Capítulo 51: Lance equilibrado
https://youtu.be/wOmCPoaBY68
El representante de la humanidad ha cometido dos faltas al duelo justo que con honor el dios celta Lugh le ha ofrecido, quien no se molesta al perdonarlo, ya que se encuentra emocionado por lo que puede estar a punto de ocurrir, no falta mucho tiempo para que el sol llegue a su cénit. Aunque el humano creía que eso estaba ocurriendo desde antes.
Gawain: —Me siento más poderoso que jamás en vida... No importa cuántos mediodías viví, ninguno me hizo así... No sé qué está ocurriendo...
Eir: —Intentaré averiguar qué es, mientras tanto, no mueras, por favor.
Lugh: —¡Volvamos a la diversión! —ambos representantes movieron sus pies en la arena justo antes de abalanzarse contra el otro.
Eludían cortes y retenían otros, la sonrisa de Lugh no se iba al medir las fuerzas de su oponente, y las gradas de los dioses no paraban de gritarle que dejara de sonreír y peleara bien.
Heimdall: —¡La octava pelea del Ragnarok alberga a dos individuos combatiendo frenéticos! ¡Ninguno cede! ¡Ninguno da tregua! ¡Ninguno consigue la ventaja!
Lugh saltó dando un giro, Gawain flexionó sus rodillas y tomó impulso para retener la fuerza con la que el dios atacaría. Haciendo que las hojas se encontraran antes de tiempo, la ofensiva del celta resultaba contrarrestada. El einherjer deslizó su espada empuñada con dos manos hacia la derecha, alejando la Fragarach del encuentro cercano, luego, arrojó un tajo horizontal hacia la cintura de su oponente.
Heimdall: —¡¿Será este el momento en el que la humanidad tome ventaja?!
La deidad reaccionó guiñando el ojo y dando una voltereta encima de Gawain, lanzando a su vez una estocada a la cabeza del humano.
Heimdall: —¡¿O será el momento de la conclusión de la batalla?!
Manteniendo la velocidad de su tajo, cambió de dirección hacia por encima de su cabeza, llegando la Galatine a tiempo para detener la estocada del dios. Quien cayó a espaldas del humano después de fracasar en su ataque. Sin darle un segundo para respirar, corrió en torno a Gawain para posicionarse en su costado izquierdo, lugar donde se había dado cuenta que el humano dejaba muchas aberturas por ser diestro y no zurdo.
Otra estocada se dirigía a Gawain, abrió los ojos sorprendido porque esperaba que ese ataque viniera a su espalda, de haber provenido de ahí, solo rodando al frente podría haber eludido el embate. Pero a pesar de no ser zurdo, su gran espada era empuñada a dos manos, solo tuvo que cambiar la mano dominante y se defendió a tiempo, haciendo que ambas espadas impactaran en el suelo de la arena, creando un cráter y levantando polvo.
Heimdall: —¡Siguen sin dañarse!
Dagda: —¡Lugh inútil! —zarandeó a Cernunnos—. ¡Pudiste matarlo con ese ataque en su espalda!
Cernunnos: —Quizá cambió de... —Dagda le cubrió la boca y lo tomó de la cabeza, acercando su oído a su boca.
Dagda: —¡Pudo haber ganado, dije!
Espectadores divinos: —¡Queremos ver sangre!
Espectadores humanos: —¡Vamos, peleen con más entusiasmo! ¡Queremos ver algo entretenido!
Espectadores divinos: —¡Si siguen intactos solo nos aburrirán!
Con las espadas clavadas en el oricalco del piso, ambos representantes tuvieron unos segundos de cercanía.
Gawain: —¿Por qué hiciste eso?
Lugh: —¡Es un duelo justo! —desenterró su Fragarach—. ¡Y atacarte por la espalda no lo habría sido!
Aprovechando que Gawain aún no sacaba su espada del suelo, Lugh lanzó un corte diagonal al lado contrario de donde empuñaría el arma, pero Gawain la sacó y se cubrió en el momento exacto.
Heimdall: —¡No se están dañando! ¿O es que no pueden dañarse? ¡Sin duda alguna es un encuentro muy equilibrado!
Conforme la batalla más se alargaba, el sol artificial se acercaba al mediodía en ese coliseo divino. Los oponentes avanzaban uno contra el otro sin que ninguno retrocediera. Se reposicionaban rodeando a su rival, saltando hacia adelante o deslizándose por el suelo. La maestría con la espada que mostraba Lugh era asombrosa, Sasaki veía con entusiasmo a Gawain, mientras que Odiseo seguía inmóvil.
Los ataques de Gawain eran firmes, se aproximaba con duros pasos que hacían vibrar el oricalco bajo sus pies y su agarre doble en su Galatine hacía estremecer la arena cuando impactaba en la defensa de Lugh y su Fragarach. Antes de que el dios se incorporara con un contraataque, tendía a soltar una risa de entusiasmo, confiando en su poderosa arma para sus asaltos consecutivos de estocadas y tajos.
El dios y esa espada tenían historia, aunque el artefacto no tuviera vida como la armadura de Marte y el martillo de Thor, la relación entre ambos se asemejaba a la que tenía esa última tenía con su portador. Aunque los celtas disputaran peleas con puño limpio con mayor frecuencia, Lugh nunca desaprovechaba una ocasión para usar al menos una vez a Fragarach.
Y no era muy distinto entre Gawain y su Galatine, esa arma había sido un obsequio que el Rey Arturo le concedió por medio de Merlín y Nimue. Un arma capaz de seguirlo cuando su poder crecía y ella misma crecer en poder. Una relación sinérgica que luego se volvía unilateral cuando la oscuridad tomaba presencia en el día y debía trasmitirle poder a su portador.
Ambos portadores hacían chocar sus espadas, sus hojas seguían intactas a pesar de que ninguna hubo visto algo que pudiera salir intacto tras sus acometidas. Aunque el enfrentamiento entre la deidad y el einherjer no se inclinaba a favor de ninguno, los espectadores se habían resignado a conformarse con lo que ocurría, más los dioses, que solamente ansiaban el momento en el que su representante partiera en dos al humano, o que al menos lo hiriera. Mientras que alguna parte de la humanidad se sentía tranquila siempre y cuando su peleador no estuviera en aprietos.
Gawain seguía creciendo en poder, los caballeros de la Mesa Redonda lo sentían, otros desviaban su mirada cada tanto al cielo para estar seguros cuándo llegaría el cénit. Los hermanos del caballero, Sir Gaheris y sir Gareth estaban distanciados de ellos, apoyando a Gawain junto a su padre Lot y su madre Morgause. Todos se encontraban en la primera fila de las gradas de la humanidad.
Pero Nimue estaba en la última fila, casi debajo del palco valquiriano, viendo con templanza la disputa entre dios y mortal.
Nimue: —Ojalá estuvieras viendo esto, Merlín.
A pesar de que Gawain tenía un aumento constante en su poderío, Lugh no se quedaba atrás, conforme el humano se volvía más fuerte y estaba a punto de romper la igualdad entre ambos, él le igualaba y continuaba con la reyerta.
El humano se preguntaba si un dios como él se estaba limitando en la pugna, ¿Acaso liberaba poder poco a poco conforme el suyo crecía? Y de ser así, ¿Cuánto más tenía contenido?
Dagda: —¡Lugh, escúchame bien! —se levantó aferrándose al barandal del palco celta—. ¡Usa todos tus poderes para desaparecer de la existencia al humano! ¡No tienes que estar perdiendo el tiempo! ¡No sigas siendo un inútil!
Movió sus manos a sus costados, como un gesto para que los otros celtas gritaran con él.
Morrigan y Cernunnos: —¡Vamos Lugh!
Gawain: —¿Así que no estás usando todos tus poderes? Úsalos como dice, te reto.
Eir: —¡Cómo se te ocurre retar a un celta!
Lugh: —Nunca lo escuché antes y no pienso iniciar ahora —cambió la forma en la que empuñaba su espada a una postura invertida—. No desperdiciaré una oportunidad para divertirme eliminando a mi rival sin que pueda defenderse.
Gawain: —Me ofendes, ¿Me estás subestimando?
Lugh rio a carcajadas, miró al sol arriba de ellos, y devolvió su mirada a Gawain.
Lugh: —¡Ya no falta mucho tiempo!
Arremetió contra Gawain, sus agresiones eran retenidas como solía ser, sin embargo, en un momento, el humano estuvo a punto de dar un paso atrás, de retroceder.
Galahad: —Faltan tres minutos —dijo al aire al ver que Agravain veía al sol.
«Galahad, caballero de la Mesa Redonda»
Los choques de las armas generaban ondas de viento que sacudían la arena, otros tantos producían ondas cortantes que dejaban marcas en suelo y paredes.
Heimdall: —¡La balanza del triunfo sigue sin inclinarse a favor de alguien! ¡Los dos se esfuerzan por sacar ventaja! ¡¿Quién será el primero en acertar?! ¡¿Quién será el primero en ser dañado?! ¡¿Los dioses perderán esta ronda?! ¡¿O será la humanidad?!
Espectadores divinos: —¡Acábalo Lugh!
Espectadores humanos: —¡Vamos Gawain!
En el palco nórdico, Thor veía la disputa con agrado, su padre le miraba de reojo cada cierto tiempo, mientras que Baldr casi no quitaba su mirada de él e imitaba sus gestos. Los cuervos en hombros de Freyja se cubrían el pico cada que un choque se producía en la arena, y a Vidar no le faltaban ganas para gritar y apoyar, aunque se abstenía.
Morrigan: —Dagda, cariño, ¿Me das permiso de apoyar a Lugh? Quiero decirle que no pierda.
Dagda volteó a verla, alzó una ceja sorprendido, y devolvió su atención a la refriega.
Dagda: —¡Termina esto Lugh! ¡Si no lo haces puedes perder! ¡Incluso Morrigan lo piensa!
En la primera fila de las gradas de la humanidad, Lancelot analizaba a Gawain, a uno de los Más Grandes como él.
Lancelot: —Aunque no has cambiado en gran medida, parece que ninguno de nosotros podría hacerte frente en tu estado actual.
«Lancelot, caballero de la Mesa Redonda»
A un lado de él, Galahad gruñó.
Galahad: —Me encantaría comprobarlo, pero antes de eso, necesitamos que salga victorioso.
Bedivere: —No se preocupen mucho por él, sabe cuidarse.
«Bedivere, caballero de la Mesa Redonda»
Agravain: —Se está enfrentando a un dios, es prudente preocuparse por él.
«Agravain, caballero de la Mesa Redonda»
Bedivere desenfundó su espada y la levantó hacia el cielo. Los demás hicieron lo mismo.
Bedivere: —Por el Rey Arturo, quien no puede ver la pelea.
En la arena, los choques entre ambos cesaron por un momento cuando Lugh usó su agilidad para atacar desde un punto ciego, flexionó sus rodillas y se desplazó a la izquierda en torno a Gawain después de que él arrojara un corte al lado contrario.
Solo dando un paso atrás podía esquivar el ataque, el einherjer quería hacerlo, pero su ideal al combatir le dictaba no retroceder. Y no lo haría por una simple herida.
La hoja de la Fragarach atravesó el tríceps derecho del humano, la punta del arma sobresalió por el otro extremo en el bíceps.
Heimdall: —¡Finalmente uno de los peleadores daña al otro!
Espectadores: —¡Ya era hora!
Gawain cambió de mano dominante en su agarre doble y retomó la ofensiva.
La acometida del einherjer se agravó al punto en el que los choques entre sus armas volvían a anularse. Cuando estaban a punto de chocar, las energías que sus espadas y ellos mismos emanaban hacían imposible el encuentro de las hojas.
Se generaban implosiones lumínicas que hacían que muchos espectadores se cubrieran los ojos para no cegarse.
Eir: —Puedes retomar el agarre con la otra mano.
Antes de blandir su espada como antes, lanzó un tajo más a Lugh y la energía de ambos volvió a condensarse en el punto del choque entre hojas, sin embargo, el impacto no se mantuvo nulo, sino que la Fragarach fue expulsada un par de metros atrás fuera de las manos de Lugh.
Lugh dio dos vueltas hacia atrás y la retomó, tiempo que aprovechó Gawain para retomar su espada con su mano derecha como principal en el agarre doble.
Ambos se vieron y no dudaron en acometer contra el otro, ambas espadas chocaron, sin embargo, el encuentro no fue meramente como los anteriores, ya que el choque lo ganó la Galatine, cortando a la Fragarach.
Y no solo eso, de Lugh salió un chorro de sangre tras recibir un corte en el que dioses y humanos espectadores gritaron sorprendidos.
https://youtu.be/FwnBJHQDx8Q
- Bando de los dioses - Lugh -
- Bando de la humanidad - Gawain -
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Un poco cortito el capítulo, pero espero traerles pronto algo más C:
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