siempre que pudo y nunca se arrepintió de sus acciones. — mencionó enojada e indignada la menor. —No sé cómo saliste por dos meses con el papá, era un simio con arma.

—Oh... Que asco... — reaccionó la hija de Gabriel de la misma forma que la menor.

—Tranquila, él ya murió y definitivamente no volveré a caer en ese mundo... De hecho, le agradezco por mostrarme la fuerza que tenía, ahora sé que debo elegir mejor antes de escoger pareja, no quiero que otro loco o loca me este mangoneando... — exclamó bebiendo un poco de agua.

—Pero tú no eres así, ¿verdad lady Misuo? — cuestionó contenta la menor asomándose por el costado de su padre.

El mayor escupió el líquido a la par que Misuo solo evitaba la mirada escondiendo su rostro sonrojado.

—¡Katsuki! — gritó el varón molesto.

La menor solo río.

El momento se vio interrumpido cuando golpes empezaron a sonar. Los tres se levantaron y empuñaron sus armas, Spek regresó con el grupo y de la pared del pasaje salió el mutante que les había seguido.

Atacó furioso yéndose a por los varones. El equipo se dispersó, había superioridad numérica, sin embargo, no duró mucho ya que infectados salían también de la pared.

—¡Katsu, Misuo, encarguense de los infectados! — gritó el arquero lanzando flechas al mutante.

Spek corrió hacia el mutante, desenvainó su katana, la cual, generó un brillo azulino y con una barrida le cortó la parte de la pierna derecha para que el infectado mutante cayera.

Katsu golpeaba a los infectados con su escudo haciendo que retrocederian, acto seguido invocó las sierras del filo y con eso cortó a la mitad a tres infectados lanzando el escudo, controlando lo con su mente lo hizo volar por el lugar cortando a los infectados que se acercaran. Tomó su escudo y se colocó como escalón para que Misuo se impulsará y diera un gran salto, impactando el mango de su guadaña en el piso elevó a varios infectados y saltando en torbellino los atrajo a su tornado donde solo restos quedaron de ellos.

Ambas féminas chocaron los puños y vinieron al ataque.

Los varones trataban de matar a algo que prácticamente era ultra resistente, la espada de Spek cortaba pero la piel se unía de manera muy rápido, las flechas explosivas de Alviso solo hacían que se perdiera el equilibrio, pero nada más. Era una muy difícil hacer caer al grandullón, los infectados también se aglomeraban en el lugar y las féminas de apoco perdían terreno.

Un manotazo del mutante hizo volar a Spek por los aires cayendo cerca de la gorda, se levantó rápidamente y comenzó a defenderse, sin embargo, no previó que un infecto le llegara por detrás y le morderá el brazo. Lo aventó y cortó, pero el daño estaba ya hecho. Miraba como Misuo y Katsu eran rodeadas, Alviso de apoco se quedaba sin fuerzas para continuar.

Tomó una decisión, corrió hacia el infectado mutante y cortando le los talones hizo tiempo para hablar con el arquero.

—Alviso, necesito que te lleves a Misuo y a tu hija lejos, toma la mochila y vete, ahí hay todo lo necesario para llegar a la salida y el virus para que Zarina esté bien... — habló enérgico mientras luchaba con la infección en su cuerpo y le intentaba dar su mochila.

—Spek, no voy a dejarte carajo...

—¡No hay tiempo! — gritó el samurai enfadado. —¡Vete y no mires atrás!... Salva a tu hija... Y dile a Zarina que me perdone por abandonarla de esta forma... También recuerda le que la ame hasta mi último aliento. — mencionó sacando lágrimas y encendiendo más la luz de su katana.

El mutante se regeneró y gruñó listo para atacar, Alviso apretó los puños pero tomó la mochila y se fue corriendo. El arquero lanzó una flecha que hizo explotar a el suelo donde los infectados estaban dando tiempo para que su hija y Misuo le siguieran cuando gritó un "siganme".

Abrió la puerta y entraron los tres, cerrando la por dentro.

Spek bebió el "Arizonum" y dejó que el infectado le tomase con ese brazo mutante, acto seguido le incrustó la espada en el brazo y comenzó a brillar de forma anormal.

—Infelices, ¡Me los llevaré conmigo al infierno! — gritó tomando el mango de la katana con ambas manos. —¡Katana espiritual máxima forma, onda nuclear!

El brillo cubrió todo, los infectados dentro de la esfera eran incinerados de apoco, el mutante también era incinerado a la par que Spek, este último solo lloraba mientras reía, pues era el final más gratificante, llevándose a los hijos de perra que mataron a sus amigos.

—Perdóname Zarina...

Dicho eso una explosión desmedida surgió de la espada, las instalaciones temblaron completamente y el pasillo donde estaban nuestros héroes se empezó a derrumbar, por lo que los tres corrieron lejos de la zona de conflicto.

En los restos del lugar yacía una Katana, clavada en el piso mientras el viento se llevaba las cenizas de los infectados y de Spek.

Los tres sobrevivientes caminaban por el último pasillo, estaban cerca de salir y las energías no daban para más, Katsuki estaba dormida en la espada de su padre mientras él la cargaba. Misuo estaba exhausta, ya no podía hacer más, Alviso de la misma forma, en las últimas.

Llegaron a la puerta que habían abierto para entrar en esas instalaciones malditas, perdieron a la mitad del equipo y realmente la única esperanza era que Ari llegara antes de que los infectados acabarán con ellos.

Las fuerzas de los adultos no eran suficientes para abrir la puerta, a la par, se escucha a lo lejos el sonido de los infectados acercándose. Resignados, Alviso bajo cuidadosamente a Katsu, se sentó aún lado de ella y la abrazó. Misuo se sentó igual, pero no se unió al abrazo.

—Vamos... Únete. — invitó de forma cansada pero dedicándole una sonrisa de media luna.

Misuo se unió sin molestarse, ¿era el final?, eso parecía.

—Sabes, siempre pensé que moriría sola... — mencionó la fémina mirando al joven.

—Yo también... — secundó el varón también viendo a la hija de Gabriel.

—Hace dos años... Cuando nos enfrentamos por primera vez... ¿Pensaste que podría acabar así? — preguntó la fémina cada vez pestañeando más.

—No... Siendo sincero, pensé que me matarías en la cabalgata. — dijo eso último riendo.

La asesina del bosque río con él, sin embargo, al escuchar a los infectados cada vez más cerca solo pudo tomar la mano de quien fue su rival.

—Lamento mucho no haber podido conseguir la ayuda, realmente me hubiera gustado que tú y tu nene estuvieran a salvo en casa... Son una familia muy linda. — habló cabizbaja y triste la fémina.

—Oye, hiciste más que todos nosotros no te sientas mal... — habló levantándo le la mirada a la fémina agarrando su mentón. —No debes por qué excluirte, también puedes ser de la familia si quieres...

Un silencio se apoderó entre ambos, sus miradas era lo único que tenían ahora. Volvieron a tomarse de las manos para acercarse y darse un beso, separándose a los pocos momentos pero dedicándose una sonrisa al final.

La horda se veía a lo lejos en el pasillo, ambos cerraron el abrazo para evitar que Katsu fuera la primera en ser devorada. En ese momento, la puerta se abrió y entró un joven de cabello blanquecino que lanzó un rayo poderoso de su espada quemando a los infectados.

—¡Misuo! — se escuchó a la fémina albina a lo lejos.

La ayuda había llegado.

—¿Como está mi hija? — preguntó preocupado el comandante Gabriel a Ari.

—Está bien, ella está descansando ahora, usó una cantidad desmedida de poder y debe reponerse. — contestó calmada y mostrando tranquilidad la hechicera.

—Menos mal... Sabía que debía haber destruido esas instalaciones... — se replicó el mayor dándose pequeños golpes en la cabeza.

Ari tomó del hombro al comandante y caminó con él.

—¿Te dijo por qué entró ahí? — cuestionó nervioso y a la par curioso.

—Yep... Kyo soborno a uno de los líderes de Bounty para recuperar el virus, ya Luca se encarga del asunto junto a Geno y Ossy. — mencionó molesta y seria. —La chica fue rescatada y puesta en observación médica... Esta vez Kyo no quedará impune.

—Creo que por ahora todos necesitamos descansar... ¿No cree su majestad? — preguntó el comandante un poco cansado del asunto.

—Supongo, aunque tampoco quiero dejarle todo el trabajo a mi esposo...

A la mañana siguiente Ari entraba en la habitación de Misuo para darle sus medicamentos, no obstante, la fémina ya no estaba cosa que le asustó y comenzó a buscarla por todos lados, llegando a la habitación de Zarina, ahí tenía una nota junto a una flor que dictaba lo siguiente.

"Tal vez no fui el mejor hombre para ti, tal vez no te di lo mejor. Pero si di lo mejor de mi hasta el final con tal que estes bien. Yo no me voy, simplemente me he mudado a tu corazón donde siempre estaré cuando me necesites. No es un adiós, sino una despedida."

Mr.Spek.

¿Era necesaria escribirle la nota? — preguntó la hija de Alviso al mismo.

—Le hice una promesa a Spek y debía cumplir. — habló el arquero a la menor.

Los tres andaban en su caballo, bueno Misuo y Alviso compartían el suyo pero no les importaba.

—Gracia por decirles que traigan nuestro caballos cuando nos rescataron mamá. — mencionó alegre la menor.

—Hey, tampoco se adelante a las cosas. — comentó divertido el arquero mientras la risa de su ahora pareja sonaba.

—Yo le diré así, ya que sé que es la indicada. — habló contenta Katsu.

—¿Y cuál es el próximo destino? — preguntó la hija de Gabriel abrazando al joven por la espalda.

—No lo sé, pero eso es lo divertido, nunca sabes qué aventura te depara. — habló positivo el varón.

Y así los tres se alejaban, vivos y más unidos que nunca.

Algo era seguro, se lo pensaran tres veces antes de aceptar otra misión.

Hellou!!!

Vaya, 8541 palabras!

Es el one Shot mas largo que he hecho :'3

Bueno, ahora denme dinero e>e jsjaj

Espero que les haya gustado y les haya divertido :D

Sin más que decir me despido y nos vemos en destino de Conflicto o alguna otra historia Sontails que quiera actualizar °>°

Bye bye!

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