CAPÍTULO 20
El momento en el que aquel pequeño grupo de Alterados atravesó la puerta para adentrarse en la torre Maxwell fue como si hubiesen abandonado su mundo y hubieran llegado a uno completamente diferente. Las caóticas y estrundosas calles de la ciudad habían quedado atrás, y en su lugar habían sido reemplazadas con una colosal estructura, moderna, imponente, y completamente desprovista de gente.
Estaban completamente preparados para ser arribados con una inigualable lluvia de balas o algo peor. Pero en su lugar lo único que encontraron fue una solitaria planta principal, en la cual se podía escuchar una alegre melodía que emanaba desde unos parlantes.
—¿Esto es en serio? —dudó Fire Shoot, mientras apagaba el fuego que cubría todo su cuerpo.
—Eso parece. —Respondió el igualmente incrédulo Jack Connors. Miró a su alrededor y simplemente no supo que estaba pasando.
—Chicos, por acá, un elevador —alzó la voz Cooper. Los demás lo siguieron, el eco generado por sus pisadas se escuchó por todo el lugar—. ¿A dónde se supone que vamos?
Jack utilizó su habilidad, y con ésta recorrió cada pasillo y recoveco de la torre hasta que encontró lo que buscaba. Su don le permitió ver a través de las paredes de un enorme sector del edificio, en el cual mantenían a los Alterados que habían sido capturados, donde ella se encontraba.
Apretó el mentón y regresó a la normalidad.
—Iremos al piso 32.
Cooper llamó al elevador y tras unos segundos este descendió hasta que ellos pudieron entrar.
—Piso 32, allá vamos —presionó el botón y la cabina empezó a subir. Aquella inusitada melodía también sonaba en aquel elevador, logrando asesinar con la tensión generada por la batalla que otrora estaban librando en las afueras.
El velocista relajó el cuerpo y dejó salir un suspiro, miró a todos en aquel elevador y comenzó a mover la cabeza al compás de la música.
—Que linda canción —comentó despreocupado, y la mayoría lo miró—. ¿Qué? Es buena.
—¿Nunca cierras la boca, verdad? —preguntó Cooper.
—Solo cuando duermo.
El elevador se detuvo súbitamente antes de que cualquiera pudiera decir algo más, después, las luces de todo el complejo se apagaron para dejar paso a una estridente alarma acompañada por una luz roja.
—¿Y ahora qué? —enunció el velocista. Todos miraron a su alrededor con preocupación, justo a tiempo para ver como de todos los pisos comenzaban a aparecer centenares de agentes que apuntaron sus armas contra la solitaria cabina que había quedado suspendida a mitad de camino.
—Ay mierda —exclamó Cold Shock.
—¡No se muevan, o abriremos fuego! —ordenó uno de los agentes utilizando un megáfono.
—Tengo una idea —habló disimuladamente el velocista—. Pero necesitaré de su ayuda.
—¿Qué harás? —preguntó el cataónico Cooper al ver como estaban sin salida.
—Necesito que abran la puerta, yo me encargo de los demás —sonrió y comenzó a tronar los huesos de su cuello.
—¿Listo? —inquirió Jack sudando la gota gorda.
—¡Ahora! —exclamó Quick, a lo que Jack respondió destrozando la puerta del elevador, así abriéndole el paso al piso en el cual se habían quedado atascados.
Salió disparado de aquel elevador y comenzó a surcar todos los pisos de forma casi imperceptible. Su velocidad le permitió recorrer los pisos a tal punto que todo a su alrededor se movía lentamente, por lo cual debía darse prisa.
Mientras atravesaba los pisos, a cada uno de los agentes lo golpeaba o dejaba incapacitado con absoluta facilidad, casi como si estuviese moviendo inertes muñecos. Sonrió, y miró las balas que se habían disparado, suspiró, y aceleró nuevamente.
Cada una de las balas que encontraba viajando por el aire las tiraba o simplemente las cambiaba de curso, al menos lo suficiente para no llegar contra sus amigos. El velocista azul corrió de arriba a abajo por los pisos casi como si fuese un espiral, y cuando acabó, asintió satisfecho, regresó al elevador y encontró a sus amigos, aún congelados.
Mojó su dedo índice tras meterlo en su boca, sonrió malicioso y lo introdujo en el oído de Cooper, y solo entonces todo volvió a la normalidad. El tiempo regresó a su velocidad habitual, y tal como si todo hubiese transcurrido en un parpadeo, los agentes terminaron desperdigados por doquier, y las balas ni siquiera estuvieron cerca de herirlos.
—Cielos, gran trabajo, veloz —reconoció el sorprendido Fire Shoot al ver todo a su alrededor.
—Gracias, gracias.
—¿Pero qué...? —Cooper inspeccionó su oído—. Oh, pero... ¡Quick! —volteó a verlo completamente furioso y apunto de regañarlo.
—Chicos, debemos darnos prisa —enunció Jack, para después salir del elevador.
—Ya lo escuchaste cerebrito, ¡hay una ciudad que salvar! —Quick comenzó a seguirlos y sin más remedio Cooper también.
—Eres un cerdo —dijo finalmente y se unieron con los demás. Con la vía completamente despejada de agentes de La Orden, el grupito de Alterados pudo seguir a través de las escaleras del lugar hasta que llegaron al piso 32.
Atravesaron la puerta de la única habitación que había en ese lugar, encontrando tras de sí un gigantesco espacio en el cual los Alterados capturados estaban. Todos puestos en exhibición como si fueran trofeos almacenados en decenas y decenas de vitrinas de grueso cristal alojadas en las paredes y los pasillos del lugar.
—Ay mierda —soltó Cold Shock, horrorizado miró en todas direcciones sin poder creer lo que sus ojos le mostraban—. Debemos sacarlos ahora.
Mientras Cooper, Quick, Fire y Cold se dirigían a las computadoras que mantenían cautivas a los prisioneros del lugar, Jack se dispuso a buscar a través de los pasillos, pero en cada rincón lo único que encontraba era aterrados y confundidos prisioneros que buscaban salir de ahí de una vez por todas.
—¡Willow! ¡¿En dónde estás? —gritó desesperado y su voz sonó a través del lugar con intensidad. Entonces lo escuchó, casi imperceptible por el barullo generado por los prisioneros, pero lo escuchó.
—¡Jack!
La lejana voz de Willow le hizo rápidamente recuperar la compostura y salir en la dirección en la cual la había escuchado. Siguió entre aquellos tétricos pasillos repletos de celdas hasta que finalmente la encontró.
—¡Willow! —el corazón casi le estalla al encontrarla recluida en una de aquellas celdas, rápido se acercó al cristal y ella también—. Dios... eres tú, en serio eres tú.
—Jack —sonrió, mientras ligeras lágrimas desbordaban de su rostro—. Jack, tienes que sacarme de aquí —el miedo plasmado en su mirada le hizo caer en cuenta de la verdad, Maxwell no los había mandado capturar sin ningún motivo, los necesitaba.
—Apártate. —Se alejó del cristal y ella acabó en una esquina de aquella celda. Extendió sus manos y tras dar un tirón al aire, la pard principal de su reducida prisión salió volando violentamente de ahí.
La joven de cabello esmeralda estalló en alegría y sin perder tiempo corrió hasta llegar a sus brazos. Jack la recibió con un abrazo sin igual.
Volteó a verla, recorrió ligeramente su cabello hacia atrás y sin más, la besó.
—¡Ey, por favor sácanos de aquí! —imploró un desesperado Alterado con piel de serpiente.
—Chicos, encontré a Willow —mencionó a través del comunicador en su oído—. Pero tenemos que liberar a todos los demás.
—Puedo hacerlo —escuchó en respuesta la voz de Cooper—. Pero me tomará algo de tiempo.
—Haz lo que tengas que hacer, nosotros... —un impacto cercano género una volátil explosión que mandó a volar a Jack y a Willow lejos.
Atarantados y heridos miraron en la dirección en la cual había llegado el impacto, y justo en una tarima de aquel lugar lo vieron. Luke, acompañado de otros dos Alterados.
—¡Parece que llegué justo a tiempo! —exclamó, sonriendo con completa malicia. Quick y Cold llegaron junto a sus amigos—. ¡Miren nada más, toda la familia está completa, parece que tendremos mucho tiempo para divertirnos, ¿o no chicos?!
—¡Cierra la boca, traidor hijo de perra! —expulsó Cold, cerrando sus puños con ira.
Luke volvió a sonreír.
—¡Sobrevive el que mejor se adapta! ¡Nada personal, Cold!
—¡Estás completamente enloquecido, Luke, mírate, este no eres tú!
—¡Tienes razón, ya no soy el mismo que era antes, fue lo mejor, estaba harto, y cansado de vivir como una maldita rata, ocultándome y dejando que simples humanos pasaran por encima de mí como si no valiera nada! ¡Ya no más, la era del humano termina y un nuevo mundo está por comenzar, uno con nosotros como los dioses que somos en realidad!
—¡Luke! —alzó la voz Quick—. ¡Fuiste y siempre serás el más grande demente hijo de perra que en mi vida habré visto! ¡Y sí, fui yo me comí tu postre la otra semana! —levantó sus dedos medios contra él.
Luke endureció su rostro, pero al cabo de unos instantes otra sonrisa apareció.
—Que me dicen si dejamos de hablar de una vez —miró a sus dos compañeros—. Inlet, Corax, es nuestro turno.
La chica llamada Inlet género uno de aquellos portales púrpura y apareció al nivel del suelo. Luego, el otro Alterado cubrió su cuerpo con una coraza de dura piedra similar al hueso, y de un salto llegó junto a ella.
Luke acabó por saltar también.
—Algo me dice que esto no terminará bien —mencionó el velocista.
—Willow —habló Jack sin apartar ni un segundo su vista de su némesis—. Ve y ayuda a Cooper a liberar a los demás, nosotros nos encargaremos.
Ella no dijo nada, salió corriendo de ahí. Después de un largo duelo de miradas, finalmente Luke atacó.
Lanzó una bocanada de fuego cual aliento de dragón. La cual a duras penas pudo contener Cold.
La chica de los portales apareció tras ellos, y rápido cargó contra Jack. Lanzando una patada contra él, rápido creó otro portal y desapareció en un segundo, Jack ni siquiera pudo reaccionar.
Nuevamente otro portal se abrió frente a él, y ella apareció justo para atacarlo. Pero Quick alcanzó a impactarla y mandarla lejos de su camino. Estuvo a punto de agradecerle, cuando Luke atacó de nuevo. Lanzando una colosal cantidad de plasma azul que pasó por todas partes reduciendo el entorno a escombros.
Rápido alcanzó a correr del alcance de su ataque y a ponerse a salvo, pero Luke siguió disparando sin piedad. Jack contuvo un par de sus ataques y respondió al final, arrojando a su enemigo lo más lejos posible. Después utilizó su telequinesis para dar un gran salto y así llegar hasta él.
Gritó y después impactó de lleno contra Luke.
La fuerza del golpe les hizo destrozar el piso y caer unos metros hacia abajo, justo para caer a la mitad de otro sector del edificio en el piso de abajo. Tosió un par de veces, el no haber calculado su fuerza le salió caro también, abrió los ojos mientras gruñía de dolor, y aún cuando el polvo no se iba pudo contemplar a Luke, a punto de lanzar un pisotón contra su rostro.
Abrió los ojos como platos, y en un fugaz movimiento se apartó rodando de su ataque. Rápido se puso de pie, pero Luke lo recibió con un par de puñetazos al rostro y una patada que lo lanzó contra un estante.
—¡Tenías que entrometerte! —rugió furioso, se acercó a él y alzó su puño. Pero Jack detuvo su golpe antes de que llegara a lastimarlo, después lo arrojó contra otra pared sin siquiera mover un dedo.
Una vez que lo soltó, llegó hasta él, y lanzó una patada que casi lo derriba. Luke escupió sangre, pero respondió disparando una gran llamarada. Jack desvío el fuego y nuevamente utilizó su telequinesis para contener a su enemigo contra el suelo. La presión era tan fuerte que parecía que Luke sería aplastado hasta quedar hecho una masa.
—Anda... mátame —enunció el malherido Alterado sin poder respirar bien por la aplastante sensación. Jack apretó su agarre y comprimió los dientes con ira, buscando así aguantar la tentación de acabar con él.
—Yo no soy el malo de esta historia, Luke... —emitió con una voz quebrada y hasta cierto punto triste—. El responsable de todo está un par de pisos arriba, por favor, no hagas esto y ríndete de una vez —lo soltó tras decir eso. Luke aspiró todo el aire posible y miró a su adversario, no era más que un chico asustado, igual que él.
—Los humanos, me quitaron lo que más amaba, mi familia, mi hogar, mi libertad, todo —sus ojos mostraron ligeras y brillantes lágrimas, alzó la vista y miró a Jack, y así pudo ver el dolor sobre su ser—. Jamás los perdonaré, y tampoco a ti por elegirlos en lugar de a tu propia raza.
—No fueron los humanos, Luke, fue Maxwell, fue La Orden y el Gobierno. Aquellos a quienes sirves ahora... —se encogió en hombros y lo miró con cierta pena—. Entiendo por completo lo que sientes, Luke, por ello esta locura debe terminar.
—Esto jamás terminará, Jack, no mientras ellos estén vivos.
Aquel dúo se miró una última vez, entonces Luke alzó sus manos, pero Jack reaccionó más rápido, y con fuerza lo arrojó hasta el primer nivel del edificio, perforando todos y cada uno de los pisos. Caminó hasta observar el camino de agujeros y contempló su cuerpo hasta el nivel más bajo, entonces subió nuevamente a apoyar a sus amigos.
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