CAPÍTULO 16
Luego de librar el escándalo por parte de los habitantes de la comunidad, finalmente Jack tuvo la oportunidad de ir a la enfermería y atenederse tras lo ocurrido en la superficie.
Para su sorpresa, quien se encargaba ahora de los heridos era nada más y nada menos que Willow, parecía que ella se había logrado adaptar mucho mejor de lo que él pensó al estilo de vida de los Alterados de La Ciudad de Abajo.
—Hola —saludó un tanto nervioso mientras se sujetaba el costado.
Willow dejó el libro que traía en manos y al instante reaccionó para ayudarlo.
—Por Dios —lo encaminó hasta sentarlo sobre la camilla más cercana—. Mírate, te ves terrible.
Comenzó a buscar entre los anaqueles lo que necesitaba para tratarlo, Jack solo sonrió, importándole poco su estado.
—Gracias, eso es muy reconfortante —bromeó y fue cuando unas gotas de sangre cayeron desde su nariz.
Willow comenzó a revisarlo, así que trató de guardar la compostura, a pesar de la avalancha de emociones que desbordaba de su ser.
—¿Me dirás qué pasó o tendré que suponer que solo fue una noche difícil? —mencionó mientras limpiaba los cortes más visibles en su rostro.
—Fue una noche difícil, sí —aseguró. Mientras ella le entregaba unos cuantos analgésicos y una botella de agua.
—Ajá.
Rápido tomó las pastillas y siguió hablando.
—Bueno pues salimos a patrullar, nada interesante, hasta que Cooper nos avisó que algo raro pasaba en el muelle, así que fuimos a revisar —bebió más agua.
—Necesito revisar el resto, quítate la playera —ordenó autoritaria, Jack abrió los ojos y casi se infarta al escuchar semejante cosa y tan de sorpresa. La miró intimidado y ella solo se cruzó de brazos—. Te estoy esperando.
Asintió apenado, se despojó de la chaqueta que tenía encima y después de su dañada camiseta, soltó unos cuantos quejidos y finalmente terminó semidesnudo.
Willow abrió los ojos.
—¿Y bien, como se ve?
—Bueno... —no encontró como describirlo. El entrenamiento tan breve y duro al cual se sometían los Alterados, sumado a las noches de salir a combatir el crimen le habían favorecido enormemente, seguía siendo un joven delgado, pero su cuerpo estaba lejos de ser lo que originalmente era, músculos atléticos y una estructura más fornida ahora lo remplazaban, nada del otro mundo, pero tampoco era para menos. Y en cuanto a los golpes, nada que algo de reposo y cuidado pudieran sanar.
—¿Willow?
—Lo siento —trató de disimular, tomó unas vendas y comenzó a envolver su abdomen—. ¿Y... cómo es que terminaste así?
—Bueno, nos enfrentamos a alguien, un psicópata con máscara de calavera, era... era muy fuerte —soltó un quejido una vez que ella comenzó a aplicar crema desinflamatoria contra sus moretones.
—No seas llorón —se burló, y siguió aplicando la crema sobre sus heridas.
—Te lo estás tomando muy en serio, casi pareciera que te importa.
—Claro que me importa —enunció con cierta molestia, después bajó la mirada—. ¿Por qué no habría de importarme?
—Bueno... no lo sé, supongo que te he metido en muchos problemas, en tu lugar estaría cansada de verme —dijo, sin saber bien como arreglar lo que anteriormente había dicho.
—Eres un idiota —le dio la espalda con molestia.
—Dios, perdón, ¿di-dije algo malo?
—No deberías hablar sin saber qué es realmente lo que pasa, a las chicas les molesta mucho eso, a mí me molesta mucho eso.
—Willow, lo siento —se puso de pie y la tomó ligeramente de la cintura para darle vuelta y verla directamente—. No fue mi intención, yo... soy un idiota, lo acepto, y-y también puedo ser muy hablador, más cuando estoy nervioso.
—¿Nervioso, por qué?
—Por... tú sabes —esta vez él bajó la mirada.
—No, no lo sé —se acercó un poco más, sostuvo su cabeza y la levantó—. ¿Por qué estarías nervioso?
Tragó saliva y miró directamente aquel rostro que lo había encantado desde la primera vez que lo vio. Se puso de pie y sostuvo con delicadeza el rostro de Willow, su respiración aumentó y su corazón se agitó como nunca, igual que ella.
No dijo más, inclinó lentamente su rostro hasta que sus labios se juntaron en un acalorado y ansiado beso, el cual fue respondido con enjundia y pasión.
Willow lo sujetó con firmeza, como si no quisiera dejarlo ir, después, intensificó el beso hasta que ambos acabaron tenididos sobre la camilla. Agitada y sin abrir los ojos se apartó de él un poco, después sonrió.
—Me preguntaba cuándo pensabas hacerlo —enunció entre risas, Jack sonrió, acarició su rostro y su cabello y siguió besándola.
El momento entre ellos dos siguió su curso, y cuando menos recordó, despertó en la misma camilla, adolorido y algo desorientado, pero con ella entre sus brazos. Sonrió y besó tiernamente su frente, Willow comenzó a despertar.
—Hola —dijo ella.
—Hey —respondió él, sin ocultar aquel semblante lleno de alegría. La joven de cabello esmeralda sonrió con algo de pena.
—¿Qué ocurre?
—Nada, solo... —suspiró—. Creo que eres hermosa.
Willow volvió a sonreír, se acercó hasta llegar nuevamente a sus labios. Aquel par estaba listo para seguir nuevamente, cuando algo pasó.
—Jack, tenemos problemas —Quick irrumpió en el lugar, acabando con el momento íntimo entre ellos dos—. Ay, mierda, lo siento —apenado se tapó los ojos con las mano y se dio la vuelta.
—¿Qué ocurre? —comenzaron a vestirse.
—Es Rainheart.
—¿Qué ocurre con él? —terminó de ponerse la ropa, al igual que ella—. Ya puedes mirar.
El velocista se dio la vuelta y separó sus dedos para poder ver ligeramente, al encontrarlos vestidos suspiró en alivio.
—Ha convocado una reunión por nuestra culpa, creo... creo que estamos en aprietos.
—Diablos, está bien, vamos —tomó a Willow de la mano y salieron de ahí.
Las palabras del velocista no habían sido en lo absoluto una exageración, todos los habitantes de la comunidad habían sido citados en el centro del lugar.
Así que se apresuraron, avanzaron entre la marejada de gente que se acumulaban en las calles y llegaron al epicentro de la comunidad, aquella simple intersección de callejuelas que dejaban un espacio central por el cual todos podían ver al líder, Rainheart, de pie sobre una tarima observaba paciente como todos se reunían, la cosa iba muy en serio.
—¡Chicos! —alzó la voz alguien entre la multitud. Iron, él y los demás los esperaban.
Jack, Willow y Quick se unieron con ellos.
—¿Amigo, qué está pasando?
—No lo sé, pero es algo serio.
—¿Por qué lo dices? —el semblante preocupado de Iron dejó intranquilo a Jack, al igual que sus palabras.
—Nunca antes Rainheart había convocado una reunión de tal magnitud —irrumpió el sosegado Cold Shock—. En realidad... hacía tiempo que no salía de su casa.
El escándalo generado por la legión de voces murmurantes plagaban el lugar como una ambientación poco usual, mientras que el misterioso líder observaba, a todos y cada uno de los habitantes, hasta que se topó con ellos, Jack sintió su mirada penetrante a través de sí. Entonces, alzó su mano y al instante todos quedaron en silencio.
—Me imagino que todos se estarán preguntando el por qué los llamé a esta reunión —alzó la voz sobre todo en el lugar—. Durante años, hemos sobrevivido a los horrores de la superficie gracias a la cautela, y precaución, durante años hemos permanecido a salvo y todo porque seguimos las reglas, pero ahora... todo es diferente.
Justo en este momento, La Orden está causando estragos en la superficie, buscando a los responsables de los ataques, están buscando al mayor enemigo al cual se han enfrentado hasta el momento, a quienes se hacen llamar Los Defensores.
Su mirada se clavo en ellos, al igual que la de todos en el lugar, un nuevo y sepulcral silencio se alzó.
—Ustedes han desobedecido las únicas reglas que nos han mantenido a salvo desde que los eventos del Exterminio ocurrieron, nos pusieron nuevamente en el blanco del Gobierno y de los humanos también, nuevamente somos el enemigo, ¿y todo para qué? ¿Para ayudar a los humanos? A quienes nos despreciaron, quienes nos cazaron, ¡quienes llevaron nuestra especie al borde de la extinción! —rugió y causó un eco gutural en el lugar—. Los humanos nunca han sido ni serán buenos, pelear por ellos es una causa perdida, igual que pretender ser héroes...
Aquellas palabras cayeron como metralla sobre ellos, hiriendo hasta lo más profundo. Jack apretó los dientes, miró directamente a Rainheart y negó.
—Eso no es verdad... —dijo, y toda la atención fue contra él—. ¡Eso no es verdad! —avanzó hasta salir y dar la cara contra él—. Lo que dices es una mentira, tú no sabes lo que ocurre allá afuera, las personas tienen miedo, nosotros no somos el enemigo. El verdadero enemigo está allá afuera, y solo nosotros podemos detenerlo.
—Pareciera que prefieres más a los humanos que a los de tu propia especie —reviró con severidad, y Jack negó nuevamente.
—No se trata de preferencia, ni mucho menos —se giró ante la gente—. ¡Yo no pedí ser lo que soy! ¡Ni tampoco ustedes, pero si el destino nos hizo lo que somos creo que fue por algo, y es nuestro deber aprovecharlo, y hacer de este mundo un lugar mejor! —volteó a verlo nuevamente—, si nos seguimos ocultando, no seremos seremos más que los monstruos que viven en las alcantarillas...
—¿Y tú quién eres para decir todo eso?
—Solo soy alguien que se cansó de vivir en las sombras.
En ese momento, un temblor sacudió los alrededores de la ciudad, anunciando así una futura catástrofe. Los miles de habitantes de la ciudad miraban aterrados en todas direcciones en busca de respuestas, entonces ocurrió.
Estallidos provenientes desde la superficie perforaron el asfalto en las alturas, y de los agujeros cientos de agentes de La Orden comenzaron a descender y atacar a todos los habitantes de la ciudad, en ese momento todo se quebró, y el miedo y el caos lo cubrió todo.
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