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Cap. 19

 -No lo creo ¿Tú? –habla Zariam.

-Si, por desgracia. –murmura Kira.

-Agr… ¿Por qué me dolió? –se pregunta Kea frotando su hombro.

-No puedes sentir, eso es lo que pasa. –contesta ella, lamentando haberlo lastimado.

-Estoy bien.

-No vuelvas a hacer eso. –le dice Zariam seria.

-No puedo evitarlo y tengo una pésima puntería. –responde Kira.

-Sí ya me di cuenta.

En eso, Lauren siente curiosidad por lo que pasó con Ariel y la flor.

-Es muy extraño. –piensa, entonces decide investigar. No soporta la idea que algún chico se resista a ella, aunque sea un ángel.

Su objetivo es Kea pero ¿Por qué no también Ariel?

Pero… ¿Cómo podría conquistar a alguien tan frío, extremadamente sincero, impaciente, cerrado, serio, muy diferente a ella y sobre todo… hermoso?

 Él se encuentra sentado en las tribunas que están junto a el playón donde juegan básquet, Dylan está allí ti arroja a propósito la pelota hacia Ariel con la intención de golpearlo.

Pero algo impresionante sucede, antes de que la pelota lo lastime, Ariel, con la vista pegada en un libro, levanta su mano y golpea la pelota sin esfuerzo. Mandándola al otro extremo del campo

Todos los presentes quedan sorprendidos, hasta Dylan pero intenta ocultarlo. Ariel levanta la mirada y se incomoda al ver que todos lo observan con temor y curiosidad.

-Ehh… ¿Acaso no tienen nada mejor que hacer que mirarme? –Comenta con brusquedad. Si bien se muestra seguro, le molesta ser el centro de atención.

-Tienes muy buen brazo pero… ¿Qué tal juegas? –dice Dylan teniendo otra pelota y haciéndola picar en el piso, no recuerda que hace unos días le dio una paliza y termino arrojándolo al basurero, por lo cual Ariel tiene ira acumulada hacia Dylan.

-No tengo tiempo para eso –Dice mientras cierra su libro y se levanta para irse, apenas baja las tribunas, Dylan aprovecha que está de espaldas y le vuelve a lanzar la pelota, la cual Ariel atrapa sin problemas. Voltea mostrando aburrimiento en su rostro, se arremanga las mangas cortas hasta los hombros y comienza a hacer unos cuantos jueguitos con la pelota.

Ariel se acerca al playón haciendo picar la pelota hasta tomarla con ambas manos cuando queda frente a Dylan quien un poco más alto que él y el físico no es lo mismo.

Ariel tiene su atractivo pero es superado.

-Juguemos. –lo reta tirándole la pelota con fuerza hacia él.

-¿Dónde estará? -Se pregunta Lauren recorriendo los pasillos -¿Cómo alguien tan lindo y hermoso como él se me pierda de vista? –habla entonces ve la gran multitud en el patio. Ella corre rápidamente y se abre camino entre la muchedumbre, que mira asombrada como Ariel juega solo contra Dylan y sus amigos, el marcador termina en 12-0. Ariel se aburre y termina con el juego.

-¡¿Eso es todo?! –grita Dylan molesto y estando agotado.

-No quiero dejarte en ridículo. –contesta Ariel mirando sobre su hombro, entonces se aleja.

-Es perfecto. –suspira Lauren cuando pasa junto a ella, pero él no la noto. Ariel se dirige a un bebedero y toma un poco de agua, cuando termina pasa la mano por su dorado cabello para arreglarlo un poco.

-Hola otra vez… -lo saluda Lauren sonriendo.

¿Qué quieres? –pregunta en seco.

-¿Dónde aprendiste a jugar así?

-Puedo hacer muchas cosas. –Responde un tanto engreído –Ahora vete, quiero estar solo.

-No… Mira lo que te traje. –ella sonríe teniendo una flor en su mano.

-Quite eso de mi vista. –le dice molesto.

-Pero dijiste que te gustaban. –murmura Lauren pensativa casi haciendo pucheros mientras acaricia los pétalos de la margarita.

-S-si me gustan… por eso aléjala de mi. –habla como si estuviera siento torturado de alguna horrible manera.

-Okey. –Lauren sonríe, coloca la margarita en su cabello y entra a la escuela.

-No aguanto. –toma su rostro son las manos -¡Maldito seas Kea, me hiciste un adicto! –grita furioso, no pierde tiempo en seguir a Lauren, impulsado por su instinto… y hambre.

Entra a los pasillos y la busca por todos lados, alza su mirada por encima de todos los que merodean por ahí, luego de unos momentos de búsqueda desesperada, logra verla, Lauren camina coquetamente saludando a sus conocidos.

En ese momento, pierde el control y pega un pique hasta llegar a ella -¡Es mía! –exclama agarrándola de la cintura y levantándola unos pocos centímetros del suelo.

-Ah ¿Ariel que hace? –pega un grito del susto. Antes de llamar la atención, él toma la margarita con los dientes y se la traga, solo así suelta a Lauren.

-¿Comes flores…? –dice sorprendida. Él tapa su boca y la lleva a un rincón apartado, la biblioteca.

-Sí, no puedo evitarlo, es culpa de Kea, no sé cómo él pude resistir la tentación. –habla un tanto nervioso.

-¿A qué saben? –pregunta Lauren curiosa.

-No es algo que deba interesarte. –Contesta bruscamente. Ella hace pucheros mientras parpadea innumerables veces para que él se rinda y se lo diga, siempre funcionaba.

 El rostro de Ariel estaba neutral, algo que molestaba mucho a Lauren, pero cuando divisó sus manos casi se le corta la respiración al ver sus manos echas puños, haciendo que las venas de sus brazos resalten mucho.

-Tienen un sabor parecido al algodón azúcar –Murmuró después de soltar un suspiro. Los ojos de Lauren se iluminaron.

-¡Yo amo el algodón de azúcar! –Chillo pegando saltitos.

-¿A quién le importa? –Bufó cansado. Lauren frunció el ceño.

-No tienes por qué ser tan rudo.

-Acostúmbrate princesa, soy peor que esto.

-Ya estoy acostumbrada, Zariam es mucho peor que tú. –contraataca ella sacando otra margarita de su bolsillo con una sonrisa descarada y juguetona.

 -Carajo. Otra vez no. –dice Ariel tratando de no mirar la flor.

-¿La quieres? –Lauren la abanica en su cara –Te la daré con una condición. –propone sonriendo.

-¿Cuál? –se apresura a pregunta.

-Un beso.

-¡Claro que no! –Grita furioso lo cual hace que la bibliotecaria haga un fuerte -¡Shh…!

-No seas malo. –Sonríe Lauren pasando la margarita por su rostro –Es tan suave y huele muy bien. –dice provocándolo.

En ese momento Ariel avanza y la arrincona por unos estantes, ambos están muy bien ocultos y nadie los interrumpirá. Él acaricia el rostro de Lauren delicadamente y luego su cabello, estas caricias hacen que un fuerte escalofríos recorran todo su cuerpo y, sin duda, esta sonrojada.

-Tu piel es muy suave. –murmura mirándola a los ojos. Ella no responde, no sabe nada que decir, jamás le había pasado esto. Ariel se acerca aun más y da unas fuertes y placenteras respiraciones en su cuello, haciendo que ella se rinda a sus pies –También hueles bien. –susurra Ariel seductoramente.

Lauren baja la guardia y se pierde en el momento, cierra lentamente los ojos esperando el beso, que piensa que será único.

Entonces él suelta una risa discreta y sonríe de costado –Gracias por esto. –dice mostrándole la margarita, era lo único que quería y sedujo a Lauren como ella siempre hace con los hombres, ella queda en shock y es como si recibió un balde de agua fría.

-¡Es mía! –grita molesta. Ariel se come la flor mientras se aleja mostrándole el dedo del medio.

-¡Metete eso ya sabes en donde! –dice con ira, por tantos gritos termina siendo echada de la biblioteca.

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