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Capítulo 42: Deber por encima del afecto


https://youtu.be/LVlUqkSghaw

Tras el desastroso resultado de una esfera enorme crepitante arrojada por el representante de los dioses, el humano consiguió reventarla haciendo que los restos atacaran a las gradas, dioses y humanos han muerto de repente, aprovechando su momento de debilidad, Behram saltó hacia Miguel y le cortó dos de sus cuatro alas, cayendo ambos al suelo, aunque aún sigue lamentándose el arcángel por lo ocurrido.

Sanngrior tiene la capacidad de doblegar al representante celestial más fuerte después de Dios, y sin la desventaja que implicaría ser infernal ante ese rival.

Odín ha llegado al coliseo, dándose cuenta de la destrucción en la arena y gradas, reconstruyendo todo y colocando una barrera para evitar que vuelva a ocurrir.

Geir: —¿Y eso es malo, hermana? ¿Si Miguel desata sus poderes sin temor podría ganar?

Brunhilde: —En estos momentos no estaría muy segura de eso... —dijo viéndolo con lástima desde lo alto del coliseo.

En lo bajo de la arena, al ras del piso, Miguel aún seguía postrado mientras la sangre salía de su cuerpo a raudales, el dolor en sus alas, en sus manos, y en su antebrazo sería casi paralizante para muchos dioses, y aunque parecía que él estaría incluido por seguir en el suelo, la realidad era otra. No había demorado en reincorporarse por el dolor o porque se sintiera débil por la hemorragia, aunque eran dos condiciones a considerar, lo que más le dolía era haber asesinado a aquellas almas inocentes humanas y divinas que observaban su enfrentamiento.

Desde sus inicios había jurado a Dios no matar ningún humano, y Dios lo había visto bien. Había sido la manera del arcángel de mostrarle su devoción al poseer tanto poder y no atentar contra la vida de su creación. 

Y ese juramento se había roto desde el momento en que supo que el mismo ser a quien le había entregado su palabra, le había pedido que la rompiera y luchara en el Ragnarok contra su voluntad, aún así, antes que su palabra, Dios era más importante para él, y no se doblegaría aún.

Aún.

Gabriel: —Dioses y humanos... El representante de la humanidad ha... —no pudo continuar su deber comentando la situación mientras había silencio en la batalla, desvaneció sus trompetas y voló hacia Miguel—. ¡¿Miguel, estás bien?! —llegó hasta él, y le tendió mano—. Vamos, levántate, no puedes ganar una pelea en el piso.

Cuando Miguel estuvo por atender a la voz de su hermano arcángel, un sonido estruendoso y casi espeluznante lo hizo retraer sus brazos y protegerse de lo que presentía podía pasar. Buscó el origen del ruido y pudo darse cuenta que venía desde el palco nórdico, y Odín portaba su lanza como habitualmente lo hacía cuando la azotaba en el suelo para que retumbara por todo el lugar.

Odín: —Heimdall te dio su lugar, y aunque hubiera estado él en tu situación, le habría dicho lo mismo —azotó una vez más su lanza—. No puedes intervenir en la pelea, ni ayudar a algún representante, así que toma distancia de Miguel y deja que continúe el combate.

Gabriel: —¡Pero señor Odín, Miguel...!

Odín: —He dicho —interrumpió la queja del arcángel.

Gabriel volteó a ver a Miguel con pena y lamento por no poder ayudarlo, reclinó su rostro y volvió a materializar sus trompetas al mismo tiempo que se elevaba en el cielo con sus alas.

Gabriel: —Tan solo levántate, por favor.

Miguel: —No tenías que arriesgarte tanto por mí —dijo el dios desde el suelo, mientras usaba sus fuerzas para levantarse. Golpeó el piso con un puño, buscando sacar el coraje que lo caracterizó en tantos ataques a panteones en su pasado—. Humano, dime, ¿Por qué haces esto? ¿Por qué me haces esto? Si tanto sabías que tu volund podía matarme en un pestañeo, ¿Por qué no simplemente ganar cortándome la cabeza?

Behram: —Le quitaría lo divertido, y Sanngrior y yo buscamos diversión —suspiró emocionado—. Mírate, ¿Crees que alguna otra cosa podría reemplazar verte en esta situación?

El einherjer se había acercado a un par de metros de Miguel, analizando cada una de las heridas hechas y deleitándose con las que haría.

El arcángel estaba de rodillas, viendo hacia arriba al rostro del humano, quien hablaba con sinceridad.

Miguel: —¿Solo diversión?

El portador de Sanngrior endureció su mirada, y levantó su daga hasta estar a pocos centímetros de la frente de Miguel.

Sin embargo, más allá de la tensión en la arena de combate, los espectadores dialogaban entre sí, asustados por ver el aspecto del representante divino y la seriedad del humano. ¿Cómo alguien que tenía tanta importancia en el Cielo, en los cielos y debajo de los cielos podría estar a merced de un humano tan cruel como Behram? 

Espectadores divinos: —¿En serio... ese es Miguel? —dijo uno, otro le respondió—: Las deidades superiores no parecen dudarlo... Pero entonces, ¿Ese humano está por encima de todos los panteones caídos? —las respuestas y más preguntas fueron difusas, pero otro más agregó al poco tiempo—: Tan solo es que el humano tuvo suerte de tener a esa valquiria.

Las deidades menores voltearon a verlo, pero cuando estuvieron a punto de concluir quién era, el hombre alto, de tez morena y con gran parte de su cuerpo descubierto y la otra parte cubierta por plumas, se fue del lugar.

Aunque eso no calmó a las deidades, incluso Baldr estaba aferrado al brazo de su padre pidiéndole respuestas mientras que los cuervos picoteaban sus manos para que soltara al rey. 

Desde el lado opuesto de los palcos superiores, los griegos habían arribado para observar la batalla. Zeus, Hermes y Hefesto quedaron boquiabiertos al ver al dios arcángel de rodillas ante el humano. Apolo escupió de repente el vino que bebía cuando vio lo mismo.

Miguel: —No te pido que me dejes vivir, pero sea lo que sea que quieras, si te rindes, puedo suplicarle, rogarle a Dios para que te lo entregue. No tienes por qué morir, aunque no estoy seguro de que aplique lo mismo para mí —puso uno de sus pies en el suelo, ya solo estaba postrado en una rodilla—. Lo que sí te pido es que confíes en Dios.

Behram: —Estoy harto de confiar en dioses.

Al mismo instante en que Behram movía su brazo hacia atrás para tomar impulso y arrojar un corte con su volund infernal, Miguel se levantó y se preparó para reanudar el combate.


«La India, finales del siglo XVIII»

En el árido territorio de la India en el mundo humano, una mujer viajaba acompañada de sus dos hermanos a otra provincia. Habían logrado muchas cosas en su lugar natal y la gente los adoraba, pero era un lugar pequeño para la huella que querían dejar en su país o en el mundo.

Cada uno se dedicaba a cosas distintas, sin embargo, cada uno lo hacía con gran destreza y sobresalía de entre mucho o todos. No era una familia que sufriera algún tipo de carencia, y agradeciendo no tener que vivir algo así, habían decidido ir a otro lugar para conocer más, para ayudar a más personas.

En Oudh decidieron asentarse, como los típicos peregrinos que llegaban a esa provincia fueron recibidos, con miradas de sorpresa y calidez. Consiguieron una morada donde quedarse, pero no podrían descansar semana tras semana, y los tres se pusieron manos a la obra.

Ravi: —Recuerden, cada día antes de abandonar esta que ahora es nuestra casa, debemos pedirle a los dioses que nos cuiden.

Devak: —¿Por qué tengo que recordarlo si nunca lo olvido?

Darsha: —Porque ese nunca puede convertirse en a veces.

Cada mañana se despedían después de desayunar con un abrazo y realizaban sus labores del día fuera del que llamaban hogar. Y así fue por varios años.

En todo ese tiempo, los hermanos habían encontrado la peor parte de Oudh, la pandilla de los Thugs, cuya agrupación rondaba por las calles de la ciudad y mataba indiscriminadamente a los habitantes nuevos y viejos del lugar. Todo por un deber, o por dinero.

Ravi y Devak habían crecido siendo prudentes, valientes y fuertes, además que la astucia no escaseaba en su familia, por lo que muchas veces o siempre pudieron sortear los ataques de los thugs, desarmándolos o evadiendo con frecuencia las zonas donde atacaban. Incluso, dejándolos con el deseo de dejar de hacer lo que hacían después de una paliza.

Pero Darsha era diferente, lo que menos quería era dañar a otros, además que nunca se interesó en cuidarse por su propia mano porque en su lugar natal nunca fue necesario. Pero debió aprenderlo al llegar a Oudh.

O había tenido que ser necesario, ya que cuando iba a comprar al mercado especias y otras cosas, un grupo de Thugs sabiendo quién era y quiénes eran sus hermanos la atacaron. Y habría estado a su merced, pero un hombre salvó. 

Fue casi como si un ser divino lo hubiera enviado a protegerla, mientras ella estaba en el suelo después de ser atacada por los Thugs, ese hombre se deshacía de ellos con gran habilidad, y lo veía con una gran sonrisa y un radiante brillo en sus ojos.

¿¿??: —Ya todo está bien, ven, dame tu mano —ella reaccionó cuando le tendió su palma, la tomó y él la ayudó a levantarse—. ¿Te hicieron daño? Lamento mucho que tengas que conocer esta parte de Oudh, por tu cara pareces nueva, ¿Me equivoco?

Darsha: —Sí... Sí soy nueva —se sacudía la tierra de su fina vestimenta—. Mi nombre es Darsha y...

¿¿??: —No, no tienes que agradecerme, Darsha, considéralo un regalo de bienvenida —volteó a ver a un Thug que se recuperaba y huía despavorido—. Aun después de eso.

Darsha: —Si es un regalo con más motivo debo agradecerte... —dudó un segundo, intentó recordar el nombre del hombre, fue evidente.

¿¿??: —Yo me llamo Nirek —le estiró la mano para dar un saludo cálido mientras sonreía—. Y será un gusto verte por la ciudad, Darsha.

Darsha: —Lo mismo digo, Nirek.

Sin embargo, ese par no solo se vio más de una vez por la ciudad, sino que la creció cuando recibieron a Nirek como pretendiente de Darsha. Ravi y Devak eran rigurosos con los que pretendían a su hermana, mientras uno lo puso a prueba mentalmente, el otro probó físicamente. Pero Nirek logró ser considerado como el próximo esposo para Darsha, y sus hermanos se encargaron de preparar todo si así lo deseaba. Y sí, tanto Nirek como Darsha deseaban consumar su matrimonio.

Al poco tiempo no solo la familia se expandió teniendo a Nirek en ella, sino que un niño la hizo crecer aún más.

El hijo de Nirek y Darsha creció en unos de los mejores lugares de Oudh, siempre protegido por su padre o sus tíos. Los Thugs jamás lo tocarían ni a su madre, porque no habría forma en que traspasaran a quienes los cuidaban.

Los que alguna vez pudieron ser señalados o llamados como los Grandes Peregrinos, se convirtieron en la Familia de Oudh, familia encabezada por Devak y en la que Behram, hijo de Nirek Jamedar, iba a crecer hasta él dirigirla y quizá como su madre y tíos, irse a otra ciudad para mejorar mucho más.

Los tíos de Behram cada cumpleaños le regalaban grandes cosas, a él y a su madre. Darsha era feliz junto a Nirek, cuidando a Behram, pero por encima de eso estaba la confianza que había en la ciudad. Solo una vez había sido atacada por los Thugs, y desde aquella vez, ni ella ni sus hermanos habían vuelto a preocuparse por ellos.

Diez años habían pasado desde que Nirek y Darsha habían tenido a su hijo, y en su primer década, Darsha le decidió regalar un paseo en un elefante ceremonial junto a sus tíos por todo Oudh. Mientras que su padre decidió entregarle un tesoro de su familia. Antes de que fuera al recorrido en elefante, su padre le entregó un pañuelo amarillo del tamaño del mismo Behram de largo, pero tan ancho como dos monedas juntas.

Nirek: —Behram, este que tengo entre mis manos es un pañuelo que ha pasado por las manos de muchas generaciones de mi familia, así como una vez mi padre me lo entregó, y le prometí que se lo entregaría a mi hijo, tú también lo deberás hacer. Así que tómalo, póntelo rodeando tu brazo o donde quieras llevarlo contigo, pero nunca lo olvides en ningún lado.

Behram: —Mientras mamá me regala un paseo con mis tíos en elefante, ¿Tú solo un pañuelo? —lo tiró al suelo—. ¿No me amas?

Nirek: —El amor es más que solo un gran regalo, es la acción, y algún día sabrás lo significativo que es dártelo. Mucho más de lo que sería darte cien paseos en elefante.

Behram: —¿Más que cien paseos en elefante? —sonrió con los ojos brillosos, se lanzó al suelo y lo levantó con sus dos brazos—. ¡Es el mejor regalo papá, muchas gracias! ¡Lo mostraré a todos mientras vaya encima del elefante!

Nirek: —Claro hijo, y no te preocupes por llegar temprano, disfruta tu cumpleaños.

Después de que Ravi y Devak pasaran a recoger a Behram en camello, Nirek se fue de la casa mientras Darsha terminaba de planificar sus próximos días, para sorpresa de Behram el paseo en elefante solo sería el primer regalo de muchos durante esa semana, solo que ese era el único que no haría con él.

En otra parte de Oudh, varios hombres con turbantes y ropa holgada de varios colores; que se resguardaban en los techos de las casas, veían llegar a alguien que recibieron con inclinaciones y reverencias. 

Amal: —Señor, ¿A qué debemos su visita? —arrodillándose tragó saliva descaradamente—. ¿Se enteró de nuestros fracasos?

El hombre chasqueó la lengua y le dio una patada en la quijada al arrodillado que lo hizo sangrar a raudales.

Amal: —¡Señor Thug Nirek! ¡Discúlpeme por no poder suplirlo en su ausencia!

Nirek se abalanzó contra Amal y con sus manos rodeó el cuello del hombre, sin decir palabra alguna, lo estranguló hasta que la vida se apagó de sus ojos.

Nirek: —Hagan los preparativos. Nuestra diosa exige sacrificios, y este solo es el primero de muchos. Los perdono por no poder seguir obteniendo tantos resultados como antes, después de todo, estuve ausente cuidando al próximo líder.

Aquel hombre que había salvado a Darsha de los Thugs, no había sido otro que el mismo líder de la pandilla, que siguiendo los pasos que ejecutaba la agrupación, debía ganarse la confianza de visitantes de gran valor por los medios necesarios. Y quien había maquinado el escenario donde sus lacayos fingirían atacar a la menor de los Grandes Peregrinos y él la salvaría, tan solo, para que ella confiara en él.

Y tener un hijo con ella había sido un regalo inesperado, que aprovecharía, pero antes debía calmar la sed de sangre de la diosa que veneraban los Thugs. Aquella deidad hindú a la que llamaban la destructora Kali.

Nirek volvió a su casa antes de que el sol cayera, con su ficticia cara cálida mientras saludaba a su esposa con un beso, la tomó por los hombros y la vio a los ojos. Era momento.

Nirek: —Darsha, ¿Has tenido problemas con los Thugs?

Darsha: —¿Por qué después de un beso se te ocurre hablar de ellos? Si quieres mi atención la tienes —tomó los antebrazos de Nire—. Pero mi amor siempre lo tendrás —apartó de ella los brazos de Nirek, luego extendió sus palmas y las apoyó en el pecho de su esposo—. Deja de hablar y déjame demostrártelo.

Nirek agitó su brazo derecho apartando las manos de Darsha con lo que pudo parecerse a un golpe.

Nirek: —No tengo tiempo para tu amor, tan solo quiero saber si puedo confiar en ti, si puedes confiar en mí.

El emocionado rostro de Darsha se difuminó en un instante, volviéndose serio mientras en su mente repasaba la última vez que él la había tratado de esa forma, nunca.

Darsha: —¿De qué estás hablando, Nirek? Siempre he confiado en ti, y espero que tú también lo hagas.

Nirek: —Soy el líder de los Thugs, por eso dejaron de atacarte.

Darsha suspiró asustada dando varios pasos hacia atrás, chocó con la mesa de su cocina y se sostuvo de ella, buscando protección.

Darsha: —Si es tu no tan buen sentido del humor hablando, dilo, por favor.

Nirek: —¿Esa es tu reacción ante la verdad de mí? Esperaba más de ti.

Darsha: —¿Lo dices en serio? —Nirek no parpadeó—. ¡Maldición, Nirek, no puede ser posible! ¿Cómo esperabas que reaccionara? ¿Esperabas que danzara sintiéndome feliz por ti.

Nirek: —Esperaba una danza y un canto, pero te juzgué mal. Esperaba que aceptaras esto, pero no veo indicios de que algo te vaya a convencer.

Darsha: —¡Convencerme! ¿¡Convencerme de qué!?

Nirek: —Tus hermanos. Les robo todo lo que tienen, los mato, y luego Behram, tú y yo podremos ser felices sin ellos aquí —Darsha rompió en llanto al escucharlo hablar con tanta seriedad de la muerte de sus hermanos—. No llores, es lo que debo hacer, es mi responsabilidad como Thug. Kali puede destruirnos en cualquier instante, y solo los sacrificios que le entrego la calman por varios años más, así que piénsalo y...

Darsha: —¡Lárgate!

Nirek: —¿Lo dices en serio?

Darsha: —¡Tanto como tú, asesino!

Nirek: —¿Eso es lo que crees que soy? ¿Un asesino y ya? Realizo una sagrada y honorable profesión que no debe ser manchada con esas palabras tan banales —dio un paso hacia ella—. Esperaba que Behram siguiera creciendo con su madre, pero deberá aprender que el deber está por encima del amor.

El líder de los Thugs desató el listón de su turbante, el cual cayó, revelando diversos tatuajes en su cabeza calva. Aquel hombre que tanto había insistido por nunca quitarse su turbante dejó ver los grabados de una mujer con cuatro brazos en la piel de su cráneo.

El listón era amarillo y era del mismo grosor que el pañuelo que le había regalado a su hijo, pero llevaba un medallón en el medio. 

Antes de que pudiera soltar un grito de terror, Nirek rodeó el cuello de Darsha y comenzó a asfixiarla.

Ravi: —Darsha, ya llegamos, Behram está muy cansado, casi se duerme en el camino.

Nirek se alarmó, el par de hermanos de Darsha había vuelto unos minutos antes de lo que esperaba. Estando en la cocina, mientras con una mano acababa con la vida de la mujer a la que fingió proteger, con la otra buscaba cuchillos.

Devak entró a la cocina y vio el escenario de su hermana siendo asesinada por su propio esposo, y al ver el color del pañuelo y medallón, no esperó a que dijera una palabra. No esperaría de brazos cruzados a que el aberrante hombre frente a él dejara caer el cuerpo desfallecido de su hermana. 

Pero mientras corría a él, dos cuchillos se clavaron en su pecho, los cuales pronto le drenaron todo el coraje e ímpetu que tenía para vengar a su hermana.

El golpe seco de Devak cayendo al suelo alarmó a Ravi quien llevaba del brazo a Behram mientras bostezaba. El sueño se desapareció cuando vio líquido rojizo en el suelo, y la mano de su tío perdía fuerza mientras se precipitaba al suelo hacia atrás. Otro par de cuchillos había arrojado Nirek a Ravi.

Viendo el lugar manchado por sangre, a su familia dejando el mundo en el que vivieron, y a su padre acercarse a él arrastrando el cuerpo de su madre, los gemidos de una súbita tristeza no demoraron en presentarse. Sus extremidades temblaban tanto que agotó sus fuerzas un par de segundos después y cayó arrodillado mientras abrazaba el cuerpo de su tío Ravi, luego se arrastraba a gatas hacia el cadáver de Devak, y finalmente reposaba su rostro en el vientre de su madre mientras lloraba desgarrando su garganta.

Tan rápido como su lamento crecía, Nirek tapó la boca de su hijo y lo vio a los ojos.

Nirek: —Un líder no llora, ten en mente eso, Behram —dejó de taparle la boca.

Behram: —Papá... ¿Qué... qué... qué ocurrió? ¿Por qué mamá...?

Nirek: —Así debía ser, Behram, confía en mí, confía en Kali. De no haber sido así, algo más grande que nosotros nos habría hecho sufrir entre torturas interminables. 

Behram: —Mamá... tío Ravi... tío Devak...

Nirek: —Su muerte es un sacrificio, Behram, alguien como yo, y alguien como lo serás tú debe venerar a la diosa Kali saciando su sed. 

Behram: —Tú... tú...

El sufrimiento, el dolor, la tristeza de un niño perdiendo el mundo feliz que tenía se estaba convirtiendo en enojo, ira, y deseos de venganza aun a su corta edad.

Sin ser consciente de lo que podría ocurrir, tomó uno de los cuchillos enterrados en sus tíos y lo jaló hasta desenterrarlo, para al instante atacar a quien no solo creía, sabía que era el autor de los asesinatos.

Su padre levantó su mano para cubrirse, el cuchillo atravesó su mano, pero no consiguió hacer más cuando Nirek con su otra extremidad sometió a su hijo en el suelo, tomándolo del cuello mientras con sus dientes sacaba el cuchillo de su mano. 

Behram: —¡Te mataré! ¡Te mataré! ¡No eres mi padre, eres un asesino! —de nuevo, aunque fuera la mano sangrante, decidió tapar la boca de su hijo para suprimir su ira con prontitud.

Mientras Behram se retorcía en el piso para liberarse, la sangre de su padre entraba en contacto con sus labios, y se filtraba hasta el interior de su boca. En un suceso agonizante, a sus ojos pudo ver, revivir los momentos antes de que se encontrara en esa situación, pero no desde sus vivencias, sino de las vivencias de su padre. Lo único que pensaba el atormentado niño era en por qué alguien como su padre haría eso, y obtuvo las respuestas al verlo por él mismo.

Viendo tranquilizado a su hijo, Nirek se acercó al rostro de su hijo y le susurró.

Nirek: —Quizá sea un asesino, pero tú eres un niño. Si quieres matarme deberás ser mejor que yo, y no hay nadie mejor que yo.


«Séptimo combate del Ragnarok»

Humano y deidad saltaron a un encuentro cercano, Miguel había materializado a tiempo una espada ardiente en sus manos para chocar con la daga de Behram y evitar ser dañado sin más.

Miguel: —¡Sea cual sea tu motivo para pelear, créeme cuando te digo que matarme no es lo correcto!

Behram: —¿¡Alguien como tú me dice qué es lo correcto!? —repelió un tajo de Miguel, empujándolo hacia atrás—. ¡Desde que empezó esto solo has presumido que acabarás rápido!

Miguel: —¡Te pedí que te rindieras!

Con una mano portaba su espada, pero si solo tenía un arma el humano, debía entretener el volund con algo, para con al menos su puño herido, conseguir concluir la batalla.

Miguel: —DEVOCIÓN A JEHOVÁ.

Sin embargo, como lo había dicho antes Behram, no importa con qué lo atacara. Con su daga partió en dos la energía sólida de la espada, y dirigió su hoja hacia el puño que se aproximaba a su rostro.

Miguel se retractó y movió su brazo a tiempo para no perderlo, con una de sus alas derechas se cubrió el rostro del consecuente ataque de Behram. Aunque no le hendió la cara, un trozo de su ala fue cercenada.

Miguel: —DÍA SEGUNDO: CIELO.

Una ráfaga de aire lo expulsó hacia atrás para reposicionarse, en simultáneo, unos espirales de viento se dirigían a Behram, pero fueron reducidos a partículas al rozar el volund.

Geir: —Hermana... ¡Miguel y Behram están peleando con mucha emoción! ¿Quién va a ganar?

Brunhilde: —No te apresures a pensar en eso Geir, Miguel está en malas condiciones, pero alguien como él no arrasó con muchos panteones siendo débil, esta pelea podría alargarse.

Geir: —¡Aunque se alargue yo creo que!

Brunhilde: —¡Maldito anciano, deja de ayudar al arcángel! —la valquiria divisó cómo la zona circular de la barrera mágica de Odín se achicaba. Mientras menos área hubiera, seguramente Behram no podría evadirlo todo.

Beelzebub: —¡No es el Tuerto, valquiria, soy yo! ¡Así no habrá tanto lugar a donde huya Miguel!

Brunhilde: —Maldita sea... ¿Por qué tenía que estar Beelzebub viendo esta pelea...?

Geir: —¿No será porque lo odia?

Brunhilde: —¡Claro que es por eso pero...! —suspiró, tranquilizándose—. Poderes tan inmensos como los de un Celestial como él son sorprendentes, sé que Sanngrior no solo enfrentó a Odín, sino que fue un dolor de cabeza para los dioses superiores nórdicos, pero el dios de los arcángeles podría estar cerca o al nivel de muchos dioses supremos... Incluso él acabó con algunos líderes de los panteones muertos.

Geir: —¿Los panteones muertos?

Brunhilde: —No estoy humor para historias, Geir, Behram debe seguir haciendo lo que está haciendo para que recupere mi ánimo.

En la arena de combate, Miguel había tomado varias de sus plumas y luego las había fundido, uniéndolas entre sí. Alejándose de Behram, ocupaba el tiempo para reducir el sangrado de sus más grandes heridas, usándolas como vendas al juntar una detrás de otra.

Aunque la arena de combate tenía charcos de sangre por doquier, las miradas de Behram no se enfocaban tanto en eso, ya que en su interior hablaba con Sanngrior.

Sanngrior: —¡Despedaza a esa ave celestial! 

Behram: —Eso intento, pero se resiste a nosotros.

Sanngrior: —¡Si estuviera yo peleando contra él, hace varios minutos habría saltado a dejar ciego al tuerto!

Behram: —El tuerto no es con quien peleamos.

Sanngrior: —Pero ya habría asesinado a Miguel

Behram: —No es tan fácil como crees, tú lo has visto a través de mí, es fuerte —tanto él como Sanngrior repasaron todo lo que vieron de él cuando Behram había ingerido su sangre—. Y solo puedo beber su sangre dos veces más.

Sanngrior: —¿¡Solo dos veces más!? ¿¡Por qué!?

Behram: —No quisieras saberlo, pero búscalo por ti misma en mi mente, si lo hago una vez más después de eso, la pelea estará perdida.

https://youtu.be/_fcyPJE2gp0

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Antes de que se vayan del capítulo, quizá les interese esto, y es que es un comunicado para todo aquél que sigue este fic.

No sé cómo sea en sus países, pero al menos en el mío mañana hay regreso a clases. Síp, mañana vuelvo a clases después de las vacaciones —quizá no fueron unas vacaciones muy fructíferas en cuanto a capítulos, porque creo que no saqué muchos a comparación de antes, pero espero que la calidad no haya bajado tanto y me disculpo por dejarlos por varias semanas sin ninguno—. 

Lo que sí deben saber, es que aunque hace dos o tres semanas he estado actualizando sin falta los domingos, quizá cambien los periodos de entrega, pudiendo ser dos capítulos en una semana, o dos semanas sin capítulos. Solo sepan que no lo hago a propósito.

Y ya llegando al final de la primera parte de este comunicado, en cuanto al futuro más próximo, pasaré a la segunda parte diciendo que así como Shuumatsu no Valkyrie hace votaciones y cosas por el estilo, me gustaría realizar una sobre Alternate Récord of Ragnarok o AR.

Así que, pueden comentar en la siguiente foto a quién quisieran ver de la lista, o al menos ser mencionado, y esperaré podérselos traer de forma orgánica en el próximo capítulo o en el siguiente después de ese. (Aclarar que debe estar vivo, lamentablemente no podría hacer aparecer a Gandhi, pero si gustan podría hacer una mención de él).

Y llegando a la tercera parte, es un comunicado más al futuro próximo-medio-largo, diciendo que como tal AR estaría dividido en tres "temporadas" como algunos podrían llamarlo, "partes" o "actos", como también podrían conocérsele. 

Y el único spoiler que podría dar como los que alguna vez hubo de SNV, es que la mitad de la primera temporada fue al concluir la cuarta batalla, y el final de la primera temporada será terminando la batalla en curso, así que espero estén "preparados" o "listos" para prontas sorpresas.

Si llegaste hasta aquí, te agradezco mucho tu lectura, y te la podría recompensar poniendo un diálogo de un espectador en las gradas que comentes, claro, relacionado a la pelea en curso.

¡Eres grandioso! ^^

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