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Lupita se quitó los guantes amarillos con los que lavaba los platos y tomó su móvil al recibir notificaciones de Kass.
Habían acordado verse en un bar cercano a las nueve de la noche y recién daban las seis.
Quesito
Lupita, invité a Arturito.
Espero no haya problema.
Su corazón volvió a sentirse demasiado presente, pero esta vez sin esa adrenalina que solía acompañar la emoción.
Se apartó el cabello hacia atrás con un resoplo de frustración.
O sea, ¿por quéeeeeeee? ¡Era salida de chavas!
Pocas veces ha hablado con Arturo, y a pesar de ser un chico relajado y callado, Lupita sabía que era una buena persona. No podía caerle mal.
Pero eso no justificaba que Kass lo metiera en sus planes de chicas. No acordaron como tal ser solo ellas dos, aunque tampoco se insinuó un tercero.
Ya no tenía ganas de salir, mas, cancelarle a Quesito sería ridículamente sospechoso, por lo que no le quedaba de otra.
De todas formas, no iba a estar de tercera rueda. ¿Y si invitaba a Juan? No pareció mala idea, pero sí lo era: era infantil, como decir "ah, si tú invitas a uno, yo también puedo". Dios santo, esto no es una competencia, se dijo a sí misma, descartando la posibilidad.
En su lugar, llamó a Alfredo. Él aceptó sin dudar y al colgar Lupita le escribió a Kass.
Lupita
Obviooooo, no hay problema, chiqui.
Mentira. Lupita era una mentirosa.
Lupita
Yo acabo de hablar con Fredo que también quería hacer algo, así que se nos unirá.
Quesito
Okis, nos vemos.
Lupita
Byeeee <33
Quesito
Jajajjaj, ¿y tú desde cuándo usas ese corazón?
Lupita
Quesito.
Soy una chava moderna.
Ondis, respeta.
Quesito
JAJAJJS
Está bien, chavita moderna, actualizada, independiente, multifacética, orgánica y delgada.
Sé feliz con tu <3
—Ay, no. Parezco estúpida —habló Lupita al darse cuenta de la gigantesca sonrisa que traía pintada mirando la pantalla.
Y es que le encantaba que Quesito se acordara de sus frases estúpidas. O cuando la joven terminaba imitándola en su hablar sin darse cuenta.
Lo único que hizo que volviera a la realidad, quitando su mueca de alegría, fue cuando se acordó de que Kass había invitado a su apuesto novio.
Estaba segura que no aguantaría mucho con ellos y, aunque Fredo fuese una buena distracción, requeriría de más.
Así que también le escribió a Fernanda, la compañera ideal para beber, y a Irma, perfecta para cualquier ocasión. Con suerte, entre los tres lograrían dispersarla de la pareja de película que eran Kass y Arturo.
***
—¿Segura que no quieres ir tú sola? Entiendo que no puedo estar en todas tus salidas y tienes derecho a disfrutar con Lupita sin meterme, Kass.
Kassandra, que estaba de espaldas maquillándose, dejó de aplicarse máscara de pestañas con una expresión seca.
En ningún momento Arturo insinuó que deseaba unirse a sus planes, fue ella quien insistió. ¿Por qué, si con Lupita había confianza? Porque algo se sentía mal cuando se encontraban a solas, como si traicionara a su novio sin siquiera hacer algo en específico. Tenía miedo de fijarse demasiado en el abundante y precioso cabello negro de Lupita, que caía como cascada sobre sus hombros en una clase de juventud y agradable sensación. Tenía miedo de que Lupita se fijara demasiado tiempo en sus orbes castaños, pues ya la había encontrado mirándola como si sus ojos invitaran a la mayor a un paraíso que no existía. O que no debería existir.
Requería de Arturo esa noche, sería su ancla.
Lo mejor hubiese sido no proponerle a Lupita una salida, pero al ver su carita de desánimo cuando ponía distancia entre ellas, la obligó a hacer la invitación.
Hacía algo y se arrepentía, hacía otra cosa y se volvía a arrepentir. Jesús. Lupita la transformaba en una estúpida y ella destacó desde niña por su inteligencia.
Hería su orgullo, pero a la vez, no se imaginaba despertar una mañana sin un audio de la mayor, diciéndole buenos días con voz chillona.
Qué jodida estaba.
—Sé que tengo derecho a salir sin ti, así como tú también puedes hacerlo —retomó la más baja—. Pero quiero que vayas, Arturito. Además, no seremos solo los tres, se unirá Fredo.
Él asintió sin cuestionar más, sentándose en la silla del cuarto mientras ella terminaba de arreglarse. Supuso que Kass solo quería que conociera más a su mejor amiga.
Veinte minutos después, ya iban en el auto de Arturo camino al bar acordado. Al adentrarse, la música llegó a sus oídos de manera medianamente tranquila.
—¿Esas son las chicas con que grabaste el otro día? Pensé que solo vendría Fredo —comentó Arturo, fijándose en las otras dos que acompañaban a Lupita y a Alfredo en la mesa de la esquina.
Oh.
Lupita no le avisó de Fernanda e Irma.
Trató de disimular su desconcierto, asintiéndole a su novio. Está bien, Fernanda e Irma son buenas amigas. Solo... la pilló desprevenida.
—¡Quesito! —la primera en saltar de la mesa fue Fernanda, corriendo hacia ella y Arturito—. ¡Oh, y el novio hackeado de Quesito!
Él rió y recibió el abrazo de la algo ebria Fer, quien los abrazaba a ambos. Quesito se echó hacia atrás instintivamente, poco acostumbrada a tanto tacto. Solo Arturo y Lupita la abrazaban así.
—¡Suéltala, Fer! No ves que se sobre estimula —negó Alfredo, camino hacia ellos.
Fernanda levantó las manos en gesto inocente y Kass sonrió con incomodidad.
Irma y Lupita seguían en la mesa. ¿Por qué Lupita no corrió a colgarse de su cuello como siempre hacía? Se sintió molesta, comenzando a caminar hacia la mesa mientras Fredo y Fer seguían atormentando a su novio.
Irma le sonrió, levantándose para saludarla y Lupita bebió de su popote sin alzar la mirada.
¡Qué descarada!, pensó Kass, aceptando el saludo de Irma, pero sin quitarle el ojo de encima a la pelinegra.
—Guadalupe —habló, arrugando los labios.
La nombrada por fin alzó sus ojos, abriéndolos y parándose de su silla. Es como si no se esperara a Kass llegar, como si entrara en nervios ahora que se fijó en que estaba allí.
—Quesito —soltó con sorpresa—. ¡Quesito!
Y por fin tenía a la chica colgándose de su cuello como se había acostumbrado. La tensión desapareció de los músculos de sus hombros y una sonrisa le reemplazó.
Al parecer, Lupita no la ignoró, simplemente no esperó que llegase en ese minuto.
—¡¿Y por qué Lupita puede abrazarla sin recibir regaños?! —se quejó Fer, llegando con los otros dos.
—¡Porque yo soy yo, obviooooooo! —se burló ella, separándose de Kass.
Al encontrarse con el rostro de Arturo, se esforzó en sonreír y lo saludó como saludaría a cualquier amigo. Esa noche se prometió mantener las cosas en control. Ni Kass ni Arturo tenían la culpa de sus malditos problemas.
Los puestos quedaron así: Lupita con Fernanda y Fredo a cada lado y, enfrente suyo, Kass con Irma a su derecha y su novio a la izquierda.
Bueno, si no la puede tener a su lado, alzar la mirada y caer con la de Quesito le bastaba.
—¿Qué se pidieron? —cuestionó Kass.
—¡Un bloody mary que te mueres! —dijo Fernanda y alzó su copa, haciendo un brindis con Lupita.
—Una piña colada —respondió Fredo, ignorando a las ruidosas de sus amigas—. Pero te recomiendo otra cosa, no está muy buena.
Luego de discutirlo con Arturo, Kass se decidió por un mojito. Él no bebería, pues estaba manejando.
Y así, entre cócteles dulces, comenzó su noche de bar.
El alcohol escaló con cada media hora que pasaba. Irma y Arturo eran los únicos sobrios, Lupita estaba de las chispas con Fernanda y Fredo parecía casi emparejarlas.
Por su lado, aunque Kass no era de beber demasiado, acababa de pedirse un long island iced tea que, dentro de sus ingredientes, llevaba: vodka, ron blanco, triple seco y ginebra. Realmente una deliciosa jugada con fuego.
Decidió irse por aquella bebida cuando supo que no estaba preparada para ver a Lupita y Fer coquetear de broma.
No era nada extraño, ambas chicas solían ser extrovertidas y era un coqueteo como el que suele verse en amistades femeninas.
Pero aún así no era fácil de digerir.
—Apuesto a que no puedes tomarte ese vaso de una sola vez —desafió Fernanda en tono burlón.
—¿Disculpa? —la pelinegra se llevó una mano al pecho, ofendida—. ¿Con quién crees que estás hablando, señorita?
En una barra improvisada, los chicos observaron cómo Lupita llevaba el vaso a su boca mientras sujetaba la mano de Fernanda ante lo vigoroso que se sentía el alcohol.
Aplaudieron cuando Lupita dejó el vaso vacío sobre la mesa y esta agitó la cabeza.
Quesito bebió de su té con incomodidad, preguntándose por qué era necesario que la mayor siguiera sosteniendo la mano de Fer.
Pateó sin mucha fuerza la pierna de Lupita por debajo de la mesa, sin ser verdaderamente consciente de su gesto. La chica volteó hacia ella, haciendo un contacto visual que se sintió como agua fría sobre la piel de Kass.
Ninguna dijo nada. Lupita soltó la mano de Fernanda y Kass recibió sin expresión el beso que Arturo dejó en su mejilla.
La siguiente media hora consistió en miradas entre Kass y Lupita, sin intercambiar más de tres oraciones.
Nadie pareció notar la distancia.
—¡Es hora de shots! —festejó Fredo, dándole espacio al mesero que traía los vasitos con tequila, limones cortados y sal.
Partió Fredo con Irma, haciendo reír a sus amigos de las muecas que ninguno se esmeró en ocultar.
—Te toca —le dijo Arturo, colocándole sal en el dorso de la mano a su novia.
Kass bebió el tequila después de lamer la sal y acabó por aliviar el ardor con limón.
Se sonrieron con Arturo, quien la felicitó por no hacer caras, y todos quedaron sorprendidos cuando Kass, borracha, se lanzó a sus labios. Fue un beso intenso pero corto, y la castaña luchó por no mirar a Lupita al separarse. Solo se concentró en su novio, quien parecía avergonzado con el beso.
—Lindo —lo halagó Kass, y es que no mentía, era lindo actuando tímido.
Lupita no era linda tímida, o Quesito no lo sabía al menos, pues está segura de nunca haberla visto cohibirse.
Quizá Lupita avergonzada sería hermosa.
Sí, claro que lo sería, pensó Quesito, deseando alguna vez pillarla con los mofletes sonrojados.
—¡Aburridooooooooos! —Fer interrumpió el momento—. Todos ustedes —apuntó a sus amigos—, así no se beben los shots. Vamos, Lupita, mostrémosles cómo se hace.
La pelinegra pestañeó, intentando borrar de su memoria el beso de la pareja. Como pudo, le sonrió a Fernanda y asintió.
Pasó el limón por el hueco de la clavícula de Fer, mojándolo lo suficiente para que al poner la sal, esta no cayera. Todos las observaron expectantes mientras la mayor dejaba otro limón en los labios de su amiga, quien mordía la parte trasera de la fruta.
Lupita le lanzó una mirada a Kass antes de inclinarse sobre Fer y lamer de forma lenta y coqueta su clavícula. Se tomó el shot y finalizó por acercar su boca a la de la joven y sacar la fruta sobre sus labios.
Se oyeron gritos de los chicos y aplausos por parte de Fredo, quien celebraba "el momento tan lésbico que le acababan de dar".
Kass quedó en silencio, sus ojos clavados en su regazo.
—Mi turno —empezó Fernanda y cuando intentó humedecer la clavícula de Lupita, se vio interrumpida por Kass, quien se levantó de golpe de la mesa, negada a presenciar ese proceso otra vez.
—Debo ir al baño.
Lupita la vio alejarse con una mueca.
Una vez Fernanda se tomó su shot, se excusó también, camino al baño.
La encontró parada frente al lavamanos.
—Quesito... —susurró, pero calló al sentir el efecto del tequila burbujeando en su garganta.
Estaba muy ebria. No tanto como la noche anterior, pero sí lo bastante para querer cometer una estupidez.
Kass seguía sin moverse, así que caminó a pasos dificultosos hasta ella y Quesito volteó a mirarla, seria.
—No sabía que te llevabas tan bien con Fer —susurró, pero había una pizca de desagrado innegable.
—No sabía que besabas a Arturo tan abiertamente —le devolvió, molesta.
Quesito abrió la boca para responder, pero la cerró al darse cuenta que no sabía qué decir. Lupita, al verla, se arrepintió de soltarlo tan fríamente.
Negando con la cabeza, la abrazó por la cintura y se hundió en su cuello, aspirando su perfume como si fuera lo único capaz de calmar ese dolor que ardía en su pecho.
—Lo siento... —murmuró con la voz temblorosa—. Solo... Dios.
Respiró hondo.
—Solo —retomó Lupita—... quisiera que hicieras eso conmigo.
Las piernas de Kass flaquearon.
—¿Q-qué e-es hacer eso? —su voz salió en un hilo, apenas audible.
En un movimiento tosco, Lupita se separó de ella, mirándola con una mezcla de tristeza y arrepentimiento. Ya la había cagado, ya había dicho lo que tanto temía. ¿Qué más daba?, si mañana -si es que recordaba algo de esto-, podría culpar al alcohol.
—Sabes a qué me refiero —dijo, viendo cómo el rostro de Kass se coloraba—. Sabes qué es eso.
Y salió de aquel baño, jurándose, luego de esa noche, destruir los latidos de su corazón que llevaban escrito el nombre de una chica con novio.
Quesito quedó allí, plasmada, teniendo que sujetarse del lavabo tras su espalda mientras comenzaba a temblar agresivamente.
Lupita quería besarla.
Bastaaaaaa, necesito que la gente comience a subir más fics de este ship.
Adapten historias, escriban, saquen sus talentos, chiquis. 🙏🙏
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