CAPÍTULO 18
De no haber sido arrastrado contra su voluntad por casi todos sus amigos, Jack hubiese regresado a la comunidad con toda la intención de rescatar a Willow. Pero eso era prácticamente imposible, Luke la había secuestrado y desaparecido sin dejar rastro.
—¡Suéltenme de una maldita vez! —regenó mientras se retorcía entre los brazos de sus amigos.
—Jack, debes calmarte —Iron trató de razonar con él, pero no hacía caso. Entonces lo tomó con fuerza y lo empujó hasta que terminó tendido en suelo.
Impotente miró hacia sus amigos, buscando reprimir las lágrimas, pero fue inútil, las cristalinas gotas comenzaron a caer de sus ojos.
—Fue mi culpa... todo esto —chilló sin control.
—No digas eso —Pepper se agachó para tratar de consolarlo—. Nada de esto fue tu culpa.
—Sí lo fue —limpió su cara—. De no haber sido por mí la Ciudad seguiría en pie, y todo estaría como antes.
—Eso no es verdad —intervino Cold—. Luke nos traicionó, fue él quien hizo todo esto, así que deja de culparte de una vez.
—Anda —Pepper se puso en pie y le ofreció su ayuda para levantarse.
Una vez más tranquilo, Jack miró a sus amigos, sus únicos amigos.
—Lo siento, chicos.
—No pasa nada —se adelantó a responder el velocista, prácticamente tomando la palabra por todos ahí.
—Bien, ya basta de disculpas —enunció Cooper—. Mientras más nos quedemos en un sitio más riesgo corremos a que La Orden nos encuentre, debemos buscar un escondite.
Fire cubrió su mano de fuego e iluminó el camino el resto del viaje en aquel túnel. Luego del trayecto, acabaron saliendo justo a la mitad de una desolada y caótica calle.
—¿Pero qué diablos...? —soltó el joven Alterado una vez que cruzó hacia la superficie.
Cuando todos estuvieron nuevamente en la calle, pudieron contemplar la ciudad, o más bien en lo que se había convertido. Parecía que el lugar se había transformado en una zona de guerra; revueltas, motines y demás altercados cubrían las calles, sumiendo todo en la anarquía total.
—¿Qué demonios está sucediendo? —preguntó la confundida pelirroja al observar el caótico panorama.
—Creo que tengo una idea... —dijo Quick, al ver un solitario periódico a mitad de la calle, en la cual se hablaba de una revolución en contra del Gobierno, todo gracias a ellos. Se agachó, tomó el periódico y leyó incrédulo—. Somos... revolucionarios.
—¿Qué? —dudó Cooper al escucharlo.
—Creo que finalmente le dimos a la gente el valor que necesitaban para enfrentarse de una vez contra La Orden —les mostró el periódico, y ninguno lo pudo creer.
—Esto es una locura —exclamó su hermana. Las luces de una patrulla cercana, además del escándalo generado por lo que indudablemente era una marcha los hizo entrar en alerta.
—Por aquí, rápido —Iron corrió a través de un callejón y todos le siguieron. Avanzaron por las más despobladas y atemorizantes calles que en su vida hubieran visto jamás, hasta que encontraron lo que anteriormente era un hotel, el cual ya estaba casi en ruinas—. Usemos eso como escondite, al menos en lo que averiguamos qué hacer.
Las horas en aquel oscuro y frío hotel transcurrieron sin problemas, todos lograron descansar un poco y calmarse luego de tantas cosas sucedidas. La mayoría conversaba al frente de una vigorosa hoguera, mientras que Jack, reposaba en el marco de una ventana, mirando en la lejanía.
El viento frío de la noche pasaba frente a él como delgadas dagas heladas, pero no le importaba en lo más mínimo. Sus ojos se pusieron en blanco y vislimbró las calles desde la perspectiva de cientos de personas a la vez, todo era un caos.
Las fuerzas de La Orden trataban de contrarrestar la revolución con fuerza bruta y sin piedad, pero la gente ya no se iba a quedar de brazos cruzados, luego de mucho tiempo, finalmente habían dejado el miedo atrás y habían comenzado a pelear por su libertad. Siguió mirando, hasta que sus ojos se clavaron en el epicentro del caos, la torre Maxwell, donde las masas se congregaban en un intento de finalmente derrocar el poderío de La Orden.
Pero el lugar estaba completamente protegido por las fuerzas militantes, y la ayuda de Alterados bajo el mando de Ax. Siguió mirando, su habilidad le permitió ver el interior del edificio, donde en una sección lejana y oculta, mantenían cautivos a cientos de Alterados.
Desesperado buscó entre los prisioneros hasta que la encontró, seguía viva, pero no por mucho tiempo, pues Ax estaba formando su ejército en aquellos instantes.
—Willow —exclamó finalmente saliendo de aquel trance. Agitado miró a sus compañeros y se puso de pie—. Lo siento chicos pero ya no puedo quedarme aquí sin hacer nada.
Comenzó a caminar rumbo a la salida. Pero Quick se atravesó en su camino.
—¿A dónde crees que vas?
—Quick, por favor, déjame pasar.
—¿Estas loco? ¿Quieres salir en medio de esa guerra?
—Tengo que rescatarla.
—Viejo, sé lo que planeas, pero... salir allá es un suicidio —intervino Fire.
—¿Entonces qué hago, eh? ¿A caso quieren que me quede sin hacer nada, mientras asesinan gente inocente? Mientras ese maldito psicópata siga vivo esta guerra seguirá y seguirá hasta convertirse en una masacre. No podemos seguir negando la realidad, debemos hacer algo.
—¿Y cuál es tu plan? —se adelantó el frío Iron, cruzó sus brazos y lo miró detenidamente—. ¿Salir allá tú solo y pelear hasta salvarla a ella y a la ciudad?
—Sí —aseveró tajante y sin titubear.
—Morirás...
—Puede ser... pero... prefiero morir luchando que no hacer nada —caminó nuevamente y el veloz Quick se interpuso nuevamente, pero esta vez, su mirada reflejaba una preocupación sin igual ante el destino de su amigo. Jack suspiró al ver los grandes y temerosos ojos de su amigo—. Chicos, mi vida nunca tuvo sentido hasta el momento en el cual entendí por qué es que tenemos estos dones, es para hacer la diferencia, para generar un cambio, para... dar esperanza. Si no hago esto, mi vida acabará valiendo lo mismo que mi muerte; nada.
Miró una última vez a todos a su alrededor, y tras retirar la mano del velocista se dispuso a salir del lugar.
—Eres la persona más estúpida, o más valiente que en mi vida he conocido, Jack Connors —enunció Iron—. Creo que tienes razón, todos necesitamos un propósito, y si el nuestro es acabar con ese infeliz, entonces estoy de acuerdo —se acercó hasta estar frente a él—. Estoy contigo.
—¿Hablas en serio?
—Ya no quiero esconderme más, amigo —sonrió, y él también.
—Iré con ustedes —irrumpió Quick lleno de euforia—. No tengo un discurso motivacional, pero... de algo ha de valer mi vida allá afuera.
—Así que piensan enfrascarse en una misión suicida... y sin invitarnos —habló Cold, mirando a su fiel amigo Fire Shoot—. Iremos también.
—Les debo la vida a ustedes —habló Barry—. Los ayudaré, además necesitarán refuerzos.
—Sí, tú definitivamente tienes que venir —habló Quick y Barry se les unió.
La pelirroja observó a su hermano, y él, sabiendo que no habría escapatoria, finalmente aceptó el destino.
—Bien... —dijo entre dientes.
—¡Vámonos ya! —exclamó la eufórica pelirroja.
—Parece que Los Defensores darán una última ronda antes que esto termine —bromeó Iron.
—Alto, alto, alto —alzó la voz Cooper—. Sabiendo que algún evento de esta magnitud se presentaría, decidí tomar cartas en el asunto y diseñarles algo, Defensores.
—¿De qué hablas, Coop? —inquirió Jack Connors.
—No podemos ser un equipo si no llevamos uniformes.
Luego de eso, Cooper guió a sus amigos a través de algunas calles en la ciudad, hasta que llegaron a una antigua terminal del metro de la ciudad. Abandonada hacía años luego de que la Lluvia Cósmica azotara la tierra, dicho lugar solo era un oscuro rincón en el cual las ratas y algunos vagabundos se ocultaban, pero para Cooper, aquello le vino a la perfección.
—¿A dónde se supone que nos llevas, Coop? —preguntó el intrigado velocista mientras cada segundo se adentraban más y más en la profunda oscuridad de los túneles abandonados de aquel metro.
—Cuando empezaron con sus ''actividades nocturnas'' supe de inmediato que debía poner manos a la obra y hacerles algo que los ayudara —sonrió ligeramente. Acabaron llegando a la estación, donde un par de trenes abandonados era todo lo qur había.
Palpó un muro hasta que encontró una palanca, la hizo bajar y las luces del lugar se encendieron al instante. Todo el lugar se modificó lentamente, hasta transformarse en un área de trabajo más similar a una especie de laboratorio.
—Diablos —exclamó nuevamente el velocista—. ¿Hiciste todo esto en tres meses?
—Ya llevaba tiempo buscando un lugar al cual trasladar mi laboratorio, por lo cual me apresuré a encontrar un nuevo sitio, hasta que hallé este, y bueno, supongo que me inspiré —miró con orgullo todo el lugar. Se acercó hasta una mesa y sobre una computadora tecleó hasta que uno de los vagones de aquel aparente tren abandonado se abrió, para así mostrar una hilera de trajes, con los nombres de cada uno puestos sobre una base de metal.
—No es cierto... —dejó salir Fire Shoot al verlos.
—Bien, ¿qué esperan?
Quick atendió al instante, llegó al suyo y se lo colocó en menos de un segundo.
—¡Miren esto! —exclamó eufórico, comenzó a saltar y verse desde todos los ángulos posibles. Al igual que todos, era un uniforme negro, pero los toques de tela azul y costuras plateadas le hacían darle un aspecto único.
Los trajes de Cold Shock y Fire eran similares entre sí, salvo por el color que distinguía con claridad las habilidades que poseía cada uno.
—Los uniformes están hechos con una tela a base de Lynium y Letyr que los hace resistentes tanto a sus habilidades, como a la hora de enfrascarse en combate —explicó mientras los veía maravillados al tenerlos puestos.
El uniforme de Barry no era completo del todo, en lugar de una pieza superior, sus brazos y pecho quedaban al descubierto por una especie de chaleco que combinaba muy bien con lo demás.
—El tuyo está diseñado para resistir el cambio brusco de tu estructura anatómica, la ropa no se rasgará ni se dañará con facilidad —se acercó y palmeó su hombro—. Así que eres libre de dejar salir a la bestia —remató guiñándole un ojo.
Pasó a ver a Iron, quien no tan convencido de ver su traje, decidió agregarle la chaqueta de cuero que llevaba encima antes de llegar al lugar. Se miró sobre un cristal y sonrió. Después se topó con su hermana.
—Con ese me tomé mi tiempo —admiró el entallado atuendo color negro y cereza que llevaba encima. Orgulloso sonrió y ella también—. Resistente y capaz de flexionarse sin problemas, apto para el combate cuerpo a cuerpo y también a distancia.
—Me encanta —dijo una vez que llegó hasta él y le dio un abrazo. Su hermano correspondió sin problemas.
—Ya que no pude disuadirte de ser una heroína, al menos viste como una —besó su mejilla y finalmente observó a Jack.
Su traje era negro de arriba a abajo, pero ligeras aleaciones metálicas que más parecían darle aspecto de armadura ligera protegían las zonas vitales, y al igual que todos, una D color platino resaltaba en el pectoral derecho.
Acarició la letra y miró a todos, tembló ligeramente mientras sentía algo indescriptible recorriendo por completo su ser. Después suspiró.
—También hice uno para mí y para Willow, supongo que ya se lo daremos después —asintió, brindándole todo su apoyo, Jack hizo lo mismo.
—Bien, Defensores —dijo y todos voltearon a verlo al momento—. Es hora.
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