CAPÍTULO 23
Las horas pasaron fugazmente, ni siquiera se percataron cuando la noche había llegado.
Seguían en el interior de la cede de las Industrias Redford, planificando a detalle lo que harían para detener a los Inhumanos, tanto discutieron, que llegó un momento en el cual Jack decidió salir de la bóveda, llegó a aquella oficina donde conoció a Theodore y admiró la ciudad. Guardó sus manos en sus bolsillos y suspiró, las luces iluminaban todo y la luna brillaba en todo su esplendor. Finalmente tenía un momento de paz, de reflexión, en el cual podía rememorar todo lo acontecido, ciertamente no fueron recuerdos placenteros los que llenaron sus pensamientos, recordó el dolor y sintió toda la impotencia del mundo al recordar que no pudo evitarlo.
—Hola —Gwen apareció tras de él, sacándole de su tormento, caminó y se colocó a su lado—. ¿Te encuentras bien?
—Sí, solo quería distraerme un poco —le sonrió.
—Puedo irme si es que necesitas privacidad —propuso al dilucidar que pudo haberlo molestado.
—Claro que no, tu presencia es más que tranquilizadora —la rodeó con sus brazos y besó su frente. Gwen reposó su oído contra su pecho, escuchó su corazón latir.
—Te noto nervioso, ¿es por el plan?
—En parte, sí, pero... creo que tengo... miedo.
—Está bien tenerlo. Demuestra que tienes corazón.
—No es miedo por enfrentarlos. Es miedo a perder —Gwen alzó la vista para verlo—. Miedo de perder contra ellos, miedo de perder más y más la cordura, miedo de perder a más amigos —negó un par de veces y limpió una lágrima sobre su ojo—. Ya no quiero ver morir a nadie más, Gwen.
—No pasará. Ahora están más que preparados.
—Gwen, no quiero que vengas a la misión con nosotros.
—¿Qué? —instantáneamente se apartó de él.
—He perdido a más de los que puedo soportar. Ellos, tú, son lo único que me queda, si algo les pasara, si algo te llegara a pasar a ti, no podría soportarlo —tomó su rostro con ambas manos, ni siquiera se percató, pero sus ojos se habían vuelto completamente blancos y brillantes.
—Está bien, Jack, entiendo —acarició sus manos—. Me quedaré —nuevamente se acercó a él, besó tiernamente sus labios.
—Sabes, si te soy sincero, estoy algo cansado. Cansado de ser... lo que sea que soy.
—Deberías tomar vacaciones —rió un poco.
—O tal vez una jubilación —aseveró.
—¿Hablas en serio?
—Bastante, creo que ha sido suficiente, y el retiro no suena nada mal —acarició su cabello mientras observaba el horizonte—. Ven conmigo.
—Jack...
—Hablo en serio. Dejemos la ciudad, dejemos todo atrás, solo tú y yo.
—¿A dónde iríamos? —se había puesto completamente roja.
—No me importa, siempre y cuando estés junto a mí.
—Cielos, Connors, tienes suerte de gustarme tanto —volvió a besarlo—. Iré contigo a donde sea.
La abrazó con fuerza, no quería soltarla ni un segundo, observó su reflejo contra el cristal, no necesitaba utilizar su Omnisciencia para saber que ella decía la verdad, suspiró lentamente y preservó el momento en sus recuerdos.
—He oído que la vida en Canadá es muy pacífica —soltó con una ligera sonrisa.
—Una cosa a la vez, galán. Primero deben acabar con ellos.
—Sí... tienes razón.
Finalmente acabaron partiendo al amanecer, abordaron el Red Wind y Evan fijó curso hacia Shangai. La aeronave se alzó en los aires y acabó saliendo de la ciudad en cuestión de segundos.
Por dentro, era medianamente similar a estar en el Backwing, los asientos estaban pegados en las paredes y todos se mantenían preparados para el momento del descenso.
Jack se levantó del asiento de copiloto y se lo cedió a Barry, él sería mucho más rápido para aprender a conducir la aeronave. Avanzó hasta la cubierta y observó a su equipo, todos estaban, bueno, a excepción de Iron y Alicia.
Se sorprendió mucho cuando escuchó que tanto Pepper como Quick vendrían a la misión, parte de él pensó que se quedarían, mientras uno debía sanar sus heridas físicas, el otro debía sanar su corazón. Aún así, agradeció internamente por que los acompañaran, estaban en la recta final, y con todo lo que estaba sucediendo, necesitaban toda la ayuda posible.
Miró en los asientos vacíos y pensó en Gwen, estaba a salvo, eso era lo importante. Además, Theodore dijo que con una mente tan brillante como la suya, juntos podían fabricar algo que los ayudaría después.
—Nos acercamos al objetivo —avisó Evan. Nuevamente regresó a la cabina, indudablemente, aquel vehículo era muchísimo más avanzado que el difunto Blackwing. No necesitó observar a través de las ventanas lo que sucedía, una proyección holográfica de alta calidad mostraba lo que acontecía en las calles, no era algo bueno.
Evan mostró las imagenes en tiempo real que proporcionaban las cámaras de seguridad de las calles, los vídeos o transmisiones de los noticieros o vía internet, todo era un caos.
—Mierda —soltó Evan, amplió las imágenes, parecía como si en las calles se estuviera viviendo una guerra, explosiones, caos, disparos, desorden.
—¿Qué está sucediendo? —inquirió Jack, tras mirar el pandemonio sobre la ciudad.
—Parece que nuestros amigos están tras de esto —les mostró un noticiero en el cual aparecía una horrenda criatura con apariencia de reptil.
—¿A caso lo soltaron? —mencionó Barry, siguió mirando la destrucción que provocaba en a su alrededor.
—Tal vez es una distracción —declaró Evan nuevamente.
—Distracción o no, esa cosa es peligrosa, debemos detenerlo —en ese momento una explosión ocurrió, tanto en los monitores, como en los cristales de la cabina se divisó una enorme nube negra que escalaba hacia las alturas.
—¿Qué demonios están haciendo? —la pregunta de Barry quedó sin respuesta.
Jack caminó hacia la cabina y observó a su equipo una vez más.
—Prepárense, es hora —avisó.
Al instante todos se levantaron y comenzaron a alistarse para descender.
—¿Cuál es el plan? —preguntó Cold, quien se mostraba bastante decidido.
—Deberemos dividirnos y abarcar el mayor terreno posible. Cold, tú y Quick se mantendrán en las calles, asegúrense de alejar a los civiles de la destrucción —ambos asintieron casi al unísono—. Barry, necesitas contener esa cosa, aléjalo de las calles, si es necesario lleva la pelea a otro lado.
—Entendido —se levantó de su asiento.
—Pepper, tú, yo y Evan entraremos en el perímetro de los laboratorios Yang, debemos controlar la situación y buscar la máquina. La prioridad es destruirla y proteger a los civiles, ¿entendido? —se centró en la pelirroja. Ella asintió sin más.
—Bien, necesito encontrar un lugar en el cual aterrizar —avisó Evan.
—Olvida eso, abre la compuerta y déjame bajar aquí —habló Barry. Al instante la compuerta trasera se abrió, el aire azotó el interior de la aeronave con salvajes ventarrones. Se aproximó a la abertura—. Bien, los veo abajo.
Saltó sin más.
—Es hora, gente —Evan comenzó a descender sobre una calle realmente espaciosa. El Red Wind bajó su velocidad y se detuvo a unos cuantos metros del suelo hasta que se posicionó sobre la calle. Todos comenzaron a bajar.
La gente corría despavorida, mientras que el caos incrementaba a medida que se acercaban, los alrededores estaban hechos un caos.
—Chicos —habló Jack.
—Nos toca —Quick se acercó a Pepper, ambos se abrazaron.
—Vuelve en una pieza, ¿quieres? —dijo ella, Quick asintió, tomó tiernamente su rostro y dejó sobre sus labios un fugaz beso.
—Es hora —suspiró, y salió disparado. Cold se apresuró a seguir su rastro de luz.
—Bien, ahora, nosotros por acá —Evan comenzó a correr, ambos lo siguieron. A medida que se adentraban a las calles, el rastro de devastación incrementaba más y más, era como si un terremoto hubiera azotado el lugar.
—Esto es increíble —habló Pepper, observó algunos cadáveres sobre el suelo—. Esto parece obra de un maldito ejército.
Llegaron a una concurrida intersección de calles, llena de altos edificios y departamentos, no solo eso, parecía el lugar donde el caos emanaba.
Las personas huían despavoridas, mientras que la batalla parecía librarse más adelante. Un chico corrió una vez que los vio, llegó rápidamente a Jack y lo sujetó con desesperación, gritaba y rogaba por auxilio, o al menos eso parecía, ninguno podía entenderle. Una nueva explosión azotó el lugar, siguieron hasta que se toparon con un grupo de policías, disparaban sin control contra lo que parecía era un grupo fuertemente armado.
Al instante; Pepper se cubrió con su energía, mientras que Evan activaba las defensas en su traje.
—¿Qué sucede? —inquirió Pepper, preparándose para el combate, el humo y la destrucción a penas y les permitían ver en cierta forma al bando enemigo.
—Parece un grupo de mercenarios —respondió Evan, analizó el lugar con su visón infrarroja. Jack hizo lo mismo, miró a través del fuego y los ojos de las personas más cercanas, basta fue su sorpresa al ver lo que pasaba.
—Esos no son mercenarios...
—¿Qué? —soltó Pepper, completamente confundida. Entonces, el humo se disipó con una potente ráfaga de fuego verde, la Bruja emergió, y tras ella, una legión de personas armadas.
No eran mercenarios o asesinos contratados, eran civiles, cuyos ojos resplandecían en un tono esmeralda gracias al control mental de Verónica Wilson.
—Mierda...
La Bruja se topó con ellos y con los policías, sonrió, y extendió sus manos.
—A ellos.
Al instante, la horda de esclavos atacó. Jack alzó sus manos y cubrió a los policías con una barrera, al disparar, sus balas impactaron contra el muro invisible y cayeron al suelo.
La Bruja movió su mano, y como si de simples marionetas se tratara, una parte de la multitud atacó. Con una ferocidad y violencia inhumana, un hombre saltó entre los altos, algunos policías dispararon contra él, ni se inmutó.
Evan lo recibió con un puñetazo que lo tendió sobre el suelo. Rápidamente la horda comenzó a llegar a ellos.
—¡No los lastimen, no saben lo que hacen! —Jack logró adentrarse en los ojos de los policías y hacerlos tirar sus armas e intentar hacerlos contener a la gente.
Una anciana llegó a toda prisa y saltó sobre su espalda, la mujer lanzaba golpes e incluso mordidas como si de un animal salvaje se tratase. Pepper la derribó y la arrastró hasta enredarla con decenas de cables que había en el suelo. Miranda volvió a manipularlos, mandó a unos cuantos hacia Evan, comenzaron a rodearlo y atacarlo simultáneamente, parecía atrapado en una bruma de gente.
—Sé que son civiles, aún así... —lanzó un pulso electromagnético que arrojó a la gente por todas partes.
Jack se acercó a la Bruja, entonces ella reaccionó arrojándole una patrulla, logró alzar sus manos y contener el impacto a tiempo. Entonces dos de aus lacayos atacaron, el primero llegó hasta él y lo embistió con la fuerza de un oso, lo llevó hasta que juntos atravesaron la pared de un edificio.
Pareció que entraron en un restaurante, lo estrelló contra las mesas y rápidamente intentó atacarlo con lo que tenía a la mano. Tomó un pedazo de madera y viró en dirección a su cuello. La madera impactó contra una fuerza invisible y estalló en cientos de pequeñas astillas que volaron por los aires.
Arrojó a su atacante con fuerza hasta que éste chocó contra el techo, nuevamente cayó, esta vez completamente inconsciente. Pero no tardó ni un minuto en aparecer un par más. Bloqueó los ataques de sus pistolas y los arrojó también. Se levantó y caminó hasta salir del lugar, mientras Evan luchaba por contener a todos los sirvientes de la Bruja, era Pepper quien se entrentaba directamente con ella.
Miranda Wilson la arrojó con fuerza y ella salió volando en dirección a otro edificio.
—¡Pepper! —justo en ese instante, algo paso, fue como si una fuerza lo hubiese rodeado e impulsado hasta ella. Ni siquiera se percató, pero durante unos instantes sus pies se apartaron del suelo y llegó flotando hasta atraparla, juntos impactaron contra la pared, afortunadamente ninguno resultó herido.
Jack la soltó, sorprendido miró como había llegado hasta ella.
—¡Cuidado! —Pepper reaccionó, antes de que decenas de tubos metálicos se incrustaran en ellos como estacas. Comprimió el metal hasta que hizo una amalgama similar a un proyectil y la arrojó contra Miranda.
La Bruja partió el proyectil en dos sin ningún esfuerzo, sonrió con malicia.
—. Jack... ve a Yang, déjame a solas con esta maldita.
Miranda pareció agradarle el reto, alzó sus manos y cuatro extremidades de fuego emergieron de su espalda, como si de una araña se tratara. Jack abrió los ojos.
—¿Estás segura?
—Ve —contestó con su cuerpo envuelto en bruma carmesí, él asintió y salió corriendo de allí. Miranda comenzó a acercarse a ella—. Muy bien, perra, veamos qué eres capaz de hacer.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro