Lentamente comenzó a abrir los ojos, su visión fue borrosa durante unos instantes, hasta que tras unos cuantos parpadeos logró ver nuevamente a la perfección, estaba sobre una cama y se sentía lastimado y algo confundido, miró a su derecha y contempló una aguja clavada a su brazo, luego de eso volteó horrorizado hacia su izquierda evitando con la mirada aquello que tanto lo atemorizaba, sonrió, al ver a una joven y hermosa pelirroja durmiendo en posición fetal sobre un sillón.

—Ya salió el sol Rojita —soltó con una voz un tanto seca. Instantáneamente ella levantó la cabeza y lo miró con sorpresa.

—¡Quick! —se levantó y llena de alivio lo abrazó, él emitió un ligero quejido y ella se separó— Lo siento —lo abrazó nuevamente pero con más delicadeza.

—¿Qué fue lo que pasó?

—Quick, lo siento tanto —su voz progresivamente se volvió más cortada y sus ojos se abrillantaron—. Fue mí culpa, si yo no te hubiera forzado a venir conmigo no estarías a...

Los labios del velocista silenciaron sus palabras y generaron una explosión en su cerebro, abrió completamente los ojos y tras unos segundos él se despegó.

—Oh... —soltó ella tan sorprendida y roja cual tomate.

—Pe-Pepper lo siento... no —intentó articular palabras pero simplemente no lo logró.

—S-será mejor que le avise a los demás que despertaste —movió un mechón de su cabello y asintió nerviosa y con la mirada en el suelo.

—Pepper... —salió apresuradamente de ahí dejándolo con una mezcla de sentimientos indescriptibles, se tumbó nuevamente y cubrió su rostro con una almohada— ¿Qué hice?

Pepper cruzó rápidamente el pasillo y llegó hasta la sala, donde los demás se encontraban discutiendo a todo volumen.

—¿Qué está pasando? —preguntó elevando su voz.

—Jack y Gwen encontraron al aparente responsable de todo este desastre. Y Cold dice saber dónde está la última pieza para la máquina —respondió Evan sin emoción alguna.

—¿Estás seguro de eso, Cold? —inquirió Cooper, prácticamente hablando por todos.

—No estoy asegurando nada, pero al menos deberíamos intentarlo —todos se callaron a la hora en que habló.

—¿Dónde está? —le preguntó Jack.

—Alaska.

—Podríamos ir rápido, pero debemos decidir ahora —se adelantó a decir Iron.

—No perdemos nada en intentarlo —la mayoría finalmente aceptó.

—Bien, entonces comenzaré a preparar el Blackwing, estén listos para el amanecer —casi todos comenzaron a irse, cuando Pepper recordó lo que tenía que decir.

—¡Chicos! —todos se detuvieron— Eh... Quick despertó...
En cuestión de segundos todos abandonaron la sala y se apresuraron hasta llegar con el velocista.

—Es bueno saber que me extrañaron, digo, ¿qué harían sin mí? —sonrió con modestia.

—Me lleva, debiste borrarle la memoria cuando tuviste la oportunidad —soltó Iron con obvio sarcasmo, realmente estaba felíz de verlo despierto, igual que los demás.

—Igual te seguiría molestando.

—Que bueno es tenerte de vuelta, Quick.

—Gracias Jack, también me alegra mucho verlos —miró disimuladamente como Pepper se alejaba del lugar, regresó resignado con los demás.
Luego de unos minutos de intercambiar palabras, nuevamente todos continuaron con sus tareas, Cooper se dirigía hasta su laboratorio para realizar una inspección en la nave, cuando Jack lo alcanzó.

—Coop, espera.

—Hola, ¿qué sucede? —ambos siguieron caminando hasta llegar al laboratorio.

—Bueno yo... estaba pensando en si...

—¿En si podía ayudarte con las visiones que estás padeciendo? —confundido lo miró.

—¿Cómo es que...?

—Gwen me contó. Anda siéntate —lo hizo, Cooper buscó entre decenas de cajas y llegó junto a él con algunos utensilios, se colocó sus gafas—. Cuéntame un poco sobre lo que ves.

—Bueno —dirigió un extraño aparato hacia su ojo y éste lo escaneó en segundos—. Es como una visita al doctor —emitió una ligera risa, Cooper siguió analizándolo—, son muchas cosas, y más que una alucinación, es como si algo me impidiera utilizar la Omnsiciencia.

—Curioso, ¿qué es exactamente lo que sientes? Descríbelo a detalle.

—Es... como si alguien cubriera mis ojos y solo pudiera ver llamas, llamas de color verde.

—Eso si no es normal. Déjame tratar algo —colocó sobre sus ojos un visor lleno de cables.

—Eh... ¿Coop?

—Tranquilo, esto es un seguro, creo...—tecleó sobre unas computadoras y encendió el visor—. Intenta usarla.

—Pero...

—Confía en mí.

—La mayoría de las veces que me colocas cosas en los ojos, sufro bastante.

—¿Quieres recuperar tu habilidad o no? —suspiró con algo de nervios—. Solo concentrate en lo que quieres ver.
En un inicio las llamas aparecieron nuevamente, soltó un quejido y rápidamente Cooper revisó lo que ocurría a través de los monitores.

—Duele —soltó apretando los dientes.

—Sigue así. Ya te tengo perra —dijo para sí mismo, tecleó nuevamente.
Jack siguió haciendo esfuerzo por visualizar lo que quería, pero las llamas ahí seguían. Hasta que finalmente presionó un último botón, y las llamas desaparecieron, dejando ante él la imagen de una estructura en medio de la nieve.
Se quitó rápidamente el visor, y lo miró.

—¡Funcionó! —exclamó alegrado. Sus ojos se tornaron blancos y estalló en alegría— ¡Si funcionó!

—Claro que funcionó. Me ofende que pensaras lo contrario.

—¿Pero, exactamente qué hiciste?

—Busqué la causa del problema, y la encontré alojada en tu cerebro. Teníamos un pequeño parásito en el lugar.

—¡¿Qué?!

—No literalmente, al parecer la Bruja logró generar un bloqueo mental, la desgraciada fue astuta, pero dejó su firma al colocar dichas llamas.

—Estoy algo confundido, ¿me hechizó o algo así?

—¿Qué? No —rió seguro de sí—. Los eventos de índole extranormal siempre tiene una explicación, ella debió crear un vínculo cerebral o tal vez pudo proyectar alguna especie de ''ancla'' que impedía que utilizaras tus habilidades de forma habitual. Sus trucos baratos no me convencen en lo absoluto.

—¿Entonces ya está?

—Claro —se quitó los lentes y bebió de una taza de café, luego se mostró disgustado—. Está frío —comentó luego de escupirlo.

—¿Y qué hay de las alucinaciones?

—¿Sigues viendo a Willow?

—Sí, bueno, a veces. Pero hace poco vi otra cosa, fue... aterrador. Ni siquiera sé como describirlo.

—Escucha, por qué no vas y preparas al equipo, yo me quedaré y analizaré tus funciones cerebrales, ¿te parece?

—No vendrás con nosotros.

—Tengo algunos trabajos pendientes. Pero los estaré esperando con la última pieza.

—Está bien —se levantó y se encaminó hacia la salida—. Gracias, Coop.

—No hay de que.

Luego de unas horas, la mayoría de los Defensores se encontraba descansado en sus habitaciones, a primera hora partirían rumbo a Alaska para recuperar el último componente para la máquina, así que debían tener mucha energía.
Pero Quick no pudo dormir, todo lo ocurrido lo mantenía despierto, se levantó de su cama y retiró el catéter de su brazo, posó sus pies sobre el suelo y casi se cae. Las quemaduras, y el tiempo que llevaba dormido lo habían debilitado.
Se apoyó de las paredes y siguió hasta que recuperó un poco de movilidad.

Atravesó la puerta principal y caminó por el pequeño bosque que tenía la isla, hasta que llegó a la playa. La luna y las estrellas iluminaban el cielo nocturno, las olas tranquilas acariciaban la arena dejando blanca espuma sobre esta, y en la lejanía, Nueva York, la ciudad de luz se alzaba sobre el océano como si fuese una pintura.
Sonrió y se sentó sobre la arena, hundió sus pies sobre la arena fría y suspiró.

—¿Viniste a meditar? —Pepper llevaba puesto un camisón, oscuro y algo traslúcido, que resaltaba su figura y su cabellera pelirroja. Quick vio una imagen celestial en todo sentido.

—Pepper... ¿qué- qué haces despierta?

—Lo mismo que tú, Veloz, salí por un poco de aire fresco y a distraerme —llegó y se sentó a su lado. La brisa movía su cabello mientras que la luna la iluminaba.

—Pepper, yo...

—Alto —detuvo sus palabras—. Antes de que digas algo, quiero preguntar, ¿por qué lo hiciste?

—No lo sé... —respiró profundamente—Solo, quise hacerlo.

—¿Sientes algo por mí?

—Sí —miró sus brillantes ojos—. Y sé que estuvo mal, tú estás enamorada de Jack y no debí...

—Quick, luego de tanto, finalmente me di cuenta que me aferré a algo imposible. Estuve tanto tiempo enfocada en lograr que Jack me viera como algo más que una amiga, en lugar de haber entendido que simplemente no era para mí. Supongo que el que me besaras me hizo darme cuenta de ello —mostró una sonrisa.

—Entonces... ¿Pensaste todo eso mientras te besaba? Debo ser un mago o algo así —expulsó una risita y ella le dio un ligero golpe en el hombro.

—Sabes a lo que me refiero.

—Así que, ya no sientes nada por él  —negó con gran seguridad.

—Es mi amigo, y lo quiero, pero no como antes.

—Eso quiere decir que tengo una oportunidad —soltó, sin saber exactamente si lo decía como una broma o no. Ella giró con una sonrisa.

—Bueno, hay que tomarlo con calma, ¿si? Acabemos con esto y después veremos que pasa entre tú y yo.

—Ah, te gusto —exclamó nuevamente.

—Eres un idiota —se acercó a él, sujetó su rostro con ambas manos y lo besó. Luego de unos instantes se despegó de él, colocó su frente contra la de él y sonrió sin abrir los ojos—. Sí Quick, me gustas —se levantó y sacudió la arena que tenía encima—, me iré a dormir, gracias por abrirme los ojos.

La vio marcharse, y luego volteó hacia el mar, se quedó estático durante unos segundos, para luego saltar y festejar de alegría.

Maxwell admiraba las grabaciones en cientos de monitores, escenas de Los Defensores, tanto en sus actos heroicos como en sus vidas cotidianas. Se levantó de su silla y miró hacia su equipo.

—Queridos amigos, quiero felicitarlos, estamos a punto de lograr nuestro cometido —soltó con una sonrisa llena de seguridad.

—¿Bromeas? ¿Cierto? Los Alterados ya nos quitaron dos piezas de la máquina y a demás Shock está prisionero con ellos, creo que estamos a millas de ganar —reclamó Jaime Blood. Y prácticamente todos en la habitación pensaron igual.

—Oh que tu vista no te engañe, compañero, los tenemos justo donde queríamos. Es hora de actuar, Verónica —la Bruja llegó hasta él.

—Señor.

—Muy pronto los destruiremos, pero antes, necesito que saquen a un amigo de prisión...

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