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CAPÍTULO 21

Luego de que llegaran al hospital, la mayoría de Los Defensores se quedó junto a sus amigos y el personal médico a la espera de nuevas noticias sobre Alicia.
Luego de que Pepper dejó de llorar, se quedó profundamente dormida sobre el regazo del velocista azul, lo cual le dio tiempo para contarles a los demás sobre el ataque. Luego de tanto esfuerzo y sangre derramada, nuevamente estaban perdiendo, los Inhumanos habían conseguido no solo apoderarse de dos de los fragmentos para la creación de la máquina, sino que en el trayecto los derrotaron y arrebataron la vida de Cooper.

Eran alrededor de las tres de la mañana y Jack simplemente no podía conciliar el sueño, cada que sus ojos se cerraban era atormentado con la imagen de Pepper llorando por su hermano, el dolor que sintió, solo lo podía comprender al recordar como su amada Willow sucumbió entre sus brazos. Limpió una lágrima que cayó por su mejilla, se incorporó un poco y miró a su alrededor, la mayoría del equipo estaba dormido en la sala de estar, se levantó lentamente, tratando de no despertar a nadie, miró a Gwen, ella estaba descansando sobre un par de sillas, su mirada tranquila y serena solo le recordaba que todos estaban exhaustos y que ya merecían ese descanso.
Caminó por los pasillos hasta que encontró una máquina de café, pidió dos y esperó a recibirlos. El lugar estaba en silencio total, exceptuando las máquinas que permitían que los pacientes siguieran con su lucha. Caminó con los cafés hasta llegar a la habitación donde estaba Alicia, miró desde la puerta y sintió como su corazón se despedazaba a cada instante.

Alicia Stone estaba postrada sobre una cama, llevaba encima de la boca un juego de tubos y pequeñas mangueras que le permitían respirar. El medidor cardíaco a su lado era la canción que había arrullado a su amigo, Iron estaba sentado a un lado de ella, con los brazos cruzados y en su rostro una mirada triste y de ojos cerrados. Estuvo a punto de regresar por donde vino, hasta que escuchó que despertaba. Se giró nuevamente, Iron parpadeó buscando espantar el sueño, miró a Jack.

—Me quedé dormido —dijo con una voz suave y triste, tomó la mano de Alicia y la besó—. Me prometí que la cuidaría hasta que despertara.

—Deberías descansar, ve con los demás, yo puedo cuidarla en tu ausencia.

—No. ¿Qué tal si despierta y ve que no estoy? ¿Y si entra en pánico? No, ni hablar, me quedaré con ella —Jack suspiró.

—Bien, entonces al menos debes mantenerte despierto —le entregó un café.

—Gracias —aceptó la bebida y le dio un trago.

—¿Los doctores te dijeron algo más?—sorbió de su café.

—Dijeron que la herida fue bastante profunda, que logró perforar su estómago y causarle una emorragia interna muy grave —suspiró con miedo, apretó los labios—. Estará en coma un tiempo, no saben exactamente cuánto, pueden ser días, semanas, meses...

—Se pondrá bien, es fuerte.

—Ese es el problema, debido a su alteración, su sistema nervioso es demasiado ''fuerte'' las medicinas o tratamientos no son suficientes, sus huesos y órganos son demasiado resistentes para ser operados, ni siquiera pueden hacerle una maldita incisión porque su piel rompe el bisturí —pasó sus manos sobre su cabello con frustración—. No pueden hacer mucho, y el único médico de Alterados está muerto... —soltó, para finalmente llorar.

Jack no pudo verlo sin acompañarlo en su agonía, era una de las personas más fuertes que conocía, y el verlo derrumbarse, solo lo hizo desear con todo su corazón que lo que estaba viviendo solo fuese una pesadilla, pero al cerrar sus ojos y abrirlos entre lágrimas, seguía en la realidad.

—Todo se salió de control, Jack, perdimos...

Buscó replicar, pero no tuvo el valor, ni las palabras para hacerlo, negó sin saber qué decir.

—Debemos mantenernos fuertes, ahora más que nunca.

—¿Cómo? ¿Cómo haremos eso?

—No... no lo sé —se levantó y salió hacia el pasillo. Su mirada se clavó en la oscuridad y en la nada, apoyó su mano contra la pared y aguantó las ganas de llorar.

—Jack —al oír su nombre guardó la compostura. Volteó, Cold se acercó a él.

—Hey. ¿Qué sucede?

—La Policía revisó los restos de la isla, no se logró salvar nada, ni siquiera encontraron su cuerpo. Creo-creo que deberíamos de comenzar a preparar el entierro.

—Sí, supongo... ¿cómo está Pepper?

—Está asimilando todo.

—Bien. Diablos —golpeó la pared—. Todo esto es mi culpa.

—Jack...

—No lo digas —aseveró seriamente—. Es lo que todos dicen, que no fue mi culpa, pero sí lo es. Gracias a mí es que todo se ha ido a la mierda, ya no quiero ver más muertos, Cold.

—Creo que al convertirnos en héroes aceptamos que a veces se tienen que hacer sacrificios.

—Yo no puedo con eso. No sé qué hacer.

—Yo sí —ambos se miraron—. Arreglemos el funeral, después vemos qué haremos con ellos.

—Está bien.

Decidió seguir el consejo de Cold, igual que todos, a la mañana siguiente se encontraban todos en el mismo cementerio en el cual habían enterrado a sus amigos tiempo atrás. El día era frío y nublado, a penas una ligera escarcha caía sobre los alrededores, y ahí, frente a ellos, se alzaba una lápida que custodiaba una tumba vacía.

Erick Cooper Robertson, hermano, amigo y héroe, jamás será olvidado. Decía la lápida, todos, a excepción de Iron y Evan estuvieron durante la misa y el entierro.
Una vez que el padre se fue, el equipo aprovechó para poder despedirse de su amigo.

—Yo... —habló Quick, carrasapeó un poco— me-me gustaría decir unas palabras.

—Adelante, Quick —accedió, Cold, prácticamente hablando por todos. Dio un paso al frente y miró la tumba.

—Coop, bueno, no sé exactamente cómo empezar —acarició sus manos y suspiró—. Siempre fuiste un cerebrito y yo un idiota de lo peor, no recuerdo una vez que no te estuviera molestando o haciendo algún chiste, aún así, siempre estuviste ahí, no solo para mí, sino para todos, nunca tuve la oportunidad de agradecerte en vida todo lo que hiciste por mí, eso me hace odiarme completamente, sin embargo, ahora puedo decir, que Cooper, fue el hombre más noble que jamás conocí, descansa en paz.

Limpió una lágrima que rodó por su mejilla, Jack apretó la mano de Gwen, necesitaba decir algo, pero Pepper se adelantó.
Apartó la bufanda que llevaba sobre su cuello, sus ojos estaban enrojecidos, igual que su nariz, suspiró y miró la tumba de su hermano.

—Creo que las palabras no alcanzan para describir todo lo que sentía por mi hermano —se cruzó de brazos—. Ahora que ya no está, solo me queda agradecerle por todo lo que fue, porque él nunca dejó de estar a mi lado, aún en los tiempos más oscuros, siempre veló por mi bienestar. Fuiste un amigo, un padre, una inspiración, y un pilar del cual pude sostenerme cuando todo se venía abajo, realmente... realmente no sé qué será de mi vida sin ti —cubrió su boca y aguantó el llanto—, te amo mucho, hermanito, tú, eres y serás siempre mi más grande héroe.

Quick le ofreció una rosa blanca, ella la aceptó, besó la flor y se agachó para dejarla sobre la tumba. Abrazó con todas sus fuerzas a Quick, él la acompañó en su llanto y pena.

Pasaron los minutos, todos comenzaban a irse, pero Jack aguardó un poco más, luego de colocar una rosa sobre la tumba de Cooper, caminó entre los callejones llenos de cruces y lápidas de piedra hasta llegar a una en especial. Limpió la escarcha y se alejó para mirarla detenidamente.

—Hola, Willow —guardó silencio durante unos instantes, entonces pensó, aunque breve, el tiempo que pasó con ella fue el suficiente para amarla con locura, aún sin siquiera saber más que su nombre—. Aún no me puedo creer que te hayas ido, ha pasado más de un año y aún me atormenta tu recuerdo. Eres lo primero que pienso al despertar y eres lo último que veo todas las noches antes de dormir. Te juro, que si pudiera cambiar el tiempo, lo haría —suspiró dejando escapar una pequeña nube de vapor—, nunca me perdonaré el haberte dejado morir. Justo ahora, estoy en una situación muy difícil, ya no quiero ver morir a nadie más, no... no sé qué hacer...

Se agachó ante la tumba, y fue justo cuando pareció verla en la lejanía, cerró sus ojos y aguardó unos segundos, ya no estaba al abrirlos otra vez.

—¿Qué puedo hacer? Cada vez me siento más solo, y cada vez veo todo más oscuro, ¿cómo se supone que puedo llamarme héroe... si no puedo ni salvar a las personas que quiero? —cubrió su cara con ambas manos y lloró de la impotencia— Todos esperan de mí muchas cosas, soy su líder, pero-pero yo me siento a la deriva. Necesito una señal, necesito saber que esto no ha terminado, necesito... una razón para seguir peleando.

Levantó la vista y miró el cielo intentando apaciguar el sufrimiento que azotaba su corazón, un grupo de aves pasó sobre el cielo nublado, entonces, una ráfaga de viento sacudió los árboles y levantó todo a su alrededor, miró confundido como los remolinos se llevaban las hojas muertas, el aire le llegó al rostro, como una caricia helada, cerró sus ojos y fue cuando escuchó algo, un susurro en el viento que le habló con delicadeza.
Abrió los ojos, no supo exactamente si lo que escuchó fue real o no, volteó, y nadie estaba cerca, intentó levantarse, pero fue cuando observó algo justo a lado de la lápida, aproximó su mano y con suavidad retiró las hojas y la nieve, descubriendo así una flor que había crecido ahí. De tallo firme y verde, con decenas de pétalos de un color maravilloso, sonrió, acarició la flor, y durante unos instantes fue como si ella estuviera a su lado.

—Supongo... supongo que eso es suficiente —se levantó—. Descansa en paz, la más hermosa de las flores.

Comenzó a alejarse de su tumba, recorrió los callejones desolados del cementerio mientras el viento agitaba su cabello, alguien lo esperaba en la entrada.

—Evan —dijo sorprendido de verlo.

—Hola, Jack —saludó con amabilidad, juntos comenzarona caminar por la calle—. Lamento mucho lo que le pasó a Cooper, era una mente brillante.

—Lo sé, ahora que no está, no sé que pasará con nosotros.

—¿De qué hablas?

—Evan, perdimos, tienen dos fragmentos de la máquina y solo Dios sabe qué estarán tramando ahora —Evan suspiró y se rascó la nuca.

—No solo vine a dar el pésame, hay noticias.

—¿Sobre qué?

—Hace unas cuantas horas se reportó el avistamiento de Los Inhumanos en Shanghai. Por lo visto están buscando el último fragmento.

—¿Qué es lo que necesitan?

—Un disco duro, uno de los componentes más necesarios para crear la máquina, tienen el combustible y el motor, pero necesitan una poderosa computadora para echarla a andar.

—Así que crearán caos por aquí y por allá para encontrar esa cosa, están dementes.

—Debemos llegar lo antes posible y hacerles frente.

—Lo sé, Evan, lo sé, pero justo ahora estamos en un mal momento, Quick está herido y Alicia en coma, no tenemos base ni mucho menos algún vehículo para llegar a Shangai, además, seguramente nos estarán esperando, ¿qué tal si volvemos a fallar?

—Prefiero ir y hacer el intento antes que dejar que mi padre y todos los que murieron a manos de esos animales queden impunes —aseveró mirándolo con decisión.

—Muy bien, estoy contigo —siguieron caminando un poco más, hasta que Evan se detuvo frente a un flamante y atractivo automóvil de color plata. Caminó sonriente y abrió la puerta.

—Sube —entró al auto y Jack le siguió algo sorprendido.

—¿Y esto? —admiró el moderno y sofisticado interior del automóvil. Encendió el motor y lo hizo rugir.

—Un juguete, patrocinado por Industrias Redford —pisó el acelerador—. No solo soy portador de palabras de aliento, también tengo algunas buenas noticias —Jack lo miró intrigado, Evan sonrió—, avísale a tu equipo, diles que tengo algo que mostrarles.


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