CAPÍTULO 12
—¿Qué? —aquellas palabras se incrustoron en él cuál dagas.
—Escucha, Jack, Cooper me contó lo que pasó, realmente fue una derrota aplastante, no podemos permitir que algo así vuelva a pasar —se acercó a él y colocó su mano en su hombro—, lo que quiero decir es; creo que últimamente has tenido mucho en que pensar, y por tu bien, y el bien del equipo decidimos que deberías tomar un descanso y cederle el liderazgo a alguien más.
Jack no respondió nada, su mirada pasó a ser una de inconformidad a una de enojo.
—¿Y crees que tú podrías hacerlo mejor? —inquirió directamente hacia Iron. Retiró su mano y él pareció alarmarse.
—No estoy diciendo nada, lo único que quiero es evitar que algo malo suceda.
—¿Y cómo te funcionó la última vez? Porque hasta dónde recuerdo, te dejaron inconsciente a la primera confrontación, ¿y así quieres ser el líder? —esta vez el ambiente se tornó realmente tenso, y las miradas entre ellos demostraban que no parecía más un ''acto de buena fe''.
—Escucha, Jack, eres mi amigo y realmente te aprecio, pero te diré esto por tu bien, no creo que estés en condiciones para liderar la siguiente misión, descansa, aclara tu mente y después volveremos a la normalidad.
—Solo será esta ocasión, Jack —dijo Cooper intentando apaciguar su inconformidad.
—Bien, lo haré, suerte... amigo —nuevamente se retiró del lugar sin decir nada.
—¿Qué le ocurre? —Iron era el más conmocionado de todos.
—No lo sé, ha estado así desde que volvimos de París.
—Tenemos que planear nuestro próximo movimiento —finalmente cambió de tema y se acercó a los demás—. ¿Qué tenemos?
—Logré obtener la localización del segundo componente para crear la máquina —mostró una proyección dónde aparecía una máquina bastante sofisticada, como una pieza de maquinaria—. El Catalizador.
—¿Qué es eso, cerebrito? —preguntó su hermana.
—El cristal funciona como un combustible, y esto, es el motor.
—¿Dónde se encuentra? —se apresuró a preguntarle Barry.
—En Venecia, específicamente aquí —mostró una enorme edificación parecida a un castillo—. Aquí viven los D'angelo, una de las familias más influyentes en cuanto al campo científico se refiere.
—¿Tendremos que robar? —volvió a dudar Pepper.
—No es tan malo si a quién le robas, ya son ladrondes —casi todos lo miraron confundidos—. La familia D'angelo fue una de las más influyentes en el campo científico hace años. Al menos hasta que el cargo terminó en manos de Alessandro e Issabella, los hijos de los precursores de la familia, ellos abandonaron toda enseñanza de sus padres y en lugar de mantener el legado familiar y fabricar avances científicos, optaron por crear armas, vender poderosas drogas y dominar de manera subrepticia toda Italia.
—Corruptos hijos de perra —pronunció Pepper mirando toda la información.
—Ladrones o no, no podemos entrar a su casa y crear un desastre, no solo comenzaríamos una guerra, sino que nos volveríamos tan desgraciados como a quienes buscamos detener —mencionó Barry atrayendo la atención de todos, ciertamente su comentario fue muy acertado.
—¿Quién dijo algo sobre crear un desastre? —movió algunos archivos y mostró uno nuevo—. Cada año, los D'angelo aprovechan el desfile de máscaras de Venecia para hacer un gran y cotizado baile. Solo asisten déspotas y gente aparentemente ''importante'', pero, si logramos entrar a su baile y encontrar la pieza, no habrá necesidad de crear un escándalo como es usual en nosotros.
—Eso suena excelente, ¿crees poder meternos?
—De eso yo me encargo, lo que necesitan ahora es conseguir ropa para la ocasión y practicar sus pasos de baile, tenemos que mantener nuestra fachada lo más convincente posible —todos se retiraron de ahí luego de un rato.
Jack decidió salir de su habitación, caminar por la jungla de la isla para lograr alejarse de el estrés y, en cierta forma, aceptar la proposición de Iron sobre compartir el liderazgo, a pesar de que ello no le hubiera agradado en lo más mínimo.
Ni siquiera él sabía por qué había reaccionado de tal manera, era como si la ira lo hubiera superado y lo hubiese obligado a revirar de tal forma. Caminaba tranquilamente por el lugar, sin hacer mucho, solo escuchando la brisa del océano y el canto de las aves a su alrededor.
Se quedó unos segundos mirando su reflejo en un charco, cuando escuchó algo, un leve susurro en el viento, una voz que decía su nombre, miró hacia todos lados buscando quién lo llamaba, y la vio... Willow, nuevamente estaba ahí, mirándolo con una expresión triste, comenzó a caminar.
—¡Espera! —le dijo apresuradamente, ella lo volteó a ver, y lo hizo seguirla. Rápido pasó entre la maleza y los árboles intentando alcanzarla, pero por más rápido que fuera ella parecía inalcanzable. La perdió de vista, pero algo más apareció, a través de la vegetación, una luz roja parecía proceder del mar, se acercó confundido y lo sintió.
Calor, como si hubiera un incendio cerca de él, incluso había cenizas en el aire, llegó rápidamente hasta la playa y contempló con horror el panorama.
Un gigantesco vórtice de colores rojos oscuros brotaba del interior de Nueva York y llegaba hasta el cielo pintándolo de un carmesí infernal. La ciudad estaba destruida, como si una fuerza inconmensurable la hubiera arrasado, y el calor de esta llegaba hasta él. Jack estaba estático, el miedo lo cubrió de pies a cabeza al ver aquello y simplemente le impidió moverse.
—Ya viene... —pronunció Willow, quién se encontraba a lado de Jack, con su piel ceniza y sus ojos carentes de vida—. Todos están condenados...
De repente, una explosión de proporciones apocalípticas azotó Nueva York, arrasó el mar en cuestión de segundos, y para cuando llegó con Jack, la oscuridad prevaleció.
—¿Jack? —volteó rápidamente, Gwen lo había hecho reaccionar, la miró aterrado mientras un sudor frío corría por su frente.
—Pero... ¿qué? —miró la ciudad, se veía más viva que nunca.
—¿Jack, te pasa algo? —no dijo nada, seguía congelado por el miedo. Gwen alargó sus brazos y lo abrazó para trabquilizarlo, y ahí se quedaron, en la arena de la bahía, observando el atardecer.
—Oye, ¿te encuentras bien? —James miraba confundido a Verónica, quien estaba paralizada, como si hubiera visto algo absolutamente aterrador.
—El omnisciente... él vio algo... algo que no sé si fue real o no —respondió mirándolo seriamente. James rió como si le hubiera contado un chiste.
—Por favor, el chico ni siquiera se encuentra estable mentalmente, y contigo en su cabeza mucho menos, debe estar delirando —comenzó a caminar hacia su equipo.
—Pareció real...
—Ya olvídalo, gracias a tu ''intervención'' ahora sabemos cual será su próximo movimiento. Muy bien, gente, prepárense, es hora de ir a Italia.
—¿Cuál es el punto de seguir combatiendo con ellos? ¿Por qué no podemos destruirlos y listo? —comentó el monstruo.
—No queremos convertirlos en un mártir, debemos de aplicar bien nuestra jugada, para que cuando logremos acabar con ellos, nadie los extrañe. Además, no te impacientes mi deforme amigo, tengo una tarea especial para ti —enunció el joven Maxwell.
El monstruo sonrió, Jannet prefirió salir de aquella habitación, rápido su hermano la alcanzó.
—Oye, ¿te pasa algo?
—Jaime, crees... ¿crees qué hacemos lo correcto?
—¿De qué hablas?
—El niño rico ya lo dijo, ¿y si lo único que logramos es convertirlos en mártires? O peor, ¿qué tal si le quitamos al mudo algo que realmente necesitan? —su hermano dibujó una cara más parecida al asco tras escuchar sus palabras.
—No digas estupideces, Jannet, tú, al igual que yo sabemos que ellos no son buenos.
—¿Y nosotros sí? —en ese instante Jaime sujetó con fuerza a su hermana por el cuello y la estrelló contra la pared.
—Merecen morir, ellos, y todos los malditos Alterados, me importa poco si somos los buenos o no, lo único que quiero es que hasta el último de ellos muera... —Jannet miró con preocupación a su hermano, y mientras luchaba por respirar Jaime reaccionó—. Lo siento... Jannet —la soltó finalmente—, hicimos una promesa, ahora tú y yo debemos cuidarnos mutuamente para sobrevivir, debemos pelear, y matarlos, por mamá y papá...
Abrazó a su hermana tras eso, Jannet le devolvió el gesto mirando hacia la nada, pensando si lo que estaban a punto de hacer realmente era lo correcto.
Jack cerró su diario, había escrito con lujo de detalle aquello que presenció en la playa, quiso contarle a Coop, pero estaba realmente ocupado planificando la siguiente misión junto con Iron y Cold.
Así que como antes, decidió escribir lo ocurrido en su diario, cuando entró Gwen a la habitación, tenía un par de cajas con sus nombres en ellas, le entregó a Jack la suya y la abrió, adentro había un traje de gala realmente elegante y vistoso, al igual que un antifaz de colores dorados.
—Creo que prefiero la mía —dijo mirando la máscara, volteó hacia ella y Gwen miraba maravillada un vestido carmesí.
—Es hermoso —dijo sin despegar la vista del vestido.
—Creo que tiene buen gusto —tocaron a la puerta en ese instante.
—Chicos, prepárense y vayan a la sala, repasaremos el plan —se escuchó la voz de Cold tras la puerta. Jack suspiró.
—Vamos —Gwen lo tomó de la mano, juntos salieron de la habitación y llegaron a la sala, ya todos estaban ahí.
—¿Les gustaron mis elecciones? —preguntó una vez que llegaron.
—Bastante —respondió Gwen con una sonrisa.
—Excelente, ya que los necesitarán, conseguí hackear la lista de invitados en el baile de los D'angelo, podremos pasar sin inconvenientes, el problema será adentro.
—Una vez que todos estén entre la multitud comenzaremos a buscar el Catalizador. Hasta dónde sabemos está oculto junto con otras reliquias en las catacumbas del castillo —prosiguió Iron, quien miraba a Jack, simplemente para ver como lo estaba tomando.
—Tendremos que dividirnos, la mitad afuera y la otra adentro, yo los monitorearé desde el Blackwing y los guiaré.
—¿Qué hay de Evan? —preguntó Jack logrando robar la atención de todos.
—Si es que lo encontramos, debemos intentar razonar con él, y evitar que la cosa se salga de control —le respondió mirándolo fijamente, Jack solo asintió—. ¿Alguna otra duda?
—Sí —dijo Quick—, ¿qué hago si mi traje me aprieta la entrepierna?
Harold sostenía una fotografía en su mano, fue lo poco que logró rescatar tras haber ido a los despojos de la escuela. Él y su esposa aparecían, abrazados y sonrientes con un bello océano tras ellos. Si una lágrima no cayó por su mejilla fue porque el agua ya ni siquiera existía en su cuerpo.
Y otra razón, fue el recordar su pérdida, recordó como todo se venía abajo, y como, a pesar de haber salvado a decenas de personas, Jack no pudo salvarla a ella. Apretó la fotografía lleno de ira y la electricidad casi la consumió.
—¿Perdiste a tu esposa, eh? —James apareció tras de él, con la expresión más fría que jamás le hubiera visto—. Te entiendo.
—No, no entiendes, no sabes lo que se siente —respondió mirándolo con ira.
—Te equivocas —de su bolsillo sacó un dije de plata, que decía Mary. —Era de mi madre, la perdí hace años, gracias a ellos... —Harold cambió su semblante a uno lleno de intriga, James guardó el dije nuevamente—. Tengo razones bastante personales para querer a todos los Alterados bajo tierra... para que nadie como tú, o como yo, sufra de la misma manera.
—Tienes razón —asintió con un solo pensamiento en su mente.
—Toma, es para completar tu traje —le entregó una mascara negra, parecida a un cráneo alargado, del cual se desplegaban unas ''mangueras'' que conectaban con los circuitos de su espalda, brazos y más.
Se la colocó, y ciertamente su aspecto era atemorizante, parecía un ente espectral, oscuro, pero con un resplandor azul proveniente de su interior—, ¿cómo te sientes?
—Molesto, y preparado para acabar con ellos.
Jack libraba una intensa batalla, se miraba en el espejo y una y otra vez intentaba amarrar su corbata, hasta que finalmente lo logró. Sonrió y volteó, Gwen salió de otra habitación vistiendo aquel vestido rojo, la corbata cayó al suelo.
—¿Cómo me veo? —preguntó ruborizada. Movió un mechón de cabello de su rostro y Jack no podía apartar su vista de ella.
—Maravillosa... —era verdad, aquél vestido resalataba su belleza y su figura de una forma inenarrable.
Sus piernas descubiertas, su cabello arreglado y brillante, sus zapatos, sus ojos, simplemente se veía perfecta.
—Déjame ayudarte con eso —tomó otra corbata de muchas que había dejado en la cama y sin demorar nada la ató a la perfección en su cuello—. Listo, ahora te vez mucho más guapo que antes.
Jack la tomó de la cintura y sin decir nada la besó con intensidad, ella nuevamente lo envolvió con sus brazos y ambos fueron uno. Se despegaron y ella lo miró sonriente pero confundida.
—¿Y eso?
—Quería estar seguro de que no estaba soñando —respondió admirándola como una obra de arte. Ella le dió un par de besos más y tomó su máscara.
—Es hora de irnos —dijo con seguridad.
Mientras Cooper la entrenaba, Gwen mencionó que debía mantenerse alejada de las misiones, a lo que Coop le respondió que no, ella se sorprendió, gracias a ella habían perdido mucho, él se mantuvo en su posición y no cambió de parecer.
—¿Y si cometo error, y todo sale mal?
—preguntó en aquél entonces.
—Es parte de nuestra naturaleza, como seres vivos está en nosotros comenter errores, pero también está en nosotros arreglarlos.
Ella sonrió, y sin miedo alguno se preparó para encarar lo que estaba por venir, y reparar los errores cometidos.
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