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01. 𝖯𝖺𝗂𝗇

—C H A P T E R O N E—

Dolor.

EL SUFRIMIENTO ERA PARTE HABITUAL DE SU RUTINA DIARIA y esperaba ser la única que viviera así. Sí, estaba consciente de que cualquier ser con vida sufriría en algún momento y quizás de una forma más dolorosa que ella, pero se había acostumbrado tanto a tener que pasarla mal que deseó que nadie más tuviera que sentirse así, que solo fuera ella la que debiera cargar con todas las maldades del universo, que fuera solo ella la que sufriera física y mentalmente.

Entre sus ensoñaciones producidas por el triunfo del sueño sobre su cuerpo al gritarle la intensa necesidad de descansar, llegó a una que atesoraba en su corazón y le recordaba día con día quién debía ser y la moral que debía tener:

Veía un hermoso atardecer a kilómetros de distancia de su ubicación geográfica. Unos cálidos brazos rodeaban su diminuto ser mientras el viento del horizonte movía los rebeldes mechones de cabello que se colocaban en su rostro.

Nunca lastimes a los demás, no importa que tan rudos sean contigo—Dijo una figura femenina de edad avanzada que reconocía como su madre.

¿Y si no tengo otra opción?—Cuestionó una muy pequeña __________ observándola por encima de sí.

La mujer mayor suspiró con una sonrisa en su rostro—Sólo... No rompas del todo sus huesos.

______________ se encontraba sentada sobre la fría y dura superficie del suelo, con una blusa y pantalón de un tono azulado cubriendo su cuerpo y unas correas de color negro que la ataban por completo anulando cualquier movilidad en sus brazos. Para añadir a su vestuario, un collar metálico rodeaba su cuello, brindándole una gran incomodidad alrededor de dicha área. Lo portaba ya que este le brindaba unas hermosas y punzantes descargas eléctricas cada vez que intentaba usar sus magníficos poderes, como le dijo Carlton en su momento. Aunque desde que tiene memoria, ella cree que han servido más como una maldición gracias a todos los trágicos acontecimientos ocurridos y por ocurrir en su vida.

Nuevo día, nueva pesadilla y mismo platillo de comida. ¿Qué acaso era lo único en la tierra? Seguramente sonaría mal, pero si iba a ser un conejillo de indias, creía que merecía tener algo diferente y especial. Odiaba eso, esa impunidad; pero, odiaba mucho más el hecho de que tenía que comer como si se tratara de un animal.

—¿Puedes quitarme ésto?—Ella movió su cabeza hacia un lado, señalando las cuerdas que amarraban sus extremidades—Aunque sea para comer.

El guardia ríe con incredulidad a viva voz—¿Pará qué intentes escapar? ¿De qué tengo cara?—Cuestionó con diversión y cierto tono sarcástico.

___________ analizó su aspecto, meneando su cabeza hacia los lados mientras buscaba la respuesta correcta o perfecta a la interrogante formulada por el hombre—De un Schleim.

—¿Un qué?—Repitió a modo de pregunta ante su reciente confusión.

—Un Schleim es una raza alienigena arrugada y fea, como usted—Explica con una sonrisa burlona.

Mala idea ya que recibió un golpe en el rostro como consecuencia de parte del guardia de seguridad.

Lo único "bueno" de ese lugar, eran los humanos que traían, también para experimentar, de vez en cuando y la Doctora Skirth, con quien se comunicaba verbalmente en escasas ocasiones y quien a su vez le aseguró que la sacaría algún día de ese lugar sin importar qué. Fue la única persona que la trataba de forma normal, "su humana preferida" como le había apodado desde que forjaron una gran relación de amistad.

A la fémina le parecía sumamente interesante la vida que habitaba en el planeta Tierra y gracias a las personas que arribaban sin previo aviso al lugar, pudo alterar el tono de su piel cambiándolo a uno de tonalidad beige que era idéntico al de uno de sus nuevos "amigos".

¿Cuánto tiempo llevas aquí?—Le preguntó uno de ellos, tenía el cabello largo, casi hasta tocar sus hombros.

__________ encogió su cabeza a la altura de sus hombros mientras formaba una mueca—No lo sé.

—Me llamo Isaac—Se presentó el desconocido tratando de animar el ambiente.

—Soy ________—Respondió algo insegura.

¿Cómo no culparla? Realmente la estaba pasando mal y los varones en ese lugar tenían un comportamiento peculiar y desconocido para ella.

—¿Eres una chica mala o algo así?, ¿por qué tienes esas cosas?—Cuestionó haciendo referencia a la "linda joyería" que llevaba con ella.

—Larga historia—Se limitó a responder con cierto desgano.

Isaac, formando una mueca con sus labios debido a la falta de información, decidió dejar las preguntas de lado por el momento—Niña de pocas palabras. Me agradas.

Una amistad fluyó con el sujeto y muchos más, y todas esas "lindas palabras" se las creyó en un principio; pero, quién diría que gracias a que las habitaciones donde los encerraban estaban de frente y al lado de la suya, descubrieron que ella no era un ser humano y dejaron de tener comunicación con ella, hasta el punto de no mirarla por miedo a que los dañara. Cada vez que se encontraba "dormida" los voluntarios hablaban de ella como si se tratara de una abominación o error del universo, algo que nunca debió existir.

Sentía una opresión en su corazón con cada palabra que salía de sus bocas, como si cortaran como cuchillos hasta penetrar lo más profundo de su alma. Y le dolía que tuvieran razón. Ella tampoco creía correcto tener a un monstruo en libertad y no a tres metros bajo tierra en una tumba.

En ese momento de análisis, Carlton pasó justo delante de su celda, la observó de reojo y sonrió con arrogancia; ella sólo se limitó a observarlo, el color en sus ojos avellana cambió a un tono azulado, lo que le provocó unas punzantes descargas eléctricas en el cuerpo, haciendo reír al pelinegro con satisfacción por el sufrimiento de la fémina.

—Entiende. Cada vez que intentes hacer de las tuyas, eso pasará—Sin más que decir, el azabache se alejó del lugar.

Bufando por lo bajo, a la chica le impresionó ver como devolvían a varias personas a sus respectivas celdas; sin embargo, éstas ya no daban indicios de seguir con vida, lo que le causó cierta curiosidad por conocer qué había ocurrido y un escalofrío al pensar en las horribles cosas que les debían de estar ocurriendo a los que recientemente habían ingresado a lo desconocido.

"Su propia raza, lastimando a la suya. ¡Ja! No sé porque no me sorprende". Dijo para sus adentros a la vez que se retorcía un poco en su lugar.

—¿Qué no eres Eddie Brock?—Interrogó un hombre con lentes.

El nombrado dejó el pequeño vaso de cristal del que bebía sobre la larga barra de madera en el bar—Era Eddie Brock—Corrigió el hombre de cabellos castaños con cierto dramatismo y melancolía. Eddie giró su vista hacia el televisor del local al escuchar la voz de Carlton Drake, el hombre que había arruinado su vida y a quien odiaba con todo su ser.

—"Nos emociona anunciar que la Fundación Life ya empezó los preparativos de su nuevo lanzamiento....

—Bueno Jack, esto es para ti, no quiero que te lo gastes de golpe—Dejó Brock algo de dinero sobre la barra para el bar man antes de ponerse de pie—Voy a ir a casa a coquetear conmigo mismo y voy a hacerme el difícil—Dijo palmeando la espalda de un hombre que se encontraba sentado a su lado.

Eddie caminó por las nocturnas y ya casi intrancitadas calles de San Francisco con un rumbo fijo. Luego de mantener una conversación con una mujer de la calle cuyo nombre es María, ingresó a un local que vendía una amplia variedad de productos.

—Hola, Señora Chen—Saludó Eddie a la dueña del lugar con una sonrisa en su rostro.

—¿Cómo estás Eddie?—Pregunta la mujer de rasgos asiáticos con amabilidad.

—Blaa, puras penurias, es puras penurias—Se quejó el nombrado mientras caminaba por el pasillo inicial del lugar.

La Señora Chen lo observó fijamente antes de que se alejara por completo de su radar de visión—Te ves del carajo.

Eddie la observó confundido creyendo haber escuchado mal y ante la falta de respeto que generó hacia su persona—¿Perdón?

—Te ves del carajo—Repitió.

Eddie Brock permaneció en silencio unos segundos antes de responder lo más educado posible a la mayor—Y usted se ve.... Tan hermosa como siempre—Con una ceja alzada y la confusión aún presente en su ser, siguió caminando por los pasillos del establecimiento.

—La mente es el cuerpo Eddie. ¿Has estado meditando como te enseñé?

—No, no he meditado porque no funciona—Respondió irritado ante el recuerdo de su fallido intento de meditación.

—No funciona porqué no tienes paciencia—Le recriminó la mujer de cortos cabellos oscuros.

—No, no, no funciona porque le compré un DVD a su primo y estaba en Mandarín—Reprochó el castaño.

La Señora Chen comenzó a hablar en su idioma nativo a la vez que la campana de la tienda comenzaba a sonar debido a la introducción de alguien al local.

—¡Sí! ¡Eso tampoco lo entiendo!—Añadió Eddie y se giró a verla—¡Lo ve! ¡Allí está! ¡No entendí lo que dijo! ¡Ese es el problema!—Reclamó alzando el tono de su voz.

Chen nuevamente le habló en Mandarín, pero detuvo su hablar al ver a la persona que había llegado.

—Una botella de Whisky, y no olvide mi cambio—Habló una voz áspera.

Eddie se giró a ver de quien se trataba mientras se ocultaba detrás de un estante con productos de alimentación dañinos para la salud.

—Por favor—Murmuró Chen a la vez que el hombre daba un fuerte y sonoro golpe al mostrador y sacaba un arma.

—¡Ya!—Exigió—Antes de que suba el precio de protección. Me debe el pago completo. ¡Ya!—Demandó a la mujer que guardaba desesperadamente el dinero solicitado en una bolsa que traía consigo el maleante—Y más vale que tengas mi dinero listo Chen, no me gusta esperar.

El hombre salió con sus "pertenencias" y Eddie aprovechó para dejarse ver nuevamente. Colocó algunos artículos sobre el mostrador y observó a la señora Chen con algo de tristeza.

La mujer de rasgos asiáticos suspiró en su lugar—La vida es dolorosa. Así es esto Eddie.

El nombrado solo asiente con tristeza por lo que, seguramente, la asiática estaba pasando constantemente.

Eddie Brock caminaba nuevamente por las calles de San Francisco, se sentía observado, por lo que miraba varias veces detras de él, esperando encontrar a la persona que le seguía.

Fue a recoger uno de los periódicos del buzón, cosa que encontró, pero se extrañó al no ver a María por ningún lado.

Confundido, se dirigió a la tienda de la Señora Chen.

—H-Hasta hace poco.. Era reportero—Comentó—Y era bastante exitoso—Añadió—Y mi trabajo requería que siguiera a personas que no querían que nadie las siguiera.

Un hombre, que casualmente pasaba por uno de los pasillos de la tienda, le observó extrañado. Eddie se giró a verle, y él se alejó rápidamente.

—El mismo día, y a plena vista—Continuó—Tienes que saber cómo desaparecer, era bastante bueno, pero tú—Se asomó por uno de los pasillos, encontrándose con la doctora Skirth—Seas quien seas eres un asco.

Ella salió de su "escondite" y se le acercó—Okey—Extendió un papel—Mi nombre es Dora Skirth—Se presentó—Necesito ayuda, yo trabajo en la Fundación Life....

—¿Ah si?—Interrumpe Eddie.

—Si.

—Wow, felicidades—Habló sarcástico para después caminar un poco y alejarse—Adiós.

Suspiró a la vez que le seguía, ambos salieron de la tienda—Señor Brock, por favor, por favor escúcheme—Pidió colocándose a su lado mientras caminaban—Todo de lo que usted lo acusó, es verdad, todo es cierto y hay más—Afirmó.

—Ya no me importa.

—¿En serio? Porque tiene un laboratorio lleno de gente pobre y todos firman responsivas que no entienden, los usa de conejillos de India y están muriendo—Explicó, Eddie detuvo su paso, cosa que imitó—Todos están muriendo. A excepción de ella.

—¿Los vistes?

—Sí—Aseguró.

Le toma por el brazo—Ven acá—La guía hasta una de las puertas de entrada de un local—¿Y por qué debo creerte?, ¿y quién es "ella"?—Hizo comillas con sus manos.

—Porque es cierto. Yo también creí en él y-y me dije que valía la pena porque era para curar el cáncer, pero esto es diferente, es otra cosa. Además, está experimentado con su sangre para ver si puede crear Clones que usé a su antojo y tener más poder que el de cualquier otra persona.

—Dile a la policía..

—No puedo hacer eso. Temo que le pase algo a mi familia—Comenta—Es un hombre muy peligroso...

—Yo sé, yo sé porque la primera vez que lo entreviste, una vez, me quedé sin empleo al día siguiente—Relató—Perdí mi carrera, perdí a mi novia, perdí mi apartamento, perdí todo lo que me importaba en la vida—Declaró furioso—¿Sabes por qué? Porque Carlton Drake me arruinó, me fulminó. Y sí de verdad eres quien dices que eres, sí tienes las pruebas, deberías tener mucho, mucho, mucho miedo.

—Tengo miedo—Confesó.

—Búsquese otro caballero andante Señorita Skirth, porque ya me canse de esta idiotez—Escupió molesto a la vez que se giraba y caminaba.

—¿D-De qué?—Preguntó curiosa.

—De todo esto. De salvar al prójimo, esa idiotez, ¿si?, adiós—Se despidió alejándose con rapidez.

Eddie intentó arreglar las cosas con Anne, ya que fue hasta el viejo edificio donde solían vivir juntos.

Descubriendo que la rubia ya tenía una nueva pareja, de nombre Dan y que era un cirujano.

Ahora se encontraba sobre el "Puente de la Bahía" jugando con el anillo de compromiso que anteriormente le había dado a Anne.

Observó un helicóptero dirigerse a la Fundación Life, guardó el anillo y sacó el papel que anteriormente le había dado Skirth, donde se podía observar su número de celular.

Ah, hola, habla la doctora Skirth—Dijeron del otro lado.

—Si, habla Eddie Brock.... Cuéntame—Habló decidido.

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ᴅᴇғɪɴɪᴛɪᴠᴏ
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Escuchar el "La vida es dolorosa" de la Señora Chen, me pegó duro banda :(

En fin, disfruten, comenten y voten, así se que esto es de su agrado <3✨✨

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©-mandaloriana76

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