CAPÍTULO 21
Jack se apresuró a subir nuevamente hasta el piso en el cual sus amigos combatían con el resto de los Alterados. Pero al momento en el que llegó, el combate había terminado por completo.
Sus amigos habían conseguido la victoria en contra de sus adversarios y no solo eso, Cooper había logrado desactivar el protocolo de seguridad en todas las celdas del lugar, los Alterados nuevamente estaban libres, pero aún no estaban a salvo.
—Jack —emitió Willow al verlo. Los dos corrieron y se unieron en un fuerte abrazo—. ¿Te encuentras bien? —acarició su rostro herido y repleto de sangre, él asintió.
—Tranquila, estoy bien —acarició su cabello y después besó su frente. Nuevamente ella lo abrazó.
—Gracias por salvarme.
—Sí Jack, gracias por salvarla tú solo, eres un héroe —enunció Fire en modo de broma, aunque parte de él sonaba acomplejado por no recibir mérito por el rescate.
Willow sonrió.
—Gracias, a todos —lo miró—. En serio.
—Aún no termina esto —habló Cooper—. Tenemos que hacer algo con ellos —ilustró mirando a la legión de temerosos Alterados en el lugar.
—Entonces llevátelos de aquí, nosotros iremos por Maxwell —habló Cold Shock. Fire, Quick y Jack le secundaron.
—¿Seguros? —los miró con algo de miedo, pero asintieron aún así.
—Anda, y llévate a Willow también —al instante ella lo miró.
—No te dejaré solo.
—Tienes que hacerlo, esto... esto será lo más peligroso, y no permitiré que algo te pase.
—No.
—Willow —su mirada recia e inexpresiva le hizo temblar. La joven asintió, no sin antes tomar su rostro y besarlo una vez más.
—No te mueras, ¿sí? —cerró sus ojos y pegó su rostro contra su pecho. Jack suspiró.
—No lo haré. Anda, vete.
—¡Hora de irnos, síganme! —exclamó Cooper ante la multitud, luego salió de ahí, al igual que Willow.
—Bien, es hora, acabemos con ese desgraciado de una vez.
Los cuatro Defensores subieron al último piso de aquella torre. Y aunque la batalla seguía sin parar, en el interior del edificio seguía aquella inucitada y tenebrosa paz que mantenía en silencio todo el lugar, no había soldados, guardias, ni nada parecido. Jack utilizó su Omnisciencia para observar tras las paredes del pasillo al cual estaban por ingresar.
—¿Hay alguien? —inquirió Fire, con el temor siendo palpable a través de sus palabras.
—Solo él —respondió seriamente.
—Y con eso es suficiente —habló Cold. Entonces abrió la puerta, un pasillo corto y silencio los acompañó por breves instantes hasta que la última puerta del lugar les permitió finalmente entrar a la morada de su némesis.
Tras aquella puerta no se encontraba más que toda una base de operaciones de La Orden, vacía, a excepción de una solitaria alma que vislumbraba el caos desde un enorme ventanal.
—Finalmente están aquí —enunció tranquilamente, y aún así Los Defensores no pudieron con el sobresalto. Howard Maxwell dio media vuelta y los miró, con aquel semblante pasivo y despreocupado que les ponía cada pelo en punta.
Caminó hasta que llegó a su escritorio, tomó una botella de whisky y se sirvió un vaso, después lo alzó ante ellos—. ¿Un trago?
—Se acabó, Maxwell, perdiste —habló Jack. Él se mostró agraciado ante su comentario.
—¿Que perdí? —consumió todo el licor de su vaso—. Todo lo contrario, esto a penas está empezando.
—Esta tiranía termina hoy, nosotros...
—¿A caso creen que la gente los aceptará después de esto? —irrumpió violentamente, dejando mudo a Jack. Maxwell negó—. Si acaban con todo lo que construí, lo único que lograrán será otorgarle a la gente un nuevo blanco, uno que siempre estuvo presente. Los aborrecen, justo ahora creen que están del mismo lado ¿pero qué creen que pasará cuando la batalla termine? Les escupirán a la cara y los pisotearán sin pesarlo dos veces, porque así es como son los humanos, temen lo que no entienden, y lo que no pueden controlar, lo destruyen...
—¿Y para ti es mejor dominar en lugar de arreglarlo, verdad? —arremetió Cold Shock con severidad.
—El fin justifica los medios, le di al mundo paz.
—A costa de una tiranía —exclamó Jack nuevamente.
—No me vengas con idealismos niño, el mundo no es así.
—Tal vez no, pero tampoco está repleto de gente tan podrida como tú. Aún si la gente no nos acepta, tal y como tu dices, es nuestro deber ayudarlos y protegerlos.
—Supongo que la necedad es parte de ser un Alterado —alzó las cejas y se retiró la gabardina que llevaba puesta—. Y ya que no puedo convencerlos de cambiar de bando, me veré en la necesidad de destruirlos —sus ojos lentamente comenzaron a pintarse de rojo—, a ustedes, a sus amigos, y a todos los que se opongan.
—¡Ahora Fire! —alertó Jack, y su amigo atacó intempestivamente, lanzándole a Ax una colosal cantidad de fuego, la cual recibió sin poder evitarlo.
Fire lanzó un grito lleno de desesperación, no detuvo sus ataque y para cuando sus llamas alcanzaban el techo y los alrededores, dejó de disparar.
Jack deshizo la barrera que los protegía a él ya sus dos amigos, admiraron entonces el lugar envuelto en llamas y humo.
—¿Funcionó? —preguntó Quick. Todos miraron en la misma dirección. Entonces, tal y como un ente infernal, Howard Maxwell emergió de entre las llamas, completamente ileso. Ax sonrió.
—Mierda —exclamó Fire. Y al instante su adversario recorrió el lugar, llegando a con ellos en cuestión de casi un segundo.
Sujetó entonces a Fire Shoot por el cuello.
Jack y Cold trataron de atacarlo, pero Maxwell dejó salir una onda expansiva acompañada de una marejada de fuego, la cual los arrojó violentamente lejos de su alcance.
Quick corrió contra él, pero a Ax le bastó con alzar su mano contra él para arrojar otra onda expansiva que lo catapultó casi hasta atravesar el cristal del salón.
Ax apretó el cuello de Fire Shoot, sonrió y sin pensarlo dos veces alzó su otra mano y con un movimiento seco: atravesó de lleno al joven Defensor.
Su mano, pintada de rojo salió por su espalda, mientras él aún consciente lo único que podía hacer era tratar de respirar.
—¡No! ¡Fire! —rugió Cold Shock al verlo.
Ax le dedicó una sonrisa, después dejó caer el cuerpo sin vida de Fire Shoot sobre el suelo.
Cold se levantó, lanzando un gruñido repleto de ira, rápido cubrió sus puños de hielo y arremetió contra Maxwell, lanzando puñetazos a diestra y siniestra, pero a Ax no le costaba en lo absoluto el contener los golpes.
Se cubrió de la mayoría sin hacer esfuerzo alguno, y justo en el último ataque del Defensor atrapó su puño, y le asestó una patada que lo hizo salir volando hasta impactar contra un muro cercano.
—En verdad pensé que darían más pelea —enunció despreocupado mientras sacudía sus manos.
Entonces salió volando violentamente hasta que chocó contra un panel lleno de computadoras. Dejó salir un quejido y observó frente suyo, así encontrándose con Jack.
Sus ojos resplandecían en blanco y todo a su alrededor levitaba, Ax sonrió.
—Parece que la cosa se puso interesante —dijo, y disparó contra él un orbe de energía.
Jack atrapó el orbe, comprimiéndolo con ayuda de su telequinesis, entonces lo arrojó en su contra, Ax no pudo contrarrestar el ataque, la energía le chocó directamente y casi lo hace caer por la tremenda fuerza. Abrió sus ojos y contempló a Jack, quien apareció frente a él y le asestó un contundente puñetazo que lo hizo impactar contra las computadoras otra vez.
Ax lanzó un gruñidos y de nueva cuenta se lanzó al combate, lanzando puñetazos por doquier, pero Jack lograba anticipar sus ataques y esquivarlos sin mayores problemas. Bajó la guardia y fue cuando le plantó un golpe ascendente justo al mentón. Ax salió volando y chocó contra el techo, después alzó sus manos y le hizo caer violentamente contra el suelo hasta casi perforarlo.
Polvo y escombros salieron volando por doquier. Rugió emanando energía sin control, se puso de pie y lanzó un golpe contra él suelo, la onda expansiva arrojó a Jack, rodó sin control un par de metros y cuando se detuvo, acabó al lado del cadáver de Fire Shoot.
Intentó levantarse, pero Ax había llegado ante él, lanzó una patada y apresó su cuerpo contra el suelo, Jack soltó un alarido acompañado con algo de sangre. Ax alzó sus puños y lo golpeó un par de veces hasta que el joven Alterado acabó indefenso ante él.
—Pudiste cambiar el mundo —exclamó mientras lo sujetaba del cuello del uniforme. Lo agitó y Jack a penas y pudo reaccionar lanzando un quejido frágil—. Pero elegiste morir.
—Esto... aún no termina... —dejó salir casi como si fuese un susurro. Los ojos de Ax se iluminaron a tal punto que parecía que las llamas del infierno saldrían de sus pupilas, pero repentinamente y sin que pudiera anticiparlo una estaca de hielo acabó perforando por completo su pecho.
Abrió la boca y un hilo de sangre salió disparado en contra del rostro de Jack. Cold Shock arrancó la estaca y dejó que su cuerpo cayera al suelo, después le tendió una mano a su amigo, Jack aceptó, y una vez en pie lo vieron, moribundo y sin oportunidad de hacer algo.
—Eso fue por Fire, imbécil —dijo, y en ese momento un temblor sacudió el lugar—. Debemos salir de aquí o todo se irá al demonio.
—Bien —asintió seguro una vez que encontró al malherido Quick Hit nuevamente de pie.
—Oh no... —enunció el joven velocista al ver el cuerpo sin vida de su amigo en los brazos de Cold Shock—. Hijo de puta —trató de arremeter con una patada, pero Jack le hizo desistir.
—Déjalo Quick, ya está muerto. —Era verdad, la cantidad de sangre que brotaba de la herida de Howard Maxwell era incontrolable, ya no había más esperanza para él.
—Vámonos de una vez —habló Cold Shock, empezó a caminar y Quick le siguió.
Jack estuvo a punto de salir con ellos, pero la risa acompañada de violentos espasmos de Ax le hizo detenerse.
—¿En-en serio crees que harán la difrenecia? —el lugar comenzaba a caerse a pedazos—. Moriré... ¿pero y cuándo alguien más poderoso aparezca? —siguió riendo y escupiendo sangre sin control.
Jack cerró sus puños, se acercó lentamente a él y lo fulminó con la mirada.
—Entonces siento una enorme pena por el desgraciado infeliz que se enfrente a Los Defensores.
Ax lanzó mucha más sangre, y tras breves y violentos espasmos finalmente acabó por dejar de respirar. El lugar volvió a temblar descontroladamente, así que Jack salió corriendo del lugar.
Pero justo al abandonar la sala de control se topó con el más horroroso panorama que en su vids hubiera visto.
—¡Jack! —exclamó Willow, quien estaba siendo sujetada por nada más y nada menos que Luke.
Se quedó temblando, el miedo se disparó a través de él y simplemente no encontró qué hacer o cómo reaccionar. Luke tomó a Willow con más fuerza y sonrió.
—¡¿Qué me dices si tú y yo arreglamos esto de una vez, eh Jack?!
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