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Capítulo 34: Velocidad y fuerza

https://youtu.be/Yy7jeV-n8wo



«Sexto combate del Ragnarok: Aquiles Vs. Thor»

Aquiles seguía incrustado en el muro de la arena, y aunque ya estaba por liberarse, Thor estaba a un instante de realizar su técnica, avanzando hacia el humano para terminar con él antes de que saliera de la pared.

Lanzó su martillo hacia arriba, envuelto de electricidad, mientras aceleraba el paso. El Mjolnir regresaba dando giros, siendo llamado por la mano de Thor.

Al momento preciso en el que el martillo volvía a su portador, y él mismo daba el último giro para pulverizar a su oponente aún en el muro, el humano se había liberado y escapado por el costado contrario a donde rotaba el Mjolnir. Tal fue la velocidad, que Thor no lo vio y continuó realizando su técnica, la cual impactaría en las gradas y podría terminar matando a todos los que estuvieran en el lugar de choque.

Thor: —¡GEIRROD!

Sin embargo, un destello se produjo cuando el Mjolnir hizo su primer contacto con el oricalco del extremo de la barda. Un destello mágico.

Freyja: —¿Piensas quedarte sentado a esperar a que todos mueran, Odín? —la diosa de la magia había llegado al balcón nórdico, quien había usado una muralla semejante a la del rey nórdico—. No sé las reglas que hayan puesto, pero debía la pelea no terminará por descalificación.

Odín solo la vio de reojo y no entonó respuesta alguna, ni sus cuervos hablaron. Freyja se sentó en un trono que materializó para observar la batalla.

Thor se reincorporaba girando su torso al lugar donde estaría Aquiles, quien flexionaba su rodillas ampliamente separadas entre sí, y tomaba su lanza con el brazo derecho con fuerza y apoyaba la punta en su escudo. Apuntando a Thor. 

Cuando el dios giró completamente para estar de frente a su oponente, Aquiles se impulsó hacia él en una veloz carrera. 

Aquiles: —¡ESTOCADA DEL MIRMIDÓN!

Avanzando la punta de la lanza hacia Thor, el aire se estremeció en su camino al romper la barrera del sonido, Thor no arriesgaría a su Mjolnir y decidió deshacerse del ataque con sus Jarngreipr. Anteponiendo al frente la mano derecha para retener la punta con su guante.

Sin embargo, hubo un minúsculo momento en el que sintió algo que hacía mucho tiempo no sentía, o algo que nunca había sentido. Y como acto reflejo, reforzó su mano derecha con su otra mano cubierta por un guante divino, separándolas algunos centímetros para evitar que le ocurriera lo mismo a ambas manos.

La punta había atravesado no solo el guante Jarngreipr derecho, sino que también había atravesado la mano del dios Thor y salido por el otro extremo dirigiéndose al rostro de su oponente. Pero la segunda mano había retenido finalmente la punta y Aquiles retrajo su lanza antes de que Thor la destruyera.

Aquiles dio un pequeño salto hacia atrás, con su lanza al costado y su escudo levantado.

En toda la arena, quienes apoyaban al representante divino no podían ocultar su cara de asombro ante lo ocurrido. Y quienes estaban del lado de Aquiles, no ocultaban su alegría por su hazaña.

Y en ese silencio divino y estruendo humano, un dios en una de las gradas especiales comenzó a reír por lo alto, dirigiendo su mirada a otro balcón especial.

Hefesto: —¿¡Esa es la prueba que necesitaban, enanos!? ¡Mis armas son mejores que sus escudos!

Los enanos forjadores se ensombrecieron al ver la destrucción de uno de sus guantes. Thor se retiró lo que quedaba del Jarngreipr y lo tiró, dejando ver un orificio en su palma que sangraba sin cesar.

Ver la sangre salir de su cuerpo por una herida era algo nuevo para el dios del trueno, sin embargo, atrajo su Mjolnir de regreso a sus manos, teniendo una sorpresa más. 

Sentía más débil su mano derecha.

Áyax: —¡Vamos primo! ¡Destroza a ese dios!

Brunhilde: —Sigue así Aquiles, ya lo tienes arrinconado... —pensó.

Aquiles: —Lástima que no puedo transferirte mi regeneración, pero deja de ser tan bruto, Thor.

Thor: —Silencio, humano, esto no es nada. 

El einherjer sonreía, satisfecho de su ofensiva exitosa, sin embargo, las nubes arriba de ambos crepitaron y un relámpago cayó dirigido hacia Thor. Más precisamente, a su mano.

El rayo había impactado en su herida y lo que todos creerían que sería un error, había sido lo contrario. Thor volvía a empuñar su martillo e incluso con más vigor que antes, la energía de su relámpago había tenido la suficiente intensidad calorífica para cauterizar su herida, y tal como sus cabras, no había significado un daño para él mismo.

De regreso a la normalidad, más rayos cayeron sobre Thor y su martillo, generando destellos suficientes para fundir los ojos de Aquiles que instantes después volvían a la normalidad.

Aquiles comenzó a dar ligeros saltos rápidos al frente avanzando al adversario, un salto con su pie izquierdo al lateral derecho que lo impulsaba al frente y tomaba más impulso saltando con el derecho. Manteniendo sus pies en el suelo en menor tiempo posible para desplazarse a gran velocidad.

De frente, el humano lanzó una estocada a Thor, que a la velocidad a la que iba, debía resultar en una herida más en el dios, pero no esperaba que el dios se moviera con la rapidez necesaria para protegerse con su enorme arma y luego arrojarle un embate que Aquiles cubrió con su escudo. 

Thor: —VELOCIDAD DE THOR. 

Alejándolo varios metros, y en el recorrido, Thor lo había vuelto a alcanzar, y golpeándolo con su martillo, nuevamente, el humano se cubrió con su áureo escudo, siendo enterrado en el suelo con las piernas al cielo.

Con su enemigo indefenso, el nórdico sin querer vacilar, volvió a amartillar a su enemigo, dirigiendo su arma a una de las piernas del humano, lo cual terminó pulverizándolo, su otro pierna salió volando por la implosión del golpe. Sin embargo, cuando Thor creía haber acabado con el humano finalmente, del lugar donde estaba la otra extremidad, pudo escucharse la voz de Aquiles.

Aquiles: —Eso estuvo cerca, pero te equivocaste de pie —de regreso a la normalidad, apuntó a la pierna protegida por su capa desde el inicio del combate—. ¿No te levanta alguna sospecha la capa...? 

¿¿??: —¡Aquiles! ¡No reveles dónde estoy! 

Aquiles: —Tranquila, Gunnr, parece ser que no se da cuenta —regresó su atención a Thor—. Como sea, continuemos.

Desplazándose alrededor de Thor, la velocidad del humano hacía que pocos espectadores pudieran seguirlo con la mirada, y desde distintos flancos, Aquiles arrojó estocadas y retraía el brazo en cuanto impactaban. 

Pero impactaban en el martillo y el guante restante de Thor, vibrando aún con electricidad, la deidad dio un pisotón que dirigió una descarga al humano que lo paralizó unos instantes y órganos estallaron al mismo tiempo que su piel se quemaba, pero continuando con su ofensiva, el humano volvía a la normalidad.

Y el dios se puso en movimiento, yendo directo a Aquiles con su velocidad aumentada por sus rayos, amartilló a su adversario, quien se cubrió con su escudo.

Sin embargo, cuando salió expulsado al muro de la arena, tanto él como los espectadores pudieron notar algo.

Sindri y Brokk: —¡¿Y tú necesitas pruebas, cojo?! ¡Tus escudos tampoco son mejores que nuestras armas!

Hefesto estuvo a punto de responder, pero Tetis lo tomó del hombro y se relajó.

Aquiles aún portaba el escudo, que aunque estaba cuarteado, mantenía un pedazo suficiente para protegerse del consecuente ataque del dios. Thor había acortado la distancia entre ellos y arrojado un ataque horizontal de arriba hacia a abajo, Aquiles antepuso su armamento defensivo al golpe. Pero por la misma fuerza ejercida, sus rodillas se rompieron al intentar detenerlo, con el dolor recorriendo todo su ser, solo arrojó una estocada al abdomen de Thor para hacerlo retroceder.

E instantáneamente lo siguió con sus piernas recuperadas, dedicando una rápida mirada al cielo, esperando ver una constelación, avanzó con una marcha decidida al frente, y con solo la mitad de su escudo reteniendo la punta de su lanza.

Aquiles: —QUIRÓN.

Acelerando su avance cuatro veces más, Thor apenas pudo mover su mano para evitar gran parte del daño. Pero con la implosión sónica producida por la rotura de la barrera del sonido, el Valhalla saltó de la emoción al ver la punta de la lanza del humano cortar el Jarngreipr restante y no solo eso, el arma había continuado su avance hasta el lateral de Thor, también cortándole una parte y haciéndolo sangrar.

Brunhilde: —¡Vamos Aquiles!

 Tetis: —¡Hijo, continúa así!

Thor soltó su martillo y antes de que Aquiles retrajera su brazo junto a su lanza, la tomó y se la arrebató al humano, arrojándola a uno de los muros. 

Un rayo más cayó al instante en que se retiró el guante dañado, cauterizando su herida, y luego otro más para la del dorso. 

Aquiles empuñó la espada corta guardada en el interior de su escudo, aun con la mitad de su defensa, apuntó la punta de la xiphos a Thor.

[NT: Xiphos es una espada corta común en los mirmidones y Aquiles]

Sin embargo, el Mjolnir estaba produciendo un extraño sonido que hasta a Heimdall impresionó, casi parecía un latido. El sólido oricalco del suelo estaba siendo derretido sin dificultad alguna por el calor que desprendía el arma divina.

Thor: —Duermes demasiado, pero despiertas a buen momento.

El martillo del dios había cambiado de aspecto, y unas venas habían roto la estructura plana del arma, esas mismas venas palpitaban como si el Mjolnir estuviera vivo.

Aquiles: —¡Tus leyendas no son tan falsas! —empezó a avanzar al dios, con un pie detrás de otro y sin retirar la mirada de su oponente—. Creo que nunca antes habías sangrado, ¿me debo sentir especial?

Sin esperar a que respondiera, avanzó al encuentro con su adversario que retomaba su arma, a corta distancia, el martillo fracturaba y quemaba al humano constantemente al impactar mientras que Thor recibía uno u otro corte en sus duros brazos. 

Áyax: —Patroclo... esto es mejor que la pelea que tuvo con Héctor... —volteó a verlo—. Aunque tú ya no estabas vivo en ese entonces.

Patroclo lloraba junto a Briseida, los mirmidones alrededor de los amigos de Aquiles rugían apoyando a su líder.  Áyax volteó al cielo, esperando ver la constelación de sagitario, pero con las nubes interponiéndose, fue incapaz de verla, aunque tenía la confianza de que estaba allí.

Áyax: —Maestro... sé que está viendo a Aquiles en su máximo esplendor... pero, desde allá arriba tan lejos no sé si lo vea como yo —regresó su atención a Aquiles, chocando su espada divina con el martillo divino de Thor, luego, pensó—: Él fue el humano más fuerte de la guerra de Troya... y lo está demostrando... maestro Quirón.

El humano y el dios cruzaban miradas, la sonrisa confiada de Aquiles no se evaporaba, y por primera vez desde su amarga entrada, el dios dejaba ver algo diferente a su rostro serio.

Geir: —Hermana... ¿Thor está sonriendo?

Brunhilde: —Sí... Está sonriendo... 

Geir: —¿No tiene miedo de morir?

Brunhilde: —Seguramente a lo único que tenía miedo era a no encontrar un rival, y ese miedo se ha ido. O eso creo...

Baldr: —Padre... No veía a sonreír a Thor desde que se apartó de Tyr... O bueno...

Odín: —Tiempo después lo vi sonreír, cuando nació Prour, pero cuando la nombré valquiria y la alejé de él, volvió a tener su seriedad.

Loki golpeaba una y otra vez el barandal del balcón divino, para él, una de las últimas veces que lo había visto sonreír era cuando había asesinado a su hija frente a él. 

Vidar: —¿Es bueno o malo? 

Los enanos voltearon estrepitosamente al escuchar la voz del silencioso dios.

Odín: —Las dos cosas.

https://youtu.be/XowEtFd48R0

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