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CAPÍTULO 24

La Bruja arremetió con una de sus extremidades de fuego, pero Pepper logró bloquear el ataque y resultar ilesa gracias a una barrera, deshizo su escudo y esta vez se le adelantó, arrojó una ráfaga de proyectiles de energía contra ella.

Verónica cruzó las extremidades y aguantó su ataque, Pepper dejó de dispararle y se arrojó con un potente impulso hasta poder asestarle un poderoso golpe. La Bruja salió volando unos cuantos metros fuera de ella, pero nuevamente alzó aquellas patas y las enterró sobre la tierra, una vez que estuvo quieta, levantó todas sus extremidades y las arrojó contra ella como una poderosa e imparable llamarada. Pepper se volvió a cubrir, pero el impacto fue suficiente para sacarla a volar directo contra un autobús que pasaba a toda velocidad por ahí.

La gente comenzó a salir de el y abandonar la zona, ella se levantó y vio como Verónica Wilson se impulsaba con aquellas patas y saltaba hasta perderse de vista.
Pepper saltó de ahí, justo a tiempo para evitar un colosal impacto que acabó por hacer estallar el camión.

La explosión no fue nada para ella, volvió a arremeter, Pepper bloqueó su ataque con una ráfaga de energía, mientras intentaba avanzar para poder atacar de mejor forma.
La Bruja incrementó la intensidad de su ataque.

—Creo que estar de luto no te sienta bien, te vuelve débil —exclamó entre risas. Aquello la tomó por sorpresa, la llamarada la comenzó a vencer, lentamente sus rodillas se aproximaban al suelo y cada vez más le costaba trabajo contener su ataque.
—No te preocupes, una vez que acabe contigo podrás reunirte con él —volvió a burlarse.

Pepper sintió nuevamente aquel dolor que tanto trataba de ocultar, pequeñas lágrimas brotaban de sus ojos y a la par eran desintegradas por la enorme cantidad de calor que había. Gritó, dejando que todo saliera, lentamente comenzó a ponerse en pie y a recuperar estabilidad.
Verónica Wilson abrió sus ojos de par en par y observó como la energía de Pepper incrementaba, aquella bruma emanaba de su cuerpo y progresivamente le otorgaba fuerza.

—Debiste quedarte callada —emitió una vez que sus pies abandonaron el suelo. La Alterada se alzó sobre el aire, mostrando todo su potencial, aquella Bruja había desatado algo en ella.
Ni siquiera necesitó hacer esfuerzos, bastó con alzar su mano con bastante tranquilidad; para lograr contener toda la llamarada. Pepper sonrió, y le arrojó toda su energía en un solo ataque.
La Bruja recibió el impacto de una colosal descarga que no solo hizo detener su ataque, sino que la hundió en el suelo, creando así un inmenso cráter. Finalmente descendió, suspiró y tranquilizó su corazón, para caminar y observar a su contrincante sobre aquel enorme cráter. Para su sorpresa, la Bruja seguía consciente.

Se deslizó hasta estar frente a ella. Verónica, quien a penas y podía moverse, atrapó su pierna, y fue entonces que Pepper la puso a dormir con un rotundo puñetazo al rostro.

—Eso fue por hablar de mi hermano —sopló sus nudillos—. Imbécil.

Jack corría a través de las calles en caos, los sirvientes habían logrado salir del hechizo, pero el caos seguía sin control.
Parecía que una batalla de proporciones inconmensurables se libraba a pocos kilómetros de ahí, en ese momento, un autobús salió volando contra un edificio, la estructura fue dañada y cientos de pedazos de escombro y cristales amenazaron con caer contra la gente que estaba ahí.

Jack alzó sus manos, y todos los restos del derrumbe se detuvieron, movió sus manos y todo lo arrojó fuera de los civiles. Agitado miró como algo caía en su dirección, se apartó, y Blade Slash aterrizó vertiginosamente contra el asfalto. Se apresuró hasta llegar con el gran lobo azul, el cual, estaba maniatado y lleno de heridas.

—Ey, peludo, ¿todo bien? —sostuvo su brazo y lo observó con temor, parecía bastante cansado. El lobo comenzó a gruñir, Jack volteó hacia donde el miraba.

El Monstruo apareció en su campo de visión, sonrió, y como una fuerza imparable; empezó a correr hacia ellos.
A medida que atravesaba las calles, todo lo que se interponía era reducido a despojos.

—Azul, ¿puedes levantarte? —preguntó, el lobo hizo un esfuerzo en ponerse en pie, pero sus heridas lo regresaron al suelo—. Bien, bien, te-te ayudaré...

Jack se apartó de él, alzó sus manos e hizo levitar todo lo que había cerca, una vez que tuvo un gran cúmulo de deshechos, los arrojó contra el Monstruo.
Pero al lagarto solo le bastó con cubrirse, siguió corriendo, Jack soltó un suspiro de resignación y también cargó contra el Monstruo, gritó, y justo cuando ambos impactarían uno contra el otro, Evan apareció, saltó y sujetó a aquella abominación del cuello y lo llevó consigo hacia el asfalto.

Ambos se estrellaron, creando una marejada de polvo y escombros que voló cubrió todo a su alrededor. Jack disipó el polvo y aclaró su vista, Evan seguía peleando contra esa cosa.

El Monstruo lanzaba enormes puñetzos y ataques que a duras penas Evan lograba soportar, su traje estaba bastante dañado, no podría continuar el solo. Así que Jack saltó encima del Monstruo, utilizó su Omnisciencia y se apoderó de sus ojos.
La criatura entró en pánico, no podía ver nada más que lo que Jack le permitía. Evan aprovechó la distracción y desenfundó su espada, cortó los talones de la bestia y la hizo caer de rodillas, después, lanzó un corte contra su abdomen y logró hacerlo agacharse, apuntó la espada contra su rostro, pero el Monstruo lo golpeó con su cola y lo apartó.

Alzó su escamosa mano y atrapó a Jack, rompiendo así con el bloqueo de sus ojos. Arrojó a Jack contra un muro, rápido se puso de pie y caminó hacia el lobo que yacía tendido sobre el suelo.
Sonrió, malévolo, sujetó al Defensor por su cuello y apretó con fuerza.

—Hasta aquí llegaste —comenzó a hundir sus garras sobre su garganta.
Rió, pero en ese instante una afilada barilla de metal atravesó su pecho, Jack, maniatado y herido, apareció. El Monstruo observó como la sangre comenzaba a pintar todo, entonces, el lobo hundió sus fauces sobre su cuello y le arrancó la garganta de una mordida.

La bestia cayó al suelo, y finalmente sucumbió, todo su cuerpo cambió hasta mostrar a un escuálido sujeto que cerró sus ojos finalmente.
El lobo rugió con toda la fuerza de sus pulmones y le hizo saber a la ciudad y a los Inhumanos que no había escapatoria.
Dejó de rugir, y observó a sus dos amigos en el suelo, solo para caer desplomado igualmente sobre el suelo.

—¡Barry! —Jack se apresuró a ayudarlo, el lobo lentamente comenzó a regresar a su forma normal, y un agitado y bastante malherido Barry apareció—. Barry, Barry, tranquilo, ya pasó.

—¿Ga-ga-ganamos? —preguntó con su respiración entrecortada.

—A él sí, pero aún tenemos que acabar con esto.

—Lo-lo siento, Jack... estoy muy cansado... —declaró cerrando sus ojos.

—¿Está...?

—No, está inconsciente —declaró Jack a la duda inconclusa de Evan.

—Debemos llevarlo a la nave.

—Ya no podemos perder tiempo, debemos acabar con ellos, ahora que están vulnerables.

—Llamaré a la nave y lo pondré en un sitio seguro, tú ve a Yang, te alcanzo después.

—Bien. —Nuevamente emprendió su carrera hacia los laboratorios, los cuales ya se divisaban en la lejanía.
Apresuró el paso, y fue cuando escuchó que alguien se le unía.

—Oye, novato, ¿necesitas apoyo? —Pepper llegó junto a él.

—Ni te imaginas —sonrió, y juntos siguieron hacia los laboratorios Yang.



Luego de recibir semejante paliza, la Bruja a penas y logró ponerse en pie, estaba completamente herida, pero aún lograba respirar.
Abrió un portal, y se introdujo en los laboratorios al cruzarlo, todos los científicos que estaban bajo su control, ahora residían en el suelo, todos estaban muertos. Miró hacia el frente, donde Harold Connors trabajaba sin parar en la enorme máquina.

Flotaba y utilizaba sus poderes eléctricos para soldar la maquinaria y ensamblar todos sus componentes.

—Mierda... ¿qué hiciste? —soltó débilmente, sujetó su abdomen y siguió mirándolo.

—Deja de hablar y ayúdame.

Verónica, Verónica, ¿me escuchas? —sonó la voz de James Maxwell a través de su comunicador, el cual, milagrosamente no se destruyó en combate.

—Sí, James, te escucho —respondió, sin apartar la vista del incansable doctor Connors.

Abre un portal, necesito ver que está pasando —ordenó finalmente, algo sonaba extraño en él.
Extendió sus manos y con la fuerza que le quedaba abrió un portal, Maxwell no tardó en aparecer, lucía molesto y agitado, miró la devastación y la masacre en el lugar, Harold ni siquiera prestó atención a su llegada.

—Por Dios —soltó horrorizado—. ¡Connors! ¡Connors! —volteó hacia la Bruja—. ¿Qué demonios le ocurre?

—No lo sé.

—¿Dónde está Wallace, y los mellizos?

—Dejé de sentir a Wallace desde hace rato, y ellos... deben seguir afuera.

—¡Maldición! —exclamó, se sujetó los cabellos y gritó con furia—. Todo está fuera de control, debemos parar.

—¿Parar? —dudó Harold, silenciando todo en el lugar, flotó hasta colocarse frente a James—. Ahora no es momento de parar, debemos concluir lo que empezamos.

—Mira lo que has hecho, estás fuera de control, este no era el plan, si seguimos, causarás una catástrofe —Harold no dijo nada, simplemente regresó y siguió construyendo la máquina—. Connors... ¡Connors, detente!

—No ahora, Maxwell. Esos malditos pagarán por lo que hicieron.

—Estás demente. Lo único que quería era acabar con los Alterados, pero tú... tú causarás una extinción global.

—Libraré al mundo de toda amenaza, ya lo verá, seremos héroes —en ese momento, James observó a aquel científico, toda gota de cordura había abandonado su ser para siempre, y eso lo hizo temblar, había creado un monstruo.

—La muerte de mi familia a manos de ellos no vale la extinción de la vida en el planeta. Debes parar, Connors.

—Creo que olvidaste un detalle, Maxwell, no hago esto por ti, ellos me arrebataron mi mundo, así que yo acabaré con el suyo.

—Estás demente... —sentenció, miró al suelo y apretó los labios—. Tu esposa —dijo, y al instante captó por completo su atención—, tu esposa no murió por accidente, yo la maté.

—¿Qué dijiste? —puso los pies en la tierra y caminó nuevamente a él, Maxwell tembló.

—Yo maté a tu esposa, Harold. Necesitaba tu ayuda para acabar con ellos, pero sabía que no me la darías, así que ideé un plan. Saboteé tu invento y causé el accidente que mató a tu esposa en aquella feria.

—Tú... mataste a mi esposa...

—Luego de eso, me enteré que moriste, o eso pensé, regresaste, y no solo con poderes, sino con un propósito; vengarte. Vengarte de los que mataron a tu esposa.

—Ellos... ellos no mataron a mi esposa.

—No, Harold, fui yo —aceptó su destino. Harold alzó su vista, los objetos metálicos comenzaron a levitar la electricidad en el lugar parecía perder el control.

—Maté a inocentes, por tu culpa, casi acabo con tods una raza, por tu culpa —el color azul de su cuerpo se intensificó—. Lo que hiciste, no merece la condenación de toda una especie, al menos, no la de ellos...

—¿Qué?

—Ahora he abierto los ojos, los Alterados, las personas con dones, nunca fueron el enemigo. Todo este tiempo, los únicos causantes de las desgracias que azotan el planeta son y siempre serán los humanos —sentenció fríamente—. Y por eso merecen morir.

—No, no, no, Harold —puso una mano sobre su hombro, y fue cuando una descarga azotó su cuerpo, James Maxwell gritó y  sucumbió ante la electricidad.
Cayó al suelo un carbonizado e irreconocible despojo que alguna vez fue un ser humano.

—Mi nombre, es Shock —dijo, y observó a la Bruja, estaba paralizada y no dejaba de temblar—. Trae el cristal, y también a los mellizos, nuevo plan.

La Bruja acercó la caja donde tenían el Catalizador, lo acercó a él y Harold lo introdujo en la máquina, en un parpadeo se encendió.
Arrojó una onda de calor y una poderosa luz emergió de ésta, Harold sonrió, se aproximó al generador y comenzó a escribir en la computadora de mando, entonces la máquina abrió un compartimento y un gigantesco rayo de energía se elevó hasta el cielo.




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